sábado, 17 de abril de 2010

EL CONDUCTOR DE AUTOBUS

Lectura: 1 Juan 4:7-12.
"Sed, pues, imitadores de Dios… y andad en amor" Efesios 5:1-2
Es fácil que en medio del acarreo de 70 piezas de equipaje, un piano electrónico y otros equipos de un aeropuerto a otro y de un autobús a otro, nos preguntemos: «¿Por qué estamos haciendo esto?»
No es fácil llevar a 28 adolescentes en un viaje ministerial de once días a un país al otro lado del océano. Pero, al final del viaje, nuestro conductor de autobús, quien nos había llevado por toda Inglaterra y Escocia, tomó el micrófono del vehículo y con lágrimas les agradeció a los muchachos y a las muchachas por lo maravillosos que habían sido. Más tarde, cuando llegamos a casa, él nos escribió un correo electrónico para decirnos lo mucho que apreció las tarjetas de agradecimiento que los jóvenes le habían escrito —muchas de las cuales contenían el Evangelio.
Aunque los estudiantes ministraron a cientos por medio de canciones durante el viaje, tal vez fue el conductor del autobús quien recibió el mayor beneficio de la actitud de los jóvenes que imitaban a Cristo. En Efesios se nos dice que seamos imitadores de Dios y que andemos en amor (Efesios 5:1-2). Los demás ven a Dios en nosotros cuando nos mostramos amor unos a otros (1 Juan 4:12). El conductor de autobús vio a Jesús en los estudiantes y les dijo que ellos podían perfectamente convertirle a la fe en Cristo. Tal vez fue por este hombre que hicimos ese viaje.
¿Por qué haces lo que haces? ¿En la vida de quién estás causando efecto? Algunas veces no es a la audiencia a la que nos dirigimos a la que le causamos el mayor impacto. Algunas veces es a los conductores de autobús del mundo.
Dar testimonio no es simplemente lo que un cristiano dice, sino lo que hace.

COMO MANTENER EL BARCO A FLOTE

Un día en una visita al capitán del barco, sonó una alarma estridente, seguida por extraños ruidos como de algo que rechinaba y chocaba ruidosamente debajo del puente.
«Son nuestros compartimentos herméticos que se cierran», explicó el capitán. «Es una parte importante de nuestros ejercicios de seguridad.
En caso de un verdadero problema, el agua que se filtra en un compartimiento no afecta al resto del barco. Aun al chocar con un témpano de hielo, como el Titanic, el agua sólo penetraría en el compartimiento roto. Sin embargo, el barco seguiría a flote».
Cuando habló a los estudiantes de Yale, Osler recordó la descripción que el capitán hizo del barco:
Cada uno de ustedes es una organización más maravillosa que ese gran trasatlántico, y han emprendido un viaje mucho más largo.
Les exhorto a que aprendan a tener bajo sujeción su vida y a vivir cada día en un compartimiento hermético para ese día.
Esto garantizará su seguridad en todo el viaje de la vida. Toquen un botón y escuchen, en todo ámbito de su vida, las puertas de hierro que dejan fuera el pasado, los días de ayer que ya han muerto.
Toquen otro botón y cierren, con una pared metálica, el futuro, los mañanas que aún no nacen. Así estarán a salvo; a salvo por ese día.
No piensen en la cantidad que hay que lograr, ni en las dificultades que hay que vencer, sino empéñense seriamente en la tarea menuda que tienen a la mano, y dejen que sea suficiente para el día; porque nuestro claro deber no es ver lo que apenas se ve en la distancia, sino hacer lo que tenemos al alcance de la mano.
Lucado, M. (2001). Aligere su equipaje (Page 65). Nashville: Caribe-Betania Editores.
Muchos barcos personales están sosobrando hoy porque no aprendieron a cerrar el compartimento de abajo. Aprendamos la lección para mantener flotanto el barco de nuestra existencia.
Mateo 6.34.
No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
1 Pedro 5:7
Echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado de vosotros.