domingo, 9 de agosto de 2009

UNA RESPUESTA AMABLE

La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego. Proverbios 15.1

MIENTRAS esperaba para que alguien tomara el teléfono, estaba tensa. Tenía una queja y ellos iban a oírme. «Hola, estaba llamando con relación a la computadora que su esposo me vendió», le dije sin perder tiempo. «La computadora no se enciende, no lo ha hecho hace un mes. ¿Cree que él podría arreglarla?». Quería que supieran que lo decía en serio, y no quería perder tiempo con excusas. Pero no hubo excusas.

«Oh, lo siento mucho», fue la respuesta compasiva al otro lado de la línea. «¡Qué frustrante no poder utilizar su computadora! Tan pronto llegue mi esposo, le diré lo que ocurre».

Colgué el teléfono, sintiéndome un poco necia. Sus palabras amables desvanecieron mi ira. Entonces comprendí: ¿Cuántas veces cuando tenemos una queja legítima, nos sentimos con el derecho de ser rudos y enojarnos? Aunque todos/as tenemos que lidiar con nuestros retos y enojos, como cristianos podemos enfrentarlos con bondad y así representar bien a Cristo.

Nunca conocí a esta mujer, pero me enseñó un lección que nunca olvidaré. Su respuesta amable me enseñó más que los mensajes más elocuentes que haya escuchado.

Sa. Gabriella P. Savaresse (Nuevo México, EUA)

Oración:
Padre, ayúdanos a imitar el carácter de tu hijo, Jesús, en los tiempos buenos y cuando estamos frustrados. Amén.

PENSAMIENTO PARA EL DÍA

Dios nos ayuda a dar una respuesta tierna cuando estamos enojados.

DIVORCIO DE HIJOS Y PADRES

El juez golpeó la mesa con el martillo, y solemnemente pronunció la sentencia: «Concedida la demanda. Gregory queda divorciado de Raquel.» Pero en este caso se refería al divorcio en sentido figurado, porque quien se divorciaba era un niño de doce años de edad.

El menor había solicitado, en un tribunal de la Florida en los Estados Unidos, divorciarse de su madre Raquel Kinsley para poder ser adoptado legalmente por George y Lizz Russ, la pareja que lo había prohijado. El juez concedió este extraño divorcio porque Raquel, la madre, había abandonado por completo a su hijo prácticamente desde que nació.

En la actualidad los divorcios no son excepcionales, pero este divorcio es singular porque lo solicitó contra su madre un niño de doce años. La madre era drogadicta, mujer de bares y clubes nocturnos, de hombres, de fiestas y de abandono. En los doce años de la vida de Gregory, Raquel nunca fungió como verdadera madre. Fue madre biológica y nada más.

Gregory nunca tuvo cariño, ni educación ni cuidado. En cambio, la otra pareja le dio a Gregory todo lo que un niño necesita: amor, protección, consejos y la palabra mágica «hogar».

Lo cierto es que el hogar y la familia están sufriendo un ataque despiadado por parte de fuerzas enemigas como lo son el desapego de los padres hacia los hijos, la libertad excesiva, los vicios desenfrenados, la inmoralidad desvergonzada, y la irreligiosidad. La antigua institución judeo-cristiana se bambolea: las paredes se resquebrajan, el techo se hunde, los cimientos ceden y la casa se viene abajo.

¿Qué consecuencias trae este derrumbe del hogar, especialmente entre los adolescentes? Drogadicción, pandillaje, relaciones sexuales fuera del matrimonio, embarazos indeseados, delincuencia juvenil. Todos estos males tienen origen en hogares que no son hogares sino sólo casas, cuatro paredes frías sin alma.

¿De dónde proceden todos estos males sociales? De un gran divorcio previo, cuando el hombre se divorció de Dios. Todos los males que hay en el mundo —y la lista es larga— provienen de aquel primer divorcio que Adán y Eva hicieron de Dios su Creador y Padre.

Sin embargo, es posible reconciliarse con Dios y volver a casarse. Hay sanidad en la familia cuando se restablece esta comunión. Sometámonos al señorío de Jesuscristo. Cuando Él es Señor de nuestra vida, de nuestro matrimonio y de nuestro hogar, todo cambia. Él está en este momento tocando a la puerta de nuestro corazón. Abrámosela hoy mismo.

