lunes, 7 de febrero de 2011

AL OTRO LADO DE LA PUERTA

Un hombre enfermo se dirigió a su médico, mientras se preparaba para dejar el consultorio y le dijo: “Doctor, tengo miedo de morir. Dígame, ¿qué hay del otro lado?”

Muy quedamente, el médico le contestó: “No lo sé”

“¿Usted no sabe? Usted, un cristiano, ¿no sabe lo que hay del otro lado?”

El médico tenía su mano en la manigueta de la puerta; del otro lado se oyó un ruido de rasguños y lloriqueo y, al abrir la puerta, un perro entró apresuradamente en el cuarto y le saltó encima con una evidente manifestación de alegría.

Vollteándose al paciente, el médico dijo: “¿Observó a mi perro? Nunca había estado en este cuarto antes. Él no sabía lo que había aquí dentro. No sabía nada más que su amo estaba aquí y, cuando se abrió la puerta, dio un salto hacia adentro sin temor alguno. Conozco muy poco de lo que hay del otro lado de la muerte, pero sé una cosa… sé que mi Señor está allí y eso es suficiente”

Enviado por Ricardo Hinestroza

La seguridad del cristiano está en el Señor en quién él o ella creen. Aunque el paso más alla nos produzca muchas interrogantes, la seguridad de que Dios está al otro lado de la puerta, nos reafirma. No esperes mucho para entrar en contacto con él. Vale la pena vivir sabiendo quién está al otro lado de la puerta.

No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros.
Y conocéis el camino adonde voy. Juan 14:1-4

AUN NO A TERMINADO

ES SIEMPRE BUENO MIRAR HACIA ATRÁS

El camionero Robin MacAllen de Toronto, Canadá, puso en marcha el motor de su vehículo. El camión estaba cargado con varillas de hierro, y Robin estaba saliendo del corralón de materiales.

Como conocía bien el lugar, Robin casi nunca miraba hacia atrás cuando retrocedía. Siempre suponía que tenía suficiente espacio libre. Pero esta vez, al retroceder, chocó contra otro camión que Robin no había advertido, y ocurrió lo insólito. Una varilla —una sola varilla de la carga— se corrió hacía adelante, traspasó el vidrio trasero de la cabina del camión, entró por la nuca de Robin y salió por la frente.

Increíblemente, el desprevenido camionero no murió. La varilla, de milagro, pasó entre los dos hemisferios de su cerebro, sin causar daño mortal. A Robin lo llevaron de emergencia al hospital, y el comentario sentencioso del cirujano Friedman, que le extrajo la varilla, fue: «Hay veces en la vida en que conviene mirar hacia atrás.»

¡Qué lección tan poderosa la de esta frase del doctor Friedman! Mirar hacia atrás es examinar nuestra vida pasada. Es repasar las experiencias. Es analizar la conducta. Y quien con ojos objetivos mira su vida de ayer y estudia los motivos y las razones por los que hizo lo que hizo, tendrá la madurez necesaria para conducir su vida presente hacia triunfos y victorias.

Es realmente sabio poder prever consecuencias y luego, en todas las decisiones, tener presentes esas consecuencias. Solamente la persona que mira hacia atrás, examinando sus hechos pasados, puede prever consecuencias y ordenar su vida presente con cordura y sensatez.

«Hay veces en la vida en que conviene mirar hacia atrás», le dijo el doctor Friedman a Robin MacAllen. Mejor le hubiera dicho: «Siempre conviene mirar hacia atrás. Siempre conviene aprender del pasado. Siempre conviene medir nuestra conducta conforme a las experiencias vividas. Siempre conviene tener presentes las lecciones que nuestro ayer nos ha dejado.»

Si nuestra vida no ha rendido el fruto que debe, y hemos tenido heridas, frustraciones y malentendidos, es porque toda nuestra vida es un espejo que refleja lo que le hemos dado. La vida nos paga según nuestra inversión en ella. Lo que sembramos es precisamente lo que cosechamos.

Para poder aprender del pasado y del presente, pidámosle a Cristo que sea nuestro Señor. Él quiere ser nuestro Maestro. Abrámosle nuestro corazón.

Hermano Pablo

DISTRAIDO

Lectura: Lucas 10:38-41.
"Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres" Lucas 10:40
La universidad donde enseño como profesor adjunto provee computadoras portátiles a los alumnos. Aunque esto puede generar muchas ventajas para los estudiantes, he descubierto una forma en que obstaculiza su aprendizaje: estos ordenadores portátiles pueden convertirse en una distracción durante la clase.
Como ellos toman notas en dichas máquinas, las tienen abiertas sobre sus pupitres durante la lección. El problema es que les resulta más interesante escribir a los amigos, visitar Facebook o buscar cosas en internet que mis clases.
Una computadora portátil pierde su efectividad en un entorno de aprendizaje si se convierte en una distracción, aun cuando lo que hagan los alumnos sea algo positivo.
Las cosas buenas pueden hacer lo mismo. Cosas que son positivas pueden distraer nuestra atención de aquello en lo que deberíamos estar concentrados. A Marta le sucedió algo así. Lucas 10:40 dice que ella «se preocupaba con muchos quehaceres», lo cual impedía que pasara tiempo con Jesús. Asimismo, un buen pasatiempo puede ser valioso, pero si te distrae y te aleja de tus responsabilidades familiares o de tu relación con Dios, es necesario modificar algunas cosas.
¿Hay aspectos buenos de la vida que te estan distrayendo de lo que deberían ser tus prioridades principales? Regresa, como Jesús le dijo a Marta, a esa única cosa que «es necesaria».
Fuimos creados para glorificar a Dios.