lunes, 30 de enero de 2012

DUROS Y ACTOS

Lectura: Santiago 1:1-12.
"… la prueba de vuestra fe produce paciencia" Santiago 1:3
Hay una compañía en Estados Unidos que fabrica impresoras para computadoras. Antes de despacharlas, pasan por una prueba que consiste en congelarlas primero, luego calentarlas a 54°C y, por último, sacudirlas violentamente durante 15 minutos. Este es el último paso de un proceso llamado "endurecimiento", que prepara una impresora ordinaria para que la use el ejército. Con los circuitos asegurados y los componentes en una caja metálica, el fabricante la prueba al extremo hasta cerciorarse de que funcionará en el campo de batalla.
Si eso te recuerda el proceso de fortalecimiento espiritual que estás atravesando, cobra ánimo. Es Dios mismo, nuestro amado Padre, el que permite las épocas de prueba para prepararnos para servirle. Cuando enfrentamos circunstancias difíciles, la Biblia nos ofrece esta sorprendente instrucción "… tened por sumo gozo […], sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia" (Santiago 1:2,3).
En medio de todo, Dios nos invita a pedirle sabiduría. ¿Por qué? Para que sepamos cómo reaccionar ante las pruebas. El la da "abundantemente" a todo el que se la pida (v.5).
Si la vida fuera una oficina limpia con acondicionador de aire, los cristianos débiles funcionarían bien, pero habitamos en un mundo inmerso en una batalla espiritual de vida o muerte. Si confiamos en Dios en las épocas difíciles, nos volveremos "duros y aptos" para ser más útiles.
Dios permite la adversidad en nuestra vida para mejorarnos, no para destruirnos.

viernes, 27 de enero de 2012

«DE TODOS MODOS, ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!»

José Canepa miró la fecha en el calendario: 7 de diciembre, día de su cumpleaños. Pero no toda ocasión de cumpleaños trae felicidad. Canepa sonrió y se encaminó al baño. Quiso encender un cigarrillo, pero había una fuga de gas en el baño, y hubo una explosión que lo dejó con quemaduras graves.

Llamó una ambulancia, pero en el camino al hospital la ambulancia chocó con otro vehículo. José sufrió la fractura de una pierna, así que lo subieron a otra ambulancia. Al llegar al hospital, se resbaló de la camilla y se dislocó un tobillo. Estas fueron las aventuras de José Canepa en su día especial.

El médico que tuvo que curarle las quemaduras, enyesarle la pierna y vendarle el tobillo le dijo: «De todos modos, don José, ¡feliz cumpleaños!»

Hay fechas en el año que obligan a hacer un saludo tradicional. Por eso decimos: «¡Feliz cumpleaños!», o «¡Feliz Navidad!» o «¡Feliz Año Nuevo!» Aunque ese día nos vaya tan mal como cualquier otro, de todos modos damos el saludo porque es lo correcto.

Sin embargo, lo cierto es que los días de nuestra vida están llenos de sorpresas, y éstas no discriminan entre días especiales y días ordinarios. El día menos pensado puede sonar la alarma, trayendo el sobresalto y la desventura. Nadie sabe, al levantarse en la mañana, de qué modo llegará al descanso nocturno. El día puede depararnos bienestar o calamidad.

¿Qué nos dice todo esto? Que debemos vivir con fe. Que como la vida es tan incierta, tan insegura, debemos tener cada momento de cada día nuestra fe y confianza puesta en el que lo tiene todo bajo control. Esa persona es Jesucristo: Señor, Salvador, Maestro y Amigo.

No obstante, debemos reconocer que el poner nuestra vida en las manos de Cristo no nos pone necesariamente a cubierto de problemas. Pero sí nos libra de la desesperación. Nuestro problema no es la desventura; es la desesperación. Es, en otras palabras, la manera como reaccionamos.

Cuando Cristo es nuestro Señor y Dueño, podemos confiar en que Él, a la larga, todo lo hace bien. No siempre comprenderemos el porqué de la desventura, pero podemos, siempre, tener fe en el amor y en la sabiduría de Dios. Más vale que recordemos que ninguno de nosotros tiene previo conocimiento. El único que conoce el futuro es Dios, que todo lo sabe y tiene nuestra vida en sus manos. Cristo es el Señor de toda circunstancia. Pongamos nuestra confianza en Él.

Hermano Pablo

SOMOS LA LUZ DEL MUNDO?

miércoles, 25 de enero de 2012

HEBREOS 11:1

ESPERA EN DIOS

Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Isaías 40:29-31.

Hace una hora que camino y corro bajo los cedros de un parque natural de los Estados Unidos. En este país hay muchos, poblados de vegeta­ción y de fauna natural. Ardillas traviesas que coquetean con los extraños; venados que corren, asustados, cuando se aproxima un transeúnte. Y aves; muchas de ellas, hermosas, coloridas y esplendorosas.

Estoy cansado. Esta es la última vuelta que doy antes de bañarme y sen­tarme delante de la computadora, para escribir el devocional. El cansancio trae a mi mente el versículo de hoy: Dios promete dar esfuerzo al cansado y multiplicar las fuerzas del que está agotado.

En esta vida, muchas veces sientes que no tienes fuerzas. Ya diste, de ti, todo lo que eras capaz de ofrecer; pero sientes que estás perdiendo el control de la embarcación. El mar de las dificultades te asusta, y no sabes qué hacer. Lo peor es que de una actitud tuya depende el bienestar de otras personas. Hay hijos que te miran como a un héroe, que jamás se cansa y nunca desiste.

En la soledad de tu alma, sin embargo, tú sabes que eres apenas un ser humano. Un padre o una madre que lucha para llevar la familia adelante; no una máquina infatigable que cumple mecánicamente sus funciones.
¿Qué hacer cuando nadie comprende tu debilidad? ¿Adónde ir, cuándo sientes que las fuerzas están llegando al límite?

El versículo de hoy menciona que hasta los muchachos se fatigan y se cansan, y los jóvenes flaquean y caen, pero aquellos que esperan en el Señor tendrán “nuevas fuerzas”. Dios no te promete aumentar la fuerza, sino darte nuevas fuerzas. Como si recién entrases en la lucha. No descansado, sino nuevo.

Es que Dios no solo reconstruye lo que está destruido, sino también “te hace de nuevo”. El pasado desapareció; solo existe un presente, en el que acabas de entrar, y un futuro maravilloso para recorrer.

