Lectura: 1 Pedro 5:6-11.
"Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros" 1 Pedro 5:7
¿Estás siempre preocupado? ¿Te preocupan las cuentas, el futuro, la salud, los problemas matrimoniales? ¿Te ha llegado a consumir la preocupación hasta tal punto que te has vuelto «un manojo de nervios»? Si esto te describe, tal vez padeces el desorden de ansiedad generalizada, o DAG —una condición marcada por un estado de preocupación constante por la mayoría de los aspectos de la vida. Según David Barlow, profesor de psicología en la Universidad de Boston, «la característica psicológica clave del DAG es un estado de preocupación crónica e incontrolable». Un poco de ansiedad es normal, pero la preocupación constante no lo es.
Abrumados por el sufrimiento y la persecución, los cristianos del primer siglo fueron expulsados de Jerusalén y dispersados por toda Asia (1 Pedro 1:1-7). Muchos de estos creyentes experimentaban sentimientos de angustia debido a posibles peligros o desgracias. Pedro les animó a que no se angustiasen sino que echasen todas sus preocupaciones sobre Dios (5:7). Él quería que se dieran cuenta de que no tenía sentido que cargaran con sus preocupaciones cuando podían echarlas sobre Dios, quien se preocupaba profundamente por todo lo que les pudiera suceder.
¿Eres un preocupado crónico? Entrega a Dios la responsabilidad de tus ansiedades. Deja de preocuparte y comienza a confiar en Él por completo.
La preocupación es una carga que Dios jamás quiso que lleváramos.
"Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros" 1 Pedro 5:7
¿Estás siempre preocupado? ¿Te preocupan las cuentas, el futuro, la salud, los problemas matrimoniales? ¿Te ha llegado a consumir la preocupación hasta tal punto que te has vuelto «un manojo de nervios»? Si esto te describe, tal vez padeces el desorden de ansiedad generalizada, o DAG —una condición marcada por un estado de preocupación constante por la mayoría de los aspectos de la vida. Según David Barlow, profesor de psicología en la Universidad de Boston, «la característica psicológica clave del DAG es un estado de preocupación crónica e incontrolable». Un poco de ansiedad es normal, pero la preocupación constante no lo es.
Abrumados por el sufrimiento y la persecución, los cristianos del primer siglo fueron expulsados de Jerusalén y dispersados por toda Asia (1 Pedro 1:1-7). Muchos de estos creyentes experimentaban sentimientos de angustia debido a posibles peligros o desgracias. Pedro les animó a que no se angustiasen sino que echasen todas sus preocupaciones sobre Dios (5:7). Él quería que se dieran cuenta de que no tenía sentido que cargaran con sus preocupaciones cuando podían echarlas sobre Dios, quien se preocupaba profundamente por todo lo que les pudiera suceder.
¿Eres un preocupado crónico? Entrega a Dios la responsabilidad de tus ansiedades. Deja de preocuparte y comienza a confiar en Él por completo.
La preocupación es una carga que Dios jamás quiso que lleváramos.