Lectura: Isaías 30:8-17
Porque este es un pueblo rebelde, hijos falsos, hijos que no quieren escuchar la instrucción del Señor. --Isaías 30:9.
"¡No tengo por qué escucharte!" Esa es una oración que a los padres no les gusta escuchar de sus hijos adolescentes. Significa que han decidido no obedecer a sus padres. Por lo general se dice cuando se está enojado y se olvida pronto.
Sin embargo, a veces un adolescente podría decidir convertir esa actitud en un estilo de vida. Cuando eso sucede, las cosas son difíciles para la familia completa. La negativa de un hijo a obedecer la autoridad crea una confusión constante en el hogar y acaba con el gozo de la vida.
El adolescente se rebela abiertamente pensando que va a ser más feliz si resiste la autoridad. Pero en vez de eso, en realidad puede llegar a sentirse desgraciado.
El profeta Isaías habló de algunos que resisten: gente rebelde y mentirosa que rehusaba escuchar lo que Dios estaba diciendo (30:8-17). Y en efecto, le dijeron: "Ya hemos oído bastante. No tenemos que escucharte." Su corazón resistente los puso en contra de la verdad de Dios.
La rebeldía no está limitada a los adolescentes ni a la gente de la época de Isaías. A veces nosotros también resistimos. Leemos la Palabra de Dios y decidimos que es muy restrictiva. O percibimos que Dios quiere que hagamos algo y huimos de ello. Eso sólo conduce a la desgracia. Pero si obedecemos la Palabra de Dios vamos a disfrutar de Su paz en nuestros corazones.
LA OBEDIENCIA ES EL CAMINO AL GOZO.
Porque este es un pueblo rebelde, hijos falsos, hijos que no quieren escuchar la instrucción del Señor. --Isaías 30:9.
"¡No tengo por qué escucharte!" Esa es una oración que a los padres no les gusta escuchar de sus hijos adolescentes. Significa que han decidido no obedecer a sus padres. Por lo general se dice cuando se está enojado y se olvida pronto.
Sin embargo, a veces un adolescente podría decidir convertir esa actitud en un estilo de vida. Cuando eso sucede, las cosas son difíciles para la familia completa. La negativa de un hijo a obedecer la autoridad crea una confusión constante en el hogar y acaba con el gozo de la vida.
El adolescente se rebela abiertamente pensando que va a ser más feliz si resiste la autoridad. Pero en vez de eso, en realidad puede llegar a sentirse desgraciado.
El profeta Isaías habló de algunos que resisten: gente rebelde y mentirosa que rehusaba escuchar lo que Dios estaba diciendo (30:8-17). Y en efecto, le dijeron: "Ya hemos oído bastante. No tenemos que escucharte." Su corazón resistente los puso en contra de la verdad de Dios.
La rebeldía no está limitada a los adolescentes ni a la gente de la época de Isaías. A veces nosotros también resistimos. Leemos la Palabra de Dios y decidimos que es muy restrictiva. O percibimos que Dios quiere que hagamos algo y huimos de ello. Eso sólo conduce a la desgracia. Pero si obedecemos la Palabra de Dios vamos a disfrutar de Su paz en nuestros corazones.