Por eso, hoy, no hagas caso de tus fuerzas casi agotadas. Mira a Jesús, y recuerda que “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

SIGUE LA SEÑAL

Lectura: Salmo 119:1-8.
"¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!" Salmo 119:5
Un conductor que ignora las señales de tránsito es "un accidente a punto de ocurrir". Toda persona que pasa en rojo o que para distraída con la luz verde es un peligro para sí misma y para los demás. Aunque puede ser molesto encontrar muchos semáforos en rojo cuando uno tiene prisa, un accidente podría causar mucho más dolor.
Hace varios años, me alegré mucho cuando vi que, por fin, habían colocado una señal de tránsito en una esquina particularmente frustrante para mí. Esperar a veces porque el semáforo está en rojo es ahora un placer, al menos en esa intersección que me trae tan malos recuerdos.
Las Escrituras también tienen algunos "semáforos rojos" que deben controlar nuestra vida cristiana. Son las prohibiciones referentes a la envidia, el orgullo, el odio, la irreverencia, la lascivia y el egoísmo. Cuando el Espíritu Santo nos alerta porque están presentes, debemos frenar de inmediato. Asimismo, a medida que entramos en el tránsito intenso del diario vivir, debemos reaccionar rápidamente y obedecer las señales "verdes" de amabilidad, humildad, amor, adoración y pureza.
Las detenciones y los avances indicados por Dios procuran ayudarnos. Deberíamos tener el mismo miedo de ignorar un mandato de las Escrituras que de cruzar un semáforo en rojo.
Las señales de las Escrituras están para protegernos, corregirnos y guiarnos.

lunes, 23 de enero de 2012

EL ARADO ABLANDA

Don Roberto, hombre muy rico, tenía de todo en abundancia. Podía comprar lo que se le antojara. Una tarde tomó en sus brazos a Margarita, su pequeña hija de diez años de edad, y después de juguetear con ella por un momento le preguntó:

—¿Has pensado en lo afortunada que eres por ser hija del hombre más rico de esta ciudad?

—Sí, papá, todos te envidian. ¡Cómo quisieran tener ellos tu felicidad!

Todo le iba bien a don Roberto. Pero la vida tiene sus giros imprevistos, y a los pocos meses Margarita murió en un horrible accidente. Esto era más de lo que Roberto podía sobrellevar, así que se dio a la bebida, al juego y a la vida licenciosa. Con el tiempo perdió todos sus bienes.

Quebrantado de espíritu, dejó la ciudad donde había sido tan popular, y se fue peregrinando en busca de paz y consuelo.

Al pasar por una población, vio que un hombre revolvía el trigo con una gran pala.

—¿Por qué no dejas en paz esos granos? —le preguntó.

—Para que no se pudran —fue la respuesta.

Pasando luego por un campo, vio a otro que araba la tierra con una reja muy aguda.

—¿Por qué cortas tan profundo la tierra? —inquirió.

—Para que sea más blanda, y así se empape bien de lluvia y sol —respondió el campesino.

Mientras pasaba por un viñedo, observó que un obrero cortaba, con tijeras, los sarmientos de las matas.

—Amigo —preguntó Roberto—, ¿por qué atormentas esos sarmientos?

—Para que den una cosecha buena y abundante —contestó el obrero.

Don Roberto se quedó muy pensativo. Caminó hacia la soledad de un bosque cercano, cayó de rodillas, alzó reverentemente los ojos al cielo y exclamó: «¡Señor mío!, yo soy el trigo que has revuelto para que no me pudra. Soy la tierra que has cortado para que me vuelva blando. Y soy el sarmiento que has podado para que dé buen fruto. Ayúdame a someterme a tu mano fuerte para llegar a ser el siervo útil que Tú quieres que sea.»

Don Roberto comprendió que los golpes de la vida producen madurez, fuerza y gracia, y una verdadera paz inundó todo su ser. A pesar de haberlo perdido todo, llegó a comprender que podía ser un hombre verdaderamente feliz.

Feliz es la persona que en medio de la disciplina aprende su lección. La Biblia declara que todas las cosas les ayudan a bien a los que a Dios aman. Pidamos de Dios esa clase de fe, y veremos que cuanto más oscura es la noche, más glorioso es el amanecer. Cristo quiere ser nuestro compañero de viaje en nuestro peregrinaje por este mundo.

Hermano Pablo

FORTALEZA PARA TU VIDA

Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad. Colosenses 1:11.

WordReference nos dice que longanimidad es Grandeza y constancia de ánimo en las adversidades.
El escritor griego Esopo, que vivió allá por el siglo VI, cuenta la historia de un anciano león que, incapaz ya de obtener alimentos por sus propios medios, decidió valerse de la astucia, para sobrevivir. Se dirigió, entonces, a una cueva, y se tendió en el suelo, gimiendo y fingiendo que estaba enfermo. Los animales, conmovidos al ver al rey enfermo, iban a visitarlo; pero, él los atrapaba y se los comía. Un día, la zorra fue a verlo y, sin entrar en la cueva, desde una distancia prudencial le preguntó:

-¿Cómo está su salud, señor león?
El rey de los animales, jadeante y cansado, le pidió:
-¿Por qué no entras a visitarme?
-Claro que entraría -le respondió la zorra-, si no viera que todas las huellas entran, pero no hay ninguna que salga.
El enemigo de Dios actúa como el león: finge, disfraza, engaña y seduce. Te hace creer que el poder combina con los gritos y los golpes; te hace pensar que la fuerza está relacionada con el dominio, el abuso y el maltrato. Pero Pablo, en el texto de hoy, afirma que la “potencia de su gloria” sirve para toda paciencia y longanimidad.

Los cminos de Dios son diferentes de los senderos establecidos por el príncipe de las tinieblas de este mundo. El Señor Jesucristo murió, y no obs­tante venció. Los hombres pensamos que la muerte es derrota. El Príncipe del universo se humilló y fue exaltado; pero los seres humanos pensamos que la exaltación está relacionada con palco, luces y aplausos.

El consejo de hoy es que, a fin de percibir la vida desde la perspectiva di­vina, es necesario ser fortalecidos por Jesús. Eso significa vivir en comunión diaria con él; convivir minuto a minuto, día a día, mes tras mes, hasta que el carácter del Maestro sea reproducido en nosotros.

Que este sea un día de sumisión y de entrega al poder divino. Que el compañerismo con Jesús sea la gran preocupación de tus horas; y que el carácter de Jesús, reflejado en tu vida, sea una inspiración para los que están a tu lado.

