martes, 29 de septiembre de 2009

PARA QUE SEPAS

Lectura: 1 Juan 5:6-13.
"Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna" 1 Juan 5:13
Un día, mientras Wim estaba en el mercado en Holanda, entabló conversación con una mujer que hizo la observación de que se puede llegar al cielo haciendo buenas obras.
El intento de Wim por explicar que es por la gracia de Dios que somos «salvos por medio de la fe» (Efesios 2:8) provocó una sonrisa en la mujer mientras ésta repetía con confianza: «y . . . haciendo buenas obras». Luego otra mujer se ofreció a comentar: «Usted puede tener la esperanza de que irá al cielo, pero no puede estar seguro». La afirmación de Wim de que lo sabía con certeza recibió un «nadie lo sabe con certeza» entre dientes.
Wim le mostró luego a la mujer lo que 1 Juan 5:11-13 dice. Le explicó: Vea, aquí no dice para que esperéis, sino para que sepáis. No convencida, ella respondió: «Al igual que usted, mi pastor dice que tenemos que tener fe, pero en realidad nunca sabemos si hemos sido lo suficientemente buenos. Puede que usted piense que lo ha sido, pero, ¿quién puede estar seguro de ello?»
Para algunos, puede que la confianza de Wim parezca increíble. Pero él basó sus palabras en esta declaración: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras» (Efesios 2:8-9).
Es verdad. No podemos ser lo suficientemente buenos. Nunca podemos hacer suficientes cosas buenas. Pero podemos estar seguros del cielo si simplemente creemos en el Señor (Hechos 16:31).
Somos salvos por la misericordia de Dios, no por nuestro propio mérito; por medio de la muerte de Cristo, no por nuestras acciones.

CUANDO SE PARAN LOS MOTORES

El aeropuerto de Anchorage, Alaska, reportaba cielo azul y visibilidad ilimitada. El avión volaba a veinte minutos del aeropuerto, y no había pronósticos de mal tiempo. Pero de pronto el jet de la línea holandesa KLM entró en una nube espesa. Sólo que no era nube de agua; era nube de ceniza volcánica. Los motores del avión se pararon, y el capitán dio el anuncio de aterrizaje forzoso.

Pero en eso el capitán Vanderlest hizo virar violentamente el avión 45 grados a la derecha. Logró así salir de la ceniza. Aire puro comenzó a entrar en los motores, éstos se encendieron de nuevo, y las 268 personas que venían a bordo del KLM llegaron sanas y salvas a su destino.

Hay aquí una poderosa lección. El capitán Vanderlest sabía, por la interrupción del funcionamiento de los motores, que había un problema, y él sabía que el problema no eran los motores. El problema era la nube de ceniza. Él también sabía que tendría que hacer algo drástico para hacer reaccionar los motores. ¿Cuál fue la solución? Hacer virar violentamente el avión hasta salir de la nube.

Nosotros también, aun sin estar a quince mil metros de altura, sufrimos dificultades. Nuestro mundo está pasando por muy serios problemas. Algunos son problemas políticos: gobiernos en confusión, guerras civiles, conflictos internacionales. Otros son problemas sociales: drogadicción, asaltos, robos, homicidios. Y otros son problemas familiares: hogares en bancarrota, hijos perdidos, matrimonios destruidos. Los motores de la nave están fallando, y estamos a punto de ser destruidos.

Pero el problema no son los motores, es decir, no son los gobiernos, ni la sociedad, ni la familia ni el individuo. El problema es el quebrantamiento de las leyes morales de Dios. Ese pecado es la nube de ceniza que nos está ahogando.

¿Qué podemos hacer? Tenemos que darle un giro violento a nuestra nave para salir de la nube. Tenemos que regresar al aire fresco y puro de las normas divinas, pues si no lo hacemos, todo continuará yéndonos mal. Fallará la sociedad, así como fallarán las relaciones con nuestro cónyuge y con nuestros hijos, y la vida entera continuará siendo un desastre. Y todo esto porque no vivimos de acuerdo con las leyes morales de Dios.

Sólo cuando Jesús es nuestro Señor absoluto, y sólo cuando le rendimos a Él nuestra voluntad, es que nuestra vida se endereza. Él desea ser nuestro Señor. Más vale que nosotros deseemos ser súbditos suyos.

