viernes, 31 de diciembre de 2010

SIN VUELTA ATRAS

Lectura: Deuteronomio 11:7-12.
"Siempre están sobre [la tierra] los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin" Deuteronomio 11:12
Ray Stedman, pastor en California por muchos años, una vez le dijo a su congregación: «En la víspera de Año Nuevo nos damos cuenta, como en ningún otro momento de nuestras vidas, de que jamás podremos retroceder el tiempo […]; podemos mirar atrás y recordar, pero es imposible volver a ninguna instancia del año que pasó».
Stedman luego hizo referencia a los israelitas cuando estuvieron en el umbral de una nueva oportunidad. Después de cuatro décadas de deambular por el desierto, es probable que la nueva generación se preguntara si tenía la fe y la fortaleza necesarias para poseer la tierra prometida.
Su líder, Moisés, les recordó que ellos habían visto «todas las grandes obras que Jehová ha hecho» (Deuteronomio 11:7) y que su destino era la «tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin» (v.12).
Puede que en la víspera de Año Nuevo tengamos temor del futuro debido a los acontecimientos del pasado. Pero no tenemos que permanecer encadenados a nuestros viejos recuerdos, porque podemos avanzar con la mente centrada en Dios. Así como el Señor cuidaba de la tierra y de Su pueblo, Sus ojos estarán sobre nosotros también.
El cuidado fiel del Señor abarcará cada día del nuevo año. Podemos contar con esa promesa.
El "qué" de nuestro futuro lo determina el "Quién" de la eternidad.

jueves, 30 de diciembre de 2010

PODER PARA PERSEVERAR

Lectura: Santiago 5:1-11.
"Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo" Santiago 5:11
La golfista profesional Paula Creamer había trabajado todo el año para ganarse un puesto como jugadora titular en el Campeonato ADT del 2008, el último torneo del año de la temporada de la LPGA (Asociación de Golf Profesional para Damas). Sin embargo, cuando comenzó el evento, Paula padecía peritonitis, una dolorosa inflamación de la pared abdominal. Durante los cuatro días del torneo, tuvo dolores constantes y no podía comer. Incluso pasó una noche en el hospital debido a su condición. Aun así, perseveró hasta el final y, asombrosamente, terminó en tercer lugar. Su determinación hizo que ganara muchos nuevos admiradores.
Los desafíos y las crisis de la vida pueden poner a prueba hasta lo último de nuestras fuerzas y, en esos momentos, es fácil querer rendirse. Pero Santiago ofrece otra perspectiva para los seguidores de Cristo. Dice que, si bien la vida es una batalla, también es una bendición: «He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo» (Santiago 5:11).
En el ejemplo de Job, encontramos aliento y poder para perseverar en los momentos más oscuros de la vida; un poder arraigado en Dios, que es compasivo y misericordioso. Aunque la vida sea dolorosa y dura, podemos perseverar porque Dios está presente. Para siempre es Su misericordia (Salmo 136).
Dios provee el poder que necesitamos para perseverar.

JESUCRISTO

CINCO VECES RESUCITADA

Es un impresionante informe médico. A la una de la tarde: paro cardíaco. Los médicos aplican electrochoques. A las dos de la tarde: nuevo síncope. Reviven a la persona mediante tremendos golpes eléctricos. Quince minutos después, el monitor no da ninguna señal. Los médicos trabajan frenéticamente y vuelven a salvar a la persona.

Tras un respiro de cinco horas: nuevo síncope, nuevo paro y nuevo milagroso retorno a la vida. Y a las ocho de la noche, cuarenta y cinco minutos después: otro paro, otros electrochoques y otra resucitación.

Al día siguiente, a las seis de la mañana, Geraldine Fletcher, de cincuenta y dos años de edad, toma tranquilamente su desayuno. Llega a ser la primera persona que muere cinco veces en un solo día, y es resucitada las cinco veces científicamente.

Para todo hay récords en este mundo. Geraldine Fletcher, mujer morena, fuerte y animosa, batió el récord de muertes y resucitaciones. Cinco veces, en el lapso de pocas horas, su corazón dejó de latir, y las cinco veces, tras frenéticos esfuerzos médicos, volvió a latir. Pero, ¿en realidad murió Geraldine? Los científicos dicen que no, que fue una «cuasimuerte» de la que se recuperó a tiempo, pues nadie regresa de una muerte verdadera.

Hay dos logros que jamás se han podido alcanzar: uno es detener el envejecimiento; el otro es deshacerse del día de la muerte. Aunque se han logrado fantásticos logros científicos en la curación de enfermedades y en la resucitación de ciertas personas, no hemos podido deshacernos ni del envejecimiento ni de la muerte.

«No hay quien tenga poder sobre el aliento de vida, como para retenerlo —dice el Libro Sagrado—, ni hay quien tenga poder sobre el día de su muerte» (Eclesiastés 8:8).

Por más buena salud que tengamos, por más benéfico que sea nuestro ejercicio físico, por más acertada y eficaz que sea nuestra dieta, a la larga todos nos inclinaremos hacia el sepulcro y caeremos como roble gastado.

Para ese día inevitable, y para la paz del alma mientras llega ese día, necesitamos un Salvador que nos dé salvación y vida eterna, un Salvador que sea nuestro amigo durante el resto de los años que nos queden por vivir. Ese Salvador y amigo es Jesucristo. Él desea ser nuestro Señor eterno el día en que abandonemos este cuerpo.

Entreguémosl nuestra vida a Cristo hoy mismo. Él será nuestro amigo fiel, hoy y para siempre.

Hermano Pablo

miércoles, 29 de diciembre de 2010

RESOLUCIONES PARAEL AÑO NUEVO

Para el año 2011 me propongo:
Como ENOC, caminar en compañerismo diario con el Padre celestial.
Como ABRAHAM, confiar incondicionalmente en Dios.
Como MOISÉS, obedecer a Dios aunque esto signifique sufrir.
Como JOSÉ, dar la espalda a la tentación.
Como JOSUÉ y CALEB, no permitir que me desanimen los obstáculos.
Como EZEQUÍAS, preparar mi corazón para buscar a Dios.
Como DAVID, alzar mis ojos a los montes y recordar que mi socorro viene de Jehová.
Como JOB, ser paciente bajo cualquier circunstancia.
Como DANIEL, vivir en comunión constante con Dios.
Como ANDRÉS, guiar a mis hermanos a Cristo.
Como ESTEBAN, manifestar un espíritu de perdón hacia los que me hieren.
Como PABLO, olvidar lo que está atrás y proseguir a la meta.

Reconociendo mi incapacidad de alcanzar estos objetivos por mis propias
fuerzas, proclamo las palabras de la Biblia:
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

martes, 28 de diciembre de 2010

UNA VIDA MALGASTADA

La oportunidad se presentó en bandeja. Un millón ochocientos cincuenta mil dólares no son un bocado despreciable, sobre todo si es fácil apoderarse de ellos y los riesgos son mínimos. La tentación era demasiado grande.