Sal, determinado a enfrentar los embates de la vida en el nombre de Je­sús. Y sé “fortalecido con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad”.

domingo, 22 de enero de 2012

VER LO INVSIBLE

Lectura: Salmo 34:4-7.
"El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende" Salmo 34:7
En un mundo materialista como el nuestro, somos tentados a creer que las únicas cosas reales son las que experimentamos con nuestros cinco sentidos. No obstante, "hay cosas que no podemos ver; cosas a nuestras espaldas o lejos de nosotros, más todas aquellas que están en la oscuridad", dijo C. S. Lewis.
Hay otra esfera de la realidad tan cierta y tan sustancial como cualquier cosa que vemos, oímos, palpamos, gustamos u olfateamos en este mundo. Existe a nuestro alrededor… no en algún lugar "por ahí", sino "aquí". Hay legiones de ángeles ayudándonos, para los cuales el mundo no tiene tácticas defensivas (Hebreos 1:14). El salmista David se refirió a ellos como una fuerza de miles y miles de carros (Salmo 68:17). No podemos ver a Dios ni a Sus ángeles con los ojos naturales, pero están ahí, los veamos o no. Creo que el mundo está lleno de ellos.
La fe es el medio por el cual podemos "ver" ese mundo invisible. Esta es la verdadera función de la creencia. La fe es en la esfera espiritual lo que los cinco sentidos son en la natural. El escritor de Hebreos dice que la fe es "la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). Por fe, reconocemos la existencia del mundo espiritual y aprendemos a depender del Señor para que nos ayude en nuestra vida diaria. Nuestra meta, entonces -como dijera una vez George MacDonald- es "desarrollar ojos" que vean lo invisible.
La fe ve cosas que no están a la vista.

viernes, 20 de enero de 2012

«¿SERÁ ESTO EL FIN DE TODO?»

El museo atraía un gran número de personas. La atracción eran las figuras de cera que representaban las supuestas etapas evolutivas del hombre desde sus primeras apariciones en el globo terrestre, millones de años atrás. Fue el deleite, al principio, de todos los partidarios de la evolución.

Éstas comenzaban con el famoso australopitecus, el antepasado más primitivo del hombre. Luego, subiendo en la escala de la evolución, estaba el hombre de Neanderthal. Posteriormente, el hombre Cromagnon, y así hasta llegar al Homo Sapiens, una magnífica figura del hombre actual, atlético y buen mozo.

Sin embargo, a partir de ahí las figuras comenzaban a mostrar una declinación alarmante, siendo la etapa final una lápida con la palabra «SIDA», y junto a esa lápida una leyenda que decía: «¿Será esto el fin de todo?» El hombre ha llegado a la cúspide de su desarrollo físico e intelectual, y ahora se comienza a ver una declinación ominosa y fatal.

Lo cierto es que nadie puede negar la existencia del mal. Como prueba tenemos las cárceles, los manicomios y los hospitales. Cada día hay más estafas, más escándalos financieros, más desfalcos industriales. Y hay cada vez más gente en los consultorios psiquiátricos, más matrimonios destruidos, más abortos, más divorcios y más tumbas para jóvenes, todavía en la primavera de su vida.

A todo esto, y siempre en aumento, se ha sumado la plaga máxima, el SIDA, enfermedad mortal estrechamente relacionada con el desenfreno sexual. Con razón el museo de cera hace la pregunta: «¿Será esto el fin de todo?»

No obstante, ni el SIDA ni ninguna otra calamidad universal pueden ser el fin de todo. Es que el hombre no es producto de la evolución; es creación de Dios. Y a pesar de que el hombre ha optado por hacer caso omiso de las leyes morales y espirituales de Dios, trayendo sobre sí todos los males de la familia humana, Dios tiene un plan para cada uno, y el que se someta a su divina voluntad no tiene que sufrir el fin fatal que presagia el museo.

Dios no quiere el aniquilamiento de la humanidad. Él no la creó para que se destruya a sí misma, sino para que triunfe. Él quiere verla en victoria aquí sobre esta tierra y en su traslado a la gloria eterna. Para eso vino Jesucristo al mundo: para traer redención y vida eterna. Creamos en Jesucristo y recibamos esa vida eterna gratuita, perfecta y segura. Entreguémosle nuestra vida a Cristo.

Hermano Pablo

¿ESTÁS DISPUESTO A PONER DE TU PARTE?


La noche que Jesús fue entregado, mientras oraba en el huerto, esperando que vinieran a buscarlo, oró al Padre de la siguiente manera:

«Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya.»

La parte más humana de Jesús se pone de manifiesto en el momento más crítico de su paso por la tierra. Sabía a qué había venido, sin embargo el hombre que también hay dentro de él, no por ser libre de pecado, deja de sufrir, de sentir y de desear como hombre. Esa parte humana lo lleva a querer algo distinto de lo que Dios había dispuesto para él desde un principio.

Si lo pienso dos veces, me parece hasta ofensivo comparar esta situación que Jesús vivió, con otras tantas situaciones que nosotros vivimos, en las cuales queremos tomar un camino diferente al que Dios ha dispuesto para nosotros. Sin embargo, no hay nada ni nadie que pueda inspirarnos más a seguir su ejemplo que el propio Jesús.

Él fue tentado en todo, incluso a no subirse a la cruz, Dios no iba a obligarlo, lo había enviado para eso, pero a pesar del deseo de dejar pasar la copa, estaba decidido a terminar lo que había comenzado.

La Biblia en Hebreos 12:2 nos dice: "(Jesús) quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz", supo ver más allá de la situación inmediata que tenía por delante, supo llenarse de gozo en medio de la oscura realidad que lo abrumaba, en medio de su vulnerabilidad humana pudo decir: "pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya". Esto le bastó al Padre para quitar de él la carga que lo agobiaba y viendo ya ante sus ojos los alcances del acto que estaba por realizar, pudo levantarse y enfrentar a sus captores.

Dios nos ha hecho libres para elegir, y esa es la única parte que realmente nos toca, pues todas las demás cosas son provisión divina: los medios, la fortaleza, el sostén, la fe, el amor, la paciencia, el consuelo, el propósito, la bendición en lo que hacemos o dejamos de hacer.
La lista es interminable y adquiere infinitas formas y elementos, puedes completarla con todo lo que necesitas tú para poder beber de tu copa.

Lo único que Dios no puede poner es un corazón dispuesto. La disposición a la acción y a seguirlo, a amarlo sin condicionamientos, a obedecerlo sin cuestionarlo, ésa es nuestra parte, lo demás verdaderamente no es nuestro.

"Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga."

