sábado, 26 de febrero de 2011

ADORACION NUEVA

Lectura: Hechos 17:16-31.
"Parece que [Pablo] es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús" Hechos 17:18
Durante un viaje al Lejano Oriente, visité un santuario inusual donde había cientos de estatuas. Según nuestro guía, los adoradores escogían la estatua que más se parecía a un antepasado y le rezaban.
Hace unos años, leí acerca de un estudiante llamado Le Thai. Practicante de la adoración a los antepasados, hallaba gran consuelo al rezarle a su abuela fallecida. Como elevaba sus oraciones a alguien a quien conocía y amaba, sentía que era algo personal e íntimo.
Sin embargo, cuando dejó Vietnam para ir a estudiar a los Estados Unidos, Le Thai escuchó hablar del cristianismo, lo cual le parecía un cuento de hadas basado en el pensamiento occidental. Para él, era la adoración a un Dios nuevo (ver Hechos 17:18).
Entonces, un amigo creyente lo invitó a su casa para la Navidad. Allí vio a una familia cristiana en acción y volvió a escuchar la historia de Jesús. Le Thai prestó atención. Leyó Juan 3, que habla de «nacer de nuevo», e hizo preguntas. Comenzó a sentir la obra convincente del Espíritu Santo. Finalmente, se dio cuenta de que el cristianismo era la verdad y confió en Jesús como su Salvador personal.
Cuando un amigo considere que el cristianismo es una adoración nueva, debemos respetar su posición y, al mismo tiempo, hablarle con bondad del evangelio y darle tiempo para explorar lo que implica. Luego, confiar en que el Espíritu haga Su obra.
Dios es el único Dios verdadero.

martes, 22 de febrero de 2011

HERMANA LOLA

PRESO POR UNA TIRA DE PAPEL

Fueron largas horas de angustia y de pena para los padres, y de llanto desesperado para el pequeño. El niño, de sólo dos años de edad, había quedado encerrado en su habitación. Y era imposible abrir la puerta. Una simple tira de papel lo impedía.

Todo esto ocurría en Machala, Ecuador. Una patrulla policial había cerrado un bar de mala fama. En su celo por clausurar el antro de vicio, también habían sellado una habitación contigua, que nada tenía que ver con el bar. En esa habitación estaba el pequeño.

«Pude haber roto el papel con la mano y libertar a mi niño —les explicó el padre a los periodistas—, pero temía a la ley. Tuve que gastar diez horas de mi tiempo hasta conseguir orden de la policía para abrir la puerta.»

Este caso pudiera parecerle gracioso al lector insensible. Pero no fue así para los padres que oían llorar a su hijo y veían pasar las horas con lentitud desesperante hasta obtener el permiso policial. La ley es la ley, y aunque esté equivocada, debe ser cumplida.

Sin embargo, el caso de este niño preso por una tira de papel policial nos invita a reflexionar sobre muchas personas mayores que están presas por otras cosas. Algunas, por ejemplo, están presas por sus fobias y temores.

Hay quienes no se atreven a salir a la calle en martes 13. Otros se horrorizan si rompen un espejo, o si ven pasar un entierro antes que nada en la mañana, o si vuelcan sal en la mesa.

Hay personas en las que estas supersticiones infantiles se hacen tan fuertes que hasta desencadenan una histeria. A éstas las aprisionan recuerdos antiguos, o rencores que han acumulado en el corazón, o la incapacidad de perdonar, y viven presas y encadenadas.

Otros permanecen atados al temor de una enfermedad mortal como el cáncer, y viven pendientes del menor síntoma irregular que sienten. Muchas veces esos síntomas anormales sólo son producto de los nervios. Otros, en fin, viven encadenados a sus prejuicios religiosos, sin disfrutar plenamente un solo día de la vida.

Jesucristo dijo: «Si se mantienen fieles a mis enseñanzas... conocerán la verdad, y la verdad los hará libres» (Juan 8:31,32). Libres del temor a la enfermedad y a la muerte. Libres de odios y rencores paralizantes. Libres de supersticiones y prejuicios. Sólo Cristo ofrece libertad verdadera y gratuita.

Hermano Pablo

MI CORAZON ESTA DISPUESTO

“Mi corazón está dispuesto, oh Dios…”
Salmos 108:1a

Cuando alabamos, adoramos, oramos; le decimos al Señor que estamos dispuestos para Él. ¿qué implica esto?
La disposición es más que un solo decir “cuenta conmigo”. El dispone r es una acción de entrega y compromiso que hace revisar qué nos mueve en nuestra vida. Y el estar dispuesto no es una acción fácil.
Revisemos la definición de la palabra para entender un poco mejor qué significa estar dispuesto.

Disponer : Colocar, poner las cosas en orden o en la situación necesaria para lograr un fin.

Para disponer de algo primero debemos tenerlo. No puedo lograr algo si no tengo los recursos para hacerlo. En nuestro caso, Dios nos ha bendecido con capacidades, dones. Todos tenemos recursos, de hecho con ellos trabajamos, estudiamos, nos movemos, vivimos. Es interesante ver con qué facilidad podemos enumerar los recursos con los que nos movemos día a día; pero si hacemos una lista paralela de nuestros recursos dispuestos para la obra de Dios, puede que esta sea un poco mas corta… ¿Cuáles son las capacidades que Dios nos regaló? ¿las conozco, las he explorado? ¿las uso para la obra?

Para disponer tenemos qu e ordenar las cosas.
Simplemente no puedo realizar una empresa si primero no he ordenado la situación para llevarla a cabo: si quiero realizar un viaje debo ordenar la lista de las tareas y así disponer las cosas: el tiempo con el que cuento, el dinero que necesito, el vehículo, etc. Y sin duda algunas cosas son más importantes que otras.

Pero no resulta fácil ORDENARNOS. Ordenar, significa establecer una jerarquía, dar un lugar a cada cosa. Y allí es donde a veces fallamos. El lugar donde ponemos nuestro corazón, donde dejamos nuestra vida; las prioridades, las urgencias que llenan nuestro tiempo día tras día, hacen alejar nuestro corazón de la disposición al Señor. ¿Cuáles son las prioridades que dominan nuestro corazón? ¿creamos la situación necesaria para los fines de Dios? ¿debemos reorganizar los lugares de nuestro corazón donde están puestos nuestros intereses?

¿Acaso tenemos un corazón dispuesto?
Un corazón dispuesto ha colocado a D ios en su lugar y ha ordenado todo según la voluntad del Padre.
Un corazón dispuesto ha entendido cuáles son los recursos con los que el Creador lo ha dotado y los reconoce como instrumentos exclusivos de su autor.
Un corazón dispuesto ha comprendido que lo principal es el propósito para el cual hemos sido creados.

El corazón es el motor de nuestra vida y un corazón dispuesto bombea en la dirección que el Señor guía, porque ha ordenado todo según su voluntad.
Revisemos nuestro corazón, ordenemos nuestras prioridades para que Dios disponga de nosotros.

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org
meryrueda

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SHORT-TIMERS

Lectura: Romanos 5:1-5.
"La esperanza no avergüenza" Romanos 5:5
Hace muchos años, serví en las Fuerzas Armadas y siempre he estado agradecido de haber podido dedicar esos años a mí país. No obstante, debo decir que la época que más recuerdo del ejército fue el breve intervalo cuando era «short-timer» [con corto tiempo].
Short-timer son los soldados a quienes le quedan pocas semanas antes de ser dados de baja. Pasan esos últimos días «dándose de baja»: yendo al economato y a la oficina de intendencia para saldar deudas y devolver equipamientos. Lo que más recuerdo de ese tiempo es mi andar alegre y el espíritu feliz y despreocupado con que realizaba mis tareas. Tenía obligaciones, pero pocas preocupaciones, porque sabía que me iba a casa.
Ahora que he vivido por «largo tiempo», vuelvo a ser un short-timer. Dentro de poco tiempo seré dado de baja de mis obligaciones en esta tierra. Una vez más, mi andar es alegre y mi espíritu, entusiasta, porque sé que muy pronto me iré a casa. Esta es la perspectiva que Jesús y sus apóstoloes denominaban «esperanza» (Hechos 24:15; Romanos 5:2,5).
En el sentido bíblico, esperanza significa certidumbre y seguridad. Es la creencia firme, inconmovible e inflexible de que resucitaremos de los muertos (como lo hizo Jesús) y seremos recibidos en nuestro hogar eterno. ¡Esto basta para llenar hoy nuestro corazón de gozo y hacernos saltar de alegría!
El Cristo resucitado vendrá del cielo para llevar a los suyos de regreso allí.

lunes, 21 de febrero de 2011

VER PARA CREER....?

