martes, 1 de julio de 2008

EL ZAPATERO

Un joven llamado Ronald tenia una tía que lo quería mucho y era muy bondadosa con el. En una ocasión ella llevo al joven a un zapatero para que le hiciera un par de zapatos a la medida.
El zapatero le pregunto: ¿Quieres los zapatos puntera cuadrada o redonda? Ronald tartamudeo un poco, el no sabia lo que quería.
El zapatero dijo: ” Esta bien. Ven por acá dentro de un par de días, me dices lo que quieres y te haré los zapatos”. Dos días después, el zapatero lo vio en el pueblo y le volvió a preguntar:
“¿Quieres los zapatos puntera cuadrada o redonda?
Ronald le contesto: “No se”.
El zapatero le dijo: “Ven dentro de dos días y tus zapatos estarán listos”.
Ronald contaba que cuando fue a buscar los zapatos, uno de ellos tenía la puntera cuadrada y el otro redonda.
El zapatero lo miro y le dijo: “Esto te enseñara que desde ahora en adelante, no debes permitir que la gente tome decisiones por ti”.Y el joven agregaba: ” Aprendí allí mismo a tomar mis propias decisiones, si uno no lo hace, otro lo hará por uno”
¿No sientes la suficiente confianza como para tomar una decision, ya que tienes miedo de cometer algún error?, bueno, pues entonces recuerda que inclusive las malas decisiones pueden ser una excelente oportunidad de aprender.

Filipenses 1:9“Que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, Para que discernáis lo mejor;”Salmos 55:22“Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.”Proverbios 9:10“El temor del Eterno es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”Proverbios 9:8-9“Corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber”.

DEJA QUE DIOS HAGA SU OBRA

Lectura: 1 Corintios 3:1-11
Así que ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios que da el crecimiento. --1 Corintios 3:7.
En nuestro celo por servir al Señor es fácil pensar que tenemos la responsabilidad de producir resultados. Esto nos hace poner demasiada fe en nuestra habilidad y muy poquita en la de Dios.
Pablo observó esta misma tendencia en la iglesia de Corinto. Ciertos creyentes ensalzaban el ministerio de Pablo de sembrar semillas, mientras que otros favorecían el de Apolos, el cual las regaba. En 1 Corintios 2, Pablo les recordó que es Dios quien hace que la semilla dé fruto (vv.4-7). No obstante, Pablo reconocía que sus fieles esfuerzos formaban parte del plan de Dios, y que «cada uno recibirá su propia recompensa conforme a su propia labor» (v.8).
Imagínate un agricultor sentado en el pórtico de su casa. Le preguntas qué hace. Y él te contesta: «Labrar la tierra.» Le preguntas qué cosecha. Él contesta: «Trigo.» «Pero sus campos no se ven arados ni sembrados» --le dices. «Así es» --contesta él. «Estoy labrando por fe y creyendo que Dios dará la cosecha.» «Pero, ¿no debería usted estar haciendo algo?» --replicas tú. Y él contesta: «Lo estoy haciendo. Estoy orando y creyendo.»
Esta historia me recuerda que Dios no hará la obra por nosotros. La mejor manera de servir es sembrando fielmente y regando la semilla. Luego, hay que confiar a Dios los resultados.
NOSOTROS PODEMOS SEMBRAR LA SEMILLA. SÓLO DIOS PUEDE DAR LA COSECHA.