jueves, 6 de agosto de 2009

DI ORO POR HIERRO

Con sus arcas nacionales agotadas debido a las costosas guerras el rey Federico Guillermo III de Prusia encontró a su nación, al intentar reconstruirla, seriamente escasa de fondos. Rehusó capitular con sus enemigos y no podía enfrentarse con la frustración de su pueblo.
Después de pensarlo profundamente, pidió a las mujeres de Prusia que trajesen su oro y plata para ser fundidos y utilizados en reemplazo de las cosas que tan desesperadamente necesitaba la nación. Al traer cada mujer sus joyas, se le daba un “adorno” de bronce o hierro como símbolo de gratitud del rey. En el adorno estaba grabado: “Di oro por hierro, 1813″
La respuesta fue abrumadora. ¡Las mujeres llegaron a valorar más los regalos del rey que sus antiguas alhajas! Estos adornos eran la prueba de que se habían sacrificado por su rey. Es más se volvió altamente fuera de moda usar alhajas en Prusia a los comienzos del siglo diecinueve, pero muy de moda usar una cruz de hierro. De allí nació la “Orden de la Cruz de Hierro”.
El significado de la vida no yace en la posesión de cosas, ¡sino más bien de cómo usar esas cosas para dar a la vida su verdadero significado!
No mida su riqueza por las cosas que posee, sino por lo que tenga y por lo cual no se aceptaría dinero.
Lucas 12:15
Porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes.

EL APRENDIZ

Lectura: Josué 1:1-7.
“Como estuve con Moisés, estaré contigo” Josué 1:5
Cuando se les preguntó a algunos empresarios cuáles eran las características de un buen aprendiz, respondieron que, al contratar a un nuevo empleado, ellos buscan a «alguien que quiera aprender».
En la Biblia, Josué es un buen ejemplo de esa clase de aprendiz. Recordamos a Josué marchando alrededor de los muros de Jericó. También tuvo algunas responsabilidades importantes como espía (Números 13:16) y guerrero (Éxodo 17:10). Pero a menudo estuvo a la sombra de otra persona -Moisés. Durante cuarenta años, Josué sirvió a Moisés como su asistente, asesor y aprendiz (Éxodo 24:13).
Dios se toma Su tiempo para prepararnos para el servicio. Algunas veces, ese periodo de espera es tan valioso como el aprendizaje de todas las estrategias y las metas necesarias. Josué observó la fe de Moisés en Dios. Aprendió lo que significaba ser humilde (Números 12:3), cómo recibir instrucción (Éxodo 17:10) y cómo ser un verdadero siervo de Dios (Josué 1:1; 24:29). Incluso una muestra de la furia de Moisés (Números 20:7-12) fue una oportunidad para observar y aprender. Al pasar tiempo con Moisés, Josué aprendió cosas que no se podían leer en un libro.
Josué estaba a punto de convertirse en un líder. Y cuando llegó el momento, él pudo confiar en la promesa que Dios le había hecho: «como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé» (Josué 1:5).
Una persona que no está dispuesta a seguir no está preparada para guiar.