viernes, 12 de septiembre de 2008

HOY.. PROCLAMARE QUE EL CRISTIANISMO ES CRISTO

“ En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios.
Juan 1:1

Hoy, al salir a mi trabajo, estudio o para enfrentar las diferentes responsabilidades, no me quiero vestir con el manto de la religión, porque la vestidura religiosa es una vestidura hecha por las finitas manos humanas, pero quiero vestirme con el manto del cristianismo. Querer vestirme de cristianismo es vestirme de Cristo, porque el cristianismo es Cristo .

Muchas de las religiones creen en un Dios único. Casi todas creen que la humanidad tiene problemas y que necesita salvarse de alguna manera. Pero solo el cristianismo enseña que Jesucristo es la llave que abre todas las puertas principales de nuestra vida pasada, presente y futura. Solo el cristianismo considera a Cristo como el único mediador entre Dios y los hombres.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios. Jesús la palabra encarnada de Dios, es precisamente Dios mismo. Cristianismo es Cristo. Hoy, estaré rodeado de mucha gente que solo tiene religión pero caminaran vacíos e insatisfechos. Ellos no quieren conocer más de religión. Ellos no quieren más ritos.. Ellos quieren vida. Ellos quieren cristianismo y cristianismo es Cristo.

Si hoy puedo vestirme de cristianismo…me vestiré de Cristo de manera que en mí andar, hablar y actuar todos los que me rodean puedan ver los rasgos de Cristo.

Encontrarme con Cristo hoy, es encontrarme con la vida. Encontrarme con Jesús hoy es encontrar la verdadera razón para vivir. No encontrarme con él es andar en el vacío y la desesperanza. En él está la vida y la vida es la luz de los hombres. Encontrarse con Jesús es encontrarse con Dios porque él es Dios. Hoy, no solo quiero encontrarme con él…sino vestirme de él….


Señor. Gracias porque al enseñarme el cristianismo, me enseñas a Cristo y ver a Cristo es verte a ti oh Padre. Muchos luchan con esto porque les es difícil entender al Padre, al Hijo y al Espíritu como uno solo. Pero tú no me pides que lo entienda sino que lo acepte. Aceptar esta realidad y acercarme a Jesús es acercarme a ti. Gracias, porque el Verbo es desde el principio, estaba con Dios y era Dios. Cristianismo es Cristo.

Mi vida cambio cuando me acerque al Verbo. Hoy quiero compartir no solo con palabras sino con hechos, que Cristianismo no es religión..Cristianismo es Cristo. Señor, hoy estaré cerca de otros y otros estarán cerca de mi… ayúdame para tocarlos con esta verdad y que ellos se vistan con el cristianismo ..y Cristianismo es Cristo y nada mas. Amén.

EL LEON MORIBUNDO

Un león, desgastado con los años e impotente ante su enfermedad, yace en la tierra a punto de muerte.
Un jabalí se precipitó sobre él, y vengó con un golpe de sus colmillos una herida mucho tiempo atrás recibida.
Poco después el toro con sus cuernos lo corneó como a un enemigo.
Cuando el asno vio que la bestia enorme podría ser atacada impunemente, él lo pateó en su frente con sus talones.
El León, que expiraba dijo: “He tolerado de mala gana los insultos de los valientes, pero ser obligado a soportar tal tratamiento de ti, que eres una desgracia de la naturaleza, es en efecto sufrir una doble muerte”.
Nada molesta más a los poderosos que ser humillados por los débiles.
Fábula de Esopo
Si bien a primera vista, la fábula de hoy pareciera enfocar la injusticia y el abuso del imposibilitado, en verdad nos recuerda la realidad de una justicia superior… la de Dios. Y es que todos necesitaremos dar cuenta de nuestros actos delante de Él… algunos antes y otros después.
El cómo utilizamos los recursos y talentos que Dios coloca en nuestras manos es asunto que debe ser enfrentado con sobriedad ya que algún día, al ser demandado de nosotros nuestra mayordomía terrenal, veamos a otros que, con muchísimo menos, sean felicitados por nuestro Señor con las preciosas palabras de la Escritura:
“Buen siervo fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré…”
Esa sería la más terrible humillación de aquellos que hemos sido bendecidos de este lado del cielo con tanto más que los demás. Pero no tiene porqué ser así… enmendemos nuestros caminos y seamos de bendición a los demás. Que el Señor les bendiga.