Hermano Pablo

HOY..NO QUIERO SER UN OIDOR OLVIDADIZO

“ Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañados a vosotros mismos. Más el que mira atentamente… no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” Santiago 1:22,25
Hoy no quiero engañarme con solo deleitarme en escuchar la palabra de Dios , siendo solo un oidor. El mundo se encuentra lleno de oidores. Quiero ser un cristiano práctico. Si un sirviente escuchara un mandato y no lo hiciera, el castigo caería sobre él con rapidez.
Yo no puedo engañarme creyendo que puedo solo oír lo que Dios me dice y no hacerlo. Las consecuencias pronto las sentiría e mi vida. Muchas personas confunden el placer que obtienen al escuchar la palabra de Dios con el cristianismo y la adoración a Dios . La mente se deleita ante la verdad presentada con claridad, la imaginación se regocija mediante las ilustraciones y los sentimientos se despiertan por sus aplicaciones. Los conocimientos le proporcionan placer a una mente activa. Pero nada tiene más valor que la puesta en práctica de la verdad recibida en el corazón.
Hoy no quiero escuchar o leer la escritura como deber, cuya realización se cree que es un servicio religioso. Un deber cumplido fielmente alivia la conciencia y proporciona satisfacción. Difícilmente me doy cuenta del poco valor que tiene esto, a menos que desee de todo corazón hacer al pie de la letra lo que Dios dice que haga.
Es en la habitación interior, en la vigilia matutina, donde se debe combatir y superar el engaño de solo ser un oidor. Jesús dijo: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios”. Solo el corazón que se deleita en la ley de Dios y ha tomado la decisión firme de guardarla en todo, recibirá la iluminación divina que revela espiritualmente las doctrinas de Cristo en su origen y poder divinos.
En la vida, las ciencias y las artes o los negocios, el único modo de saber verdaderamente es hacer. Si un hombre no puede hacer algo, no lo conocerá a fondo. El único modo de conocer a Dios y probar sus bendiciones es haciendo su voluntad. Esto demuestra si creo en un Dios creado por mis propios sentimientos y mi imaginación o si se trata del Dios vivo y verdadero que rige todas las cosas y obra en todo.
Sólo el hacer su voluntad demuestra que la amo, la acepto y me uno a ella. No hay ningún modo posible baja el cielo de estar unido a Dios más que el aunarse a su voluntad al hacerlo todo.
“Señor. Ya no quiero ser solo un oidor. Hoy he meditado seriamente sobre esto y he llegado a la conclusión que la palabra necesita ser práctica para demostrar todo su potencial. No quiero se un experto mental y un erudito profundo sino no he permitido que tu palabra tome vida en mi. Amén.

LOS DETALLES DE MIGUEL ANGEL

El gran artista Miguel Angel tardó mucho tiempo en dar los últimos toques a una de sus obras más famosas. Cierto amigo que lo visitaba casi todos los días le preguntaba siempre:
—¿Qué has hecho hoy?
A lo cual el maestro contestaba:
—Hoy he perfeccionado ese detalle en la mano, he mejorado la sombra en aquella arruga, he arreglado la luz en aquella parte del vestido, etcétera.
—Pero esas son bagatelas, dijo un día el visitante.
—Ciertamente, contestó Miguel Ángel; pero la perfección se hace de bagatelas; y la perfección no es una bagatela.
La vida del cristiano está hecha de pequeños detalles, las pequeñas cosas de cada día. No hay cosa tan pequeña que no merezca nuestra atención. Puede parecer una bagatela, pero no olvidemos que de esas bagatelas está hecha la vida, y la vida no es una bagatela.—Tomado de Avivamiento.
Para muchas personas los detalles no cuentan mucho. Ellos viven y piensan en cosas grandes e impresionantes, pero se les olvida que las cosas grandes dependen de pequeños detalles.
Quienes logran cosas grandes en la vida, están conscientes que hay detalles pequeños que no se pueden ignorar. No olvides que en tu casa hay detalles que no se deben ignorar, lo mismo en tu trabajo, en tu vida personal, en tus estudios, es tu vida espiritual. Lo grande de la vida descansa sobre cosas pequeñas.
Sobre las paredes que rodeaban el templo, lo mismo por dentro que por fuera, talló figuras de querubines, palmeras y flores abiertas.I Rey 6:29
“Si Dios hace tan hermosas a las flores, que viven tan poco tiempo, ¿acaso no hará más por ustedes? ¡Veo que todavía no han aprendido a confiar en Dios! Mateo 6:30

LA MAS GRANDE DE LAS CARRERAS

Lectura: 1 Corintios 13.
“El amor nunca deja de ser” 1 Corintios 13:8
Ahora que se acercan los Juegos Olímpicos de Beijing, mis pensamientos se remontan a Eric Liddell, un antiguo campeón inmortalizado por su sorprendente victoria la cual le valió la medalla de oro en la carrera de los 400 metros durante los Juegos de París en 1924. Un año después de su triunfo, Liddell partió para China, donde pasó los últimos veinte años de su vida como maestro misionero y pastor rural. Allí corrió la más grande carrera de su vida contra los adversarios que todos conocemos -las circunstancias difíciles, la guerra, la incertidumbre y la enfermedad.
Hacinado en un campo de internamiento japonés junto con otras 1.500 personas, Eric vivió las palabras que había parafraseado de 1 Corintios 13:6-8: «El amor nunca está contento cuando los demás se pierden. El amor no encuentra placer alguno en la injusticia, pero se regocija en la verdad. El amor siempre tarda en darse a conocer, sabe cómo permanecer en silencio. El amor siempre está ansioso por creer lo mejor de una persona. El amor está lleno de esperanza, lleno de paciente resistencia; el amor nunca falla».
Eric sirvió a los demás prisioneros en el campamento, ya fuera cargando agua para los ancianos o como árbitro en los partidos para los adolescentes. Cuando murió de un tumor cerebral en febrero de 1945, un interno le describió como un hombre «que vivió mejor de lo que predicó».
En la carrera más difícil de la vida, Eric Liddell cruzó la meta victorioso por medio del amor.
El amor nos capacita para caminar sin temor, correr con confianza y vivir en victoria.