martes, 24 de marzo de 2009

HOY..ENTENDERE DE DONDE VIENEN LAS GUERRAS

“De donde vienen las guerras y las peleas entre ustedes? Pues de los malos deseos que siempre están luchando en su interior” Santiago 4:1
La guerra ha roto la fuerza entre los hermanos. Las semillas de sospechas se plantan. El orgullo sobre participaciones razona. Las lenguas comienzan a moverse y esparcir chismes y como una telaraña pronto quedamos enredados en ella.
La rencilla corre desenfrenada. Y cuando la lucha es entre hermanos casi preguntamos al Señor, Señor, de que lado estás tú? Y el Señor dice, yo no he venido para tomar lados, he venido para asumir la dirección.
Hoy se que las peleas y la guerras vienen de nuestras luchas internas y de nuestras pasiones desenfrenas que bullen en mi interior. Hoy quiero buscar al Señor con un corazón lleno de arrepentimiento. Hoy quiero enfrentar y restaurar a mis hermanos en un espíritu de mansedumbre.
La Biblia me enseña que cuando oro, primero debo perdonar a aquel que me hizo algo y por lo cual yo he guardado rencor , para que así mi Padre Celestial también me perdone. Se que yo no existo para vengarme o para guardar rencor contra un hijo de Dios, sino para amarlo.
Estoy y soy llamado para compartir el espíritu de amor, gracia y un corazón de paz. El Señor es bueno y cuando el problema viene en el encuentro el único refugio para ir. El es la única persona que me comprende totalmente y es el único que me puede sanar las heridas internas.
Yo no puedo culpar a ha nadie de mi resentimiento y mi enfado. Esa es mi única responsabilidad. Yo soy el que me enfado no son los demás los que me hacen enfadar.
El Señor me revelará cualquier cosa que este en mi alma y que contribuye para que la controversia entre los hermanos crezca. Hoy puedo decirle al Señor, crea en mi un corazón puro y renueva un espíritu recto. En Dios yo tengo esperanza, perdón, amor, paz y unidad.
No puedo decir que no puedo sembrar paz, porque si Dios está dentro de mi, él es el único Dios de paz. Hoy se de donde vienen las guerras, vienen de las pasiones desenfrenadas de mi turbado corazón, por lo tanto me acerco al Señor para que él calme mi tormenta interna y me haga un pacificador.

Señor. Grande es tu amor, porque cuando yo era tu enemigo, te entregaste por mi para darme la paz que abunda y todo lo llena. En este momento en acerco ante tu presencia con un espíritu quebrantado para pedirte que me ayudes a ser un pacificador.
Ya no quiero que mis turbaciones internas, turben a otros y hoy quiero ser un proclamador de tu paz y un pacificador de la guerra. Amén

TERRIBLE CATASTROFE

El 16 de abril de 1947 en Texas City, Texas, EE. UU. de N. A., ocurrió una violenta explosión, la cual fue considerada como la más grande que se ha producido, aparte de las explosiones atómicas que se han efectuado.
Tres barcos que contenían explosivos volaron por los aires, y la población de Texas City fue inundada con flameantes desechos que destruyeron casi instantáneamente una fábrica de productos químicos valuada en diecinueve millones de dólares y produjo cientos de incendios. Hubo 551 muertos, 3.000 heridos graves, y una pérdida de cincuenta millones de dólares por los daños producidos en los edificios.
Todos estos perjuicios fueron causados por la desobediencia de un marinero o de un estibador que, violando la prohibición expresa de fumar, fumó, y arrojó la colilla del cigarro sobre alguna cosa inflamable; entonces se produjo un pequeño incendio que se comunicó a los depósitos de municiones, y después vino lo peor … la catástrofe. Todo, por la desobediencia de un solo hombre.—A. L.
Para muchos obedecer o no es un asunto de vital importancia pero para la vida cristiana si y para el propósito de Dios también. Una vida obediente camina rumbo a la pista de la victoria plena, pero una vida en desobediencia se desploma por el abismo de la desesperación. Una pequeña desobediencia en nuestra vida puede ser el inicio de una catástrofe en nuestra propia vida y en la de quienes nos rodean. Que hoy podamos vivir en obediencia total, primero a Dios y luego a quienes son nuestros líderes.
Deuterenomio 7:12Por haber oído estos decretos, haberlos guardado y puesto por obra, El Señor, tu Dios, guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres.
Deuterenomio 28:1Y sucederá que si obedeces diligentemente al Señor tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el SEÑOR tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra.
I Samuel 15:22Y Samuel dijo:¿Se complace el Señor tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del Señor? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio,y el prestar atención, que la grosura de los carneros.

CABALLO LOCO

Lectura: 1 Samuel 7:3-12
Tomó luego Samuel una piedra… y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: hasta aquí nos ayudó Jehová. —1 Samuel 7:12
En 1876, el líder de los Sioux Caballo Loco unió fuerzas con Toro Sentado para derrotar al General Custer y su ejército en el sitio de Little Bighorn. Pero no mucho tiempo después, el hambre hizo que Caballo Loco se rindiera a las tropas de los Estados Unidos. Le mataron cuando estaba tratando de escapar. A pesar de este triste final que tuvo su vida, Caballo Loco se convirtió en un símbolo del liderazgo heroico de un pueblo amenazado.
Hoy en día, en las Colinas Negras de Dakota del Sur, se le conmemora con un monumento tallado en una montaña —el monumento a la memoria de Caballo Loco. Cuando quede terminado, medirá 192 metros de largo por 169 de alto. Mostrará a Caballo Loco sobre un caballo a galope, indicando el camino a su pueblo.
Miles de años atrás, el profeta Samuel usó una piedra conmemorativa mucho más pequeña de una manera significativa. En medio de una batalla crucial con los filisteos, el profeta clamó a Dios pidiendo ayuda para Israel. El Señor contestó su oración (1 Samuel 7:10). Como muestra de gratitud, Samuel levantó una piedra «y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: hasta aquí nos ayudó Jehová» (v. 12).
Samuel ha establecido un ejemplo para nuestro peregrinaje espiritual. Nosotros también podemos hacer uso de recordatorios tangibles de la fidelidad de Dios para ayudarnos a adorarle y servirle. Bueno es recordar que «hasta aquí nos ayudó Jehová».
La gratitud es la memoria de un corazón contento.