EL BUEY MUDO

Lectura: 1 Samuel 16:1-7
. . . el hombre mira la apariencia exterior, pero el SEÑOR mira el corazón. --1 Samuel 16:7.
Cuando Tomás de Aquino comenzó a asistir a la Universidad de París en el siglo XIII, raras veces hablaba en voz alta en clase. Sus compañeros de clase pensaron que su silencio significaba que no era muy inteligente, así que le pusieron el apodo de "buey mudo".
Sus compañeros deben haberse sorprendido cuando vieron que sobresalió en sus estudios y que escribió grandes obras de teología que todavía hoy se usan. Tomás de Aquino fue un genio a quien juzgaron mal.
¿Cómo pudieron equivocarse tanto sus compañeros de clase? Lo juzgaron únicamente por su apariencia exterior. En realidad no sabían cómo era él por dentro.
Dios había dicho al profeta Samuel que ungiera a un nuevo rey para que gobernara a su pueblo Israel. David el pastorcito no parecía ser material de realeza. Su juventud no estaba a la altura de la edad y la estatura de Eliab, su hermano mayor (1 Samuel 16:6). No obstante, el Señor corrigió la percepción original de Samuel (1 Samuel 16:7). David llegaría a convertirse en un gran guerrero, y también en el gobernante escogido por Dios para regir a su pueblo (1 Samuel 13:14; 18:8; 2 Samuel 17:1-17).
Cuando te sientas tentado a juzgar a alguien por su apariencia exterior, recuerda a Tomás de Aquino y al rey David. Para Dios, lo que importa es el corazón.
LA VERDADERA MEDIDA DE UNA PERSONA ES LO QUE HAY EN EL CORAZÓN.

LAS DEBILIDADES

Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. Romanos 7:19,24-25

Pablo estaba enfrentando una situación difícil, él tenía una debilidad, algo con lo que luchaba constantemente. Él notaba que su carne era débil, y esto no le gustaba porque no hacia el bien que quería hacer.

Cuántas veces nos pasa lo mismo! Cuántas veces has querido hacer las cosas bien y cuando te das cuenta has hecho todo mal! Todo al revés! Y le preguntas a Dios: Por qué lo hice, si en mi corazón, mi anhelo es hacer tu voluntad?!

La solución está en hacer MORIR las obras de la carne! Uno debe morir a su propia carne.
Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Romanos 8:13

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2 Corintios 12:9-10

Esto es hermoso! Dios te dice: YO ME HAGO FUERTE EN TUS DEBIBLIDADES!!! Aquello con lo que yo no puedo, Dios sí puede! :)

Muchas veces oramos pidiendo a Dios que nos de: dominio propio, paz, amor para con aquellas personas que no podemos ni ver, gozo aún en los momentos malos, y muchas cosas más!
Pero te tengo una noticia! Ya tienes todo eso! Muchas veces tu carne actúa como una cortina que no deja ver las cosas hermosas que Dios depositó en ti. Lo único que debes hacer es quitar esta cortina.

Dios te dice: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos”. Salmos 32.8

LA MIRADA DE JESUS

Los evangelios nos hablan varias veces de la mirada de Jesús. Miraba a sus discípulos, asombrados por su enseñanza (Mateo 19:25-26); miraba con enojo y tristeza a los jefes religiosos carentes de compasión (Marcos 3:5); miraba con afecto a un joven que deseaba la vida eterna (Marcos 10:21); miraba a su discípulo Pedro que lo negó. Por medio de su mirada, Jesús entraba en contacto con los que le rodeaban.