Estaban un astronauta y un neurocirujano muy reconocido, discutiendo sobre la existencia de Dios.

El astronauta dijo: Tengo una convicción, no creo en Dios. He ido al espacio
varias veces y nunca he visto ni siquiera un ángel.

El neurocirujano se sorprendió, pero disimuló. Luego de pensar unos
instantes, comentó: Bueno, he operado muchos cerebros y nunca he visto un pensamiento.

Dejemos de poner nuestros razonamientos ante Dios. Cree en un Dios grande y
entonces, verás un Dios grande.

“Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía.” Hebreos 11:3

“Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Hebreos 11:1

«SALÓN DE VÍBORAS»

Ocurrió en el club nocturno llamado «Salón de víboras» en la calle Sunset, es decir, «Puesta de sol», de Hollywood, California. Era una de esas fiestas donde abundan el alcohol, el tabaco, la música rock y bellas muchachas.

Al ritmo de la música y en medio de bamboleos y contorsiones, las muchachas se iban quitando poco a poco la ropa. Entre los asistentes a la fiesta se hallaba River Phoenix, un promisorio joven actor de cine.

De pronto, como herido por un rayo, River cayó al suelo en convulsiones incontrolables. Siendo la estrella de la fiesta, muchos lo rodearon tratando de ver qué hacían por él, pero los espasmos eran muy fuertes y, en cuestión de minutos, River quedó como muerto. Al llegar el auxilio médico se comprobó que, en efecto, River había pasado de esta vida. En el «Salón de víboras» de la calle «Puesta de sol», River halló el ocaso de su vida.

El suceso conmovió a toda la comunidad artística de Hollywood. River Phoenix había hecho ya cuatro películas. Iba subiendo rápidamente la escalera del éxito. Pero frecuentaba clubes nocturnos de fama cuestionable, y se sabía que usaba drogas. A eso se atribuyó su muerte.

Los nombres aquí son simbólicos. El nombre del club, «Salón de víboras», es una fiel descripción de las ondulaciones del humo del tabaco y del sumo del alcohol y de las drogas que llenaban el oscuro ambiente del lugar. Y la calle donde está situado, Sunset, resultó ser, cuando menos para River Phoenix, la puesta literal y terminante del sol de él.

Lo triste es que son miles los jóvenes que sucumben diariamente al llamado de esa vida. Estos jóvenes creen que están disfrutando de la plenitud de su juventud y hacen gala de su libertad, pero están bailando la danza de la muerte con víboras. Creyendo estar en el amanecer de su vida, están más bien acercándose a su ocaso. ¡Qué lástima que se tenga que desperdiciar la gloria y el porvenir de la juventud en muchachos que todavía no han aprendido a vivir!

Cristo le ofrece a todo joven una vida mejor. Él no le ofrece un «Salón de víboras». Él le ofrece una vida íntegra, recta, justa y feliz, una vida que el mundo no puede dar porque no la conoce.

Y Cristo no ofrece ningún ocaso. Él ofrece una mañana gloriosa, llena de luz y esperanza. Permitamos que Cristo sea el Señor de nuestra vida. Con Él estaremos libres de víboras y de puestas del sol. Con Él seremos eternamente felices.

Hermano Pablo

EN DIRECCION CORRECTA

Lectura: Juan 6:53-69.
"Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" Juan 6:68
Una de las experiencias más difíciles en mis años como pastor fue decirle a una hermana, miembro de la iglesia, que su esposo, su hijo y su suegro se habían ahogado en un accidente en un bote. Sabía que la noticia le destrozaría la vida.
En los días siguientes a la trágica pérdida, quedé sorprendido ante la respuesta de ella y de su familia quienes exhibieron una fe extraordinaria. Como es lógico, experimentaban un profundo quebrantamiento, dudas que los asaltaban y confusión. Pero, cuando todo lo demás carecía de sentido, aún tenían a Jesús. En lugar de alejarse del Señor durante esos días tremendamente desesperantes, acudieron a Él como la única fuente de esperanza y confianza.
Esto me recuerda la reacción de los discípulos ante Jesús. Después que algunos de ellos «volvieron atrás, y ya no andaban con él» porque no le entendían (Juan 6:66), Jesús se dirigió a Su círculo íntimo, y preguntó: «¿Queréis acaso iros también vosotros?» (v. 67). Pedro había entendido bien, ya que respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (v. 68).
Cualquiera que sea la situación que enfrentes hoy, cobra ánimo con las palabras de Pedro y el ejemplo de una familia que pasó por el fuego manteniendo su fe intacta. Mientras corras en la dirección correcta —hacia Jesús—, hallarás la gracia y la fortaleza que necesites.
Cuando todo esté perdido, recuerda que no has perdido a Jesús. Corre hacia Él.

domingo, 20 de febrero de 2011

HACER LO CORRECTO

Una tarde, un niño y su padre se encontraban pescando en un lago en las montañas y era el día previo para el comienzo de la temporada de róbalo, así que usaban gusanos de carnada para atrapar percha y pez sol. El niño decidió practicar su lanzamiento usando un pequeño cabo plateado, al momento que el cebo cayó del agua, su vara se dobló por completo. El y su padre reconocieron al instante que algo enorme se había pegado al anzuelo. Cuando por fin logró subir al bote el pez más grande que había visto en toda su vida, una gigantesca luna había salido sobre el lago, sólo había un problema, el pez era un róbalo.

El padre del niño le echó un vistazo a su reloj y vió que eran las 10:00 p.m., justo dos horas antes del comienzo oficial de la temporada de róbalo.

Hijo, vas a tener que echarlo al agua – dijo el padre.

El protestó diciendo :
Pero nunca lograremos atrapar otro pez tan grande como éste.

Miró a su alrededor y vió que nadie más estaba en el agua para observar la situación, pero por el tono de su padre, el sabía que no era un asunto que podía discutirse. Cuidadosamente quitó el anzuelo de la boca del pez y con mucha delicadeza lo regresó al agua.

El niño estaba en lo cierto, nunca ha vuelto a pescar un róbalo tan grande, pero lo que si recuerda es la lección que su padre le enseñó aquella noche :

LO CORRECTO HAY QUE HACERLO NO SÓLO CUANDO ALGUIEN TE ESTE MIRANDO.

Los ojos de Dios están en todo lugar, mirando a los buenos y a los malos. Proverbios 15:3.

ESTACIONADO, POR AHORA

Lectura: Números 9:19-23.
"Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor" Salmo 40:1
Estacionar mi automóvil siempre me ha resultado complicado. En realidad, no era una prioridad para mi instructor de conducir; por eso, hace poco, después de muchos años, aprendí a estacionar dando marcha atrás. También pasó por alto otras lecciones relacionadas con el tema del estacionamiento, y todavía evito hacerlo, a menos que haya espacio para dos o tres coches.
También tuve problemas para entender una frase que escuché cuando era una creyente nueva: «Dios no puede conducir un automóvil estacionado». Eso me desafió a poner mi vida en movimiento para que, en el camino, Dios me guiara en la dirección correcta. Es un concepto interesante, pero el Señor no siempre obra así. En ocasiones, Él sí quiere que «permanezcamos estacionados» por un tiempo.
A veces, estando Moisés en el desierto, Dios mantenía a los israelitas en un lugar. Los guiaba mediante una nube y, cuando esta estaba quieta por muchos días, «los hijos de Israel […] no partían» (Números 9:19). Esperar no siempre es fácil, pero, a veces, el Señor quiere que nos quedemos donde Él nos puso. El salmista nos recuerda: «Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón» (27:14).
Quizá sientas que estás atascado y que tus cubiertas sólo giran en el lugar en tu servicio para Dios. No obstante, mantén el corazón atento a Su guía. Entonces, estarás listo para «poner primera» cuando lo escuches decir: «Vayamos por aquí».
Dios nos ordena que paremos y también que andemos.

sábado, 19 de febrero de 2011

ATRAVESADO POR SIETE VARILLAS DE HIERRO

John White, obrero de construcción, de veinticinco años de edad, cayó de un andamio en su trabajo en Charleston, Carolina del Norte, Estados Unidos. La caída en sí, de más de quince metros, era suficiente para que muriera, pero lo que empeoró la situación fue que cayó sobre varillas de hierro que estaban de punta. Un cuñado suyo, trabajando a su lado, lo vio caer y sólo tuvo tiempo de clamar: «¡Dios mío, no lo dejes morir!»

