martes, 16 de diciembre de 2008

ESTE JUEGO INAUDITO DE LOS DIAS

Este juego inaudito de los días
ya no puede atraparme en su engranaje.
La estrategia del tejo que se pierde
es el signo de un tiempo sin rescate.

Como el niño que elige los reflejos,
coloreo las copas de los árboles,
una casa, las nubes, los caminos,
y modelo las flores de la tarde.

Evoco incomprensibles retahílas,
converso con la sombra en las paredes,
camino sin salirme de las rayas.

Las estatuas del patio no me miran.
El cielo del dibujo se ha borrado.
Sólo queda la luna de la infancia.

Yo dije mis palabras
con un temblor que contenía
esa pena honda que siempre me acompaña
estaba sola entre mis signos
pero yo sé que todos me escuchaban

Y sí, tuve miedo
de quedarme esencial y desolada
frente a la mirada interrogante
de quienes esperaban
leerse en mis imágenes
en los nombres que para cada uno
tienen las cosas habituales
y en aquellas otras
las que no se dicen
porque cualquier palabra las empaña

Aquel día
yo dije mis palabras
y supe que mi tiempo
era un canto sin dueño
que volaba entre lluvias y neblinas
para anidar en otros campanarios.

HOY..TESTIFICO QUE HASTA AQUI ME HA AYUDADO EL SEÑOR

“Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Ebenezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó el Señor. I Samuel 7:12.
Qué me espera en los próximo días, los próximos meses o los próximos años. Yo no lo se. Sin duda habrá días soleados y hermosos, sin duda habrá tormentas. Venga lo que venga necesito estar preparado para darle la bienvenida con firmeza y mucho ánimo. Porque esa es la vida y aunque la vida varia, el Señor jamás varia, él es el mismo, ayer y hoy y por los siglos.
El Señor que no cambia y ha sostenido mi mano hasta ahora, también sostendrá mi mano en lo porvenir . Hoy puedo asegurar que Hasta aquí él me ha ayudado.
Hoy me siento seguro de la vida en Cristo . Hasta este momento puedo decir que algunas veces el mar ha estado quieto y los cielos azules. Algunas veces las olas se han levantado amenazadoramente y la tempestad ha rugido, pero nunca mi embarcación se ha partido estando Jesús a bordo. A través del sube y baja de las olas, yo he visto su amor y su poder gobernando esa olas y manteniéndolas a ellas en el hueco de su mano.
Si viene una hora que anuncia tempestad y la luz de la playa no se alcanza a ver, nunca temeré, porque se que el Señor está aún en el barco y el que hasta ahora me ha ayudado, se que me ayudará.
Hoy he aprendido que la tormentas siempre vendrán y por lo tanto necesito estar listo para recibirlas, más mi confianza necesita incrementarse porque Jesús está conmigo y él me hace estar seguro y gozoso a su lado. Dios tiene un propósito en mi vida y ese propósito será cumplido a pesar de las tempestades.

Señor, Gracias porque hasta aquí me has ayudado. Estoy donde estoy y hago lo que hago no por mi fuerza, tú me has sostenido y me has guardado. A veces las tempestades que se anuncian intentan atemorizarme, pero hoy quiero recordar que mi vida está en tus manos y tu sostienes mi vida y me fortaleces. Si hasta aquí me has ayudado, eso me da la certeza que aún mañana y el próximo mes y el próximo año tu me ayudarás. Amén.

MILAGRO EN EL RIO KWAI

En Milagro en el río Kwai, Ernest Gordon relata cómo los captores japoneses obligaron a los soldados escoceses a trabajar en la construcción de unas vías férreas que atravesaban la selva. Las condiciones eran deplorables y los guardias, brutales.
Cierto día faltó una pala. El oficial a cargo se encolerizó y ordenó que la consiguieran, porque si no los mataría a todos. Y empuñó su arma. Se notaba que hablaba en serio.
Luego de unos momentos de tensión un hombre dio un paso al frente. El oficial dejó el arma, tomó una pala y lo golpeó hasta matarlo frente a los demás prisioneros. Solo les permitieron levantar el cadáver ensangrentado y llevarlo con ellos para hacer un nuevo recuento de herramientas. Cuando volvieron a contar las palas descubrieron que estaban todas. Jamás había faltado una pala, simplemente habían contado mal la primera vez.
El relato de lo ocurrido se diseminó con rapidez por todo el campo de prisioneros. Un hombre inocente había estado dispuesto a morir para que los demás se salvaran. El incidente produjo un gran efecto: la enorme lealtad unió a los prisioneros. Y en parte fue esa lealtad la que los fortaleció para poder sobrevivir hasta su posterior liberación.
El sacrificio personal es inspirador para los demás; es algo que da esperanzas y ánimo a las almas abatidas, produce crecimiento y madurez. Sin un dejo de sacrificio no existe el verdadero liderazgo.

Santiago 4:14Pues ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece.

HAZ CASO CUANDO TE INDUCE

Lectura: Hechos 16:6-10
Y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. -Hechos 16:7
El viernes, mi día de descanso como pastor, el Espíritu Santo me indujo a llamar a una joven madre soltera de nuestra comunidad de fe para ver si había logrado reparar su automóvil. Tuve algunas reservas en cuanto a llamarla, pero obedecí.
No sabía que mi obediencia ayudaría a salvarle la vida. Más tarde ella dijo: «El viernes en el trabajo estaba planeando quitarme la vida, pero creo que Dios estuvo allí para ayudarme en mi hora de necesidad. Hizo que el Pastor Williams me llamara, y con tan sólo el sonido de su voz, me hizo saber que Él me amaba».
El apóstol Pablo debió haber tenido reservas cuando el Espíritu Santo le indujo a él y a su equipo a no ir a las provincias de Asia y Bitinia. En vez de ello, sintieron el llamado del Espíritu para ir a Macedonia a predicar las buenas nuevas. En cada situación, obedecieron cuando el Espíritu les inducía. Como resultado de ello, Pablo y su equipo fueron el instrumento para el nacimiento de una nueva comunidad de fe en Filipos (Hechos 16:11-15).
Como creyentes en Cristo en quienes mora el Espíritu Santo (Efésios 2:22), nuestro deseo debe ser agradarle a Él. No contristemos al Espíritu Santo (Efésios 4:30) ignorando cuando nos induce suavemente. Cuando le obedecemos, podríamos ser usados por Dios para guiar a alguien a Cristo, para discipular a nuevos creyentes -o incluso para ayudar a salvar la vida de alguien.
Haz la elección correcta: Obedece a la voz del Espíritu.