sábado, 20 de marzo de 2010

AMGO O ANGEL

¿Sabes tú cuál es la diferencia entre un amigo y un ángel?
Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna… un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.
Un ángel tiene la obligación de cuidarnos, un amigo nos cuida por amor.
Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas mientras que un amigo te ayuda a resolverlos.
Un ángel te ve sufrir, sin poder abrazarte, un amigo te abraza por que no quiere verte sufrir.
Un ángel te ve sonreir y observa tus alegrías, un amigo te hace sonreir y te hace parte de sus alegrías.
Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche mientras que un amigo te escucha sin decirle que lo necesitas.
Un ángel es en realidad parte de tus sueños, un amigo comparte y lucha porque tus sueños sean una realidad.
Un ángel siempre está contigo ahí, no sabe extrañarnos, un amigo cuando no está contigo, no sólo te extraña, también piensa en ti.
Un ángel vela tus sueños, un amigo sueña contigo.
Un ángel aplaude tus triunfos un amigo te ayuda para que triunfes.
Un ángel se preocupa cuando estas mal, un amigo se desvive porque estés bien.
Un ángel recibe una oración tuya mientras, un amigo hace una oración por ti.
Un ángel te ayuda a sobrevivir.. un amigo vive por ti.
Para un ángel eres una misión que cumplir… para un amigo eres un tesoro que defender…
Un ángel es algo celestial… un amigo es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la vida: “el amor y la amistad”…
Un ángel quisiera ser tu amigo… un amigo sin proponérselo lo es.
Proverbios 18:24 “El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo: Y amigo hay más conjunto que el hermano.”
Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle. Job 2:11

EL TIEMPO DE TOMAS

Lectura: Juan 20:24-28.
"Entonces Tomás respondió y le dijo: !Señor mío, y Dios mío!" Juan 20:28
Un joven estaba luchando con su fe. Después de crecer en un hogar donde le amaron y le criaron de una manera piadosa, permitió que las malas decisiones y las circunstancias le alejaran del Señor. Aunque había afirmado conocer a Jesús cuando era un niño, ahora luchaba con la incredulidad.
Un día, mientras hablaba con él, le dije: «Sé que caminaste con el Señor por largo tiempo, pero justo ahora no estás tan seguro acerca de Jesús y la fe. ¿Puedo decirte que creo que te encuentras en el ‘tiempo de Tomás’ en tu vida?»
Él sabía que Tomás era uno de los doce apóstoles y que había confiado abiertamente en Cristo por varios años. Le recordé a este joven que, después de la muerte de Jesús, Tomás dudó de que Él realmente hubiese resucitado de la tumba. Pero ocho días después el Señor se le apareció a Tomás, le mostró Sus cicatrices y le dijo que dejara de dudar y creyera. Finalmente, listo para abandonar sus dudas, Tomás dijo: «¡Señor mío, y Dios mío!»
¿Será posible que te encuentres en el «tiempo de Tomás»; es un momento en el que te parece difícil sentirte cerca de Jesús, tal vez incluso dudando de Él? Jesús está esperándote. Extiende tu brazo y toma Su mano marcada por los clavos.
Un hijo de Dios siempre es bienvenido a casa.