martes, 16 de febrero de 2010

SUICIDIOS JUVENILES

Eran los días de carnaval en Río de Janeiro, y todo, como siempre, transcurría brillante, rutilante, colorido, frenético. Las escuelas de zamba rivalizaron en disfraces, en maquillajes y en danzas. Decenas de miles de turistas de todo el mundo estaban presentes para ver y experimentar el carnaval.

Terminada la euforia de la fiesta, sucedió lo que siempre sucede. Una depresión profunda cayó sobre todo Río de Janeiro. Y junto con la depresión pasó, también, lo que siempre pasa. Una ola de suicidios sacudió la ciudad. Nada menos que dieciocho jóvenes se quitaron la vida en un solo fin de semana.

¿Cómo puede ser que tras una fiesta tan fogosa haya tantas personas que caen en tal descenso emocional que llegan a ser víctimas de depresiones suicidas? Es increíble, pero eso es precisamente lo que ocurre.

Lo cierto es que los suicidios de los adolescentes constituyen una plaga mundial. Y son los países de mayor prosperidad económica, tales como Austria, Suecia, Japón y Estados Unidos, los que están más plagados.

De esa ola de suicidios en el Brasil el periódico O Estado de São Paulo sostuvo que las mayores causas son «fracasos amorosos, enfermedades, alcoholismo y problemas financieros». Y eso por no mencionar la causa principal: el ateísmo generalizado en que prácticamente ha caído la sociedad occidental.

Donde no hay fe en Dios, la desesperación y su secuela, la propensión al suicidio, son alarmantes. En cambio, donde hay fe viva y sencilla en Jesucristo como Señor, Salvador, Pastor y Amigo, se aprende a entregarle a Él todas las cargas de la vida. Y aunque se pase por circunstancias muy difíciles, no se piensa en suicidio. Se piensa en Dios, y se apela a la oración.

El cristiano genuino y sincero, el cristiano auténtico y verdadero, jamás contempla el suicidio. Sería la negación más palpable de su fe religiosa, el fracaso más grande de su testimonio cristiano. El cristiano genuino, que mantiene la comunión espiritual con Cristo, siempre encuentra, en medio de la mayor flaqueza, fuerza para sobreponerse al infortunio.

Si sentimos que ya no soportamos el extremado peso de esta vida, escuchemos las palabras del divino Maestro: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma» (Mateo 11:28-29).

Cristo siempre salva, y lo hace siempre por la fe.

Hermano Pablo

CARTA DE UNA PERSONA IMPORTANTE

Una carta para usted de una persona importante:

Querido socio de negocios o empleado:

Por hoy, he decidido ser su cliente. No importa en qué parte de la organización usted esté, no importa qué parte del trabajo desempeña, usted es parte de mi experiencia de servicio al cliente. Usted determina si regresaré o no.

Cuando visito o llamo a su lugar de negocios, espero ser tratado bien por la gente que me espera. Pero juzgo su trabajo mucho más que por su “servicio al cliente”. Observo todo. Hago preguntas: ¿Está todo limpio y en buenas condiciones? ¿Es el servicio o producto de buena calidad? ¿Llegó el servicio al tiempo y en buenas condiciones? ¿La forma de efectuar los pagos y el personal fueron eficientes y correctos? ¿Estaban los estantes bien provistos y ordenados? ¿Los mensajes telefónicos eran claros y fáciles de entender? ¿Cuánto tiempo tuve que esperar al teléfono o me pasaron de departamento en departamento?

Quizás, nunca me conocerá personalmente. Quizá ni me vea. Pero debe apreciarme mucho. Soy, después de todo, la razón de que sus negocios existan, la razón de que tenga trabajo. Haga su parte para que yo mejore mi experiencia, y volveré para darle mis mejores ganancias.

Atentamente,
Su cliente.

Dale al mundo lo mejor de ti y lo mejor volverá a ti.

Efesios 6:7
Sirviendo de buena voluntad como al Señor y no a los hombres

DESVIO

Lectura: Hebreos 2:1-9.
"Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos" Hebreos 2:1
En la película muda de 1923 Our Hospitality (Nuestra Hospitalidad), el comediante y acróbata Buster Keaton realizó una osada proeza cerca de unas cataratas. Una cuerda de aguante, llamada cable de «retención», escondida en el agua y atada a él, le impedía ser llevado hacia las cataratas.
Durante la filmación, el cable se rompió, y Keaton fue arrastrado hacia las cataratas. Él se las arregló para asirse de una rama que colgaba, a la que se aferró hasta que el equipo pudo rescatarle. La dramática escena aparece en la película terminada.
Ser desviado hacia peligros no buscados puede dar resultado para las emocionantes secuencias de una película. Sin embargo, en la vida real los peligros de este tipo generalmente se marcan con señales de advertencia para evitar que las personas se aventuren por caminos que les causen daño.
De manera similar, la Biblia nos ha brindado señales de advertencia en cuanto a desviarnos de la seguridad de la Palabra de Dios. «Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos» (Hebreos 2:1).
Es fácil desviarnos cuando no nos aferramos a la Palabra de Dios por medio del estudio y la reflexión. Al igual que una corriente rápida, las atracciones de este mundo caído nos llevan hacia el pecado. Pero, al meditar en las Escrituras y buscar la guía del Espíritu Santo, aprendemos la realidad de nuestra ancla espiritual y nos mantenemos seguros, incluso en los peligros de la corriente del mundo.
La brújula de la Palabra de Dios te mantendrá lejos del naufragio espiritual.