Siete varillas le atravesaron el cuerpo. Dos de ellas debieran haber sido mortales. Una le entró por la clavícula, rozando el corazón. Otra le entró por la ingle, rozando la arteria femoral. Las otras cinco ofrecían menos peligro, pero hubo que cortarlas todas con acetileno para librar a John y llevarlo al hospital. Tras cuatro horas de cirugía quedó fuera de peligro.

Como tantas historias de accidentes, esta también tenía sus antecedentes sombríos. John White estaba enemistado con Virginia, su esposa. Había amenazas de divorcio. Sus dos hijos, Miguelito de siete, y Rut de tres, tenían que aguantar la constante lucha de sus padres. Miguelito ya estaba diciendo que no quería seguir viviendo. Tras esta horrible situación hogareña se produjo el accidente.

No se sabe si fue el clamor del cuñado: «¡Dios mío, no lo dejes morir!», o el trauma mismo del accidente, pero algo bueno comenzó a ocurrir. Al ver Virginia la condición de John, no cesaba de estar a su lado. Y al ver John la atención de Virginia, no podía menos que derretírsele el corazón. Como quiera, John se reconcilió con su esposa y se unió otra vez a la familia.

Dos años después John consiguió un buen empleo, Virginia volvió a quedar embarazada, y su hogar se había convertido en todo un remanso de paz.

¿Tuvo este hombre que ser atravesado por siete varillas de hierro para recomponer su vida? La respuesta es clara. Uno no tiene que ser traspasado de problemas para poder recapacitar y enmendar sentimientos y caminos. En cualquier momento, en plena paz, el hombre puede reconocer que no está andando bien, y volver sobre sus pasos.

Tal vez necesitemos hacer un examen de conciencia. ¿Estamos peleando con nuestra esposa? ¿Nos extrañan nuestros hijos? ¿O representamos más bien al hijo que ha abandonado el hogar? ¿Acaso habremos hecho algo en contra de la justicia? No esperemos a que ocurra un accidente. Quizá no salgamos con vida. Busquemos hoy mismo a Jesucristo. Él vendrá en nuestro auxilio. Él quiere darnos su paz.

Hermano Pablo

jueves, 17 de febrero de 2011

LA LUZ DEL FARO

Un capitán y su tripulación viajaban en medio de una terrible tormenta durante una oscura noche y luego de varios días en altamar. El pequeño barco era golpeado insistentemente por las olas y el viento, y se mecía casi hasta volcarse mientras toda la estructura crujía y se retorcía hasta que parecía despedazarse. Habían perdido los instrumentos y no sabían ni siquiera donde se encontraban.

En medio de todo esto el capitán no hacía mas que gritar y maldecir, gritando a Dios y reprochándole todo lo que pasaba y que habían sido abandonados por Él. Tomado firmemente del timón en la proa gritaba a los truenos, los relámpagos y el cielo al saberse perdido.

En ese momento, un marinero dejó su puesto y corrió donde el capitán quien le reprendió fuertemente en medio de la tormenta y la lluvia.

- “Por qué dejas tu puesto! Podemos perder el mástil”, le gritó el Capitán.

A lo que el marinero contesta:

- “Lo sé señor! Pero hace mas de 10 minutos se vislumbra la luz del faro del puerto!!! Pero usted no la ha visto por estar gritando.”

Cuantas veces no vemos la ayuda de Dios por quejarnos constantemente de todo lo que tenemos. No hacemos mas que rechazar todo lo que tenemos.

Tal vez Dios no te de una vida sin tormentas, pero puede estar seguro de que siempre, en medio de la más cruel y feroz tormenta que puedas imaginar, El estará presente con su luz mostrándote el camino y recordándote que se encuentra siempre a tu lado.

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2 Corintios 4:6

Y hablóles Jesús otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida. Juan 8:12

LAVADERO DE COCHES

Lectura: Isaías 43:1-13.
"Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo" Isaías 43:2
Jamás olvidaré mi primera experiencia en un lavadero automático de automóviles. Mientras me acercaba con temor, como si fuera al dentista, puse el dinero en la ranura, nerviosamente revisé las ventanillas una y otra vez, moví el coche con cuidado hasta la línea, y esperé. Fuerzas mas allá de mi control comenzaron a mover el auto, como si estuviera sobre una cinta transportadora. Ahí estaba yo, encajonada en el vehículo, cuando un atronador chorro de agua, jabón y cepillos comenzaron a salir de todos lados. ¿Qué pasaría si quedo atrapada aquí o el agua entra de golpe?, pensé de modo irracional. De repente, el agua se detuvo. Después de un secado de aire de presión, el coche fue nuevamente impulsado, limpio y brillante, hacia el mundo exterior.
En medio de todo eso, recordé épocas tormentosas en mi vida en que parecía estar en una cinta transportadora, víctima de fuerzas más allá de mi control. Ahora las llamo: «Experiencias de lavadero de coche». Me acordé de que, al atravesar aguas profundas, mi Redentor había estado siempre conmigo, protegiéndome de la marea creciente (Isaías 43:2). Cuando salía por el otro lado, lo cual siempre sucedió, podía decir con gozo y confianza: «¡Dios es fiel!»
¿Estás en medio de una experiencia de lavadero de coche? Confía en que el Señor te llevará hasta el otro lado. Entonces, serás un testimonio resplandeciente de su poder protector.
Un túnel de prueba puede generar un testimonio brillante.

DEUTERONOMIO 37:6

miércoles, 16 de febrero de 2011

«LA VIDA NO TIENE SENTIDO»

Andy Reader preparó su cámara de video. Era un nuevo modelo, recién comprado. La acomodó cuidadosamente sobre el trípode en una parte alta de su garaje, apuntándola hacia su automóvil, y la puso en marcha. La cámara había de funcionar automáticamente, y había de recoger tanto imagen como sonido.

Después, Andy, de treinta y ocho años de edad, de Dartmoor, Inglaterra, se encerró en su auto y encendió el motor. ¿Qué se proponía? Filmar su propio suicidio. Hallaron su cuerpo inerte varias horas después, víctima del monóxido de carbono. Pero el acto de suicidio, junto con sus últimas palabras, quedó registrado en su cámara para siempre. El mensaje era claro. Andy lo había repetido varias veces: «La vida no tiene sentido.... La vida no tiene sentido...»

En efecto, para miles de personas la vida no tiene sentido. Cuando el único significado de la vida gira alrededor de uno mismo —posesiones, caprichos, gustos y placeres—, la chispa de la vida muy pronto se apaga. Cuando lo único que vale es el disfrute de cosas materiales y nada más, muy rápidamente el entusiasmo, la pasión y la razón de vivir se desvanecen, y se termina diciendo: «La vida no tiene sentido...»

Sin embargo, la vida humana sí tiene sentido. Tiene un sentido inmenso, universal, divino. Tiene todo el sentido que Dios le dio cuando creó al hombre y lo puso en el jardín del Edén. Ese sentido es, por cierto, la razón de la creación. La vida del hombre tiene, incluso, un sentido eterno.

