sábado, 24 de mayo de 2008

BUSCANDO CENTAVOS

Un día un muchachito estaba caminando cuando descubrió un centavo de cobre brillando en el polvo. Lo recogió y lo sostuvo con entusiasmo. ¡El centavo era suyo y no le había costado nada!
Desde ese día, dondequiera que caminaba, mantenía gacha la cabeza, sus ojos inspeccionando atentamente el suelo en busca de más centavos, y quizá otros tesoros aun mayores. Durante su vida, por supuesto, encontró más dinero.
En realidad, recogió 302 centavos, 24 monedas de cinco centavos, 41 de diez centavos, 8 de veinticinco centavos, 3 monedas de medio dólar y un gastado dólar de papel… un total de $12.82. Mantuvo en lugar seguro su tesoro, protegiéndolo como una “herencia gratis” de riqueza. Se gozaba con el hecho de que ese dinero no le había costado nada.
¿O sí le había costado? Durante la búsqueda de su tesoro perdió de ver la plena belleza de 35 127 puestas de sol, el esplendor de 327 arco iris, la hermosura de blancas nubes flotando por encima de su cabeza en un cielo de cristal azul, pájaros volando a gran altura, ardillas saltando en los árboles de rama en rama por encima de los senderos que transitaba y el brillo de las hojas de otoño danzando contra un fondo de sol otoñal.
Lo que obtuvo, $12.82, no fue con seguridad igual a lo que perdió.
Los hombres, mientras buscan sus sustento, se olvidan de vivir.

Salmo 127:2 Es en vano que os levantéis de madrugada, que os acostéis tarde, que comáis el pan de afanosa labor, pues Él da a su amado aun mientras duerme.
Tomado de: El libro devocionario de Dios para los hombres.

LA RECONPESA DEL SUFRIMIENTO

Lectura: Romanos 5:1-5
. . . también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia. --Romanos 5:3.
Un joven cristiano se acercó a un creyente mayor y le preguntó: «¿Puede orar para que yo sea más paciente?» Así que se arrodillaron juntos y el hombre empezó a orar: «Señor, envíale tribulación a este joven en la mañana; envíale tribulación en la tarde; envíale. . .» Justo entonces, el joven creyente exclamó: «¡No, tribulación no! Yo le pedí paciencia.» «Ya lo sé --dijo el sabio cristiano--, pero es a través de la tribulación que aprendemos a ser pacientes.»
La palabra «paciencia» en la Escritura para hoy puede significar la capacidad de permanecer firme en medio de las dificultades sin ceder. John A. Witmer escribió: «Sólo un creyente que haya pasado por angustia puede desarrollar la constancia. Eso, a su vez, desarrolla el carácter.»
Cuando el apóstol Pablo dijo a los cristianos de Roma que «la tribulación produce paciencia» (Romanos 5:3), estaba hablando por experiencia personal. Él había sufrido azotes, latigazos, apedreamiento, naufragio y persecución. Sin embargo, seguía constante en su fe y no evadió su responsabilidad de predicar el evangelio.
Si estás pasando por una prueba difícil, ¡alabado sea Dios! Bajo su sabio control, todo lo que nos sucede, ya sea agradable o doloroso, está diseñado para desarrollar un carácter cristiano. Es por eso que nos podemos gloriar en la tribulación.
EL QUE ESPERA EN EL SEÑOR NO SERÁ ABATIDO POR EL PESO DE LA ADVERSIDAD.