Todos atravesamos situaciones de prueba en las que somos llamados a negarnos a nosotros mismos (dejar de hacer nuestra voluntad y deseo) para cargar nuestra cruz y seguir al Maestro. Nadie nos entiende mejor que Jesús en tales situaciones. Porque Su amor por nosotros fue tan grande que no pudo eludir la cruz, es que ese mismo amor nos mueve hoy a decir: "pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya."

A veces la carga parece pesada, pero la promesa es fiel y cumplida sin demora: "mi yugo es suave y mi carga es liviana."

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org
EricaE

jueves, 19 de enero de 2012

EL PROPOSITO DE LAS PRUEBAS

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida aprueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. 1 Pedro 1:6,7.

El vehículo en el que viajamos sube las montañas del Estado de Washing­ton, para después bajar al valle de Yakima. Corremos contra el tiempo. Mientras devoramos millas en la carretera solitaria, Max nos cuenta las lu­chas de su vida. El argentino fuerte, de ojos claros, casado con una dominicana que espera el segundo hijo, es un próspero revendedor de autos usados, en la ciudad de Pasco. Llegó a los Estados Unidos hace apenas siete años. Empezó trabajando en los restaurantes McDonald’s, ganando siete dólares por hora.

-No veía futuro. No era para eso que había dejado mi país -me dijo, con los ojos fijos en un punto indefinido, recordando detalles de sus dificultades.
-Mis hermanos y yo nos turnábamos para dormir en la única cama que teníamos. ¡Quién podría imaginar que un día llegaríamos a donde llegamos! -completó emocionado.

“Hubo días en los que no teníamos ni para comer”, prosiguió. “Recuerdo un día en que teníamos que pagar cuatro mil dólares al banco, o perderíamos todo lo que habíamos alcanzado. Salimos a la calle. Fuimos tocando puertas, ofreciendo un automóvil usado, pero confiando en el Señor. Eran más de las tres de la tarde cuando un hombre nos preguntó: ¿Cuánto quieren?

“Le pedimos cuatro mil quinientos. Después de regatear, lo vendimos por cuatro mil doscientos. Corrimos inmediatamente hacia el banco, y llegamos cinco minutos antes de que el banco cerrara. Al salir, teníamos lágrimas en los ojos. Habíamos pagado la cuenta, y nos sobraban doscientos dólares para comer aquel día. Si para algo sirvieron los momentos difíciles, fue para probar nuestra fe y enseñarnos a confiar en Dios“.
Eso es lo que afirma San Pedro. “Si es necesario”, seremos afligidos con el propósito de que nuestra fe se vuelva mucho más preciosa que el oro.

Por eso hoy, si todas las cosas te parecen estar de cabeza, recuerda que “si es necesario, tendréis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea mani­festado Jesucristo”.

CARTAS DE AMOR

Lectura: Efesios 4:25-5:2.
"Y andad en amor, como también Cristo nos amó…" Efesios 5:2
Andar en amor significa que continuamente llevamos a cabo pequeños actos bondadosos que pueden hacer que la vida sea más llevadera y mejor para otra persona.
Una manera práctica de expresar nuestro amor sólo cuesta el valor de una estampilla de correo… más papel, tinta y un poquito de esfuerzo para pensar.
Todos hemos sentido el impulso de escribir una carta; una nota inesperada que podría iluminar el día de otra persona. Tal vez sea una palabra de agradecimiento, una muestra de interés o un elogio por una tarea bien hecha. Muchas veces esa carta no se escribe y el impulso no se expresa. Nos convencemos de que no tenemos tiempo o de que lo que escribamos no importará.
Un joven pastor sentía especial cariño por una nota que recibió de parte de un ocupado arquitecto de su congregación. La carta sencillamente decía: "Su sermón fue justo lo que necesitaba oír el domingo, por la confusión y el dolor que tengo en mi corazón. ¡Gracias por predicarlo!". Esas palabras eran exactamente lo que el pastor necesitaba escuchar por el desaliento y dolor que él mismo sentía, palabras que lo alentaron a seguir en el ministerio. Al arquitecto le tomó menos de cinco minutos escribir esa nota.
¿Te acuerdas de alguien que necesite ánimo, a quien debas agradecerle por algo o decirle que estás orando por él? Anda en amor hoy y dirígete al buzón.
Un pequeño acto de amabilidad puede tener múltiples resultados.

miércoles, 18 de enero de 2012

martes, 17 de enero de 2012

RECETA PARA LA ANSIEDAD

Lectura: Salmo 55:4-23.
"Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo" Salmo 55:22
Según un informe del periódico Wall Street Journal, la ansiedad ha superado a la depresión como el principal problema mental en los Estados Unidos. Los medicamentos para combatirla son, hoy en día, los productos farmacéuticos que más se venden. Aun en medio de economías florecientes y de estabilidad política, la preocupación y la aprensión siguen formando parte de la condición humana; estado que no puede aliviarse adecuadamente con una píldora.
Cuando David compuso el Salmo 55, su mente estaba agitada por las mismas situaciones con que luchamos hoy: se horrorizaba de la violencia, la ira y el abuso que llenaban las calles de la ciudad (vv. 9-11). Experimentaba la angustia de ser traicionado por un amigo cercano (vv. 12-14). Anhelaba irse y escapar a un lugar tranquilo (vv. 4-8).
Como la dolorosa ansiedad de David refleja la nuestra, su receta para aliviarla igualmente puede hacernos bien a nosotros. Él escribió: "En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. […] Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará…" (vv. 16,22).
La ansiedad es una carga que no se supone que llevemos. En cambio, debemos entregarle nuestras preocupaciones a Cristo, porque Él tiene cuidado de nosotros (1 Pedro 5:7; ver también Filipenses 4:6,7).
Si hoy tu corazón pesa mucho, el Señor está listo para llevar todas las cargas que le entregues.
Dios nos invita a echar sobre Él el peso que tenemos encima.

domingo, 15 de enero de 2012

ENCERRADO CON TIGRES

El muchacho, de veinte años de edad, levantó el auricular del teléfono. No era una llamada inocente que hacía desde su casa. Era una llamada que le hacía a un grupo de periodistas desde una cárcel. «Quiero que me condenen a muerte. No soportaría estar preso toda la vida.»

Se trataba de Mark Scott, que había sido condenado a cadena perpetua por homicidio. El sólo pensar en permanecer toda la vida tras las rejas de una cárcel era más de lo que podía soportar. Por eso llamó a los periodistas, y posteriormente se le concedió su petición. Fue así como Mark Scott llegó a ser el condenado a muerte más joven de la prisión de San Quintín. Sólo tenía veinte años.

