jueves, 16 de octubre de 2008

LA VERDAD Y NADA MAS QUE LA VERDAD

David Casstevens del Noticiero Matutino de Dallas cuenta una anécdota sobre Frank Szymanski, un centro de Notre Dame en los 1940s, que había sido citado como testigo en un juicio civil en South Bend.
"¿Está usted en el equipo de fútbol Americano de este año de Notre Dame?" preguntó el juez.
"Sí, Su Señoría"
"¿En qué posición?"
"Centro, Su Señoría"
"¿Qué tan bueno es como centro?"
Szymanski se retorció en su asiento pero dijo con firmeza: "Señor, soy el mejor centro que Notre Dame ha tenido jamás"El entrenador Frank Leahy, que estaba en la corte, se sorprendió. Szymanski había sido siempre modesto y no presuntuoso. Así que cuando terminaron las sesiones, llevó a Szymanski a un lado y le preguntó por qué había hecho tal afirmación. Szymanski se sonrojó."Me sentí mal al hacerlo, Entrenador", dijo él. "Pero, después de todo, estaba bajo juramento"David Casstevens, "Condensed Chicken Soup for the Soul", Editor: Jack Canfield, Mark Victor Hansen & Patty HansenEs cierto que necesito hablar la verdad y nada más que la verdad, pero hay ocasiones especialmente en lo que toca a nosotros que es mejor que otros hablen por nosotros. No tengo que decir que tan bueno soy, pero puedo decir que otros son los que pueden decir como lo estoy haciendo.
He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Jeremías 33:6
.Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:21.

UN TOQUE A LA PUERTA

LEA: 2 Timoteo 1:8-12
Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor. -2 Timoteo 1:8
Tocaron a la puerta del hogar de un joven padre de familia. Cuando el joven contestó a la puerta, le saludó alguien a quien nunca antes había conocido - un hombre amigable de una iglesia cercana que pasó para saludar.
Su agradable comportamiento y amables palabras impresionaron al padre y ambos acordaron volver a reunirse. Cuando lo hicieron, el visitante le presentó al hombre el Evangelio de Jesucristo. Tanto él como su esposa confiaron en Jesús como su Salvador.
Eso lo cambió todo. La pareja comenzó a asistir a la iglesia y sus seis hijos se convirtieron en creyentes en Cristo. Finalmente, el papá llegó a ser maestro de escuela dominical y diácono.
Una de las hijas de esta pareja creció y llegó a ir a la misma universidad cristiana a la que yo asistí. El nombre de esa estudiante era Sue, y desde la primera vez que ví a esta linda chica de Grand Rapids, quedé locamente enamorado. El hombre que contestó a la puerta finalmente se convirtió en mi suegro. Ese embajador de puerta en puerta no sólo cambió a un hombre, sino a toda una familia -y los resultados siguen resonando.
Pablo nos animó: «Que vuestra conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada persona» (Col. 4:6).
¿Sobre la vida de quién, sobre el futuro de quién, tendrás un impacto?