viernes, 2 de mayo de 2008
DISFRUTAR DE LA VIDA
Un hombre rico y emprendedor se horrorizó cuando vio a un pescador tranquilamente recostado junto a sus barca contemplando el mar y fumando apaciblemente su pipa después de haber vendido el pescado.
-Porqué ? no has salido a pescar? le preguntó el hombre emprendedor.
-Porque ya he pescado bastante por hoy..¡ -respondió el apacible pescador.
-Porqué? no pescas más de lo que necesitas?
-insistió el industrial.
-Y qué iba a hacer con ello? -preguntó a su vez el pescador.
-Ganarías más dinero. Fue la respuesta. podrías poner un motor nuevo que haría más potente a tu barca.
Y podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que sacarías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas. Y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico y poderoso como yo.
-Y que haría entonces? -preguntó de nuevo el pescador.
-Podrías sentarte y disfrutar de la vida respondió el hombre emprendedor.
-Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento? -respondió sonriendo el apacible pescador.
¡eso es precisamente lo que hago!
Contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar la mayor de las riquezas.
I Timoteo 6:6Un hombre, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento.
-Porqué ? no has salido a pescar? le preguntó el hombre emprendedor.
-Porque ya he pescado bastante por hoy..¡ -respondió el apacible pescador.
-Porqué? no pescas más de lo que necesitas?
-insistió el industrial.
-Y qué iba a hacer con ello? -preguntó a su vez el pescador.
-Ganarías más dinero. Fue la respuesta. podrías poner un motor nuevo que haría más potente a tu barca.
Y podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que sacarías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas. Y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico y poderoso como yo.
-Y que haría entonces? -preguntó de nuevo el pescador.
-Podrías sentarte y disfrutar de la vida respondió el hombre emprendedor.
-Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento? -respondió sonriendo el apacible pescador.
¡eso es precisamente lo que hago!
Contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar la mayor de las riquezas.
I Timoteo 6:6Un hombre, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento.
¿QUE DURA?
.Lectura: 2 Corintios 4:16-18
. . . las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. --2 Corintios 4:18.
Tengo un amigo a quien le negaron un doctorado de una prestigiosa universidad de la costa oeste de los Estados Unidos debido a su concepto cristiano del mundo. Cuando estaba llegando a la conclusión de sus estudios, su asesor lo invitó a ir a su oficina y le informó que su disertación había sido rechazada.
Lo primero que pensó mi amigo fue en los miles de dólares y cinco años de su vida que de repente se perdían, y se le fue el corazón al suelo. Pero entonces pensó en la letra del himno escrito por Rhea Miller que dice: «Prefiero a Cristo a la plata o el oro, prefiero tenerlo a Él que tener riquezas; . . . Prefiero a Cristo a cualquier cosa que este mundo hoy ofrezca.» Y luego mi amigo se rió, pues se dio cuenta de que no se había perdido nada de valor eterno.
La manera como respondemos a la pérdida es cuestión de perspectiva. Una persona está absorta en lo permanente; la otra, en lo temporal. Una se hace tesoros en el cielo; la otra, los acumula aquí en la tierra. Una soporta un matrimonio difícil porque tiene el cielo por delante; la otra se sale y busca la felicidad en otra pareja. Mientras una cree que la felicidad se encuentra en ser rico y famoso, los seguidores de Cristo están dispuestos a sufrir pobreza, hambre, oprobio y vergüenza por «la gloria que ha de ser revelada» (1 Pedro 5:1).
¿No preferirías tú a Cristo?
EL VIVIR SOLAMENTE PARA LA GANANCIA TEMPORAL LLEVA A LA PÉRDIDA ETERNA.
. . . las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. --2 Corintios 4:18.
Tengo un amigo a quien le negaron un doctorado de una prestigiosa universidad de la costa oeste de los Estados Unidos debido a su concepto cristiano del mundo. Cuando estaba llegando a la conclusión de sus estudios, su asesor lo invitó a ir a su oficina y le informó que su disertación había sido rechazada.
Lo primero que pensó mi amigo fue en los miles de dólares y cinco años de su vida que de repente se perdían, y se le fue el corazón al suelo. Pero entonces pensó en la letra del himno escrito por Rhea Miller que dice: «Prefiero a Cristo a la plata o el oro, prefiero tenerlo a Él que tener riquezas; . . . Prefiero a Cristo a cualquier cosa que este mundo hoy ofrezca.» Y luego mi amigo se rió, pues se dio cuenta de que no se había perdido nada de valor eterno.
La manera como respondemos a la pérdida es cuestión de perspectiva. Una persona está absorta en lo permanente; la otra, en lo temporal. Una se hace tesoros en el cielo; la otra, los acumula aquí en la tierra. Una soporta un matrimonio difícil porque tiene el cielo por delante; la otra se sale y busca la felicidad en otra pareja. Mientras una cree que la felicidad se encuentra en ser rico y famoso, los seguidores de Cristo están dispuestos a sufrir pobreza, hambre, oprobio y vergüenza por «la gloria que ha de ser revelada» (1 Pedro 5:1).
¿No preferirías tú a Cristo?
EL VIVIR SOLAMENTE PARA LA GANANCIA TEMPORAL LLEVA A LA PÉRDIDA ETERNA.
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