Así que Jorge Manuel Bosque, joven empleado del Banco de Reserva de San Francisco, California, tomó el dinero y se apoderó de él. Debía llevarlo del aeropuerto al banco. Pero Jorge Manuel desapareció por completo, y con él, el dinero. Lo arrestaron quince meses más tarde cuando le quedaban sólo cien dólares. Había derrochado todo el dinero robado: un millón ochocientos cincuenta mil dólares. Estuvo preso seis años.

A los once años de haber perpetrado aquel robo, Jorge Manuel murió en un hotel de San Francisco, víctima de una sobredosis de droga.

Al margen de la manera delictiva en que obtuvo el dinero, este hombre es un ejemplo de lo fácil que es derrochar todo lo que se tiene. Se apoderó de casi dos millones de dólares. Durante quince meses hizo las compras más absurdas. Tiró el dinero por todos lados. Realizó paseos y fiestas extravagantes.

Cuando salió de la cárcel, derrochó todo lo que le quedaba: su salud, su mente y el resto del dinero con el que comenzó su nueva vida. Cayó en el pozo de la decadencia y se entregó a las drogas. Y las drogas acabaron con su vida. Lo hallaron muerto en su habitación en un hotel, y nadie se presentó para pedir su cuerpo.

Muchas personas como Jorge Manuel Bosque derrochan todo lo que tienen, incluso pertenencias que han obtenido honradamente y que en sí son sanas. Como que no perciben el valor de las cosas. Lo peor de todo es que malgastan los años de vida que Dios les ha concedido.

Tales personas nunca se acuerdan de Dios, y cuando llegan al día final, tratan desesperadamente de encontrarlo. No es sino hasta entonces que caen en la cuenta de que el peor de los derroches es malgastar los años de vida sin tener a Jesucristo, el Hijo de Dios, como su Señor y Salvador.

La vida humana no es muy larga. Sigue su curso, y luego se acaba. Contamos, a lo sumo, con setenta, ochenta o noventa años para realizar todo lo que podamos. Después de eso, toda puerta queda cerrada.

¿Por qué no coronamos hoy mismo a Jesucristo como Rey de nuestra vida? No derrochemos ni un solo día más de nuestra efímera existencia. El tiempo se va, las oportunidades se esfuman, y tan sólo aprovechamos lo que logramos en el presente. Hoy es el día de salvación. Ahora es cuando tenemos que decidir. No dejemos pasar esta ocasión sin entregarnos a Cristo. Este es el momento más importante de nuestra vida.

Hermano Pablo

CADA UNO SE LLENA CON LO QUE DICE Y SE SACIA CON LO QUE HABLA

Me levanté esta mañana y comencé el día como cada mañana, antes de hacer mi caminata diaria tomé un poco de desayuno, tenía mucho que hacer aunque era mi día libre, muchas cosas pendientes y a causa de esto comencé a predecir muchas complicaciones, nada específico pero dije cosas como:

Esto va a ser un problema, luego dije, no sé cómo arreglar este asunto, luego pensé que algunas personas serían difíciles de encontrar que pudieran ayudarme con alguna cosa y así seguí.

Antes de salir a caminar, recogí mi Biblia y le dije al Señor: "ojalá tú me digas algo esperanzador hoy por tu palabra", leí el texto en proverbios que dice:
“Cada uno se llena con lo que dice y se sacia con lo que habla” Proverbios. 18:20

Yo lo estaba haciendo en ese moment o, llenándome con lo que decía, no había pronunciado una sola palabra buena, todo estaba lleno de desesperanza. Yo mismo llenaba mi interior con lo que decía y lo peor, como dice el proverbio, me estaba llenado de lo que hablaba.

Pese a tremenda Palabra de Dios en ese momento necesité casi todo el día para deshacerme de todo esto, fue hasta que hablando con mi esposa y tratando de poner orden salí de esa cantidad de porquería mental.

Usted se preguntará ¿cómo salí de ello? Bueno eso es lo interesante y maravilloso, lo que hice sencillamente fue analizar nuevamente el propósito de Dios en mi vida.

A ver si me explico, no me puse a pensar en las cosas que antes había llenado mi mente, sino que me puse a pensar con mi esposa lo que Dios había hecho, lo que Dios estaba haciendo y lo que Dios quería hacer.

Si esas tres cosas me llevaron nuevamente al lugar de donde debiera haber empezado mi día, sabiendo que Dios ha he chos muchas cosas ya incluso muchas de las que hoy yo necesitaba que se hicieran, segundo, Dios estaba haciendo cosas por medio de estas situaciones que se presentaban, me recordé las palabras siguientes: “es necesario que estas cosas sucedan para que reaccionemos y Dios comience a hacer algo en nosotros y demos un cambio”

Hoy estoy terminando el día y tratando de decir que ha sido el día mas pleno que tuve en los últimos meses, no porque pasaran cosas maravillosas sino que aprendí a comenzar el día de otra manera, llenando y saciándome con lo que Dios hizo, hace y hará.
Bendiciones a tu vida.
Pastor José Luis Malnis

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org

Lic. José Luis Malnis
ElPastor

¡ADIOS Y BUEN VIAJE!

Lectura: 2 Corintios 12:7-10.
"Bástate mi gracia" 2 Corintios 12:9
El 28 de diciembre de 2008, una trituradora devoró cientos de hojas de papel y otros artículos en la ciudad de Nueva York. Los organizadores del segundo año del «Día del adiós y buen viaje» animaron a las personas para que trajeran a la Plaza Times Square los malos recuerdos y los sufrimientos de ese año para alimentar la trituradora industrial o para echarlos en un gigantesco contenedor de basura.
Algunos participantes trituraron hojas de papel con las palabras «la bolsa de valores» o «cáncer». Otros destruyeron informes bancarios, y una joven trituró un mensaje de correo electrónico impreso de un novio que había roto con ella.
Anhelamos «triturar» recuerdos de las cosas malas que los demás nos han hecho o de circunstancias difíciles que estamos atravesando. El apóstol Pablo quería ser aliviado de su sufrimiento, un padecimiento que lo hacía sentir débil (2 Corintios 12:7-10). Pero Dios le dijo: «Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad». Dios no quitó el problema. En su lugar, le dio la gracia para vivir con ello.
Las dificultades se nos hacen pesadas cuando pensamos demasiado en ellas, y afectan nuestras relaciones interpersonales y la actitud ante la vida. Como creyentes en Cristo, tenemos un lugar donde llevar estas cargas. Primera Pedro 5:7 nos dice: «Echa[d] toda vuestra ansiedad sobre [el Señor], porque él tiene cuidado de vosotros».
Dios da suficiente gracia para cualquier cosa que enfrentemos.

domingo, 26 de diciembre de 2010

TREINTA Y TRES AÑOS EN SOMBRAS

Cuando tenía seis años de edad, desapareció del pueblo. Nadie volvió a verlo. Y el poblado no era grande. Tenía apenas doce casas y unas cuarenta personas. Todos se conocían de nombre. Conocían los parientes de cada uno. Conocían su vida, sus costumbres, su risa, sus lágrimas.

