lunes, 31 de agosto de 2009
HOY..QUIERO SER UN ARBOL QUE PRODUCE FRUTOS
“Así, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. El árbol bueno no puedo dar fruto malo, ni el árbol malo dar fruto bueno” Mateo 7:17,18
En Sudáfrica hay varias enfermedades que afectan los naranjos. Una de ella se conoce popularmente como el mal de las raíces. Un árbol puede seguir dando frutos, de modo que un observador ordinario no note nada malo; sin embargo, un experto detectaría el comienzo de la muerte lenta. En las viñas, la filoxera ataca las raíces y se ha descubierto que la única cura es arrancar las raíces viejas y proporcionar otras nuevas. La especie antigua de la vid se injerta en una raíz americana y, con el tiempo, se tienen las mismas cepas, con las mismas ramas y los mismos frutos que antes; pero las raíces son nuevas y tienen capacidad para resistir la filoxera. La enfermedad se presenta en la parte de la planta que no se ve y que es dónde se puede buscar la sanidad.
¿Cuántos son los que están batallando con ellos mismos sin ir directamente a la raíz?. Hoy quiero ir a la raíz para ser un árbol que da buenos frutos y lo que hoy necesito es alimentar mis raíces con la palabra de Dios y con una entrega total de mi existencia. Esa entrega comienza con una vida de conversación privada con el Maestro. Es la falta de oración en secreto lo que explica muchas de las debilidades externas y una vida diaria sin un fruto consistente, permanente y vivo. Es el descuido del mantenimiento de esta vida oculta enraizada en Cristo, basada y cimentada en amor lo que explica por que no hay frutos abundantes. Lo único que puede lograr que cambie todo esto en mi vida hoy es la restauración de mi morada interior.
Si hoy logro entender lo que significa el hacer que el establecimiento de una comunión personal y secreta con Dios sea mi mayor interés, la verdadera vida espiritual entonces florecerá. “Si la raíz es santa también lo serán las ramas” . Si mi primer tiempo hoy es para el Señor el día con todas la tareas tendrán otro tinte y tendrán otro color. Hoy quiero que mis raíces están profundamente cimentadas en la roca eterna de los siglos y bebiendo del agua clara del manantial del río de mi Dios.
Señor. Gracias por ser la fuente de mi existencia y gracias por ser mi Padre . Hoy quiero tener mis raíces sanas y bien cimentadas en tí. Si mis raíces están bien cimentadas, el fruto de mi vida no sólo será bueno sino abundante. Señor con profundidad lo haces a través de tu Santo Espíritu en mi. Ayúdame hoy a examinar mis raíces y asegurarme que ellas están plantadas en tu palabra y alimentadas por el fuego de tu amor que lo recibo en la diaria comunión de la oración. Gracias Señor porque hoy se que el fruto de mi vida no es algo que yo hago, sino algo que nace de la relación real contigo- Amén.
En Sudáfrica hay varias enfermedades que afectan los naranjos. Una de ella se conoce popularmente como el mal de las raíces. Un árbol puede seguir dando frutos, de modo que un observador ordinario no note nada malo; sin embargo, un experto detectaría el comienzo de la muerte lenta. En las viñas, la filoxera ataca las raíces y se ha descubierto que la única cura es arrancar las raíces viejas y proporcionar otras nuevas. La especie antigua de la vid se injerta en una raíz americana y, con el tiempo, se tienen las mismas cepas, con las mismas ramas y los mismos frutos que antes; pero las raíces son nuevas y tienen capacidad para resistir la filoxera. La enfermedad se presenta en la parte de la planta que no se ve y que es dónde se puede buscar la sanidad.
¿Cuántos son los que están batallando con ellos mismos sin ir directamente a la raíz?. Hoy quiero ir a la raíz para ser un árbol que da buenos frutos y lo que hoy necesito es alimentar mis raíces con la palabra de Dios y con una entrega total de mi existencia. Esa entrega comienza con una vida de conversación privada con el Maestro. Es la falta de oración en secreto lo que explica muchas de las debilidades externas y una vida diaria sin un fruto consistente, permanente y vivo. Es el descuido del mantenimiento de esta vida oculta enraizada en Cristo, basada y cimentada en amor lo que explica por que no hay frutos abundantes. Lo único que puede lograr que cambie todo esto en mi vida hoy es la restauración de mi morada interior.
Si hoy logro entender lo que significa el hacer que el establecimiento de una comunión personal y secreta con Dios sea mi mayor interés, la verdadera vida espiritual entonces florecerá. “Si la raíz es santa también lo serán las ramas” . Si mi primer tiempo hoy es para el Señor el día con todas la tareas tendrán otro tinte y tendrán otro color. Hoy quiero que mis raíces están profundamente cimentadas en la roca eterna de los siglos y bebiendo del agua clara del manantial del río de mi Dios.
