miércoles, 12 de agosto de 2009

JESUCRISTRO


SUS PADRES NUNCA REGRESARON

No había para Francesca edificio más intimidante ni pórtico más amenazador. No había, tampoco, un ambiente más frío ni un sentir más indiferente. Todo producía aprensión. Francesca era una dulce y linda niñita de seis años de edad. El edificio al cual entraban era un asilo para niños con enfermedades mentales. Y quienes la llevaban de la mano eran sus propios padres.

Hablaron largamente con el médico. Después llenaron una buena cantidad de papeles. La niña, con un leve retraso mental, miraba todo con asombro. Cuando terminaron de hablar, le dijeron a Francesca: «Espéranos aquí. Volveremos pronto.» Y diciendo eso, salieron por la misma puerta por donde habían entrado.

La niña quedó sola y confundida en manos de extraños. Y los padres nunca regresaron. La chiquita pasó el tiempo en silencio, sin hablar, sin sonreír, casi sin moverse, esperando inútilmente el regreso de sus padres.

Después de cuatro años, siempre esperando, se ahogó con una semilla de ciruela. No se sabe si fue sin querer o si ella misma lo provocó, pero murió esperando. A pesar de su corta edad, tenía un corazón sensible que nunca pudo comprender por qué la abandonaron sus padres.

¡Qué duros e inhumanos son los corazones de algunas personas! A nosotros nunca se nos ocurriría hacer algo así. Y sin embargo, ¡qué fácil nos es estar totalmente imbuidos en nuestros intereses personales! En el trabajo, en la actividad social, o incluso en la televisión, estamos nosotros también, sin advertirlo, abandonando con indiferencia a los hijos nuestros.

A un clérigo, en su último descanso terrenal, lo estaban velando muchos de su congregación. De repente entró un joven a la sala, con rostro que revelaba indicios de que era alcohólico. Contemplando el cuerpo inerte y viendo en torno suyo toda esa gente de maneras refinadas, dijo: «Ahora sé, padre, dónde estabas tú cuando yo más te necesitaba.»

Parece que aquel clérigo no había comprendido que la primera responsabilidad de todo esposo es su esposa, y que la primera responsabilidad de todo padre son sus hijos. Cuando se altera ese orden, el resultado siempre es la desgracia.

Por eso Cristo dijo: «¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan! Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes» (Mateo 7:9-11,12).

Hermano Pablo

PRESENTACION



Este pasado domingo fue presentado a Dios el hijo de Jessenia y
Camilo a y el niño se llama David.

HOY..APRENDERE A VIVIR EN ABUNDANCIA

” He aprendido a estar lleno y ha tener necesidad. He aprendido a vivir en abundancia y a pasar necesidad” Filipenses 4:12
Hay muchos que saben vivir sin nada pero no han aprendido a vivir en abundancia. Cuando ellos llegan a la cima sus cabezas se marean, y están listo para caer. Muchos deshonran su profesión en la prosperidad y no en la adversidad. Es una cosa peligrosa ser próspero. El crisol de adversidad es un ensayo menos severo para el Cristiano que la abundante olla de prosperidad. Oh, estrechez de alma y que negligencia en las cosas espirituales vienen tan cerca del perdón y las generosidades de Dios!
Hoy el apóstol me instruye en el hecho de que él conoció como abundar. Cuando él tuvo mucho él conoció como usarlo. La gracia abundante lo sostuvo en la prosperidad abundante. “En todas las cosas Yo he sido instruido, tanto para estar lleno como para tener hambre.” Es una lección divina para saber como estar lleno, los Israelitas estaban llenos una vez, pero mientras la carne estaba aún en su boca, la ira de Dios vino sobre ellos. Abundancia de pan ha traído frecuentemente abundancia de sangre, y ha traído también perversidad de espíritu.
Hoy no quiero estar lleno y olvidarme de Dios. De nada sirve estar satisfecho en la tierra,
pero sin el contentamiento del el cielo.
Hoy estoy consciente que es más difícil aprender a estar lleno que aprender como tener hambre . Hoy le pido al Señor que me enseñe “como estar lleno.” Más se que él me enseñará a través de las lecciones preciosas de su bondad a saber manejar los momentos buenos que llegan para no permitir que se maree mi corazón.
Señor. Gracias por que en ti puedo aprender las lecciones de la dificultad y las lecciones de la bonanza. Sé que para mi naturaleza humana es más difícil aprender a manejar los momentos de abundancia que lo momentos de la escasez. Por eso en este día llego ante tu presencia con humildad de corazón. Señor enséñame hoy tus caminos. Amén.

