sábado, 11 de junio de 2011

DETENERSE A AYUDAR

Lectura: Lucas 10:30-37.
"Amarás […] a tu prójimo como a ti mismo" Lucas 10:27
El Dr. Scott Kurtzman, jefe de cirugía del Waterbury Hospital, en Connecticut, iba camino a dar una conferencia cuando presenció un terrible accidente que involucró 20 vehículos. El doctor se puso inmediatamente en acción, se abrió paso entre los trozos de metal, y comenzó a gritar: «¿Quién necesita ayuda?». Después de prestar asistencia durante 90 minutos, y una vez que las víctimas fueron llevadas a hospitales regionales, el Dr. Kurtzman comentó: «Una persona con capacitación como la mía, simplemente no puede pasar de largo sin atender a una persona herida. Me niego a vivir mi vida sin actuar así».
Jesús relató una parábola sobre un hombre que se detuvo a ayudar a otro (Lucas 10:30-37). Un judío había sido atrapado en una emboscada, desnudado, robado y dejado por muerto. Un sacerdote judío y un ayudante del templo pasaron por allí, vieron al hombre y cruzaron al otro lado del camino. Después pasó un samaritano despreciado, vio al hombre y sintió una tremenda compasión. Su compasión se convirtió en acción: le curó las heridas y se las vendó, lo llevó a una posada, lo cuidó mientras pudo, pagó todos los gastos y después le prometió al posadero que regresaría para pagar cualquier otro gasto adicional que surgiera.
A nuestro alrededor hay personas que están sufriendo. Movidos por la compasión que genera su sufrimiento, seamos de aquellos que se detienen a ayudar.
La compasión siempre es sinónimo de actividad.