martes, 2 de febrero de 2010

FAMILIA PASTORAL



Foto de la familia Pastoral de la iglesia la Paz.

BAILE EL DIA DE LAS PRIMICIAS

CANCIÓN DE JUBILO

CANCIÓN DE JUBILO

CANCIÓN DE JUBILO

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CANCIÓN DE ADORACIÓN

CANCIÓN DE ADORACIÓN

EL BATEADOR DE DIOS

El poderoso dominicano Albert Pujols, bateador de la primera base del equipo de béisbol de los Cardenales de San Luis, aseguró que se siente orgulloso de ser comparado con peloteros del Salón de la Fama, pero dijo que simplemente busca trabajar para mejorar cada día.
El pelotero, actual héroe en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, dijo que se siente orgulloso de ser comparado con jugadores históricos como Hank Aaron, Babe Ruth, Willie Mays, Lou Gehrig, Ty Cobb, Ted Williams, Stan Musial o Pete Rose.
Pujols se refirió a su éxito y a su gran nivel en los cinco años que lleva como profesional al máximo nivel como debido “a una bendición de Dios”. Pujols posee una prodigiosa memoria que le permite saber cuál es el próximo lanzamiento por un ligero movimiento del pitcher que ha estudiado y que tiene enfrente lanzándole la bola.
“Esa capacidad es una bendición de Dios que no sé cuándo me vino”, dijo. Con un claro discurso cristiano Pujols dice que lo primero en su vida es el Señor, luego la familia y en último lugar “la pelota” y agrega que Dios le dio el talento y la oportunidad de estar en Grandes Ligas por lo cual su trabajo es servirle a El.
“Lo más importante que me ha pasado en la vida es recibir a Jesús en mi corazón, y ahora cumplido mi sueño en Grandes Ligas trato de hacer lo mejor”, aseguró el bateador con más proyección de la actualidad. Por ese amor a Dios decidió crear una fundación de ayuda a los niños con síndrome de Down, a la que, junto con su familia, aportó inicialmente un millón de dólares.
Llamado por muchos “Pujols, el bateador de Dios”, este dominicano está llamado a romper récords en las Grandes Ligas luego de ser el tercer pelotero más joven en la historia en llegar a 200 jonrones, detrás de Mel Ott y Eddie Mattheus.
Fuente: NOTIMEX. Redacción: ACPress.net
Dios siempre pone en nuestra manos herramientas que pueden ser usadas para dar testimonio. A unos les puso un bate, a otros un bisturí , a otros un volante, a otros un libro , a otros un niño. No importa lo que sea, lo que importa es preguntarnos hoy, estoy usando eso que tengo en mis manos, mis dones, mis talentos, mis habilidades para dar testimonio de que eso lo hemos recibido de Dios o nos estamos enorgulleciendo.
Devolvamos a Dios lo que él nos ha dado en su misericordia y sirvamosle con lo que él puso en nuestra mano.
Otro es el que testifica en mi favor, y me consta que es válido el testimonio que él da de mí.
“Ustedes enviaron a preguntarle a Juan, y él dio un testimonio válido.
Y no es que acepte yo el testimonio de un hombre; más bien lo menciono para que ustedes sean salvos. Juan 5:32-34

DIOS ESTA OBRANDO

Lectura: Filipenses 2:12-18.
"Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" Filipenses 2:13
Siempre anhelamos el cambio del Año Nuevo. Esta es la razón por la que el 1 de enero comenzamos dietas, programas de ejercicio y nuevos pasatiempos. Por supuesto, un mes después generalmente estamos de vuelta a nuestros viejos y malos hábitos. Tal vez eso se deba a que anhelamos un cambio demasiado grande y no tenemos suficiente fuerza de voluntad como para llevarlo a cabo.
Me pregunto cuántos seguidores de Jesús han hecho compromisos de crecer espiritualmente pero se sienten frustrados porque no tienen la fuerza de voluntad para dar esos pasos.
Pablo trata este problema en su carta a los filipenses. Al animarles a desarrollar su salvación con temor y temblor (2:12), también les dijo que no estarían solos. Dios mismo les daría la energía para crecer y llevar a cabo Sus tareas. La primera área afectada sería la de sus deseos. Dios estaba obrando en ellos, dándoles el deseo de cambiar y crecer. También estaba obrando para darles el poder para hacer los cambios de verdad (v. 13).
Dios no nos ha dejado solos en nuestras luchas para alcanzar el crecimiento espiritual. Nos ayuda a querer obedecerle, y luego nos da el poder para hacer lo que Él quiere. Pídele que te ayude a querer hacer Su voluntad.
El poder que nos compele proviene del Espíritu que mora dentro de nosotros.

«NADA NUEVO BAJO EL SOL»

A diario los medios publicitarios anuncian nuevos descubrimientos en todos los campos del saber humano. Como que todo lo que la mente humana imagina, también realiza. ¿Por qué se dirá entonces que no hay nada nuevo bajo el sol?

El Dr. Leen Macon, en un editorial de un importante periódico de Alabama, Estados Unidos, dijo: «Vivimos en el centro de los años antiguos. Cuando bebemos agua, experimentamos algo con la naturaleza que tiene millones de años, y cuando miramos al sol en su amanecer, somos testigos de la vista más antigua del universo. No hay nada nuevo bajo el sol. El poder que se ha encontrado en el átomo no es la creación de algo nuevo —continuó el Dr. Macon—. Ese poder ha existido desde las primeras fases de la creación. El hombre solamente lo ha descubierto.»

El sabio Salomón también contempló el universo y escribió lo siguiente: «Generación va, generación viene, mas la tierra siempre es la misma. Sale el sol, se pone el sol, y afanoso vuelve a su punto de origen para de allí volver a salir. Dirigiéndose al sur, o girando hacia el norte, sin cesar va girando el viento para de nuevo volver a girar.... Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol!» (Eclesiastés 1:4‑6,9).

No, no hay nada nuevo bajo el sol. Las agonías que sufrían nuestros antepasados son las mismas que sufrimos hoy. Las inquietudes e incertidumbres de nuestros progenitores son las de todo tiempo. Los padres les piden a sus hijos que busquen el buen camino. Las madres les piden a sus hijas que no sigan el rumbo equivocado. La gente sigue pecando, y el clamor de su angustia no es más que una repetición del dolor de Adán y Eva.

Lo cierto es que nada ha cambiado. Nada es nuevo. El hombre que ha alcanzado su posición gracias a sus propios esfuerzos sigue lleno de arrogancia, soberbia y altivez. Pero hay otra cosa que tampoco ha cambiado. Las mismas consecuencias que sufrieron nuestros antepasados, las mismas desventuras, las mismas derrotas y los mismos fracasos, son también los que sufrimos hoy en día. Es que la ley de la vida es tajante. La misma semilla siempre producirá la misma cosecha.

¿Podrá el hombre detener este ciclo vicioso que destruye su vida? No en sentido universal, pero sí en sentido individual. La persona que se arrepiente y vuelve a Dios experimentará el poder creador divino, y entonces habrá algo nuevo en ese ser. La Biblia lo llama una «nueva creación». El Señor quiere que cada uno de nosotros llegue a ser una nueva criatura. Volvámonos a Dios.

Hermano Pablo