Hermano Pablo

HOY.. QUIERO APRENDER A VELAR

“Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo y vean su vergüenza” Apocalipsis 16:15.
El apóstol dijo que a diario estamos sujetos a muerte y él lo dijo porque esa era la vida diaria de los primeros cristianos, ellos iban todos los días por los caminos , valles y montañas exponiendo sus vidas.
Quizá nosotros, no sentimos en el presente lo que es pasar y sufrir persecuciones en el mismo grado en que ellos lo sufrieron y si tuviéramos que pasarlo el Señor nos daría de su gracia para soportar las pruebas.
Las pruebas de la vida cristiana en los momentos actuales aunque exteriormente no son tan terribles sin embargo no dejan de ser fuertes, porque tenemos que soportar las mofas del mundo, sus lisonjas, sus desgastadas palabras y sus discursos aceitosos, su hipocresía que ya son bastante para soportar.
Hoy estoy consciente que por encima de las persecuciones que sufrieron los primeros cristianos , yo estoy enfrentando otro tipo de peligros de los cuales debo estar alerta y por ello el Señor me invita a velar. El peligro de creernos ricos y llegar a ser orgullosos y ese orgullo me exige que yo este en la misma onda de moda de este mundo perverso y terminar perdiendo la fe.
El enemigo de mi alma anhela destruir mi amor por Cristo y por ello necesito velar. Me temo que en los días y en la época en que vivo, la Iglesia Cristiana tiene la probabilidad de perder la honradez en estos días sedosos en contraste con la pureza de la iglesia primitiva en los días ásperos en que vivía.
Hoy necesito aprender a velar y estar despierto y para ello es importante que me asegure de que la fe en Jesús sea un realidad y mi amor por Cristo una llama ardiente. Muchos en estos días de profesión evangélica fácil son presa fácil de las trampas mundanales y caen fácilmente en el camino de los hipócritas con máscaras justas y yo no quiero caer en ese camino.
Hoy retomo fuerza para aprender a velar ante las intrincadas trampas del mundo con las palabras : Soy más que vencedor en aquel que me amó y se entregó así mismo por mi.
Señor, gracias porque a pesar de los ataques e insidiosas trampas que el mundo, la carne y el demonio preparan, en ti soy más que vencedor. En ti he encontrado la victoria real.
Hoy comprendiendo lo que he recibido de tu mano me propongo aprender a velar ya que en el versículo de esta semana tu promesa es: Bienaventurado el que vela….Realmente feliz el que vela, quién no se descuida y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. Amén.

AFAN EFIMERO

La araña teje su tela a costa de un largo trabajo y de numerosas idas y vueltas. Entreteje sus innumerables hilos, sin economizar su sustancia, pues saca el material de sus propias entrañas. Pero basta un escobazo para destruir esa obra de arte. El mismo insecto corre el riesgo de terminar brutalmente sus días bajo los pies de quien hace la limpieza.
¿No ocurre lo mismo con los humanos? Se agotan buscando riquezas o una situación mejor, más bienestar o reconocimiento de parte de sus semejantes, diversas clases de distracciones… Gastan su energía, su inteligencia y su salud tratando de lograr las metas terrenales que se proponen. ¡Y cuando creen haber acabado su obra, se dan cuenta de que se parece a una telaraña!
“Engrandecí mis obras” –escribió el rey Salomón–, “edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; me hice huertos y jardines… fui engrandecido… y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu” (Eclesiastés 2:4-11).
Aprendamos a medir lo que hacemos, no en la escala del tiempo que pasa, sino en la de la eternidad. Sin descuidar el trabajo, es necesario dar prioridad a la salvación del alma por la fe en Jesucristo.
“¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36).

PREGUNTAME AHORA

Lectura: Santiago 1:1-8.
"Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada" Santiago 1:5
Ya sea que necesites un pronóstico del tiempo para Singapur o direcciones para conducir a algún restaurante en Chicago, puede que la respuesta esté tan sólo a una llamada de teléfono móvil de distancia. Un servicio de teléfonos móviles con sede en California, llamado AskMeNow (PregúntaMeAhora) utiliza fuentes de contenido en Internet para enviar respuestas de mensaje de texto a dudas de los usuarios registrados simplemente sobre cualquier tema. En muchos casos, una respuesta de mensaje de texto puede recibirse en cuestión de minutos después de haber enviado una pregunta.
En un sentido, la invitación a preguntar cualquier cosa, en cualquier momento, en cualquier lugar, refleja el llamado de Dios a todos los que siguen a Jesús: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche» (Santiago 1:5). Pero esto es más que un servicio de información de teléfono móvil. Es la promesa de nuestro Padre celestial de proveer la guía que necesitamos, especialmente durante los tiempos de prueba.
Todo lo que necesitamos es un sincero deseo de seguir la dirección de Dios y la fe de que Su camino es el mejor. Debido a que el Señor «da a todos en abundancia sin echárselo en cara» podemos pedir con fe y sin dudar (vv. 5-6, la Biblia en Lenguaje sencillo).
Internet es un gran lugar para encontrar información útil, pero sólo hay una fuente de sabiduría divina para dirigir nuestros pasos cada día. El Padre nos invita a hacer nuestras solicitudes sinceras en cualquier momento, en cualquier lugar.
Sé inteligente -pide la sabiduría a Dios.