jueves, 30 de julio de 2009

LAS HUELLAS SOBRE LA ARENA



Una noche un hombre tenía un sueño. Soñaba que recorría la playa con el SEÑOR. A través del cielo centelleaban las escenas de su vida. Para cada escena, él notó dos conjuntos de huellas en la arena; una que le pertenecía a él, y otra al SEÑOR.

Cada vez que pasaba una escena de su vida ante de él, miraba hacia atrás las huellas en la arena. Notó que muchas veces a lo largo del el camino de su vida había solamente un conjunto de huellas. Esto ocurría en los momentos más difíciles y tristes de su vida.

Esto lo incomodó y preguntó al SEÑOR: "SEÑOR, tú me dijiste que una vez que decidiera seguirte, recorrerías conmigo todo mi camino. Pero he notado que durante los más difíciles momentos de mi vida, había solamente un conjunto de huellas. No entiendo por qué cuando más te necesité tú me dejaste solo."

El SEÑOR contestó: "mi amado, amado hijo, yo nunca te dejé solo. Durante tus épocas de sufrimiento, cuando tú viste solamente una huella, yo te llevaba en mis brazos."

DEJA QUE TU PADRE TE DÉ UN BESO


La balsa de goma corrió desbocada sobre los furiosos rápidos del río Colorado, en el Gran Cañón. Navegaban en la balsa tres hombres impetuosos. De repente la balsa dio contra una afilada punta de una roca, y estalló como un globo. Los tres hombres cayeron a las turbulentas aguas.

Harris Frank, de sesenta y cinco años de edad, hombre recio y duro, luchó por su vida. Tenía una clavícula fracturada y la mano izquierda casi seccionada. De los otros hombres, su hijo John de cuarenta años, y su nieto Tyler de dieciocho, no supo nada. En su agonía clamó a Dios diciendo: «Señor de los cielos, sálvame a mí y sálvalos a ellos.» Después de dos horas fue rescatado.

Cuando su hijo y su nieto fueron a verlo al hospital, Harris Frank, con lágrimas en los ojos, dijo: «Deja que tu padre te dé un beso.» Este era el primer beso que aquel padre le daba al hijo en cuarenta años de vida.

Harris Frank no era un hombre malo. Era un hombre duro, eso sí, de los que piensan que besar a un hijo es señal de debilidad, cosa de mujeres. Pero él no era malo. Sin embargo, esos momentos de peligro, cuando parece que se ha llegado al fin de la vida y se abre por delante el abismo negro de la muerte, sirven para ablandar la mente y el corazón. El hombre más duro se enternece, y los ojos sin lágrimas se humedecen.

Muchos padres piensan que para hacer que sus hijos sean hombres tienen que tratarlos con dureza e insensibilidad. No deben nunca mostrarles cariño ni darles un abrazo. Pero cuando acecha la muerte o golpea la desgracia, se dan cuenta de que la vida natural no es así. Ellos también, por duros que sean, sienten emociones que los mueven a llorar, a asustarse y a clamar a Dios. Cuenta Harris Frank, en su relato, que vio una especie de catedral blanca en los cielos, y eso lo hizo clamar a Dios.

¿Cómo debe relacionarse, entonces, el padre con su hijo? Si el hijo está en la cunita y todavía viste pañales, debe ir y darle un beso. Si el hijo tiene dieciocho años y está sufriendo sus primeros problemas emocionales, debe abrazarlo, darle un beso y confortarlo. Y aun si el hijo tiene cuarenta años de edad y está pasando por una crisis en su vida, debe darle un abrazo y un beso. ¿Acaso por eso deja de ser su hijo?

Los hijos, especialmente los hijos varones, necesitan ver en su padre esa transparencia emocional que les asegura que son amados de quien más necesitan amor. Amemos a nuestros hijos con el amor con que Dios ama a su Hijo Jesucristo, y lloremos con ellos.

Hermano Pablo

COMO DIOS ES MI TESTEGO

Para algunos en 1980, uno de los episodios más divertidos de la televisión, formaba parte de la serie cómica WKRP en Cincinnati. Se desarrollaba en una pequeña estación de radio de Ohio, el Día de Acción de Gracias. La estratagema era elaborar una promoción, en que el gerente de publicidad decidía regalar pavos, a clientes que patrocinaran un centro comercial local.
Mientras planeaban la campaña publicitaria, realzada por un aeroplano que sobrevolara y una estructura para control remoto de noticias en vivo, el personal administrativo tenía la certeza de que esto sería la campaña promocional más exitosa, jamás realizada.
No obstante, el gerente de la estación supo pronto que, una vez más, había sobrestimado el talento elemental de su gerente de publicidad. Los admiradores de WKRP, recordarán por mucho tiempo la caótica transmisión de radio, los clientes espantados y los encargados de atenderlos, corriendo, dando gritos y esquivando los pavos vivos, que fueron en palabras del estremecido reportero de noticias, “dejados caer como bolsas de cemento mojado”, arrojados desde el aeroplano que volaba sobre el centro comercial.
Pocos espectadores olvidarán la aturdida apariencia en el rostro del gerente de la estación, mientras un sonrojado y perplejo hombre de publicidad, sostenía su mano en alto para jurar: “Como Dios es mi testigo, ¡pensé que los pavos podían volar!”
Con un poco de suerte, la lección más importante aprendida es: “Como no sabemos todo, es saludable preguntar”. Y es ahí cuando somos coronados de humildad como un maravilloso regalo de Dios. no te avergüences de indagar acerca de lo que ignoras, tan sólo recuerda los pavos.
Santiago 4:6
Pero Él da mayor gracia. Por eso dice: “Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.

INSTANTANEAS DEL TIEMPO

Lectura: Salmos 90:1-12.
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” Salmos 90:12
Los diseñadores de una innovadora página web en Internet llaman a su creación una «instantánea» de nuestro mundo. Cada hora, las computadoras monitorean las fuentes internacionales de noticias, seleccionan las palabras y las fotografías que aparecen con mayor frecuencia y luego las muestran en una imagen interactiva. Con el tiempo, estas instantáneas de cada hora componen un mosaico de los eventos que se están desarrollando en el mundo.
Si una computadora pudiera rastrear nuestras palabras y nuestras acciones, ¿qué revelaría una instantánea de ayer? Después de semanas y meses, ¿qué patrones surgirían? ¿Y qué tema dominaría el mosaico final de nuestras vidas? El Salmo 90, una oración de Moisés, el hombre de Dios, es una mirada poderosamente sincera a la brevedad y la importancia de la vida. El autor compara toda una vida con un sueño o con una brizna de pasto y Le pide a gritos a Dios: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (v. 12).
A menudo, nuestros días parecen tan poca cosa y, sin embargo, llegan a significar mucho. La Biblia en Lenguaje Sencillo presenta el versículo 12 de este modo: «Enséñanos a pensar cómo vivir para que nuestra mente se llene de sabiduría». Es una oración por las instantáneas de la vida vislumbrando la imagen final.
Cuando todas las fotografías de nuestra vida se pongan sobre la mesa, éstas revelarán nuestras palabras y nuestras acciones recurrentes. ¿Qué historia contarán? Vale la pena considerar esto al elegir lo que haremos cada día.
Lo que cuenta no es cuánto tiempo vives, sino cómo lo vives.