Señor. Gracias por ser la fuente de mi existencia y gracias por ser mi Padre . Hoy quiero tener mis raíces sanas y bien cimentadas en tí. Si mis raíces están bien cimentadas, el fruto de mi vida no sólo será bueno sino abundante. Señor con profundidad lo haces a través de tu Santo Espíritu en mi. Ayúdame hoy a examinar mis raíces y asegurarme que ellas están plantadas en tu palabra y alimentadas por el fuego de tu amor que lo recibo en la diaria comunión de la oración. Gracias Señor porque hoy se que el fruto de mi vida no es algo que yo hago, sino algo que nace de la relación real contigo- Amén.
EL VALOR DE UNA ORACION
Señor…
…Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
¡ Señor…si yo me olvido de ti, Tú por favor nunca te olvides de mí !
…Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
¡ Señor…si yo me olvido de ti, Tú por favor nunca te olvides de mí !
No es cuanto oras..sino cómo oras y a quién oras lo que determina el valor de la oración. Si te diriges al Padre y tu oración es libre de egoísmos, vanidades o falsas ilusiones, entonces tendrás una oración de calidad.
Si lo afliges y él clama a mí, ciertamente yo escucharé su clamor. Exodo 22:23Entonces clamó el pueblo a Moisés, y Moisés oró al Señor y el fuego se apagó. Num 11:2
Entonces clamó Sansón a Dios, y dijo: Señor, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos. Juec 16:28
MARAVILLOSO MISTERIO
Lectura: Lucas 23:32-43.
“Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” Salmos 103:12
Los titulares en nuestro periódico local no anunciaban buenas noticias en absoluto. Casi 60 millones de litros de aguas residuales parcialmente tratadas desaparecieron de repente de un estanque de almacenamiento en una instalación de tratamiento de agua. Justo en las afueras de la pequeña ciudad de Sand Lake, Michigan, una laguna de 150 metros x 150 metros desapareció en un sumidero. El problema era que nadie sabía hacia dónde iban las aguas residuales. Según el portavoz de un condado, «primero se deberá saber a dónde se fueron [las aguas residuales] para poder decir qué fue lo que pasó».
Cuando leí el artículo, imaginé que todas las malas acciones de mi vida eran como ese sucio estanque que ya no estaba allí. En mis momentos más claros de fe, puedo decir con toda honestidad que realmente no sé a dónde se fueron, pero se han ido. La última vez que vi la verdadera culpa de mi envidia, ira e impaciencia, ésta había sido clavada en la cruz con un Hombre que sufrió por malas acciones que jamás había cometido.
¿A dónde se fue mi culpa? La Biblia me da respuestas que no puedo entender en realidad: ha sido sepultada en lo más profundo del mar (Miqueas 7:19), alejada cuanto está lejos el oriente del occidente (Salmo 103:12), borrada de los libros eternos de la justicia del cielo (Colosenses 2:13-15).
No, todo lo que en realidad puedo entender es que le debo gratitud, alabanza y honra eternas a Aquel que llevó nuestro pecado; una buena noticia que es un misterio inexpresable.
Cuando Dios perdona, quita nuestro pecado y restaura nuestra alma.
“Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” Salmos 103:12
Los titulares en nuestro periódico local no anunciaban buenas noticias en absoluto. Casi 60 millones de litros de aguas residuales parcialmente tratadas desaparecieron de repente de un estanque de almacenamiento en una instalación de tratamiento de agua. Justo en las afueras de la pequeña ciudad de Sand Lake, Michigan, una laguna de 150 metros x 150 metros desapareció en un sumidero. El problema era que nadie sabía hacia dónde iban las aguas residuales. Según el portavoz de un condado, «primero se deberá saber a dónde se fueron [las aguas residuales] para poder decir qué fue lo que pasó».
Cuando leí el artículo, imaginé que todas las malas acciones de mi vida eran como ese sucio estanque que ya no estaba allí. En mis momentos más claros de fe, puedo decir con toda honestidad que realmente no sé a dónde se fueron, pero se han ido. La última vez que vi la verdadera culpa de mi envidia, ira e impaciencia, ésta había sido clavada en la cruz con un Hombre que sufrió por malas acciones que jamás había cometido.
¿A dónde se fue mi culpa? La Biblia me da respuestas que no puedo entender en realidad: ha sido sepultada en lo más profundo del mar (Miqueas 7:19), alejada cuanto está lejos el oriente del occidente (Salmo 103:12), borrada de los libros eternos de la justicia del cielo (Colosenses 2:13-15).
No, todo lo que en realidad puedo entender es que le debo gratitud, alabanza y honra eternas a Aquel que llevó nuestro pecado; una buena noticia que es un misterio inexpresable.
Cuando Dios perdona, quita nuestro pecado y restaura nuestra alma.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)