Pero pasados treinta y tres años de su desaparición, Rudolff Sulzberger emergió de las tinieblas. Sus padres lo habían escondido en el sótano de la casa todo ese tiempo. La única razón era que Rudolff padecía de un leve retraso mental. Johan y Aloisia Sulzberger, de Berg Attergau, Austria, lamentablemente tenían vergüenza de la condición de su hijo.

Aunque este caso no es del todo raro, parece increíble. Que alguien, por padecer un retraso mental o por la razón que sea, esté forzosamente encerrado entre cuatro paredes sin poder salir a la luz del día, sin poder participar de las actividades que su condición admita, sin poder verse con nadie ni ser visto de nadie, es algo que pertenece a la Edad Media. Y lo trágico es que no es un caso único.

Toda persona es precisamente eso, una persona en todo sentido, especialmente en el sentido de ser creación de Dios. Y siendo creación de Dios, esa persona, cualquiera que sea su condición física o mental, merece la misma dignidad, decencia, nobleza y cariño que todos los demás.

Despreciar a alguien, y peor todavía, considerarlo menos que humano, especialmente si su condición es algo de lo cual no tiene ninguna culpa, es lo más indigno, vil e innoble que se pueda imaginar. En cambio, es de veras admirable la atención, la dedicación y el amor que padres, familiares y amigos dan a alguien que sufre cualquier impedimento físico o mental.

Todo el que ha sufrido el desprecio de los demás, especialmente el de familiares, debe saber que, precisamente por ese desprecio, Dios lo tiene más en cuenta. El Señor Jesucristo siempre puso de relieve la condición de los sufridos, de los despreciados, de los abandonados y de los solitarios, y Él tiene un amor, un cariño y una misericordia muy especial para ellos.

Por otra parte, toda persona que no conoce personalmente al Señor carece de dirección. Pero Cristo la espera con los brazos abiertos. Sus palabras son clásicas: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28). Esa invitación es para cada uno de nosotros. No la rechacemos. Aceptémosla hoy mismo.

Hermano Pablo

BUSQUEDA DE ESPERANZA

Lectura: Filipenses 2:5-11.
"Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" Gálatas 6:14
Cuando el comunismo ateo era un poder que amenazaba al mundo, proclamaba que no hay Dios y que la fe en cualquier vida futura era una ilusión engañosa. Leonidas Brezhnev había sido el dictador soviético, la personificación de la incredulidad marxista, pero algo sucedió en su funeral que contradijo al ateísmo. George H.W. Bush, entonces vicepresidente de los Estados Unidos, fue el representante oficial de dicho país en esa ceremonia solemne y formal.
Él informó que, mientras el ataúd seguía abierto, la viuda de Brezhnev miraba inmóvil el cuerpo de su esposo. Luego, justo antes de que los soldados cerraran la tapa, se inclinó e hizo la señal de la cruz sobre el pecho del difunto. ¡Qué gesto tan desesperado y significativo! Evidentemente, la viuda esperaba que lo que su esposo había negado con tanta vehemencia pudiera de alguna manera ser cierto.
¡Gracias a Dios, podemos tener esperanza más allá de esta vida terrenal! Todo lo que necesitamos hacer es aceptar por fe el mensaje salvador de la cruz: Jesús murió por nuestros pecados y resucitó para que pudiéramos vivir eternamente con Él. ¿Crees esto? Entonces, únete al apóstol Pablo en su afirmación de que «esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen» (1 Timoteo 4:10).
La cruz del calvario es el único puente a la vida eterna.

HIJITOS MIOS, NO AMEMOS DE PALABRA NI DE LENGUA SINO DE HECHO Y EN VERDAD. 1 Juan 3:18

sábado, 25 de diciembre de 2010

DOS CLASES DE DEMENCIA

El matrimonio de John y Jenny Colomer, de Aspendale, Australia, estaba colmado de felicidad. Los cuatro hijos que les llegaron en rápida sucesión intensificaron aún más esa felicidad. Pero a los ocho años de matrimonio, comenzó una pesadilla. Jenny empezó a tener problemas mentales, y éstos se fueron agravando mes tras mes hasta llegar a ser insoportables.

Un día Jenny, presa de una furia descontrolada, castigaba brutalmente a sus hijos sin ningún motivo. Otro día, la emprendía contra su esposo. Así transcurrieron ocho años de locura, hasta el día en que Jenny atacó y golpeó a su esposo John. Éste la sujetó del cuello y, bajo una ola de locura propia, apretó demasiado fuerte y Jenny murió estrangulada. El juzgado, comprendiendo su tragedia, lo declaró inocente.

Una de las peores pesadillas que quebranta el corazón y destruye la paz ocurre cuando algún miembro de la familia padece perturbaciones mentales, sobre todo si se trata del padre o de la madre. Pero hay una demencia que, a pesar de la aparente contradicción de vocablos, no es mental sino espiritual. Ésa es la que padece el hombre o la mujer, que por más que desea y que busca la paz interna —esa paz del corazón que llega hasta lo profundo del alma—, no la halla. Tiene inteligencia, bienes materiales, buena familia, una posición reconocida y todo lo que el mundo estima valioso, pero no tiene paz. Daría cualquier cosa por tener tranquilidad en el alma, satisfacción, contentamiento y paz, pero nada de eso tiene. Esa es la demencia del corazón, y muchas personas padecen de ella.

Para la demencia mental, hay tratamientos psicológicos y drogas fuertes. Pero, ¿qué hay para la demencia del corazón? ¿Hay alivio para el alma atribulada y para el corazón confundido? ¡Sí lo hay!

Un joven que buscaba la paz se acercó a Jesucristo y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?» El Señor, en resumen, le contestó: «Si me sigues de cerca, encontrarás la paz que estás buscando. Y mientras lo hagas, experimentarás paz, gozo y libertad. Pero tienes que dejarlo todo y seguirme» (Lucas 18:18-22).

Esta es la gran verdad: para la demencia espiritual la solución es rendirnos a Cristo y seguir sus pasos. En Él hay verdadera paz.

Hermano Pablo

Más allá del pesebre


“Pues el Señor mismo les va a dar una señal:
La joven está encinta
y va a tener un hijo,
al que pondrá por nombre Emanuel.” Isaías 7:14

En esta época del año el mundo pareciera volverse un lugar más cálido y piadoso.
Los corazones se enternecen, hay más sonrisas en los rostros, una mayor predisposición a dar y compartir crean una atmósfera que nos permite mirar al futuro con una inusual esperanza.

Nuestras casas se llenan de símbolos que anuncian la llegada de la Navidad, árboles navideños, cintas, velas, estrellas, todo apunta a que el mundo se prepara para recibir algo.

Los infaltables pesebres se dejan ver por todas partes, el niño envuelto en pañales en los brazos de María, los pastores, los ángeles. Todos ellos nos relatan una historia que aun que repetida nos sienta bien; algo en ese pesebre nos reconforta, una magia especial se apodera de nosotros, nos abstrae de nuestra cotidianeidad y lleva nuestros pensamientos a una dimensión diferente. No sabemos bien que es, pero algo nos atrae, una promesa tal vez, una necesidad, una búsqueda.