He aquí a un joven que quería morir. No quería cadena perpetua. «Para mí —dijo él—, estar preso toda la vida es como si me encerraran en un cuarto con tigres que, bocado a bocado, me fueran comiendo.»

Pero ¿cómo había llegado este estudiante inteligente a cometer dos años antes, teniendo apenas dieciocho años, un homicidio por el que lo condenarían a cadena perpetua? Precisamente al permitir, empleando su propia analogía, que un «tigre» le fuera comiendo pedazo a pedazo la moral y la conciencia.

Primero fue el «tigre» del egoísmo, el deseo insano de las satisfacciones egoístas, de vivir sólo para sí. Luego fue el «tigre» del cine y de la televisión, que fueron comiendo su conciencia pedazo a pedazo.

Después fue el «tigre» feroz de la drogadicción, que minó y desmenuzó su raciocinio. Por último fue el «tigre» de la codicia. Aquel joven, de sólo dieciocho años de edad, secuestró a Kelly Sullivan, enfermera de treinta y tres años, y la mató de tres balazos para robarle lo poco que llevaba en la cartera.

Hay muchos como Mark Scott, que permiten que los «tigres» les vayan comiendo el alma, pedazo a pedazo. Cada día se someten a los mordiscos del «tigre» hasta que son consumidos por completo. Son los que se abandonan a las pasiones, a los vicios, a la codicia y a la lujuria.

¿Hay alguien que pueda dominar estas fieras destructivas que parecen ensañarse con los seres humanos? Sí, lo hay. Jesucristo, el Señor que vive con plenitud de vida, tiene poder para venir en ayuda de cualquier víctima del pecado que clama desesperada.

Sólo Jesucristo nos libra de los «tigres» que nos consumen. Sólo Cristo tiene compasión y buena voluntad para librarnos. Sólo Él puede salvarnos.

Hermano Pablo

jueves, 12 de enero de 2012

LO QUE NO HIZO JESUS

Lectura: Hebreos 4:14-16.
"[Jesús], cuando la maldecían, no respondía con maldición..." 1 Pedro 2:23
Una vez oí a un escéptico decir que si Jesús realmente era el Hijo de Dios, tal vez le haya resultado más fácil soportar Sus sufrimientos. Este comentario me hizo volver a examinar los Evangelios. Mientras repasaba las cosas increíbles que Jesús hizo y dijo para llevar a cabo nuestra gran salvación, también observé una serie de elementos que no utilizó y que son igualmente vitales para nuestra salvación:
Jesús no exigió hacer Su propia voluntad (Mateo 26:39). No llamó legiones de ángeles para que lo rescataran (v. 53). No se defendió ni amenazó a Sus acusadores (27:12-14). No se salvó a sí mismo (Marcos 15:31). No bajó de la cruz (v. 32). No dejó de amar ni de salvar a los pecadores (Lucas 23:43).
Como Jesús podría haber hecho estas cosas, eso intensificó Su agonía y lo tentó aún más para que usara Su poder para beneficio propio. Pero no lo hizo. Por el contrario, utilizó Su poder para beneficiarnos a nosotros. Esto se describe en Hebreos 4:15 y 16, al decir que Jesús fue tentado así como nos sucede a nosotros... excepto que Él no pecó. Por esta razón, puede "compadecerse de nuestras debilidades" (v. 15). En consecuencia, podemos acercarnos con confianza a Su trono para "hallar gracia para el oportuno socorro" (v. 16).
Cualquiera que sea hoy tu necesidad, Jesús quiere que vayas y utilices plenamente ese privilegio.
Toda tentación es una ocasión para confiar en Dios.

miércoles, 11 de enero de 2012

CUARENTA Y UN AÑOS CON UN MUERTO

Fue muy severo el diagnóstico del médico: «Usted, señora, ha perdido su bebé, y lo más probable es que nunca más tendrá hijos.» La joven mujer, de apenas veintiún años de edad, se resignó a su suerte. Había perdido su primer bebé, como también las esperanzas de ser madre algún día.

Durante cuarenta y un años Irene McCarthy pensó en el hijo que había perdido. Lo llevó en sus sueños, lo llevó en sus lágrimas, lo llevó en su corazón. Pero sin darse cuenta, lo llevó también en el vientre.

Cuando cumplía sesenta y dos años de edad, a esta mujer canadiense, normalmente muy saludable, la operaron del vientre por otro motivo. Fue entonces que le hallaron el feto petrificado. Había llevado su hijo muerto durante más de cuatro décadas.

Aunque no es común en los anales médicos, ha habido casos de mujeres a quienes se les ha muerto el feto en el vientre y han pasado meses, o hasta años, antes de descubrirse el problema. El caso de Irene McCarthy es único por la enorme cantidad de años que llevó a su hijo muerto en sus entrañas: ¡cuarenta y uno!

Lo que sí es común son las personas, hombres y mujeres, que si bien no llevan un hijo muerto en las entrañas, llevan virtudes, valores morales, honor e integridad muertos. Llevan dentro de sí una conciencia muerta, en algunos casos no durante pocos años sino toda la vida.

Bien lo cantó el poeta español: «No son muertos los que yacen en la tumba fría; muertos son los que llevan muerta el alma, y viven todavía.»

Vivir sin conciencia es vivir muertos. Vivir sin temor de Dios es vivir muertos. Vivir sin respeto y reverencia a las normas divinas es vivir muertos. Vivir sin Cristo, fuente de verdadera vida, es vivir muertos. Vivir sin Dios —dice el apóstol Pablo—es vivir «muertos en sus transgresiones y pecados» (Efesios 2:1).

Jesucristo vino al mundo para ofrecer vida auténtica, vida verdadera, porque vivir sin Él es llevar dentro un cadáver. Uno de los milagros más sobresalientes en el ministerio de Jesús fue la resurrección de Lázaro en Betania. Es sobresaliente porque Jesús tomo un cuerpo de cuatro días de muerto y le dio vida. Vida auténtica. Vida verdadera.

Cristo tiene poder para dar vida. Él puede hacer vivir a los muertos, pues renueva a la conciencia muerta y al espíritu muerto. «Yo soy la resurrección y la vida» (Juan 11:25) son sus palabras magistrales. Él es resurrección. Él es renovación. Él es restauración. Él es vida. Permitámosle renovar nuestra vida.

Hermano Pablo

martes, 10 de enero de 2012

PUESTOS LOS OJOS EN JESUS


“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” Hebreos 12:1-3


¡Qué hermosos versículos para empezar un nuevo año! Recordando que estamos en medio de una carrera en la cual debemos despojarnos del peso y del pecado que arrastramos, y a la vez, de correr con paciencia y con la mirada puesta en Él.

