jueves, 23 de diciembre de 2010

JUANITO Y LAS VELAS

Juanito se quedo mirando las velas que parpadeaban la noche de navidad en la mesa del comedor donde la familia celebraba la cena de Navidad.

Concentrado, casi ensimismado estaba cuando papá le dijo: Juanito, en que piensas?. Juanito , lentamente pero con un espíritu casi poético dijo: Papi….estoy mirando como si una estrella estuviera sonriéndome en el parpadear de la vela.

De pronto, saliendo de su concentración, y dirigiéndose a su padre le dice: “Papi, porqué ponemos velas tan lindas en la cena de navidad.

Y el padre, con una mirada tierna le dijo. Juanito: Como familia celebramos está noche una fiesta de luz, luz que vence a las tinieblas durante la noche, Nos recuerda, que la Biblia dice: Que Jesús es la luz del mundo. Nuestro Salvador vino a este mundo sumido en tinieblas para que podamos vivir en su luz eterna y gloriosa.

Juanito, entonces preguntó: Papi, siempre han existido las velas? Y papa le dijo. NO, hijo, No, antes de que existieran las velas se usaban teas con astillas resinosas de pino y candiles o lámparas de aceite.

Recuerda, las velas son una expresión simbólica de la luz que rompe las tinieblas y las vence ocupando su lugar; de la victoria del bien sobre el mal en sus propios dominios; del triunfo del día sobre la noche precisamente en los dominios de la noche; de la victoria del bien sobre el mal. Por eso la luz de las velas, con ser más tenue, tiene mucha más fuerza y más vida que la fría luz eléctrica.

Juanito: Nuestras vida estarían en la oscuridad, si Jesús no hubiese venido a rescatarnos. Por eso, es que nuestra familia en estos días recuerda con mucho amor y devoción a nuestro salvador, pero no es solamente está época, sino siempre, cada día del año y lo más hermoso de todo, es que Dios quiere que nuestra vida sea como una vela constante para que alumbremos donde quiera que estemos.

Juanito, tu eres una pequeña, pero brillante vela.

El Señor quiere alumbrar en ti vida hoy, para quitar las sombras y la oscuridad y hacer que en tu vida, hoy, resplandezca un nuevo día.

El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció. Mateo 4:16

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:4

¿TENDRIAS DIEZ CENTAVOS?

Lectura: 2 Corintios 9:6-15.
"Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado" Proverbios 14:21
En su perspicaz libro The Forgotten Man (El hombre olvidado), Amity Shlaes ofrece fascinantes historias de cómo se vivió durante la gran depresión en los Estados Unidos. En medio de toda esa tragedia económica estaba «el hombre olvidado», un término usado para las incontables personas que eran despedidas de sus empleos.
Una popular canción de aquella época expresa conmovedoramente su historia:
Solían decirme que estaba construyendo un sueño, con paz y gloria por delante.
¿Por qué debo estar en una fila tan sólo por pan expectante?
Construí un ferrocarril una vez, lo hice funcionar, contra el tiempo corría.
Construí un ferrocarril una vez, que ahora está completo. Hermano, ¿diez centavos tendrías?
La letra nos recuerda que un bajón en la economía lo cambia todo para quienes pierden sus empleos. Cuando eso sucede, como cristianos debemos hacer lo que podamos por los necesitados. En Gálatas 2, Pablo y Bernabé fueron exhortados a evangelizar y a «acord[arse] de los pobres» (v.10). Podemos ver que Pablo hizo precisamente eso: predicar el evangelio y fomentar la ayuda financiera para aquellos que tenían necesidades (Hechos 11:29-30; 1 Corintios 16:1-3).
En tiempos económicamente difíciles, también debemos ayudar a las personas con necesidad espiritual y física. Diez centavos no hacen mucho en estos días, pero una actitud generosa sí.
Un buen ejercicio para el corazón es inclinarse para ayudar a que otra persona se levante.