La Nochebuena por fin llega, los preparativos, la comida, la reunión con familiares y amigos. Al menos por unos minutos el mundo deja sus quehaceres y levanta una copa en favor de aquel niño. Es el momento cúlmine, nos abrazamos, intercambiamos buenos deseos, una palabra de aliento, un “te quiero”, un perdón, una mirada.

Con la misma velocidad con la que nuestro entorno se vistió de Navidad, el Año Nuevo comienza a tomar protagonismo, pronto nos encontramos recibiendo el nuevo año y mucho más rápido aún habremos vuelto a nuestra vida de todos los días. A pesar de los festejos y regalos, del hermoso tiempo compartido, un sentimiento extraño habla a nuestra alm a, de alguna manera nos sentimos como un niño que esperaba encontrar algo más debajo del árbol, no sabemos bien qué era, pero nos queda sabor a poco, nos habían prometido más y no lo hemos recibido.

La cotidianeidad con sus responsabilidades y cargas pronto se encargará de acallar ese sentimiento, la esperanza de recibir ese algo se habrá esfumado dejándonos una vez más con las manos vacías.

¿Será que el pesebre no nos relata toda la historia? ¿Será que tanto preparativo nos ha distraído y no la hemos escuchado hasta el final?

El niño en el pesebre, frágil, inocente, ternura a flor de piel. Su carita pequeña, María apenas la deja ver, lo arropa con ternura mientras duerme, lo abraza con amor y lo alimenta. Desde el cielo el Padre lo contempla con decisión, ese mismo rostro pequeño es el que un día tan desfigurado habrá perdido toda apariencia humana.

De pronto el niño del pesebre se convierte en alguien sin belleza ni e splendor, no había nada de atrayente en él, varón de dolores, acostumbrado al sufrimiento.

El niño del pesebre que todos queremos ver, es tratado como alguien que no merece ser visto.
Sin embargo, él estaba cargando con nuestros sufrimientos, estaba soportando nuestros propios dolores, fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades.
El castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud.
Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino. El Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros.
El niño vino a nacer para ser maltratado, para someterse humildemente; y ni siquiera abrió la boca, lo llevaron como oveja al matadero.
Al niño del pesebre se lo llevaron injustamente y no hubo quién lo defendiera, nadie se preocupó de su destino. Lo enterraron al lado de hombres malvados, lo sepultaron con gente perversa, aunque nunca cometió ningún crimen ni hub o engaño en su boca. (Fragmentos tomados de Isaías 52:13 al 53:12)

Lo que infructuosamente buscamos cada año debajo del árbol es lo que el siervo justo de Dios vino a traernos. El pesebre no nos cuenta toda la historia, tal vez sólo la parte que estamos dispuestos a escuchar.

Para no quedarte esta Navidad con las manos vacías, permítete escuchar un poco más, la historia completa es la que da sentido a la Navidad.

Dios ha preparado algo, un regalo que cada año coloca debajo del árbol para ti. Si te fijas bien, te darás cuenta que siempre ha estado allí, y aunque muchas Navidades ha quedado sin abrir, el Dios de misericordia lo sigue colocando cada año para ti.

No dejes que esta Navidad pase y se vaya dejándote otra vez con las manos vacías, decídete a conocer al niño más allá de su pesebre y recibe lo que ha venido a traer par ti.

“Y Jesús les dijo:
- Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tend rá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed.” Juan 6:35


“Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para salvar al mundo.” 1 Juan 4:14

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org
EricaE

LA NAVIDAD DE MARIA

Lectura: Lucas 1:26-33; 2:4-7.
"Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón" Lucas 2:19

Fue todo, menos una idílica, silenciosa y fresca noche en Belén cuando una asustada adolescente dio a luz al Rey de reyes. María soportó el dolor de la llegada de su bebé sin la ayuda de nadie más que las manos ásperas de carpintero de José, su prometido. Es probable que los ángeles hayan cantado una serenata para los pastores que estaban en los campos cercanos, con alabanzas para el Niño, pero todo lo que María y José escucharon fueron los sonidos de los animales, la agonía del parto y el primer llanto de Dios manifestado en forma de un bebé. Una estrella de gran magnitud brillaba en el cielo nocturno, encima del recinto, pero el pesebre era un escenario lóbrego para estos dos visitantes foráneos.
Una combinación de asombro, dolor, temor y gozo probablemente penetró en el corazón de María cuando José colocó al bebé en sus brazos. Ella sabía, por la promesa de un ángel, que este pequeñín era «el Hijo del Altísimo» (Lucas 1:32). Al escudriñar en Sus ojos y luego en los de José, en medio de la penumbra, quizá se preguntó cómo habría de criar a Aquel cuyo reino jamás tendría fin.
Esa noche especial, María tenía mucho para meditar en su corazón. Ahora, más de 2,000 años después, cada uno de nosotros necesita considerar la importancia del nacimiento de Jesús, Su posterior muerte y resurrección, y también Su promesa de que regresará.
Dios vino a morar con nosotros para que pudiéramos vivir con Él.

viernes, 24 de diciembre de 2010

LA PALABRA:NAVIDAD

Un profesor de psicología le dio a sus estudiantes un examen de asociación de palabras.

Les dijo que escribieran lo primero que les viniera a la mente tan pronto como él dijera cada palabra. Por ejemplo, si decía «conversación», podían escribir «teléfono» o «diálogo».

Una de las palabras de ese día causó diversas reacciones y asociaciones sumamente interesantes. La palabra era «Navidad».

Estas fueron algunas de las palabras que asociaron con la Navidad: cohetes, fiesta, lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces. Entre todas las asociaciones no hubo ninguna referencia a Jesucristo, ni siquiera a su nacimiento.

La verdad es que muy poco de lo que hacemos hoy día se asocia con lo espiritual. Muy pocas de nuestras actividades tienen alguna relación con lo divino.

Muy pocos de nuestros pensamientos abordan lo religioso.

Hablamos con vehemencia en contra del materialismo.

Nos sorprendemos cuando alguien afirma que es ateo.

Nos enojamos cuando alguna persona ridiculiza las cosas religiosas. Sin embargo, guardamos muy poca relación con lo espiritual. Claro que de cuando en cuando vamos a la iglesia, quizás una vez al mes o hasta una vez a la semana. Pero muchas veces lo hacemos para salir de una exigencia social.

Desde luego que buscamos a Dios en los momentos de tragedia, pero esto también viene a ser un acto de último recurso, cuando no nos queda otra esperanza en la vida. Mientras tenemos buena salud y disfrutamos de popularidad, mientras nuestros amigos nos acogen y todo nos va bien, no buscamos seriamente a Dios.

Así que aquellas asociaciones con la palabra «Navidad» revelan algo que se expresa en todas las facetas de nuestra vida.