Todo fin de año nos lleva a reflexiones, a pensar en lo que fue nuestro año, lo que hicimos, lo que no hicimos, lo que queremos dejar atrás, las pruebas y victorias que pasamos. El nuevo año nos trae la esperanza de una nueva oportunidad, de volver a intentarlo, de nuevas metas y expectativas.

Luego del análisis de lo que fue nuestro año para el Señor, Él nos anima a poner nuevas metas en nuestra vida como un regalo precioso a Sus pies.

Metas Personales: ¿Hay áreas de mi vida que deben ser cambiadas o mejoradas? Puede ser mi carácter, mis actitudes hacia alguna persona en especial, un perdón que no he otorgado, un acercamiento que he evitado, una conversación conciliatoria. Quizás en relación a mí misma: áreas de debilidad que no he dejado que Dios moldee, algún pecado que me cuesta dejar. ¡Tantas cosas! Pero en este año…¡Qué hermoso sería poner a Sus pies metas personales que agraden a nuestro Padre!

Metas Espir ituales ¿Cuánto tiempo dedico a la oración y estudio de Su Palabra? Sabiendo cuáles son las áreas que mas me cuestan…¿He memorizado versículos en relación a esto?. W.Candell dijo: “Acércate tanto a Dios que el diablo no pueda ponerse al medio” Metas espirituales que nos ayudarán a correr este año más livianos, con la mirada puesta en Él y el corazón en Sus manos.

Metas ministeriales Siempre, siempre hay alguien que necesita una palabra de ánimo, una visita, una mano extendida. Mostrar la luz de Cristo a otros a través de un amor que se entrega, que dedica tiempo. Mirar a otros nos ayuda también a no mirarnos tanto a nosotros mismos.

¡¡Qué en este nuevo año que comenzamos nuestra principal meta y propósito sea glorificar Su nombre a través de nuestras vidas teniendo un corazón que le honre!!

“Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” 1 Samuel 16:7

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AlejandraL

¿COMO DIOS ACTUA?

Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea. Marcos 8:22-26

Se cuenta que unos ex-ciegos, se reunieron para discutir cómo es que le hacia Dios para devolver la vista a las personas invidentes.

Uno de ellos dijo: Es de manera automática, no tienes que hacer nada es sólo cuestión de fe. Mateo 9:27-31

Otro dijo: No sólo es cuestión de fe, Dios necesita tocarte Mateo 20:29-34

Uno más dijo: No sólo es cuestión de fe y sólo de tocar se necesita que te escupa y que de nuevo te imponga las manos. Marcos 8:22-26

Un cuarto dijo: Nada de lo que dicen es verdad lo que se necesita es que Dios escupa en la tierra, haga una especie de barro (lodo) y debe de untarlo y después de eso debes de ir a un estanque. Juan 9:1-12

¿Cómo actúa Dios? Y la respuesta es: Sólo Él sabe. Dios puede hacer lo que quiera, cuando quiera y como quiera. Sin embargo, es Dios y, nunca cambia siempre es el mismo, los teólogos llaman a esto inmutabilidad. “…en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17c), debido a que no cambia podemos confiar en que siempre será lo que el mismo afirma ser.

Como humanos es normal que nos preguntemos el como, nos gusta saber como se harán las cosas para tener el control, para saber que todo este en orden. Quizá por eso Dios no quiere que sepamos el como sino el porque, porque Dios es amor, Dios es sabio, Dios es omnipotente, Dios es santo, Dios es bueno, Dios es misericordioso, Dios es justo, Dios es perfecto, Dios es eterno, Dios es omnisciente , Dios es omnipresente, Dios es soberano, Dios es juez, etc.

Lo que quiero decir con esto, es que sí en verdad lo conocemos, sí en verdad estamos cerca de él, en lugar de saber el como actuará Dios, sabremos el porque del actuar de Dios. Es decir podemos confiar plenamente en Él, Jesús nos enseña esto cuando dice: Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura (Mateo 6:33)

Así que si estamos en algún problema, o estamos luchando con una enfermedad, o simplemente estamos en alguna situación difícil, o hemos vivido algo horroroso y nos preguntamos ¿Cómo nos ayudará? ¿Cuál será la forma del actuar de Dios? Es mejor recordar todo lo que Dios es y que si vamos a El, nos tomará de la mano y, como sea, como el quiera, y donde el quiera, será lo mejor para nosotros. Confía hermano mío en la Gloria del Señor.

¿Cómo actúa Dios? De muchas formas diferentes, otra forma de decirlo es no sé, pero lo que sí sé, es que NUNCA nos fallará. Y el ex-ciego queda como testimonio fiel de eso.

sábado, 7 de enero de 2012

ACTITUD

Hace mucho tiempo, una joven China llamada Lee se casó y fue a vivir con el marido y la suegra. Después de algunos días, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Lee fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba. Los meses pasaron y Lee y su suegra cada vez discutían más y peleaban.

De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo. Lee, no soportando más vivir con la suegra, decidió tomar una decisión y visitar a un amigo de su padre.

Después de oirla, él tomó un paquete de hierbas y le dijo: "No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas.

Debes darle varias hierbas que irán lentamente envenenando a tu suegra. Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda, tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones".

Lee respondió: "Si, Sr. Huang, haré todo lo que usted me pida". Lee quedó muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra. Pasaron las semanas y cada dos días, Lee servía una comida especialmente tratada a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre.

Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. Lee había controlado su temperamento y casi nunca aborrecía a su suegra. En esos meses, no había tenido ni una discusión con ella, que ahora parecía mucho más amable y mas fácil de lidiar con ella. Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un día Lee fue nuevamente donde el Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo: "Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di".

El Sr. Huang sonrió y señaló con la cabeza: "Sra. Lee, no tiene por que preocuparse. Su suegra no ha cambiado, la que cambió fue usted. Las hierbas que le di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella".

En la China existe un adagio que dice: "La persona que ama a los otros, también será amada". La mayor parte de las veces recibiremos de las otras personas lo que les damos y por eso ten cuidado!!!

Acuérdate siempre: "El plantar es opcional, pero la cosecha es obligatoria, por eso ten cuidado con lo que plantas"

Gálatas 6:7 "No os engañéis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también cosechará."


