jueves, 1 de mayo de 2008

NO MERECIA TANTO AMOR

LO QUE DIGO

Un joven abogado, acabado de graduar del colegio de leyes y comenzando su primer día en el trabajo, se sentó en la comodidad de su nueva oficina dando un gran suspiro de satisfacción.
Había trabajado duro por mucho tiempo para saborear ese momento.
Entonces, notando un posible cliente que se acercaba a su puerta, comenzó a parecer ocupado y enérgico. Abrió su libreta tamaño legal y con su pluma de escribir en mano, tomó el teléfono, lo sujetó con su barbilla, y comenzó a escribir con rapidez mientas fingía que hablaba con alguien importante diciendo:
-Mira Larry, en cuanto a ese trato de fusión, pienso que mejor me llegó a la factoría y lo manejo en persona. Sí. No. No pienso que tres millones de dólares lo logren. Mejor hagamos que Smith, de Los Ángeles, se reúna con nosotros allí. Está bien. Te llamo más tarde.
Colgando el teléfono, colocó la pluma en el escritorio, levantó la mirada a su visitante, se puso de pie, le extendió su mano y le dijo con la voz más cortés y llena de confianza que tenía como abogado:
-Buenos días. ¿Cómo puedo ayudarlo?
El posible cliente respondió:-En realidad, solo estoy aquí para conectar su teléfono.
Hay un viejo adagio que dice, “En boca cerrada, no entran moscas”. Es ocasiones lo mejor es, ¡mantener tu boca cerrada!
Proverbios 10:19En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente.

SIGUE HABLANDO DE CRISTO

Lectura: 1 Corintios 15:51-57
Jesús le dijo: Yo soy la sSresurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá. --Juan 11:25.
El pastor Eloy Pacheco dijo en un funeral de un creyente que Jesús es la única fuente de consuelo duradera. Después, una mujer se le acercó y le dijo: «Ustedes los predicadores son todos iguales. De lo único que hablan es de Cristo, Cristo, Cristo.»
«Eso es cierto --contestó él amablemente--. ¿Qué consuelo le puede ofrecer a usted a la afligida familia?»
Ella se quedó callada por un momento y luego dijo: «Tiene razón. Al menos ustedes tienen a Cristo.»
Tarde o temprano, alguien a quien amamos va a morir y querremos ser consolados. Un abrazo, una obra amable, lágrimas compartidas y la presencia de un amigo pueden mitigar un poquito el dolor de la tristeza. Pero estos gestos no contestan nuestras preguntas más urgentes: ¿Qué hay más allá de la tumba? ¿Dónde está la persona ahora? ¿Nos vamos a reunir en el cielo? ¿Cómo puedo tener la seguridad de la vida eterna?
Para obtener las respuestas a esas preguntas debemos mirar a Jesucristo. Él es el que derrotó el pecado y la muerte muriendo en la cruz por nosotros y resucitando de la tumba (1 Corintios 15:1-28,57). Puesto que vive, todos los que ponen su fe en Él vivirán para siempre con Él (Juan 11:25).
Cuando muere un creyente en Cristo, nosotros los que quedamos atrás podemos encontrar consuelo y confianza en Él. Así que sigamos hablando de Cristo.
EN LA VIDA Y EN LA MUERTE, NUESTRA ÚNICA ESPERANZA ES CRISTO.