Si aquel profesor les hubiera dicho la palabra que pusimos como ejemplo, «conversación», habría escogido una de las palabras que más debiéramos asociar con la Navidad. Porque a los ojos de Dios, lejos de representar cohetes, fiestas, lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces, la Navidad fue el principio de un nuevo diálogo que entabló Él con nosotros.

Esa primera Nochebuena, Dios el Padre, mediante el nacimiento de su Hijo Jesucristo, reparó la línea de comunicación con nosotros que se había cortado a fin de que pudiéramos restablecer con Él la comunión que habíamos perdido. De modo que ahora todos podemos tener comunión íntima y constante con Dios.

Él está esperando que respondamos a la llamada celestial que nos hizo por medio de su Hijo. Pues es mediante esa conversación que restablecemos la conexión y mostramos que comprendemos el verdadero sentido de la Navidad.

Este día es una oportunidad para reflexionar sobre el más grande amor demostrado hacia la humanidad. El amor eterno de Dios.

“De tal manera amó Dios a este mundo, que envió a su único Hijo, Jesucristo, para que todo aquel que en él crea no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16.

ABRE LA PUERTA DE TU CORAZON

jueves, 23 de diciembre de 2010

JUANITO Y LAS VELAS

Juanito se quedo mirando las velas que parpadeaban la noche de navidad en la mesa del comedor donde la familia celebraba la cena de Navidad.

Concentrado, casi ensimismado estaba cuando papá le dijo: Juanito, en que piensas?. Juanito , lentamente pero con un espíritu casi poético dijo: Papi….estoy mirando como si una estrella estuviera sonriéndome en el parpadear de la vela.

De pronto, saliendo de su concentración, y dirigiéndose a su padre le dice: “Papi, porqué ponemos velas tan lindas en la cena de navidad.

Y el padre, con una mirada tierna le dijo. Juanito: Como familia celebramos está noche una fiesta de luz, luz que vence a las tinieblas durante la noche, Nos recuerda, que la Biblia dice: Que Jesús es la luz del mundo. Nuestro Salvador vino a este mundo sumido en tinieblas para que podamos vivir en su luz eterna y gloriosa.

Juanito, entonces preguntó: Papi, siempre han existido las velas? Y papa le dijo. NO, hijo, No, antes de que existieran las velas se usaban teas con astillas resinosas de pino y candiles o lámparas de aceite.

Recuerda, las velas son una expresión simbólica de la luz que rompe las tinieblas y las vence ocupando su lugar; de la victoria del bien sobre el mal en sus propios dominios; del triunfo del día sobre la noche precisamente en los dominios de la noche; de la victoria del bien sobre el mal. Por eso la luz de las velas, con ser más tenue, tiene mucha más fuerza y más vida que la fría luz eléctrica.

Juanito: Nuestras vida estarían en la oscuridad, si Jesús no hubiese venido a rescatarnos. Por eso, es que nuestra familia en estos días recuerda con mucho amor y devoción a nuestro salvador, pero no es solamente está época, sino siempre, cada día del año y lo más hermoso de todo, es que Dios quiere que nuestra vida sea como una vela constante para que alumbremos donde quiera que estemos.

Juanito, tu eres una pequeña, pero brillante vela.

El Señor quiere alumbrar en ti vida hoy, para quitar las sombras y la oscuridad y hacer que en tu vida, hoy, resplandezca un nuevo día.

El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció. Mateo 4:16

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:4

¿TENDRIAS DIEZ CENTAVOS?

Lectura: 2 Corintios 9:6-15.
"Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado" Proverbios 14:21
En su perspicaz libro The Forgotten Man (El hombre olvidado), Amity Shlaes ofrece fascinantes historias de cómo se vivió durante la gran depresión en los Estados Unidos. En medio de toda esa tragedia económica estaba «el hombre olvidado», un término usado para las incontables personas que eran despedidas de sus empleos.
Una popular canción de aquella época expresa conmovedoramente su historia:
Solían decirme que estaba construyendo un sueño, con paz y gloria por delante.
¿Por qué debo estar en una fila tan sólo por pan expectante?
Construí un ferrocarril una vez, lo hice funcionar, contra el tiempo corría.
Construí un ferrocarril una vez, que ahora está completo. Hermano, ¿diez centavos tendrías?
La letra nos recuerda que un bajón en la economía lo cambia todo para quienes pierden sus empleos. Cuando eso sucede, como cristianos debemos hacer lo que podamos por los necesitados. En Gálatas 2, Pablo y Bernabé fueron exhortados a evangelizar y a «acord[arse] de los pobres» (v.10). Podemos ver que Pablo hizo precisamente eso: predicar el evangelio y fomentar la ayuda financiera para aquellos que tenían necesidades (Hechos 11:29-30; 1 Corintios 16:1-3).
En tiempos económicamente difíciles, también debemos ayudar a las personas con necesidad espiritual y física. Diez centavos no hacen mucho en estos días, pero una actitud generosa sí.
Un buen ejercicio para el corazón es inclinarse para ayudar a que otra persona se levante.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

LOS GANSOS

Érase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y las festividades religiosas, como la Navidad. Su mujer, en cambio, era creyente a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido.

Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó.

¡Qué tonterías!, arguyó. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez! Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa. Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la chimenea.

Al cabo de un rato, oyó un golpazo; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó a amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana.

Dos gansos aturdidos yacían al pié de su ventana y en su potrero descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella granja sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos. Sería ideal que se quedaran en el granero, pensó. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.

Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias.

El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero sólo consiguió asustarlas y que se alejaran más.
Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron. El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero. Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros.

¿Por qué no me seguirán?, exclamó. ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevasca? Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano. Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos, dijo pensando en voz alta.

Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó. Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.

El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza: Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos! Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día: ¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!

De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diríase que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios se volvió como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente, salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Natividad.

Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevasca, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea.
De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Jesús a la tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria:

“Dios… ahora entiendo por qué tuviste que hacerlo”, “Te hiciste hombre… te hiciste uno de nosotros…Para salvarnos, cargaste con nuestros pecados y nos Permites entrar en el cielo para gozar de la vida Eterna junto a ti” “¡Gracias Dios!… ¡Muchas

Gracias!” “¡Gracias Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!”

RECUPERACION

Lectura: Romanos 7:13-25.
"Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer" Filipenses 2:12-13
Una amiga mía se cayó de la bicicleta y sufrió un severo daño cerebral; los doctores no estaban seguros de si sobreviviría. Durante varios días permaneció entre la vida y la muerte.
La primera buena noticia llegó cuando abrió los ojos. Luego respondió a sencillas órdenes verbales. Pero la angustia permanecía ante cada pequeña mejoría. ¿Hasta dónde progresaría?
Después de un duro día de terapia, su esposo se desanimó; pero a la mañana siguiente, compartió estas reconfortantes palabras: «¡Sandy ha vuelto!» Física y psicológicamente, su esposa estaba volviendo a ser «ella»: la persona que conocíamos y amábamos.
El accidente de Sandy me recuerda a lo que los teólogos llaman «la caída» de la humanidad (Génesis 3). Y la lucha de mi amiga por recuperarse se compara con nuestra batalla por vencer el quebrantamiento del pecado (Romanos 7:18). La recuperación sería incompleta si funcionara sólo su cuerpo o su cerebro. La integridad implica que todas las partes trabajan juntas para un propósito.
Dios está sanando a Sandy, pero ella tiene que trabajar duro con la terapia para recuperarse. A nosotros nos pasa lo mismo desde el punto de vista espiritual. Después que Dios nos rescata por medio de Cristo, debemos «ocuparnos» en nuestra salvación (Filipenses 2:12), no para ganarla, sino para armonizar nuestros pensamientos y acciones con Su propósito.
Para recuperarnos, sigamos sometiéndonos al Espíritu Santo.

martes, 21 de diciembre de 2010

EL MEJOR REGALO

Carlitos estaba sentado mirando la pequeña montaña de regalos que estaban cerca de la chimenea. Su madre entró y le dijo: En que piensas Carlitos?