Cuando pensamos sólo en términos humanos, la vida nos parece confusa e incoherente. Pero cuando levantamos la vista y contemplamos el cuadro mayor de la existencia —nuestro cónyuge, nuestros hijos, nuestros valores y nuestro Dios—, comenzamos a ver en la vida un propósito y un designio. Es cierto que sin moralidad la vida no es vida, pero cuando reconocemos que Dios nos tiene aquí con un propósito definido, nos damos cuenta de que la vida sí tiene sentido.

Es Dios quien le da a nuestra vida sentido. Él es quien establece los valores morales para el buen vivir. Él es quien nos ayuda a aceptar todo lo incomprensible de nuestra vida.

Cristo nos da nuestra razón de ser. Él da sentido en medio de la locura. Busquemos en Él el porqué de nuestra existencia. No nos permitamos, por nada en la vida, ser presa de esa gran mentira: «La vida no tiene sentido». Porque Cristo quiere darle sentido a nuestra vida. Él quiere darle belleza a nuestro existir.

Hermano Pablo

martes, 15 de febrero de 2011

EN LAS MANOS DEL MESTRO

Estaba golpeado y marcado y el rematador en una subasta y pensó que por su escaso valor, no tenía sentido perder demasiado tiempo con el viejo violín, pero lo levantó con una sonrisa.
-¿Cuánto dan señores? -gritó-, ¿quién empezará a apostar por mí?-Un dólar, un dólar- alguién replicó, después dos dólares.-¿Sólo dos?-Dos dólares y ¿quién da tres?, tres dólares, a la una; tres dólares a lasdos; y van tres…
Pero NO, desde el fondo de la sala un hombre canoso se adelantó y recogió elarco; luego, después de quitar el polvo del violín y estirado las cuerdasflojas, las afinó y tocó una melodía pura y dulce como un coro de ángeles.
Cesó la música y el rematador, con una voz silenciosa y baja dijo: -¿Cuántome dan por el viejo violín? y lo levantó en alto con el arco.
-Mil dólares y… ¿quién da dos? -¡Dos mil!, ¿Y quién da tres? Tres mil a launa, tres mil a las dos; y se va y se fue, -dijo.
La gente aplaudía, pero algunos decían: “No entendemos bien, ¿qué cambió su valor?”. La respuesta no se hizo esperar: “¡La Mano del Maestro!”Que una melodía celestial brote hoy de tu vida, si te dejas usar en las manos del Maestro por excelencia.!.
Efesios 2:10. somos hechura Suya creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

lunes, 14 de febrero de 2011

MOSTRAR AMOR VERDADERO

Lectura: Juan 13:1-5,33-35.
"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros" Juan 13:35
En el 2010, el Año Nuevo chino cae en la misma fecha que el día de San Valentín. Aunque estas fiestas tienen orígenes muy distintos, hay ciertas similitudes en la forma de celebrarlas. En ambos casos, los seres queridos se dan presentes para expresarse su amor. Ya sea que se regalen rosas a la persona amada en el día de San Valentín o hong bao [paquetes rojos con dinero] a la familia y a los amigos en el Año Nuevo chino, todos son símbolos de amor.
Nuestro Señor Jesucristo les ordenó a sus discípulos que se amaran unos a otros porque, de este modo, «conocerán todos que sois mis discípulos, si tuvieres amor los unos con los otros» (Juan 13:34-35).
El amor que nuestro Señor quiere que sus discípulos tengan unos con otroses diferente al sentimiento romántico que se demuestra entre una pareja de enamorados o el afecto fraternal que existe entre amigos o familiares. Es un amor sin egoísmo. La palabra griega que Juan empleó en el mandamiento de Jesús es ágape, la clase de amor que caracteriza a Dios, que no espera nada a cambio. Esto fue lo que el Señor mostró a sus discípulos cuando «puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos» (v. 5). Es la clase de amor que exhibió cuando fue a la cruz a morir por nosotros.
Busca hoy a alguien a quien puedas demostrarle este amor sin egoísmo.
"Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo" Gálatas 6:2.

AMORTIGUACIÓN AUTOMÁTICA

Ingrid Checha, de apenas dos años de edad, estaba jugando en su domicilio. Ella vivía con sus padres en el piso decimocuarto de un edificio de departamentos en Caracas, Venezuela. En cierto momento la niñita, ilusionada con lo que veía afuera, trató de abrir la ventana. Ésta cedió repentinamente, y la pequeña se precipitó al vacío.

Cayó desde una altura de sesenta metros, pegando contra el techo de zinc de un estacionamiento de vehículos que había abajo, y rebotando sobre el techo de un automóvil. Cuando corrieron a recogerla, dieron por sentado que la chiquita tuvo que haberse destrozado, pero la encontraron llorando, con sólo algunos raspones y magulladuras. «¡Un milagro!», exclamaba la gente, y ciertamente lo era.

Llevaron a la niña al hospital y la sometieron a un período de observación, pero los médicos afirmaron que había quedado en estado increíblemente magnífico.

¿Qué había pasado? Este es uno de los milagros de la naturaleza humana. Los que saben de esto dicen que los infantes reaccionan instintivamente al peligro y en eso tienen una gran ventaja en las caídas.

Cuando un adulto se siente caer, pone rígidos todos sus músculos, con el resultado de que al golpear contra el suelo parece como si fuera de vidrio, y se quiebra, se rasga, se parte y se corta. Pero el infante instintivamente afloja todo su cuerpo, que parece hacerse de goma, y amortigua entonces el choque.

Como que hay, en esto, una lección grandísima para la vida del hombre. Los golpes que recibe nuestra alma son más fuertes, más complejos, más problemáticos y más permanentes que los golpes del cuerpo. El diario vivir nos enfrenta con frustraciones súbitas, con desastres azarosos, con pérdidas inesperadas. El resultado es la frustración, la angustia, la agonía y el dolor.

Si ante estos golpes endurecemos el corazón, nos ponemos rígidos y obstinadamente decimos que con nuestra propia fuerza saldremos adelante, corremos el peligro de hacernos pedazos. Eso le ha ocurrido a muchos.

En cambio, si nos ablandamos en humildad, enterramos nuestra obstinación y sacrificamos nuestro orgullo, podremos rebotar de lo que sería un desastre. Solos no podemos resistir los golpes de la vida, pero si nos humillamos ante Dios, Él nos dará su mano de ayuda. Sólo tenemos que rendirnos en sumisión y entregarle dócilmente nuestra alma a Cristo. Confiemos en su divino amor.

Hermano Pablo

domingo, 13 de febrero de 2011

CENA DE REUNION

Lectura: Apocalipsis 19:1-9.
"Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero" Apocalipsis 19:9
Muchos chinos recorren grandes estensiones para asistir a una tradicional cena anual de reunión familiar. Levada a cabo en la víspera del Año Nuevo Lunar, esta cena suele realizarse en la casa de los padres o de los hermanos mayores.
Los chinos que trabajan en el extranjero deben reservar sus viajes con anticipación para estar seguros de tener pasajes en los vuelos sumamente repletos y en los autobuses. Si no lo hacen temprano, corren el riesgo de perderse la reunión familiar.
La Biblia habla de una cena de reunión aún más importante en el cielo. Apocalipsis 19:9 la llama «la cena de las bodas del Cordero». Pero, a diferencia de la reunión familiar china, nadie sabe la fecha de este acontecimiento, excepto Dios (Mateo 24:36). Tampoco debemos preocuparnos de hacer las reservaciones para el viaje.
¿Quiénes están invitados a esta cena de reunión celestial? Todos los que pertenecen a la familia de Dios, «...a los que creen en Su [de Jesús] nombre, [...] los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios» (Juan 1:12-13).
¿Estarás en la cena de reunión en el cielo? Puedes asegurarte un lugar en el banquete celestial si hoy confías en Jesucristo como tu Salvador y Señor.
Creer en Cristo es recibir la salvación y asegurarse el cielo.

¿ES USTED LA ESPOSA DE DIOS?

