Mi vida fue profundamente impactada por el amor del Señor que he quedado sin palabras para expresar el impacto de su amor en mi solitario corazón. EL Arzobispo de Cambray, Francois Fenelon, también fue impactado por el amor de Dios y por ello en 1713 escribió: “ Usted podrá preguntarme, cómo es posible que un hombre se entregue a algo que no ha sentido y especialmente cuando se trata de un objeto que no ve y con el cual no tiene ninguna familiaridad? Pues bien, todos los días de su vida usted ama cosas que no ve. Por ejemplo, acaso ve usted el ingenio de sus amigos? Ve acaso su sinceridad, su desinterés, su virtud?. Usted no puede ver estas cosas con los ojos del cuerpo y, sin embargo, usted las valora y aprecia hasta el grado de que prefiere verlas en sus amigos antes que las riquezas o la hermosura externa o cualquier otra cosa que sea muy llamativa a la vista. Ame pues la sabiduría y la suprema bondad de Dios, así como es capaz de amar el ingenio y la imperfecta bondad de sus amigos. Y si no puede actualmente experimentar el sentimiento del amor por lo menos puede tener un deseo y una voluntad de amar, lo cual constituye el punto esencial.
William Law dijo: “Yo no entiendo el amor como una ternura natural que la tiene más o menos toda la gente común según su constitución o temperamento, sino la tendencia más profunda del espíritu que, fundada en la razón y en la piedad, nos hace delicados, bondadosos y amables con todas las criaturas de Dios, por amor a él a quien amamos sin haberle visto”.
Epíteto en el año 60 antes de Cristo dijo: “Eres una porción distinta de la esencia de Dios y contiene una parte de él en ti mismo. Por qué, pues , eres tan ignorante acerca de tu noble origen? Por qué no consideras de donde vienes? Por qué no recuerdas, cuando estas comiendo, a quien estás alimentando? No sabes acaso que estás alimentando lo divino? Lo divino que tu representas? Llevas a Dios contigo y tú, pobre infeliz, no lo sabes”. Estas palabras fueron escritas muchas años atrás en la historia y la Biblia lo recuerda, En Señor esta hoy en mi.
Señor. Gracias por vivir en mi. Por darme la persona de tu Espíritu para guiarme y enseñarme. En este día te amaré más aunque no te haya visto. Amén.