Carlitos dijo…estaba pensando en cual de estos será el mejor regalo.

Carlitos- respondió su madre- el valor de los regalos no se mide ni por el tamaño, ni por el color, el precio o la simple envoltura, ni siquiera por la utilidad del mismo. El valor de un regalo se mide por el corazón.

Por el corazón, mami? Los regalos no tienen corazón.

Carlitos, los regalos si tienen corazón.

No mamí…mira-tomando un regalo lo puso en el oido y dijo- Mira mami, no se escuchan latidos.

Oh Carlitos. Los regalos si tienen corazón. Es el corazón de quién lo da, que se extiende hasta el regalo mismo. Cuando alguien te da un regalo, solo por compromiso o con motivaciones erradas, ese regalo llega a ti sin corazón. pero, cuando alguién te da un regalo con todo su corazón, ese palpitar viene al regalo y ese es el verdadero valor del mismo.

Carlitos sonrió y dijo: Uhhh, entonces tengo que volver a hacer otro regalo, porque el regalo que tengo para Rosita, no tiene corazón.
La madre sonrió y le dijo: Mirá, nunca un ser humano ha recibido un regalo de más valor que el regalo que Dios nos dió. Nos dió a su único hijo y nos lo dió con todo su corazón, para que tu ahora tuvieras tu corazón vivo y vibrante.

De verdad? preguntó Carlitos.

Seguro hijo. Por eso tienes que amar ese regalo con todo tu corazón, porque ese regalo trae el corazón de Dios. Vive con ese regalo y para ese regalo.

Si mamí-dijo Carlitos- Lo haré y salió corriendo para jugar con Rosita.

Has visto a Jesús como el más grande regalo para tu vida?

Vives para él y por él?

Este es un buen día para entender el corazón de Dios y tener el mejor regalo.

Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Isa 7:14

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. Juan 3:16,17

¿QUIEN A NACIDO?

Un niño precioso nos nace en Belén,
Su rostro es hermoso, su nombre Emmanuel.
Él viene a salvarnos de nuestro dolor,
Él viene a mostrarnos de Dios el amor.

Cunita sencilla la madre arregló
En un pesebrillo de pobre mesón.
Le besa, le acuna, le canta su amor,
Y sabe que el Niño es Hijo de Dios.

Muy pobre, muy pobre parece el lugar,
Mas hay un tesoro que no tiene igual;
Hay gozo, esperanza, hay fe y hay piedad,
Y el Niño es la Vida, la Luz, la Verdad.

El Niño es el Hijo eterno de Dios,
Del hombre que cree será el Salvador.
Por eso ha dejado su trono de luz,
Por eso nos brinda su paz y salud.

Qué bella es la historia de la Navidad,
Del Niño que nace en Belén de Judá,
Le doy mi cariño y todo mi amor,
Y quiero que sea mi Rey y Señor.

SOLO DIOS

Lectura: 1 Corintios 3:1-9.
"Somos colaboradores de Dios" 1 Corintios 3:9
El 29 de mayo de 1953, el neozelandés Edmund Hillary y su guía serpa, Tenzing Norgay, se convirtieron en los primeros en alcanzar la cumbre del monte Everest, la montaña más alta del mundo. Como Tenzing no sabía usar la cámara, Edmund le tomó una fotografía para probar que habían llegado a la cima.
Más tarde, los periodistas preguntaban repetidamente quién había llegado a la cumbre primero. El líder de la expedición, John Hunt, respondió: «Llegaron juntos, como equipo». Estaban unidos por una meta común y a ninguno le preocupaba quién debía obtener el mayor reconocimiento.
Es contraproducente tratar de determinar quién merece el mayor crédito cuando algo se ha hecho bien. La iglesia de Corinto estaba dividida en dos bandos: los que seguían a Pablo y los que seguían a Apolos. El apóstol Pablo les dijo: «Yo planté, Apolos regó; […] ni el que planta es algo, ni el que riega» (1 Corintios 3:7). Les recordó que eran «colaboradores de Dios» (v.9) y que es Él quien da el crecimiento en el ministerio (v.7).
Nuestra preocupación por quién merece el reconocimiento sólo sirve para quitarle el honor y la gloria que le pertenecen sólo al Señor Jesús.
Jesús debe crecer; yo debo menguar.

lunes, 20 de diciembre de 2010

EL REY DE LAS FRUTAS

Lectura: Lucas 19:12-26.
"Present[ad] vuestros cuerpos en sacrificio vivo […] que es vuestro culto racional" Romanos 12:1
Al durián, una fruta tropical [del sureste asiático], a menudo se la llama la reina de las frutas. O te gusta o lo detestas. Aquellos a quienes les gusta harán casi cualquier cosa por conseguirlo. Los que lo detestan ni se le acercarán debido a su olor acre. A mi esposa le encanta. Recientemente, una amiga, agradecida por lo que mi esposa había hecho por ella, le envió una caja con durianes de la más alta calidad. Se esmeró mucho en asegurarse de que fueran los mejores.
Me pregunté: «Si le podemos dar lo mejor a un amigo, ¿cómo podemos hacer menos por nuestro Señor, quien dio Su propia vida por nosotros?»
El noble de la parábola de Jesús (Lucas 19) quería lo mejor de sus diez siervos a quienes les había dado dinero, y les dijo: «Negociad entre tanto que vengo» (v.13). Cuando regresó y les pidió cuentas, elogió con las palabras «está bien» a los que habían hecho todo lo posible con el dinero que se les había encomendado. Pero llamó «mal siervo» (v.22) al que no hizo nada con él.
El significado fundamental de esta historia es la mayordomía de lo que se nos ha dado. Ser fieles con lo que Dios nos ha concedido implica ofrecerle lo mejor de nosotros a cambio. Así como el amo en la parábola confió aquel dinero a sus siervos, el Señor nos ha dado dones para servirle. Somos nosotros quienes salimos perdiendo si no logramos darle lo mejor de nuestro ser.
Lo mejor que podemos hacer es servir a Dios siviendo a los demás.

domingo, 19 de diciembre de 2010

LOS TRES ULTIMOS DESEOS

Encontrandose al borde de la muerte, Alejandro Magno (356-323 A.C.) -rey de
Macedonia (336-323 A.C.) conquistador del Imperio persa, y uno de los lideres
militares mas importantes del mundo antiguo- convoco a sus generales y les
comunico sus tres ultimos deseos: 1.- Que su ataud fuese transportado por los mas eminentes medicos de la epoca.