Es un frío día de diciembre en la ciudad de Nueva York. Un jovencito de unos 10 años estaba parado, descalzo, ante una tienda de zapatos en Broadway, asomándose al escaparate, y temblando de frío.
Una dama se acercó al muchacho y le dijo: “Mi jovencito, ¿qué es lo que miras con tanta insistencia en el escaparate?
“Le estaba pidiendo a Dios que me diese un par de zapatos”, fue la respuesta del muchacho.
La dama lo tomó de la mano y entraron a la tienda, le pidió al vendedor que trajese una media docena de calcetines para el muchacho. Entonces, le preguntó si podía conseguirle una vasija con agua y una toalla.
Él se las trajo rápidamente. Ella se llevó al muchacho a la parte trasera de la tienda y, quitándose sus guantes, se arrodilló, lavó sus piecitos y los secó con la toalla.
Para entonces, el vendedor había regresado con los calcetines.
Colocando un par en los pies del muchacho, entonces ella le compró un par de zapatos, y atando el resto de los pares de calcetines, se los entregó. Le dio una palmadita en la cabeza y le dijo: “No hay duda, mi amiguito, te sentirás más cómodo ahora”.
Al salir, el asombrado muchacho le tomó la mano y, mirándola al rostro, con lágrimas en sus ojos, le contestó con estas palabras: “¿Es usted la esposa de Dios?”
Desconocemos el Autor
No hay duda que cuando somos compasivos nos parecemos a Dios, porque Dios es Compasivo. Extendemos nuestra mano amiga y tierna.
Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.Mateo 5:16.
Y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su compasión, como está escrito: “Por eso te alabaré entre las naciones; cantaré himnos a tu nombre.”Romanos 15:9.

sábado, 12 de febrero de 2011

ENVIAR LUZ

Lectura: Filipenses 2:12-18.
"Hijo de Dios sin mancha en [...] una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares..." Filipenses 2:15
El empresario norteamericano Mark Bent gastó 250,000 dólares para desarrollar y fabricar una linterna solar económicamente accesible. Miles de esos artefactos han sido distribuidos gratuitamente o a un precio módico a personas que viven en campos de refugiados en Africa. Una carga solar diaria brinda siete horas de iluminación vivificante a quienes se encuentran en casas, escuelas y clínicas médicas donde la oscuridad ha fomentado el crimen y la violencia.
El contraste entre la oscuridad y la luz es una imagen destacada en la presentación que hace la Biblia acerca de Jesús, el Mesías. «El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos» (Isaías 9:2). «En él [Jesús] estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella» (Juan 1:4-5).
Como seguidores de Jesús, hoy tenemos el privilegio de ser quienes llevamos su luz. Pablo instó a los creyentes de Filipos a ser «irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación perversa y maligna, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo» (Filipenses 2:15).
En vez de tenerle miedo a la oscuridad espiritual que nos rodea y sentirnos oprimidos por ella, podemos descansar en la gracia que Dios da a sus hijos, para que brillen para él.
Jesús vino a iluminar un mundo en tinieblas.

viernes, 11 de febrero de 2011

«TOMA MI MANO, PRECIOSO SEÑOR»

«Fue Dios quien nos unió», manifestó Thomas. Los jóvenes esposos se amaban profundamente. Y aún mayor fue el arrobamiento cuando se supo que una criaturita venía en camino. Pero algo no andaba bien. La joven mujer murió al dar a luz, y al día siguiente el bebé que había nacido siguió a su madre por el camino hacia las estrellas. Fue la primera gran tragedia de varias en su vida.

A los pocos días se sentó al piano y compuso una canción. Le puso por título: «Toma mi mano, precioso Señor». Así comenzó la carrera musical de Thomas Dorsey, hombre de raza negra de los Estados Unidos. Escribió canciones espirituales hasta que murió a los noventa y tres años de edad. Ese primer himno, nacido del dolor, se tradujo a cincuenta idiomas.

Fue larga la vida de Thomas Dorsey, hijo de un pastor protestante del estado de Georgia. Con su increíble talento musical tocó el piano en clubes nocturnos en orquestas de jazz hasta los veintiséis años. A esa edad tuvo una transformación espiritual y se dedicó, desde ahí en adelante, a componer himnos y cantos espirituales. Compuso más de mil.

Muchos de sus himnos se cantan todavía en las iglesias y figuran en muchos himnarios. Pero el favorito de todos fue el primero que compuso, aquel titulado: «Toma mi mano, precioso Señor».

¿Qué es lo que uno está diciendo cuando canta: «Toma mi mano, precioso Señor»? ¿Tendrá algún valor una petición así? ¿Escuchará Dios el clamor desesperado de sus hijos? ¿Valdrá la pena pedir de Dios su ayuda?

La respuesta, muy firme y categórica, es: sí. Muchas veces, en el transcurso de sus noventa y tres años, Dorsey levantó su mano al cielo en busca de consuelo. Y por su continua dedicación a Dios, durante tantos años, siempre halló la mano cálida y amistosa de Cristo dispuesta a estrechar la suya.

¿Necesitamos hoy una mano amistosa? Quizá nuestro matrimonio esté en problemas. Tal vez algún hijo nos esté haciendo la vida imposible. O quizá nos hayan comunicado que tenemos una enfermedad mortal. ¿Qué podemos hacer? Lo que hizo Thomas Dorsey: levantar la mano al cielo y pedir: «Toma mi mano, precioso Señor.»

De hacerlo así, esa mano divina que los clavos horadaron en la cruz tomará la nuestra. Cristo nunca deja de respondernos, nunca nos niega su mano, nunca ignora nuestro clamor. ¿Queremos estrechar esa bendita mano? Él sólo espera que le extendamos la nuestra.

Hermano Pablo

martes, 8 de febrero de 2011

ELOGIO DE LA LENTITUD

Lectura: 2 Pedro 3:1-9.
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza” 2 Pedro 3:9
Si hubiera un concurso para determinar cual es la virtud más popular, sospecho que «rápido» derrotaría a «mejor». Muchas partes del mundo parecen estar obsesionadas con la velocidad. Sin embargo, la locura de lo «rápido» nos está conduciendo rapidamente a ninguna parte.
«Ha llegado la hora de poner un freno a nuestra obsesión de hacer todo con más rapidez», dice Carl Honoré en su libro Elogio de la lentitud. «La velocidad no es siempre la mejor política».
Según la Biblia, tiene razón. Pedro advirtió que, en los últimos días, la gente dudaría de Dios porque parece lento («retarda») en cumplir Su promesa de regresar. No obstante, también señaló que Su aparente lentitud es algo bueno. En realidad, el Señor está demostrando Su paciencia al dar más tiempo para que la gente se arrepienta (2 Pedro 3:9), y también al ser coherente con Su carácter, que es paciente o tardo para la ira (Éxodo 34:6).
Nosotros también debemos ser lentos para enojarnos y para hablar (Santiago 1:19). Según
Santiago, la «prontitud» está reservada para nuestros oídos. Se supone que debemos ser rápidos para escuchar. Piensa cuantos problemas podríamos evitarnos si aprendiéramos a escuchar (escuchar en serio, no sólo para de hablar) antes de decir algo.
En nuestro apuro por alcanzar las metas y cumplir con los plazos, acordémonos de acelerar los oídos y desacelerar el carácter y la lengua.
Cuando estés a punto de perder la paciencia con alguien, recuerda lo paciente que ha sido Dios contigo.

CUANDO DE REPENTE SE PIERDE LA VISTA

A los nueve años de edad tenía vista de lince, gran aptitud para correr, e inteligencia sobresaliente. Pero a los diez, en un juego de cricket, recibió un terrible pelotazo en el ojo derecho, y a las pocas semanas Cyril Charles, un niño de la isla Trinidad, quedó casi totalmente ciego.

¿Qué hace un niño de diez años de edad que de repente pierde la vista? Hace lo que, por lo general, no hacen los adultos. En esto podríamos nosotros los adultos aprender de los niños.