Tocaba sus corazones y alcanzaba sus conciencias, porque los amaba y los respetaba. Los reconocía siempre como personas humanas, dignas y reponsables, a las cuales ofrecía su socorro.


A veces quisiéramos encontrar la mirada de Jesús. Pues bien, sepamos que Él quiere revelarse a nosotros de manera tan cercana como cuando estaba en la tierra. Mediante su Palabra manifiesta su poder para penetrar en nuestras conciencias y, a la vez, su amor para darnos confianza y esperanza. ¿Queremos encontrar su divina mirada? Leamos las Escrituras con una mente abierta y de oración. Así experimentaremos la presencia y la autoridad divinas.

Entonces bajaremos humildemente la mirada y diremos sí al arrepentimiento y a la fe.
Nada es más poderoso que la presencia del Señor.

La mirada de Jesús hizo llorar a Pedro, quien lo había negado, pero eran lágrimas saludables; manifestación de un verdadero arrepentimiento (Lucas 22:62). Al igual que Pedro, dejémonos sondear por su mirada.

Jesús, mirándole, le amó.
Marcos 10:21


Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.

Lucas 22:61

¿PODRIAS CREERME AHORA?

Por duodécima vez el hombre de treinta y dos años de edad, un mecánico de autos, hizo la misma pregunta: «¿Usted no me cree, doctor?» Y por duodécima vez recibió la misma respuesta: «Usted no tiene ningún mal del corazón, amigo.» Howard Peckham, de Dallas, Texas se quejaba de dolores cardíacos.

Durante doce años había estado quejándose de lo mismo. Cada año insistía con un médico distinto. Siempre hacía la misma pregunta: «¿No me cree, doctor?» Y siempre obtenía la misma respuesta: «Usted no tiene nada.»

No obstante, Howard Peckham estaba realmente enfermo, y su enfermedad un día cobró su víctima. Howard Peckham, a los treinta y dos años, murió del corazón. Evidentemente tenía presentimiento de su muerte. Antes de morir le pidió a su hermana Phyllis que pusiera sobre su tumba este epitafio: «¿Podrán creerme ahora?»

¡Qué interesante el caso de este hombre! No era un hipocondríaco que sentía una enfermedad imaginaria. Ni era una persona despreocupada que no le prestaba atención a ningún síntoma. Él sabía que estaba enfermo. Pero los análisis de laboratorio, las auscultaciones y las radiografías nada revelaban. Cuando murió, pusieron sobre su tumba el epitafio que él pidió: «¿Podrán creerme ahora?»

Hay muchas personas que sienten que algo tienen, o que algo les falta, o que algo no anda bien, o que algo les afecta, pero es para ellos un enigma que no pueden descifrar. Y lo peor es que no hallan a nadie que les crea, o que les ponga atención o que les preste ayuda.

Es que existen males del alma, enfermedades morales y espirituales que afectan todo el ser, y muchas veces el que sufre no sabe qué es lo que tiene ni por qué es que sufre. Síntomas como estos revelan un solo mal: el pecado.

El pecado afecta todo el ser. El alma sufre, la mente sufre, el cuerpo sufre: todo el ser sufre. Y la víctima, cuanto más infringe las leyes de Dios, más esclava del pecado se vuelve y menos control tiene de su vida.

¿Dónde está el médico? ¿Quién puede librar a la víctima del pecado? Sólo Jesucristo. He aquí sus palabras: «Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Juan 10:10). Vida es salud. Vida es entusiasmo. Vida es confianza. Vida es fe. Quien tiene a Cristo y vive sometido a su divina voluntad, tiene vida abundante.

Llevémosle nuestra intranquilidad, nuestra perturbación y nuestro dolor a Cristo. Él es el Médico divino que sanará todo nuestro ser. Cristo es la solución.

Hermano Pablo.