2.- Que fueran esparcidos por el camino hasta su tumba los tesoros que habia
conquistado (plata, oro, piedras preciosas, etc.)

3.- Que sus manos quedaran balanceandose en el aire, fuera del ataud, a la
vista de todos.

Uno de sus generales, admirado por tan insolitos deseos, le pregunto a
Alejandro cuales eran sus razones.

Alejandro explico:

1.- Quiero que los mas eminentes medicos carguen mi ataud para mostrar que ni
ellos tienen, ante la muerte, el poder de curar.

2.- Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver
que los bienes materiales aqui conquistados, aqui permanecen.

3.- Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan
ver que vinimos con las manos vacias, y con las manos vacias partimos.

Ya que no podemos evitar la muerte, busquemos y tratemos de alcanzar aquello
que si se marchara con nosotros.

Finalmente no sabemos si seran sabios o necios, los que heredaran todo el fruto de nuestro esfuerzo o afanes.

Enviado por: Javier E. Ledesma Ledesma

Provervios 3:6
Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas.

salmo 71

16 Dios mío, ahora voy a recordar tus hechos poderosos,
y hablaré de la justicia que sólo tú puedes hacer.

17 Desde que yo era joven tú has sido mi maestro,
y hasta ahora sigo hablando de las maravillas que has hecho.

JEHOVA-JIREH

Lectura: Mateo 6:5-15.
"Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis" Mateo 6:8
En los primeros años que serví como pastor, estuve en iglesias pequeñas donde a menudo la situación financiera era apretada. Algunas veces, la economía de nuestra familia se resentía por ello. En una ocasión, ya casi estábamos sin comida y todavía faltaban varios días para que llegara el día de cobrar el sueldo. Mientras mi esposa y yo nos preocupábamos de cómo alimentaríamos a nuestros hijos en los días siguientes, sonó el timbre. Cuando abrimos la puerta, vimos dos bolsas de víveres. No le habíamos contado nuestro problema a nadie, pero nuestro Dios proveedor había hecho que alguien satisficiera dicha necesidad.
Esto me recuerda el relato de Abraham en el Antiguo Testamento, cuando se le pidió que sacrificara a su hijo Isaac. En el momento preciso, Dios proveyó un carnero en su lugar. Abraham llamó ese lugar Jehová-Jireh, «Jehová proveerá» (Génesis 22:14). Dios es quien sigue preocupándose profundamente por Sus hijos.
Jesús dijo: «Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis» (Mateo 6:8). Él se preocupa y busca constantemente darnos lo mejor para nosotros; y eso es un recordatorio de que, en tiempos de penurias y temor, tenemos a Alguien que nos cuida. Pedro escribió que podemos echar toda nuestra ansiedad sobre Dios, porque Él tiene cuidado de nosotros (1 Pedro 5:7). Podemos acudir a Él en nuestro momento de necesidad.
Lo que Dios promete, Dios provee.

APUNTA BIEN ALTO

Un maestro quería enseñarles una lección especial a sus alumnos, y para ello les dió la oportunidad de escoger entre tres exámenes: uno de cincuenta preguntas, uno de cuarenta y uno de treinta.

A los que escogieron el de treinta les puso una “C”, sin importar que hubieran contestado correctamente todas las preguntas.

A los que escogieron el de cuarenta les puso una “B”, aun cuando más de la mitad de las respuestas estuviera mal. Y a los que escogieron el de cincuenta les puso una “A”, aunque se hubieran equivocado en casi todas.

Como los estudiantes no entendían nada, el maestro les explicó:

“Queridos alumnos: permítanme decirles que yo no estaba examinando su conocimiento sino su voluntad de apuntar a lo alto”.

Nuestra meta como seres humanos debe ser siempre apuntar a lo alto!, no solamente en nuestros proyectos de vida tales como profesión, estudios, negocios etc, sino también fijarnos la meta en aquello que tiene aún mas valor.

Filipenses 3:14
Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús

Habacuc 3:19
“El Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.”

Salmos 93:4
“Dios en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más que las recias olas del mar.”
Job 16:19
“Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas.”

viernes, 17 de diciembre de 2010

SEMBRAR CON LAGRIMAS

Lectura: Efesios 4:17-24.
"Tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón" Romanos 9:2
Estábamos leyendo en voz alta Efesios 4:17-24 en nuestra clase de estudio bíblico, cuando Alicia comenzó a llorar. La mayoría de nosotros nos preguntábamos por qué lloraba, hasta que dijo muy bajito: «Lloro porque, al escuchar este pasaje, veo la condición en que se encuentran los perdidos. ¡Están separados de Dios y ciegos ante esta realidad! Eso me rompe el corazón»
Una persona en la clase admitió más tarde que se sintió avergonzada porque jamás se había sentido así por los incrédulos y que, incluso en el pasado, había hablado con entusiasmo acerca del juicio que un día recibirían de parte de Dios.
El apóstol Pablo expuso la condición de los perdidos, con estas palabras: «[Tienen] el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios […] por la dureza de su corazón» (Efesios 4:18). Manifestó que tenía «gran tristeza y continuo dolor en [su] corazón» porque sus compatriotas todavía no habían llegado a conocer el amor de Cristo (Romanos 9:1-3).
Podemos recordar los sentimientos de Dios hacia los incrédulos, al pensar en la condición en que se encuentran: «El Señor […] es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 Pedro 3:9). Si comunicamos la Palabra de Dios y oramos de todo corazón por los demás, los ojos de muchos se abrirán a Su amor.
Abre tu corazón al Señor y Él abrirá tus ojos a los perdidos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

CHANCE

Lectura: Efesios 6:10-18.
"Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo" 1 Juan 4:4
En el 2004, Josh Hamilton era una sobresaliente promesa del béisbol profesional, pero fue suspendido por abuso de drogas. Luego, una noche, tuvo un sueño que le cambió la vida. Estaba luchando contra el diablo. «Yo tenía un palo —dijo—, y cada vez que lo golpeaba, él caía y se volvía a levantar. Lo golpeé hasta quedar exhausto, y él seguía de pie».
Después de esa pesadilla, Hamilton juró mantenerse limpio. El sueño regresó, pero con una importante diferencia. «Yo lo golpeaba [al diablo] y era como si él rebotase», dijo Josh. Pero esta vez, el joven no estaba solo. Agregó: «Me di vuelta y Jesús estaba batallando a mi lado. Seguimos luchando y cobré fuerzas. El diablo no tuvo chance».
La Biblia dice que el diablo no tiene chance porque el Espíritu, que vive en nosotros, es mayor que él (1 Juan 4:4). Cristo vino a destruir la obra del diablo por medio de Su vida, ministerio y sacrificio (3:8). En la cruz, desarmó a Satanás y triunfó sobre él (Colosenses 1:13,14; 2:15).
Aunque derrotado por la cruz, el diablo sigue activo en este mundo. Pero su derrota final es segura (Apocalipsis 20:7-10). Mientras tanto, tomamos toda la armadura de Dios (Efesios 6:10-18) y lo resistimos firmes por medio de la sangre de Jesús y Su Palabra. No tiene chance.
El diablo es un enemigo derrotado.