Cyril Charles, sin amilanarse, comenzó de inmediato a aprender el braille y, mientras lo aprendía, continuó cursando sus estudios. Aunque lo muy poco que veía aparecía borroso, continuó también practicando el fútbol y el atletismo. Con el paso del tiempo Cyril no sólo se convirtió en un estudiante singular, sino que sobresalió en el deporte. Y a los veinte años ganó una maratón para minusválidos.

Al año de ganarse esa carrera, con los adelantos de la ciencia fue operado de la vista, y Cyril recuperó su visión. Había pasado muchos años en sombras, pero resurgió, por fin, a la luz y a esperanzas cumplidas.

Una desgracia física no es el fin de la vida. El mundo no se detiene porque uno haya sufrido un percance. Es cierto que hay que hacer ajustes. A veces es cuestión de enfrentar un nuevo régimen de acción, pero la vida sigue. Y la esperanza, la fuerza de voluntad, la férrea resolución, la tenacidad y la constancia traen, con el tiempo, el triunfo.

No perdamos la fe. La fe en uno mismo y la confianza en los semejantes producen una esperanza que trasciende toda tragedia humana. El cuerpo físico puede nacer contrahecho o débil. Puede deteriorarse. Puede, incluso, perder uno de sus miembros o uno de sus sentidos físicos. Pero si dentro del cuerpo tenemos el alma viva y pujante, triunfaremos porque ésta nos sostendrá.

No perdamos la fe. Creamos, más bien, en Dios. La fe en Dios nuestro Creador produce una fuerza en nosotros mil veces mayor que la fuerza humana. Las competencias deportivas para minusválidos que se realizan ya en casi todas partes del mundo están demostrando que cojos, mancos, paralíticos, ciegos y otros muchos impedidos pueden vencer obstáculos increíbles.

No perdamos la fe. Aferrémonos, más bien, a la mano de Dios. Creamos como creía el apóstol Pablo, que dijo: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13).

Hermano Pablo

REFRIGERIO PARA EL ALMA

Su Palabra es el refrigerio que necesita nuestra alma día a día para seguir adelante. Algunos bellos versículos que animarán nuestro corazón en el día de hoy.

Dios es Consuelo.

“Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques.” Salmos 84:5-6

“El oro tiene que ser metido en el fuego purificador, antes de que pueda ser moldeado o martillado en un ornamento de belleza para el Rey”

Dios es Descanso.

Podemos poner en El todo nuestro ser y descansar en que El tiene el control. Mateo 11:28
“echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 1°Pe. 5:7

Dios es Paz .

Filipenses 4:6-7
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.


La ansiedad... nos quita el descanso y hace bajar nuestra mirada del Señor. Y Dios, en su amor para con nosotros, nos da en Filipenses 4:6-7 la forma correcta para vencer.
La oración produce el mismo efecto, nos acerca tanto a nuestro Dios que podemos volar junto a Él, sobre aquellas cosas que nos producen ansiedad.

Dios es Bueno.

Nahum 1:7, Juan 10:11 Tito 3:4
“Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones” Salmos 100:5

El es el buen Pastor, es bueno…SIEMPRE!!!!

Dios es Protección.

“Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de las alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido” Salmos 63:7-8
“ Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano” Salmos 139: 5
Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
Salmos 40:17

Dios es Refugio. .

Salmos 91: 1-4 “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente, diré yo a Jehová: Esperanza mía y castillo mío; mi Dios, en quién confiaré”. “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad”.

No hay nada mejor que estar bajo sus alas y sentirme allí segura. Él está allí, Él está aquí, a mi lado, a tu lado. No tienes nada que temer…¡¡ está cubriéndote con Sus alas… hasta que pasen los quebrantos!!. Salmos 57:1

¿Se o lvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org

lunes, 7 de febrero de 2011

AL OTRO LADO DE LA PUERTA

Un hombre enfermo se dirigió a su médico, mientras se preparaba para dejar el consultorio y le dijo: “Doctor, tengo miedo de morir. Dígame, ¿qué hay del otro lado?”

Muy quedamente, el médico le contestó: “No lo sé”

“¿Usted no sabe? Usted, un cristiano, ¿no sabe lo que hay del otro lado?”

El médico tenía su mano en la manigueta de la puerta; del otro lado se oyó un ruido de rasguños y lloriqueo y, al abrir la puerta, un perro entró apresuradamente en el cuarto y le saltó encima con una evidente manifestación de alegría.

Vollteándose al paciente, el médico dijo: “¿Observó a mi perro? Nunca había estado en este cuarto antes. Él no sabía lo que había aquí dentro. No sabía nada más que su amo estaba aquí y, cuando se abrió la puerta, dio un salto hacia adentro sin temor alguno. Conozco muy poco de lo que hay del otro lado de la muerte, pero sé una cosa… sé que mi Señor está allí y eso es suficiente”

Enviado por Ricardo Hinestroza

La seguridad del cristiano está en el Señor en quién él o ella creen. Aunque el paso más alla nos produzca muchas interrogantes, la seguridad de que Dios está al otro lado de la puerta, nos reafirma. No esperes mucho para entrar en contacto con él. Vale la pena vivir sabiendo quién está al otro lado de la puerta.

No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros.
Y conocéis el camino adonde voy. Juan 14:1-4

AUN NO A TERMINADO

ES SIEMPRE BUENO MIRAR HACIA ATRÁS

El camionero Robin MacAllen de Toronto, Canadá, puso en marcha el motor de su vehículo. El camión estaba cargado con varillas de hierro, y Robin estaba saliendo del corralón de materiales.

Como conocía bien el lugar, Robin casi nunca miraba hacia atrás cuando retrocedía. Siempre suponía que tenía suficiente espacio libre. Pero esta vez, al retroceder, chocó contra otro camión que Robin no había advertido, y ocurrió lo insólito. Una varilla —una sola varilla de la carga— se corrió hacía adelante, traspasó el vidrio trasero de la cabina del camión, entró por la nuca de Robin y salió por la frente.

Increíblemente, el desprevenido camionero no murió. La varilla, de milagro, pasó entre los dos hemisferios de su cerebro, sin causar daño mortal. A Robin lo llevaron de emergencia al hospital, y el comentario sentencioso del cirujano Friedman, que le extrajo la varilla, fue: «Hay veces en la vida en que conviene mirar hacia atrás.»

¡Qué lección tan poderosa la de esta frase del doctor Friedman! Mirar hacia atrás es examinar nuestra vida pasada. Es repasar las experiencias. Es analizar la conducta. Y quien con ojos objetivos mira su vida de ayer y estudia los motivos y las razones por los que hizo lo que hizo, tendrá la madurez necesaria para conducir su vida presente hacia triunfos y victorias.

Es realmente sabio poder prever consecuencias y luego, en todas las decisiones, tener presentes esas consecuencias. Solamente la persona que mira hacia atrás, examinando sus hechos pasados, puede prever consecuencias y ordenar su vida presente con cordura y sensatez.

«Hay veces en la vida en que conviene mirar hacia atrás», le dijo el doctor Friedman a Robin MacAllen. Mejor le hubiera dicho: «Siempre conviene mirar hacia atrás. Siempre conviene aprender del pasado. Siempre conviene medir nuestra conducta conforme a las experiencias vividas. Siempre conviene tener presentes las lecciones que nuestro ayer nos ha dejado.»

Si nuestra vida no ha rendido el fruto que debe, y hemos tenido heridas, frustraciones y malentendidos, es porque toda nuestra vida es un espejo que refleja lo que le hemos dado. La vida nos paga según nuestra inversión en ella. Lo que sembramos es precisamente lo que cosechamos.

Para poder aprender del pasado y del presente, pidámosle a Cristo que sea nuestro Señor. Él quiere ser nuestro Maestro. Abrámosle nuestro corazón.