FUERA DELCIIRCULO FAMIAR

Lectura: Juan 19:25-30.
"Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran" Romanos 12:15
Cuando Jesús vio a Su madre desde la cruz, el corazón se le conmovió por ella. Sabía que su dolor era más profundo que el de cualquier otra persona que estaba allí, y le prestó especial atención.
El dolor de los padres cuando ven a un hijo o a una hija sufrir y morir casi no puede describirse. He visto esto una y otra vez al tener que servir y ayudar a padres afligidos. Sufro con ellos, pero, al mismo tiempo, sé que mi dolor no se compara con lo que sentiría si la persona que estuviera sufriendo y muriendo fuera mi hijo, hija nieto.
Esto a veces me perturba. Aunque deseo ser una persona que se interesa auténticamente por los demás y quiero "llorar con los que lloran", también doy cuenta de que mi aflicción no es tan profunda como la de los miembros de la familia afectada. Pero el estar fuera del círculo familiar no me da excusa para que no me importe lo que les sucede.
Dios quiere que compartamos las tristezas de los demás (Romanos 12:15). En vez de ignorar su dolor, debemos tener parte en ello por medio de una oración ferviente, palabras amables y obras de amor.
Gracias a Dios por los lazos familiares. Es natural experimentar una profunda sensación de pérdida cuando alguien cercano a nosotros muere, pero también debemos buscar maneras de identificarnos con las tristezas de aquellos que están sufriendo.
Compasión significa que dos corazones llevan una misma carga.

viernes, 6 de enero de 2012

«NADIE PUEDE QUITARNOS LO QUE HEMOS DISFRUTADO

Durante dieciocho meses pasearon por casi todo el mundo. Viajaron en líneas aéreas, barcos de lujo y trenes de primera. Se alojaron en grandes hoteles y compraron de todo en famosas tiendas. Todo esto lo hacían a la moderna, pagando con tarjetas de crédito. Es decir, hasta que regresaron a Nueva York y fueron arrestados. Porque John y Mary Tillotson eran ladrones.

Habían andado de turistas por casi dos años con falsas tarjetas de crédito, robando tarjetas descuidadas y usándolas como si fueran suyas luego de cambiar de identidad. Cuando las autoridades los interrogaron, la muchacha descaradamente dijo: «Nos agarraron, pero nadie puede quitarnos lo que hemos disfrutado.»

El manifestar semejante desvergüenza seguramente enfurece al que posee valores morales, como lo son la decencia, la integridad, la rectitud, la justicia, la nobleza y la honradez. ¿Qué sucede con nuestras disciplinas? ¿Desde cuándo es aceptable engañar? ¿Cuándo dejó de ser malo mentir, robar, falsificar y sobornar? ¿Dónde está la virtud que nos legaron nuestros antepasados?

Es increíble notar cómo nuestra sociedad está dándole vuelta a todo. A lo blanco lo llama negro, a lo malo, bueno, a lo injusto, honrado, y a lo infame, ejemplar. Es por esa disposición tergiversada que una patinadora le quiebra la pierna a su contrincante, o que un dueño de empresa, para cobrar el seguro, le prende fuego a su propiedad, o que un empleado le roba al que le ha dado trabajo, o que un funcionario público olvida lo que significa ser honrado.

Tanto nos hemos alejado de virtudes sanas y de prácticas nobles que ni cuenta nos damos de que nuestras desgracias se deben a la semilla corrupta que estamos sembrando. Decimos que la moralidad pertenece a otra época, que vivimos en tiempos en que nada es bueno ni malo de por sí, pero no nos damos cuenta de que nuestro fracaso se debe a que no nos ceñimos a las leyes morales de Dios. La ley de la cosecha, que dice: «Cada uno cosecha lo que siembra» (Gálatas 6:7), ha quedado en el olvido.

Para no destruirnos del todo, necesitamos volver a buscar a Dios. Son las leyes absolutas de Dios las que nos guían hacia la salud y el bienestar. No tenerlas en cuenta es disponer nuestra propia ruina. Volvamos a Dios. Regresemos a los valores divinos. No sigamos destruyéndonos.

Cuando Jesucristo entra a vivir en nuestro corazón, Él lo cambia por completo. Vemos, entonces, lo bueno como bueno y lo malo como malo. Abrámosle nuestro corazón a Cristo. Dejémoslo entrar. Él quiere darnos nueva vida. Él enderezará nuestros pasos.

Hermano Pablo

VIVELOS SABIAMENTE

Lectura: Salmo 90.
"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría" Salmo 90:12
Una maestra de escuela secundaria de Los Ángeles tenía una manera muy singular de estimular a sus estudiantes para que pensaran. De vez en cuando, escribía en la pizarra breves mensajes que no tenían relación con lo que estaban estudiando en ese momento.
Una mañana, los alumnos encontraron el número 25,550 escrito en el pizarrón. Por fin, uno de ellos levantó la mano y le preguntó por qué estaba allí esa cifra en particular. Ella explicó que 25,550 era la cantidad de días que ha vivido una persona de 70 años. De ese modo, estaba tratando de hacer hincapié en la brevedad de la vida y en el valor que tiene cada jornada.
Cuando yo era joven y miraba al futuro, el tiempo parecía pasar de manera sumamente lenta. Era difícil imaginar lo que solían decir las personas mayores: que el tiempo pasaba con tanta rapidez que se preguntaban adónde había ido. Pero, a medida que voy envejeciendo, los años parecen cortos y efímeros, sobre todo cuando los comparo con la eternidad.
Esto enfatiza lo que Santiago declaró sobre la vida: "Es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece" (Santiago 4:14). Por tanto, es importante que aprovechemos al máximo las oportunidades que tenemos de honrar a Dios, servir a los demás y proclamar a Cristo. Pidámosle al Señor que nos enseñe "a contar nuestros días" (Salmo 90:12) para que los vivamos con sabiduría.
No te limites a pasar el tiempo; inviértelo.

jueves, 5 de enero de 2012

LA FUERZA DEL AMOR

Un día en Filadelfia, el caballo de un carro asuntó y huyó. El dueño, corrió y se agarró de las riendas.

“Déjelo ir, déjelo ir”, gritaba la gente, temerosa por la vida del hombre, pero el no hacía caso. cayó en tierra, fue arrastrado, se levantó y por fin, mal herido y deshecho, pudo detener al animal.

¿Por qué no lo soltaba? le decían, “Su vida vale más que ese miserable animal”. Al oír esto, contestó: “Miren adentro del carro, ¿ven ese niño? Es el único hijo que tenemos”. Entonces entendieron todos.