LA BATALLA DE A FE

Toda batalla tiene un vencedor y un vencido.

Generalmente, el ejército mejor preparado y armado es quien gana la contienda. Habrás escuchado de batallas famosas, tales como: Normandía, Tormenta del Desierto, Afganistán o Irak, pero… ¿Escuchaste alguna vez acerca de la batalla de la fe?

Pablo, un fiel seguidor de Jesucristo, escribió en 1° Timoteo 4:7 lo siguiente: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” Esto significa que la fe tiene enemigos, tales como: la duda, el temor y la ansiedad. Todo ello, batalla contra tu fe, para debilitar y quebrantar tu confianza en Dios.

Quizás la duda, temor y ansiedad esten golpeando tu corazón. ¿Qué debes hacer en estas circunstancias?

En Lucas 8:50, Jesús le dijo a un padre desesperado por la muerte de su hija, lo siguiente: “No temas, cree solamente…” En aquel momento una batalla de fe se desató en la mente y en el corazón de Jairo. Quizás se preguntaba: ¿Qué significa creer? ¿En quién debo creer? ¿Será verdad lo que Jesús me dice? Jairo decidió creer en las palabras de Jesús. ¿Cuál fue el resultado? La Biblia dice que la hija de Jairo regresó a la vida por el poder de Dios.

Desconozco cuál será tu batalla de fe. A lo mejor atraviesas una adversidad o una enfermedad está consumiendo tu vida. Lo que sí sé, es que Jesús está a tu lado, y te dice hoy: “No temas, cree solamente…”

Pero… ¿ Qué debes creer? Romanos 10:9 dice: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”

¿Porque no vences en esta batalla de la fe pidiendo a Jesús que viva en tu corazón?

viernes, 10 de diciembre de 2010

ENCONTRANDO A JESUS

Lectura: Romanos 8:27-39.
"El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" Romanos 8:32
En Wellington, Florida, después de que robaran de una escena del nacimiento una valiosa estatuilla en cerámica del niño Jesús, los oficiales tomaron medidas para impedir que los ladrones volvieran a tener éxito. Un artículo de Associated Press describió cómo colocaron un dispositivo de rastreo GPS (sistema de posicionamiento global) dentro de la estatuilla de reemplazo. La siguiente Navidad, cuando el niño Jesús volvió a desaparecer, la señal guió a los policías hasta la vivienda del ladrón.
Hay momentos cuando las circunstancias difíciles o las pérdidas personales pueden hacernos sentir que nos robaron a Cristo de nuestra Navidad. ¿Cómo podemos encontrar a Jesús cuando la vida parece ir en contra de nosotros?
Al igual que un GPS espiritual, Romanos 8 nos guía hacia el amor y la presencia constantes de Dios en nuestra vida. Leemos que el Espíritu Santo nos ayuda en nuestras debilidades e intercede por nosotros (v.27). Sabemos que Dios está a nuestro favor (v.31). Y tenemos esta gran seguridad: «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?» (v.32). Finalmente, se nos recuerda que nada puede separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús (vv.38-39).
Busquemos a Jesús en el pesebre, en la cruz, resucitado de entre los muertos y en nuestros corazones. Allí es donde podemos encontrarlo en Navidad.
Si sólo nos centramos en la Navidad, podríamos perder de vista a Cristo.

EL LAPIZ

Un hacedor de lápices tomo un lápiz justo antes de meterlo en su caja, y le dió unos consejos.

Le dijo: “Hay cinco cosas que debes saber antes de que seas enviado al mundo”; siempre recuérdalas y serás el mejor lápiz del mundo. “Estas cinco cosas son las siguientes:

1. Siempre harás cosas grandiosas, pero solo si te dejas sostener en la mano de alguien mas.

2. Experimentaras el dolor en algunas ocasiones en que te saquen punta, pero será necesario para que seas cada vez un mejor lápiz.

3. Cometerás errores, pero tendrás un borrador para corregirlos todos.

4. La parte mas importante de ti es la que llevas dentro, y…

5. En cualquier superficie que seas usado, tendrás que dejar tu marca. No importan las circunstancias o las condiciones, deberás continuar escribiendo.

El lápiz entro en su caja, prometiendo recordar estas cinco recomendaciones y con un propósito en su corazón: el de ser útil.

Ahora podríamos ponernos nosotros en el lugar del lápiz y recordar estas cinco recomendaciones para ser, cada día, mejores personas:

1. Siempre harás cosas grandiosas, pero solo si te dejas sostener en las manos de Dios.

2. Experimentaras en dolor en lagunas ocasiones; en las luchas y tribulaciones, pero será necesario para que seas mas fuerte y valiente cada vez.

3. Cometerás errores, pero tendrás humildad para corregirlos todos y crecer por medio de ellos

4. La parte mas importante de ti es la que llevas dentro del corazón, y…

5. En cualquier superficie que camines, tendrás que dejar tu marca; no importan las circunstancias o las condiciones, deberás continuar sirviendo a Dios en cada momento.

Depender de Dios y servirle es uno de los privilegios mas hermosos que tiene el creyente, Él es la vida verdadera, y todo el que permanece en Él lleva mucho fruto, porque separados de Él nada podemos hacer.

Dice Romanos 8 que en Él somos más que vencedores:

vs.28. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

vs.29. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

vs.30. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a
éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. Amen.

martes, 7 de diciembre de 2010

EL MEJOR DE LOS REGALOS

Lectura: Juan 1:10-13.
"¡Gracias a Dios por su don inefable!" 2 Corintios 9:15
¿Tienes problemas para escoger el regalo perfecto para alguien? Una amiga compartió conmigo algunas sugerencias:
• El regalo de escuchar. Sin interrumpir, sin planificar nuestra respuesta. Tan sólo escuchar.
• El regalo del afecto. Ser generoso con abrazos, besos y palmaditas en la espalda, siempre que sea de la forma apropiada.
• El regalo de la risa. Compartir historias graciosas y chistes. Tu regalo dirá: «Me encanta reírme contigo».
• El regalo de una nota escrita. Expresar nuestro aprecio o afecto por medio de una breve nota escrita a mano.
• El regalo de un cumplido. Decir con sinceridad, «Hoy estás fantástico» o «eres una persona especial», puede despertar una sonrisa.
Pero, al comenzar este mes especial de celebración, ¿por qué no entregar el mejor regalo que has recibido? Comparte la verdad de que «la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús» (Romanos 6:23). O este versículo de Juan 1:12: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». Recuérdales a otros que «de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16).
Jesucristo es el mejor regalo. «¡Gracias a Dios por su don inefable!» (2 Corintios 9:15).__
El mejor se encontró en un pesebre.