DEJA QUE TU LUZ BRILE

Una pequeña niña se encontraba entre un grupo de personas, que eran guiadas en una excursión por una gran catedral. Mientras el guía daba explicaciones sobre las diversas partes de la estructura, el altar, el coro, la mampara y la nave principal, la atención de la pequeña estaba enfocada en una vidriera de colores.
Estuvo por largo tiempo, considerando en silencio la ventana. Al elevar la vista hacia las figuras que formaban parte del vitral, su rostro fue bañado en un arco iris de colores cuando el sol de la tarde inundó el ala cruciforme de la inmensa catedral.
Cuando el grupo se preparaba para continuar la gira, la niña se llenó de valentía y preguntó al guía: “¿Quiénes son las personas que están en ese vitral tan hermoso?
-Esos son los santos” -respondió aquel.
Esa misma noche, mientras la niña se alistaba para acostarse, le dijo a su madre con orgullo:
-Sé quiénes son los santos.
-¿Lo sabes? -respondió la madre. ¿Y me podrías decir quiénes son?
Sin vacilar la niña respondió:
- ¡Son las personas que dejan que la luz brille a través de ellas!
¿Estas permitiendo que la luz del Señor brille a través de tí?
Hemos sido llamados a compartir la luz de Jesús en un mundo de tinieblas. Como rayos de luz que atraviesan el pesimismo y la oscuridad, podemos llevar esperanza y ánimo.
Mateo 5:16
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro
Padre que está en los cielos.

¡"AHORA ES LA HORA"!

Lectura: 1 Tesalonicenses 4:13-17.
“Porque el Señor mismo... descenderá del cielo; ... Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados” 1 Ts. 4:16-17
¿Alguna vez has llegado a pensar en algún momento que el Señor vendría justo en ese instante? Muchos creyentes en Jesús están tan ansiosos por «recibir al Señor en el aire», tal y como lo ponen las Escrituras (1 Tesalonicenses 4:17), que en uno u otro momento han creído que «¡Ahora es la hora!».
Mi esposa Sue, quien una vez trabajó en un hogar cristiano para ancianos, recuerda haber estado en el ascensor de dicho local cuando tuvo pensamientos del tipo «segunda venida». Había cerrado la puerta y, mientras iba ascendiendo al segundo piso, el ascensor se detuvo. Sue se quedó atrapada a medio camino. Mientras esperaba, hubo una sacudida y un rápido resplandor, y luego nada de nuevo.
Sue recordó más tarde que la energía de la luz y el movimiento la asustaron y le hicieron pensar que algo inusual estaba sucediendo. En ese momento, su mente fue hacia el tan esperado retorno de Jesús. Fue un momento de «¡Ahora es la hora!»
Carece de importancia si hemos experimentado este sentimiento o no. Lo que sí es absolutamente vital es que estemos listos en cualquier momento para la venida del Señor. Si hemos recibido a Jesús como nuestro Salvador, nos encontraremos esperando con emoción Su aparición, ansiosos por «estimularnos [unos a otros] al amor y a las buenas obras» mientras «vemos que aquel día se acerca» (Hebreos 10:24-25).
La segunda venida de Cristo es tan cierta como la primera.