Este incidente es un débil reflejo del sacrificio inmenso de nuestro Salvador. Cuando estaba colgado en la cruz, la gente le denostaba diciendo: “Sálvate a tí mismo si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz”.

El Señor no prestó oído al desafío, no descendió de la cruz, pues había un mundo perdido que salvar. Me amó y se entregó a sí mismo por mí.

¿QUÉ HACER CUANDO EL PILOTO SE MUERE?

Tranquilo iba el vuelo en la pequeña avioneta Cessna. Era el anochecer y se acercaban a Flagstaff, Arizona. En el avión iban el piloto William Graham, y un pasajero, amigo suyo, Mateo Kornblum.

Todo iba normal cuando, de repente, William Graham se llevó una mano al corazón. «No me siento bien», alcanzó a decir. En seguida se desmayó. Kornblum logró apartar al piloto de los controles y tomar él mismo los del lado suyo. Pero Kornblum nunca antes había pilotado un avión. ¿Qué iba a hacer? La oscuridad se acercaba, estaban entre montañas, y él no sabía nada de aviones.

Kornblum se había dado cuenta de cómo su amigo William, el piloto, manejaba la radio, y en seguida dio aviso de que su piloto se había desmayado. La respuesta fue inmediata. «No se aflija. Desde acá recibirá instrucciones.»

Así fue. Kornblum prosiguió a describir la posición de todo en el tablero, y sistemáticamente fue recibiendo instrucciones. En cierto momento oyó otra voz, pero no la del aeropuerto. Era la voz de Julio, que volaba a su lado en otra avioneta. Julio fue describiendo, paso a paso, cómo hacer descender el avión sobre la pista, y así sucedió algo que Kornblum nunca creyó poder hacer: aterrizó sano y salvo. Lo que Kornblum no sabía era que su amigo, William Graham, había muerto.

Debe de ser horrible volar en una pequeña avioneta cuyo piloto ha muerto, sin saber uno cómo pilotarla. ¿Qué hacer? Tres cosas hizo Kornblum: sintonizó la radio, siguió las instrucciones y tuvo fe en el piloto que volaba a su lado.

¿Qué hacer cuando algo imprevisto y grave nos sucede en la vida? El incendio de la casa. Un accidente de tránsito. Un naufragio en alta mar. ¿Qué podemos hacer?

¿Qué hacer cuando descubrimos la infidelidad de nuestro cónyuge, cuando comprobamos que un hijo es drogadicto, cuando, por desfalco de un socio, todo el negocio se viene abajo? ¿Qué hacer? ¿Reaccionar con violencia? ¿Armarnos de un revólver? ¿Escapar al alcohol?

Nada de eso es necesario. Todos tenemos un piloto inmortal para guiarnos. Ese piloto es Jesucristo. Él puede, con toda calma, librarnos del mal. Pero tenemos que hacer lo que hizo Kornblum: mantener la sintonía con Dios en oración, atender a las instrucciones de su Palabra, la Biblia, y tener fe en Él.

Confiemos en Dios. Los que están en las manos de Dios nunca se desesperan. A los que confían en Él, Dios les da su gracia para sobrevivir a cualquier calamidad.

Hermano Pablo

miércoles, 4 de enero de 2012

GASTADA

Lectura: Salmo 119:65.
"Bien has hecho con tu siervo, oh Jehová, conforme a tu palabra" Salmo 119:65
Siempre recordaré al maestro bíblico que levantó su gastada Biblia y dijo: "Todo creyente debería destrozar un ejemplar de la Biblia cada diez años". En otras palabras, deberíamos usar tanto nuestras Biblias que, a la larga, se gasten. Su desafío también me recuerda el dicho: "El dueño de una Biblia que se está desmoronando, por lo general, no se desmorona". Esto, sin duda, se cumplió en mi caso.
No me siento orgullosa de los años en que mi Biblia fue bastante poco usada. Durante ese tiempo, la que se estaba desmotando era yo, no mi Biblia. Sorprendentemente, Dios utilizó mi condición como un medio para abrir el apetito por las Escrituras.
Un día, sentí que el Señor me estaba recordando que Su Palabra está llena de verdades que funcionan. Desde ese momento, deseé poner esas verdades en práctica en mi vida. Para mí, la Biblia ya no era algo que me hacía sentir culpable ni que acumulaba polvo. Poco a poco, a medida que la leía, la digería y subrayaba frases claves, ¡mi Biblia empezó a desmoronarse y no yo!
En el margen de muchas páginas de su Biblia, D. L. Moody escribió las letras P y C, que significaban "Probado y Comprobado". Había puesto en práctica pasajes de la Escritura y comprobado que daban resultado. Tú también puedes probar y comprobar la Palabra de Dios, la cual obra maravillas.
La Biblia debe ser el pan de cada día, no un pastel para ocasiones especiales

martes, 3 de enero de 2012

ES INCREIBLE

Es increíble saber que hubo alguien,

Que tú no conocías, pero que dio su vida

Para salvar la tuya.

Es increíble pensar que dejó su trono,

Se hizo humano, bajó, piso llano…

Por todos nosotros.

Es increíble pensar que resucitó muertos,

Sonó enfermos, alimento cinco mil hambrientos…

Sanó cuerpos, salvó espíritus.

Es increíble su entrega, su amor, su predica,

Su aceptación, sus milagros, su resurrección y su perdón.

Es increíble, como soportó en la cruz,

Y como a los tres días resucitó.

Es increíble, pensar que al cielo ascendió,

Y está sentado en su trono, abogando por nosotros.

Es increíble pensar que vendrá

En su segunda venida, y llevará

A su pueblo escogido, a un paraíso.

Hasta ahora para ti y para muchas personas

Esto es increíble, aunque sea cierto.

“Porque la palabras de la cruz es locura a los que se pierden;
Pero a los que se salvan (esto es a los que creen), es poder de Dios”

Autor: Willan V. Castillo

CLAMA Y DIOS TE RESPONDERA

Con mi voz clamaré a Dios;
con mi voz pediré a Dios misericordia.
Delante de él expondré mi queja;
delante de él manifestaré mi angustia.
Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí,
tú conociste mi senda.
En el camino en que andaba, me escondieron lazo.
Mira a mi diestra y observa,
pues no hay quien me quiera conocer;
no tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida.

Clamé a ti, oh Dios;
Dije: Tú eres mi esperanza,
y mi porción en la tierra de los vivientes.
Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido.

Líbrame de los que me persiguen,
porque son más fuertes que yo.
Saca mi alma de la cárcel,
para que alabe tu nombre;
me rodearán los justos,
porque tú me serás propicio.

Salmo 142