miércoles, 11 de junio de 2008

LOS TRES ULTIMOS DESEOS

Encontrandose al borde de la muerte, Alejandro Magno (356-323 A.C.) -rey deMacedonia (336-323 A.C.) conquistador del Imperio persa, y uno de los lideres militares mas importantes del mundo antiguo- convoco a sus generales y les comunico sus tres ultimos deseos:
1.- Que su ataud fuese transportado por los mas eminentes medicos de la epoca.
2.- Que fueran esparcidos por el camino hasta su tumba los tesoros que habia conquistado (plata, oro, piedras preciosas, etc.)
3.- Que sus manos que daran balanceandose en el aire, fuera del ataud, a la vista de todos.
Uno de sus generales, admirado por tan insolitos deseos, le pregunto a Alejandro cuales eran sus razones.
Alejandro explico:
1.- Quiero que los mas eminentes medicos carguen mi ataud para mostrar que ni ellos tienen, ante la muerte, el poder de curar.
2.- Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan verque los bienes materiales aqui conquistados, aqui permanecen.
3.- Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacias, y con las manos vacias partimos.
Ya que no podemos evitar la muerte, busquemos y tratemos de alcanzar aquello que si se marchara con nosotros.
Finalmente no sabemos si seran sabios o necios, los que heredaran todo el fruto de nuestro esfuerzo o afanes.

Provervios 3:6Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas.
salmo 71
16 Dios mío, ahora voy a recordar tus hechos poderosos,y hablaré de la justicia que sólo tú puedes hacer.
17 Desde que yo era joven tú has sido mi maestro,y hasta ahora sigo hablando de las maravillas que has hecho.
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DEUDORES ETERNOS

Lectura: Salmo 23
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días. --Salmo 23:6.
De vez en cuando es bueno pasar unos momentos en silencio mirando atrás en nuestras vidas para repasar lo endeudados que estamos con Dios por su bondad y misericordia. Claro que no existen dos historias personales que sean iguales. Sin embargo, todos podemos hacer eco de las palabras de David, el poeta rey, en el Salmo 23:6. David escribió: «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.» Si estamos confiando en Jesucristo, esas pocas palabras resumen toda nuestra experiencia en la vida.
La bondad de Dios imparte lo que no merecemos; su misericordia retiene lo que sí merecemos. En tiempos de dolor y tristeza, nuestro Padre celestial suple fielmente nuestras necesidades, consuela nuestros corazones, y nos da fortaleza para llevar nuestras cargas. Aunque somos creyentes, todavía pecamos y no cumplimos con las normas establecidas por su Hijo Jesucristo. No obstante, Él sigue derramando su perdón en nuestras almas cuando confesamos nuestros pecados. Tal vez pensemos que somos personas decentes, pero aún debemos admitir que «hemos dejado de hacer aquellas cosas que debíamos haber hecho, y hemos hecho cosas que no debimos haber hecho» The Book of Common Prayer [El libro de la oración común].
Que la gratitud llene continuamente nuestros corazones porque el bien y la misericordia de Dios nos seguirán hasta que lleguemos a la gloria. Tenemos una deuda eterna con Él.
PUESTO QUE DIOS NOS LO DA TODO, LE DEBEMOS TODA NUESTRA ALABANZA.