viernes, 25 de junio de 2010

¿VAGANCIA O PACIENCIA?

La langosta, cuando se deja en lo alto y se seca en las rocas, no tiene la percepción y energía suficiente para buscar su camino de regreso al mar, sino que espera a que el mar venga a ella. Si no viene, ella se queda donde está y muere, aunque el más mínimo esfuerzo le haría posible alcanzar las olas, que quizá están ondeando a menos de un metro.

Hay una ola en los asuntos humanos que lanza a los hombres a lugares difíciles y los deja allí, como una langosta tirada, Si deciden quedarse donde las grandes olas los han dejado, esperando que una gran cresta los lleve en sus hombros y los transporte a suaves aguas, es muy probable que sus esperanzas nunca se conviertan en realidad.

Henry Ward Beecher

La vagancia es no actuar, esperar nada, ser nadie. La paciencia, por otro lado, no significa que si se está en actividad. Significa que se está trabajando con la esperanza de que lo que esperas con el tiempo será una realidad, pero tú continuarás en acción aunque no suceda.

La vagancia es a menudo confundida con la paciencia.

Hebreos 12:1
Despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.

UN MENSAJE PODEROSO

Lectura: 1 Corintios 1:18-25.
"…el evangelio de Cristo… es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree" Romanos 1:16
El maestro bíblico Lehman Strauss llegó a Cristo por medio del poder de la Palabra cuando era joven. A sugerencia de su novia, leyó Romanos 3:23, 5:8 y 10:13. Cuando lo hizo, tuvo la convicción de su pecado. Lloró y creyó.
Cuando su hijo Richard tenía siete años, le preguntó a su padre cómo ser salvo. Lehman usó los mismos versículos que su novia (quien ahora era su esposa) había usado años antes. Su hijo también creyó, y finalmente llegó a ser pastor.
¡La Palabra de Dios tiene un poder tremendo! La primera vez que se registra que Dios habló, Él creó la luz (Génesis 1:3). Le hizo una promesa a Abraham (17:15-19) y dio capacidad a su esposa Sara, de 90 años de edad, para que tuviera un hijo (21:1-2). Dios sigue hablando con poder hoy, y todos los que oyen y creen el Evangelio son salvos (Romanos 1:16).
Sí, el mensaje de Cristo y Su obra salvadora en la cruz pueden cambiar la dirección de la vida de una persona. Tiene el poder para alcanzar el corazón de esa persona a la que amas y por la que has orado tantas veces.
Así que no te rindas en tu testimonio. Sé constante en tu caminar diario. Sigue orando y compartiendo el Evangelio con los demás. ¡Es un mensaje poderoso!
Nuestras palabras tienen el poder de influir; las palabras de Dios tienen el poder de salvar.