Hermano Pablo

DISTRAIDO

Lectura: Lucas 10:38-41.
"Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres" Lucas 10:40
La universidad donde enseño como profesor adjunto provee computadoras portátiles a los alumnos. Aunque esto puede generar muchas ventajas para los estudiantes, he descubierto una forma en que obstaculiza su aprendizaje: estos ordenadores portátiles pueden convertirse en una distracción durante la clase.
Como ellos toman notas en dichas máquinas, las tienen abiertas sobre sus pupitres durante la lección. El problema es que les resulta más interesante escribir a los amigos, visitar Facebook o buscar cosas en internet que mis clases.
Una computadora portátil pierde su efectividad en un entorno de aprendizaje si se convierte en una distracción, aun cuando lo que hagan los alumnos sea algo positivo.
Las cosas buenas pueden hacer lo mismo. Cosas que son positivas pueden distraer nuestra atención de aquello en lo que deberíamos estar concentrados. A Marta le sucedió algo así. Lucas 10:40 dice que ella «se preocupaba con muchos quehaceres», lo cual impedía que pasara tiempo con Jesús. Asimismo, un buen pasatiempo puede ser valioso, pero si te distrae y te aleja de tus responsabilidades familiares o de tu relación con Dios, es necesario modificar algunas cosas.
¿Hay aspectos buenos de la vida que te estan distrayendo de lo que deberían ser tus prioridades principales? Regresa, como Jesús le dijo a Marta, a esa única cosa que «es necesaria».
Fuimos creados para glorificar a Dios.

domingo, 6 de febrero de 2011

PENDIENTES DE UN HILO


Esta debía ser una boda diferente. Una boda que diera de qué hablar. Una boda para fotografiar, para publicar en los diarios y para salir en televisión. Betty Seaver y Marcos Pastore, ambos del estado de Colorado, Estados Unidos, se propusieron realizar su boda a su gusto.

Junto con el clérigo, se subieron a un gran globo aerostático y, mientras flotaban en el aire, se hicieron los votos nupciales. Cuando llegó el momento de prometerse amor hasta que la muerte los separara, ambos saltaron de la barquilla. Todo estaba bien ensayado. Los dos novios estaban atados a una cuerda elástica de veinticinco metros de largo, y el beso de esposos se lo dieron en el aire, balanceándose al extremo de la cuerda.

No hay duda de que los jóvenes de hoy quieren casarse a su manera. Eso en sí no está mal. Desde la década de 1960 los jóvenes quieren hacer las cosas a su gusto, sin importarles reglas y normas, costumbres y tradiciones. Cada cual se rige por su preferencia, y que los viejos se callen, porque son de otra época.

Pero este joven matrimonio, balanceándose en el vacío, es todo un símbolo de muchos de los matrimonios de la actualidad. Penden de un hilo muy delgado, que en muchos casos se va cortando inexorablemente, hebra tras hebra. Y cuando por fin se divorcian, la causa más común es la incompatibilidad.

Veamos las primeras dos letras de esa palabra: «in». El «in» es prefijo privativo latino que indica supresión o negación, y la incompatibilidad en los matrimonios está compuesta de varios «in»es. Para comenzar, consta de incomprensión. Ninguno de los dos quiere entenderse. Luego abarca intolerancia. Marido y mujer no se aguantan el uno al otro. Encierra inflexibilidad. Es esa obstinación terca de los dos. También incluye infidelidad. Ya no importan el honor y la fidelidad mutua.

La incompatibilidad está compuesta además de intemperancia, especialmente en los gastos, y de insensibilidad. Poco importan los sentimientos del otro. Y sobre todo, la caracteriza la incomunicación: los labios silenciosos y los corazones que tampoco se comunican.

No permitamos que nuestro matrimonio cuelgue de una débil hebra que se rompe a la menor provocación. En vez de que nuestra unión esté balanceada en el aire, afirmémosla fuertemente sobre una base segura. Esa base es la norma antigua que ofrece el evangelio de Cristo: firme, estable e inamovible. Con Cristo como Maestro y Guía, se salva nuestro matrimonio, y llega a ser duradero y feliz.

Hermano Pablo

LA CAJA DE REGALO

Un joven muchacho estaba a punto de graduarse de preparatoria.

Hacía muchos meses que admiraba un hermoso auto deportivo en una agencia de autos, sabiendo que su padre podría comprárselo le dijo que ese auto era todo lo que quería.

Así como se acercaba el día de Graduación, el joven esperaba por ver alguna señal de que su padre hubiese comprado el auto.

Finalmente, en la mañana del día de Graduación, su padre le llamó a que fuera a su privado. Le dijo lo orgulloso que se sentía de tener un hijo tan bueno y lo mucho que lo amaba.

El padre tenía en sus manos una hermosa caja de regalo. Curioso y de algún modo decepcionado, el joven abrió la caja y lo que encontró fue una hermosa Biblia de cubierta de piel y con su nombre escrito con letras de oro.
Enojado le gritó a su padre diciendo: “con todo el dinero que tienes, y lo único que me das es esta Biblia?” y salió de la casa.

Pasaron muchos años y el joven se convirtió en un exitoso hombre de negocios.
Tenía una hermosa casa y una bonita familia, pero cuando supo que su padre que ya era anciano estaba muy enfermo, pensó en visitarlo.

No lo había vuelto a ver desde el día de su Graduación.
Antes que pudiera partir para verlo, recibió un telegrama donde decía que su padre había muerto, y le había heredado todas sus posesiones, por lo cual necesitaba urgentemente ir a la casa de su padre para arreglar todos los trámites de inmediato.

Cuando llegó a la casa de su padre, una tristeza y arrepentimiento llenó su corazón de pronto.

Empezó a ver todos los documentos importantes que su padre tenía y encontró la Biblia que en aquella ocasión su padre le había dado. Con lágrimas, la abrió y empezó a hojear sus páginas. Su padre cuidadosamente había subrayado un verso en Mateo 7:11 “Y si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, cuanto más nuestro Padre Celestial dará a sus hijos aquello que le pidan?

Mientras leía esas palabras, unas llaves de auto cayeron de la Biblia. Tenían una tarjeta de la agencia de autos donde había visto ese auto deportivo que había deseado tanto. En la tarjeta estaba la fecha del día de su graduación y las palabras: TOTALMENTE PAGADO.

¿Cuántas veces hemos rechazado y perdido las Bendiciones de Dios porque no vienen envueltas en paquetes hermosos, como nosotros esperamos?

De tal manera amo Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en El crea, no se pierda,mas tenga vida eterna.
Juan 3:16.

HORA DE CAMBIAR

Lectura: Lucas 7:37-49.
“Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora” Lucas 7:39
Una vez, un amigo mío me dijo: «En todos estos años, he visto cambiar muchas cosas, ¡y siempre estuve en contra de los cambios!». Quizás exageró un poco, pero muchos coincidiriamos en que los cambios no nos gustan; en especial, si se trata de modificar nuestros hábitos y actitudes.
Esta era una de las razones por las que los fariseos criticaban tanto a Jesús. Él cuestionaba el tradicional sistema de las buenas obras y las pretenciones de la superioridad moral. Observa el incidente de Lucas 7, donde la «pecadora» del pueblo entró en la casa del «santo». Al fariseo Simón no le impresionó la generosa demostración de afecto de la mujer hacia Jesús. Al leer los pensamientos de superioridad de Simón, el Señor de inmediato cuestionó el concepto erroneo del fariseo sobre su propia bondad; entonces, relató la historia de dos deudores: uno que le debía mucho al amo y otro que le debía menos. «¿Cuál de ellos le amara más?», preguntó Jesús (v. 42). Evidentemente, aquel a quien se le había perdonado más. Refiriéndose a la actitud estoy-muy-contento-conmigo-mismo de Simón, el Señor le dijo: «Aquel a quien se le perdona poco, poco ama» (v. 47).
La cuestión es clara: Adormecidos por la idea de cuan buenos somos, nuestro amor a Jesús disminuye porque olvidamos que también estamos entre aquellos cuyos «muchos pecados le son perdonados». Y cuando esto suceda, estemos listos o no, ¡es hora de cambiar!
Cuando Dios comienza a cambiar cosas, por lo general, empieza con nosotros.

sábado, 5 de febrero de 2011

«NUNCA HABÍA ORADO CON TANTA INTENSIDAD»

Lo que más deseaba Margot Strecher era un buen baño caliente en el confort de su hogar, y después una cama tibia y acogedora como premio a un intenso día de trabajo. Ese era el sueño de cada día de Margot, camarera de Hartberg, Austria. Mientras regresaba del trabajo, soñando con el baño caliente y la cama tibia, se salió del camino al cruzar un puente y cayó con el auto a un río congelado.

