lunes, 6 de octubre de 2008

EL PODER DE LAS PALABRAS

Nuestras palabras son una herramienta para hacer mucho bien. Podemos hablar a nuestro Padre celestial en favor de nosotros mismos o de los demás; podemos hablar la Verdad de Jesucristo y cantarle alabanzas; podemos capacitar, animar y advertir; y podemos expresarnos amor unos a otros.
Nuestras palabras tienen también el poder de herir. A veces todo comienza con algo pequeño; un comentario a una política de la iglesia o una conversación acerca de un conocido, puede tener un efecto de bola de nieve, causando un gran daño.

Podemos expresar nuestras opiniones de una manera criticona (”¿Viste como él…? o, por curiosidad, hacer una pregunta que provoca una respuesta negativa (”¿Sabes por qué ella…?). Nuestras preguntas y comentarios pueden sembrar semillas de duda y desconfianza que pueden herir la reputación de las personas.

Otra palabra para esos comentarios es “chisme”. Dios tiene palabras severas contra los chismosos. Éstos separan a los buenos amigos, traicionan la confianza y fomentan la disensión. Los más preocupantes de todos, a los ojos del Señor, compañeros de viaje de los chismosos, son los injustos, los perversos, los detractores y los aborrecedores de Dios.

Pídale al Espíritu Santo que lo guíe a la Verdad en cuanto a sus palabras. Reciba la Verdad y deje que transforme cualquier actitud de corazón que pudiera inducirle al chisme. “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mt. 12:34b). Sea alguien que protege la reputación de los demás, entre ellos su familia, sus compañeros de trabajo y la de los creyentes. Sea de bendición con sus palabras.

¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!
13 Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas;
no permitas que tales pecados me dominen.
Así estaré libre de culpa
y de multiplicar mis pecados.

14 Sean, pues, aceptables ante ti
mis palabras y mis pensamientos,
oh Señor, *roca mía y redentor mío.

Salmo 90: 12

HOY.. TE AMARE SEÑOR

El Señor es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fuí ayudado. Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré? Salmo 28:7
Hoy, recuerdo con alegría el día que en angustia mi alma se debatía, en mi desesperación levanté mis ojos al cielo y junto con mis ojos , todo mi corazón. Ya fuerzas no tenía, pero con el poco aliento que aún permanecía, te Dije: Oh, Dios, ya no puedo, ayúdame….y fue en ese momento que sentí lo que nunca antes había sentido….tu amor comenzó a fluir e inundar todo mi ser… En medio de la turbación….fuiste refugio para mí y escudo en medio de la batalla más cruenta que jamas he vivido.
Como no he de exaltarte hoy. Este es el nuevo día que me das….Sin duda habrá turbaciones, tormentas, batallas campales y sin misericordia, pero la satisfacción que siento es que nuevamente serás mi refugio y mi escudo.
Mi corazón puede confiar en ti….y se que jamás será avergonzado—Como diste ayuda ayer…me la darás hoy. Cuando mi corazón está reposado en ti…entonces puede salir el cántico de mi alma. Es un canto de seguridad. Señor…Hoy, con confianza , seguridad, amor…devoción y profundo respeto puede cantarte.
Eres mi mayor anhelo..mi gran necesidad..Eres tú oh Dios….todo mi existir.
Este día es una nueva oportunidad para ver tu gloria, amor y majestad llenando mi existencia.
Contigo hay bastante y suficiente razón para vivir.
Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Por tanto, a tí cantaré gloria mía y no estaré callado, Señor Dios mío te alabaré para siempre. Amén.

LA DESPEDIDA

–Hijo mío, cuando estés en dificultades, no te olvides de orar a Dios. Con estas palabras una madre se despidió de su hijo único que se iba como marinero.
Ella estaba muy preocupada por él, pues el joven acababa de rehusar entregar su vida a Dios. ¡Si por lo menos en la angustia se acordara de Dios! –Eso de orar… ya lo veremos… –pensaba alegremente el joven. Él quería dirigir su vida por sí mismo.
Sin embargo, en su primer viaje el joven tuvo un accidente que le hizo pensar en Dios. En un trabajo rutinario sobre el puente del barco, un movimiento de éste, que apenas habría hecho perder el equilibrio a un marinero experimentado, lo tiró por la borda. Mientras caía, oró, diciendo: –¡Dios, si existes, muéstramelo!Aunque nadie lo había visto caer, Dios lo había visto y oído. En ese momento un marinero quiso hablarle, pero al no encontrarlo, miró hacia el mar y lo vio emerger del agua. El salvamento pudo efectuarse sin demora.
Cuando estuvo sano y salvo a bordo, el joven contó francamente que había orado a Dios, pero aún no se decidía a entregarle su vida.Cuando volvió a casa, acompañó a su madre a una predicación del Evangelio. Entonces se dio cuenta de que estaba perdido a causa de sus pecados y de que necesitaba ser salvo. Confesó su culpa a Dios y obtuvo perdón y paz. Así pudo agradecer a Dios por haberlo salvado, en primer lugar de morir ahogado, y luego de la perdición eterna.

Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.
Salmo 50:15

DEPORTES & HUMILDAD

LEA: Efesios 4:1-3
[Camina] con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportandoos unos a otros en amor. -Efesios 4:2
El 2 de mayo del 2003, la escuela secundaria de mi hija Melissa le rindio un gran honor al dedicar su nuevo campo atletico a su memoria. En la ceremonia para marcar la inauguracion del Campo de Softball conmemorativo de Melissa Branon, la escuela revelo un indicador de piedra para hacer que las futuras generaciones recuerden a la muchacha que se llevaba el numero 11.
En dicho indicador esta grabado: «con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportandoos unos a otros en amor» (Efesios 4:2) - un versiculo que Melissa habia marcado en su Biblia.
Muy a menudo en la vida, parece que las palabras humildad y mansedumbre no se aceptan. En vez de ello, las palabras orgullo y dureza marcan la manera en el que se mide el exito. Pero Melissa y sus amigos pudieron competir en los deportes de la secundaria con exito sin tener que mostrar ninguna de esas caracteristicas.Una de las compañeras de equipo de Melissa escribio acerca de ella: «La manera en que jamas te echabas para atras, en que siempre seguias adelante, y en que jamas te rendias, me inspiraro totalmente.» Asi es como ella y sus compañeras de equipo jugaban para la gloria de Dios - sin arrogancia.
La competencia, si se la maneja apropiadamente, puede tener su lugar en nuestras vidas. Pero siempre debemos acordarnos de ser humildes y mansos en todo lo que hagamos. Debemos reflejar las caracteristicas de una vida a la imagen de Cristo.