jueves, 10 de junio de 2010

UNA VIDA RECORDADA

Lectura: Salmo 139:1-16.
"Para que podamos [...] consolar a los que están en [...] tribulación, por medio de la consolación con que [...] somos consolados por Dios" 2 Corintios 1:4
"Papi ayúdame". Esas fueron las últimas palabras de Dianne y Gary Cronin le escucharon decir a su hija de 14 años, murió repentinamente, justo dos días después de decir que no se sentía bien. Una infección de estreptococo atacó su cuerpo el jueves. Para el sábado, estaba rogando a su padre que la ayudara.
Antes de que Kristin muriera, yo tenía programado hablar en la iglesia de su familia en Soldotna, Alaska. En el tiempo de Dios, estuve ante la congregación el día después del funeral de la niña.
Kristin era una de esas vivaces adolescentes que amaba a Jesús y vivía para Él, y cuya súbita muerte nos deja con un millón de preguntas.
Debido a que yo había pasado por algo similar al perder a mi propia hija adolescente hacía unos cuantos años, pude ofrecer algo de consejo a esta iglesia asombrada y acongojada. Primero, dije, debemos reconocer la soberanía de Dios. Salmo 139:16 nos recuerda que la vida de Kristin duró el tiempo exacto que Dios quiso. Segundo, le pedí a la iglesia que jamás olvidara a la familia de la muchacha. Sea que pasen dos meses o cinco años, la familia jamás "superará" la pérdida de Kristin. Jamás dejará de necesitar a cristianos que se preocupen y se acuerden de ella.
En momentos como éste, no olvides que Dios tiene el control y que Él quiere que seamos un consuelo para los demás.
En todo desierto de desesperación, Dios tiene un oasis de consuelo.

¿QUE ES LO IMPORTANTE EN TU VIDA?

Una banda de delincuentes juveniles tenía un método refinado para actuar. Ingresaban a un negocio en grupo y dos o tres se separaban de los más. El grupo se alejaba y comenzaba una pelea de gritos, lo que concentraba la atención de los empleados y clientes. Todos los ojos se fijaban en los alborotadores, lo que permitía que los ladrones errantes se llenaron los bolsillos con mercadería o dinero en efectivo y abandonaban el negocio antes de que alguien siquiera sospechara lo que sucedía.
Podían llegar a pasar horas e incluso días antes de que el comerciante víctima del hurto se diese cuenta de que le faltaba algo e hiciese la denuncia a la Policía. Para entonces, los ladrones estaban bien lejos y no existía posibilidad alguna de recuperar lo robado.
La tentación opera de la misma manera. Nos distrae por medio del encanto de la fama, la fortuna, el poder o la satisfacción de los deseos de la carne. Mientras tanto, nos apartamos de los pasos certeros que debemos dar hacia el cumplimiento de nuestros objetivos. Cuando apartamos los ojos de lo que es verdaderamente importante en nuestra vida, corremos el riesgo de perderlo.
Creo que la lección que he aprendido es que no hay nada que reemplace el prestar atención.
Proverbios 1:5
El sabio oirá y crecerá en conocimiento, y el inteligente adquirirá habilidad.