Golpeada y con fracturas, y sumergida hasta los hombros en el agua fría, Margot clamó con todas sus fuerzas: «¡Dios mío, ayúdame!» Y en medio de la noche, empapada de agua helada y con copos de nieve cayendo lentamente, una anciana oyó su clamor. Cuando Margot se halló en el hospital, les dijo a los médicos: «Nunca había orado con tanta intensidad como esta noche.»

Los sueños más lindos y los proyectos más atractivos suelen derrumbarse en un momento. El baño caliente y la cama tibia de Margot, camarera nocturna, se cambió de pronto en baño helado y en la perspectiva de morir ahogada dentro de su propio auto que se hundía inexorablemente.

Pero clamó a Dios. Clamó a Dios como nunca lo había hecho, y su situación cambió. Porque el fracaso de un proyecto, la destrucción de un ideal, el derrumbe de una ilusión, si bien producen profundo desconcierto, no son una desgracia irreparable. La desgracia no la produce la pérdida del ideal. La desgracia la produce la pérdida de fe, esa fe que necesitamos para continuar en la vida con todo y sus dolores.

A los cuarenta y cinco años de edad un hombre descubrió que su esposa lo había estado engañando. Sufrió enormemente hasta querer morirse. A fin de olvidarlo todo, se fue a vivir errante en los bosques, comiendo sólo frutas silvestres. Resultó que la vida al aire libre lo transformó, física, emocional y espiritualmente. Volvió a la ciudad, y ya a los cincuenta años había reconstruido su vida con un nuevo amor. Hombres que han visto arruinarse su negocio se han recuperado aun a los cincuenta y sesenta años de edad.

Cuando aun contra toda razón mantenemos la fuerza, no perdemos de vista a Dios y ponemos la esperanza en Él, miramos con ojos expectantes esta vida, que es tan fluctuante y problemática, y en cualquier momento ocurre el cambio positivo que renueva nuestra esperanza y restaura nuestra fe.

Siempre podemos clamar a Aquel que es misericordioso, poderoso e inmutable. En Él hallamos la paz que necesitamos, y Él nunca nos falla. En un mundo siempre cambiante, necesitamos la ayuda de Uno que nunca cambia.

Hermano Pablo

jueves, 3 de febrero de 2011

SEMILLAS UNICAS

Antonio Stradivarius fue un fabricante de violines del siglo diecisiete, cuyo nombre en su forma latina, Stradivarius, se ha convertido en sinónimo de excelencia.

Él dijo una vez que hacer un violín que no alcanzara su más alto nivel sería perjudicar a Dios, quien no podría hacer los violines de Antonio Stradivari sin Antonio.

Tenía razón. Dios no podría hacer violines Stradivarius sin Antonio Stradivarius. Este artesano recibió ciertos dones que ningún otro fabricante de violines poseía.

Del mismo modo, hay ciertas cosas que puedes hacer que ningún otro puede.

Quizás sea la crianza de tus hijos, o la construcción de casas, o dar aliento al desanimado.

Hay cosas que sólo tu puedes hacer, y que para hacerlas es que vives.

En la gran orquesta que denominamos vida, tú tienes un instrumento y una canción, y tienes el deber ante Dios de ejecutar ambos de manera sublime.
Lucado, M., & Gibbs, T. A. (2001). Promesas inspiradoras de Dios (Page 139). Nashville, TN: Caribe-Betania Editores.

Dios ha colocado en el corazón de cada persona semillas únicas. Puedes mirar tus huellas digitales y son la evidencia de la exclusividad de Dios contigo. Hay cosas que sólo tu podrás hacer y nadie más. Vive hoy honrando al Creador usando tus dones y ministerios.

Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres. Salmo 68:18

Entonces el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. Daniel 2:48.

¿QUE HARE?

Lectura: Santiago 1:21-25.
"Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañandoos a vosotros mismos" Santiago 1:22
Un hombre que ha sido mi maestro durante años suele decir que su meta al estudiar la Biblia es siempre la aplicación personal. Valoro su énfasis en poner el aprendizaje en práctica porque, para quienes estudiamos, discutimos, enseñamos y escribimos acerca de las Escrituras, es sumamente fácil abordar la Palabra desde una perspectiva meramente intelectual.
Oswald Chambers dijo: «Los hijos de Dios corren el riesgo de familiarizarse demasiado con las cosas sublimes. Hablamos demasiado sobre estas realidades maravillosas, pero olvidamos que debemos exhibirlas en nuestras vidas. Es peligrosamente posible confundir la exposición de la verdad con la verdad en sí; dejarnos llevar por la idea de que, como somos capaces de exponer estas cosas, también son una realidad en nuestras vidas».
Santiago nos recuerda que la persona «que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y presevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace» (1:25). El tema clave no es lo que se predica o se escribe, sino lo que se hace.
Cuando estudio la Palabra de Dios, mi primera pregunta no debe ser «¿qué voy a decir sobre esto?», sino «¿qué voy a hacer en cuanto a esto?».
“Avanzar un paso en la obediencia equivale a años de estudio del tema.” —Chambers

martes, 1 de febrero de 2011

UN EXPERTO EN GUSANOS

«¡Venga pronto, lo necesitamos! ¡Hay miles, y están saltando hasta treinta centímetros!» A raíz de la urgente petición, Carl Olson, de cuarenta y cuatro años de edad, entomólogo de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, se dirigió a la morgue. Tenía que examinar un cadáver humano.

El cadáver estaba lleno de larvas de mosca casera que saltaban del cuerpo a gran altura. Era algo rara vez visto. Así nació la vocación de Carl Olson.

He aquí un oficio que, aunque muy bien pagado, no muchos desean realizar. Sin embargo, cuando hay que determinar en qué día u hora murió un ser humano, alguien tiene que hacerlo. Examinando las larvas del cuerpo —de qué clase son, de qué tamaño y forma—, es posible decir, casi con exactitud, cuánto tiempo tiene de muerta la persona.

«No me da nada trabajar con cadáveres —asegura Carl—. El alma ya se ha ido. El espíritu ha vuelto a Dios. Si con mi trabajo puedo ayudar a esclarecer un crimen o un accidente, me doy por satisfecho.»

No es de muy buen gusto tocar temas que tienen que ver con la putrefacción y la muerte. Hay en casi todo ser humano una especie de repulsión hacia lo que no es vida. En cambio, sí nos gusta pensar en la salud, la fuerza y la vida, es decir, en lo agradable, lo provechoso, lo vivificante y lo encantador.

Desgraciadamente, no todo en la vida es encantador. Si hemos de ver con ojos sinceros la realidad de las cosas tenemos que reconocer que no sólo en un cuerpo físico puede haber putrefacción. También en el alma humana hay peste, podredumbre y muerte. Fue precisamente a causa de lo podrido del ser humano que Dios tuvo que mandar a Cristo su Hijo a la cruz. O moría el pecador, o moría Cristo por el pecador.

Dios había creado perfecto al ser humano. No había en Adán ni en Eva, en su primer estado, nada de maldad. Los gusanos de la corrupción moral que hoy destruyen nuestra sociedad no eran parte de aquella primera pareja. Cuando menos, no lo eran sino hasta después que ellos optaron por rebelarse contra Dios. La muerte espiritual del hombre comenzó cuando él quiso independizarse de Dios.

Hoy la raza humana está tan lejos de la pureza moral que nadie se confía de nadie. Todo convenio tiene que ser protegido por un complicado juego de leyes, y aun así, el que quiere engañar, elude la ley.

¿Qué necesitamos entonces? Un arrepentimiento profundo, una limpieza del alma, una transformación del corazón. Sólo Cristo produce esa transformación. Sólo Él salva. Volvamos a Dios. Sólo así viviremos en paz.

Hermano Pablo