viernes, 27 de junio de 2014

BAJO VIGILANCIA CONSTANTE

La muchacha, bonita y agraciada, primero trató de correr a lo largo de la cuadra. Luego saltó una verja y atravesó un parque. Después subió a un taxi, y dio la vuelta a la manzana. Posteriormente trató de permanecer bajo la lluvia, a pesar de esa molestia. Pero en ningún momento logró desembarazarse de la otra mujer, una policía.
Ese procedimiento fue parte de la nueva táctica que Denise Pereira, de la División de Crímenes en la Calle de la policía de San José, California, tomó contra las prostitutas. Como es imposible arrestarlas a todas, Denise Pereira dispuso ponerles una acompañante que no se despegara de ellas durante todo el día. Como resultado, la prostitución en la ciudad disminuyó un noventa por ciento.
Esto de poner una escolta constante a una mujer que se dedica al amor ilícito fue, al parecer, una idea genial. De todas las prostitutas que había en determinado sector de la ciudad, sólo quedaron cinco. Las demás se vieron obligadas a dejar su oficio o a irse a otra parte. ¡Les era imposible realizar su negocio cuando a medio metro tenían a una mujer policía!
¿Qué tal si se pudiera poner una escolta policial a cada delincuente de los que pululan en las ciudades? ¿Qué tal si cada ladrón, cada asaltante, cada violador, tuviera siempre, las veinticuatro horas del día, un vigilante que no le perdiera pisada?
Sin duda que el crimen descendería mucho en todas partes. ¿Qué tal si cada marido, de esos a quienes les gusta engañar a su esposa, o cada esposa, de aquellas a quienes les gusta hacer lo mismo, tuvieran día y noche un guardia que los tirara de la manga no bien planearan hacer algo feo? ¿Se reduciría con eso el número de infidelidades, y por ende, de hogares destrozados?
Pero es imposible ponerle a cada hombre, a cada mujer, un vigilante sempiterno. ¡Necesitaríamos que la mitad de la población humana vigilara a la otra mitad!
Por eso Dios ha puesto en el ser humano un vigilante interno. Es la conciencia. La conciencia vigila, acusa, advierte, aconseja, habla, grita, clama. Si nos acostumbramos a escuchar la voz de nuestra conciencia, y nuestra conciencia está iluminada por la Palabra de Dios, difícilmente caeremos en el delito.
Hermano Pablo

LA GENEROSIDAD Y LA GRATITUD

Nació y se crió en la pobreza. Sus padres eran trabajadores esforzados, y le inculcaron virtudes como gratitud, respeto, cortesía y honor. También le legaron conceptos de vida como generosidad e integridad, y esmero en el estudio y en el trabajo. Vivió todos sus días en su país natal de Suecia, y murió a los ochenta y cinco años de edad.
¿Quién era esta persona? Era Holger Nisson, que a una temprana edad puso en práctica los valores heredados de sus padres.
Consiguió trabajo en una cervecería y, debido a su integridad y su dedicación, con el paso de los años llegó a ser socio de la empresa y posteriormente dueño absoluto. Fue frugal, ahorrativo y ordenado. Al morir, dejó una respetable fortuna de tres millones de dólares.
¿Cómo distribuyó Holger Nisson su fortuna? La dejó toda a los trescientos habitantes de su pequeña aldea, Kracklinge. Cada habitante, entre los dieciocho y sesenta y cinco años de edad, recibió diez mil dólares. «Dios dejó una herencia para todos —expresó Nisson en su testamento—. Yo también deseo dejar la mía para todos.»
Entre todas las virtudes que el ser humano puede tener, las que más satisfacción producen son la generosidad y la gratitud. La persona que es agradecida sabe recrearse con el sol de la mañana, sabe apreciar los favores del día y sabe disfrutar del descanso en la noche. Tal persona vive en armonía con todos.
Y la persona que agradece cada favor que se le hace es también una persona que sabe dar. Ya sea que tenga mucho o poco, el dar es, para ella, su mayor satisfacción. Esta es la persona que le ha encontrado el verdadero sentido a la vida.
Quizá sea así porque fue Dios quien le enseñó al hombre estas virtudes. El pasaje de la Biblia que más se cita trata sobre este gran don de Dios: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16).
A todos nos conviene adoptar como práctica diaria estas dos grandes virtudes: el dar y el agradecer. Son virtudes que vienen de Dios. Fue Él quien nos enseñó a dar, entregando en sacrificio vivo a su propio Hijo. A nosotros nos toca, ahora, corresponder dándole nuestra vida.
Comencemos hoy mismo a expresar nuestra gratitud. En profundo agradecimiento digamos: «Gracias, Señor, por darnos tu Hijo. Te entrego todo mi corazón, toda mi voluntad y todo mi ser.»
Hermano Pablo

PIDAN...

“Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá.Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre.”
Mateo 7: 7
            Si tomamos este texto en su literalidad, deberíamos vivir una vida sin problemas, sin enfermedades, sin dolores, sin tristezas y además, con todo aquello que queremos para satisfacernos… ¿Verdad?
            Entonces, es inevitable preguntarse, ¿Por qué no es la realidad que vivimos?
            Quizás un texto en el libro de Santiago pueda darnos un poco más de luz sobre esta situación:
“Y si se lo piden, no lo reciben porque lo piden mal, pues lo quieren para gastarlo en sus placeres.” Santiago 4: 3
            La segunda frase de esa oración es clave: “pues lo quieren para gastarlo en sus placeres”.
            Hace unos días escuché un ejemplo clarificador:
-Imaginen que reciben una invitación, de la Biblioteca más grande del mundo para sacar todos los libros que quieran, de manera gratuita y sin limitaciones. Pero ingresas a la misma, y a la persona encargada le pides una hamburguesa y una gaseosa… Definitivamente no recibirás aquello que solicitas.-
            El reino de los cielos se asemeja a esta situación. Muchas veces nos acercamos a Dios pidiendo, buscando y llamando por cosas diferentes de las que Él nos ha ofrecido. Tenemos delante de nosotros un banquete de cosas espirituales pero nuestra naturaleza muchas veces nos hace pedir cosas para satisfacer deseos carnales.
            Por ejemplo; nos ofrece PAZ: “Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo.” Juan 14: 17.
            AMOR INCONDICIONAL: “Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!” Romanos 8: 38 y 39.
            CUIDADO Y COMPAÑÍA: “Yo te guiaré continuamente, te daré comida abundante en el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bien regado, como un manantial al que no le falta el agua.” Isaías 58: 11
            VIDA ETERNA Y SALVACIÓN: “Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.” 1º Pedro 2: 24
            Estos son algunas de las múltiples “ofertas” por llamarlas de algún modo que encontramos en la Palabra. Podemos ir por ellas, podemos pedirlas, buscarlas y llamarlas!
            Dios ha puesto un camino de antemano para que andemos por él, tal como menciona en Efesios 2:10. Busquemos y llamemos por ese camino. Andemos siguiendo el ejemplo del Maestro: Buscando la voluntad del Padre.
            Pidamos la dádiva espiritual que Dios nos ofrece, busquemos la voluntad del Padre y llamemos a la única puerta de acceso a Dios: Jesucristo… el resto vendrá por añadidura porque incluso, tenemos una afirmación contundente y hermosa de nuestro Creador:
“… porque su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan, antes que se lo pidan.” Mateo 6: 8 (b)
            La clave es saber QUÉ pedir, QUÉ buscar y QUÉ llamar…