martes, 8 de febrero de 2011

ELOGIO DE LA LENTITUD

Lectura: 2 Pedro 3:1-9.
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza” 2 Pedro 3:9
Si hubiera un concurso para determinar cual es la virtud más popular, sospecho que «rápido» derrotaría a «mejor». Muchas partes del mundo parecen estar obsesionadas con la velocidad. Sin embargo, la locura de lo «rápido» nos está conduciendo rapidamente a ninguna parte.
«Ha llegado la hora de poner un freno a nuestra obsesión de hacer todo con más rapidez», dice Carl Honoré en su libro Elogio de la lentitud. «La velocidad no es siempre la mejor política».
Según la Biblia, tiene razón. Pedro advirtió que, en los últimos días, la gente dudaría de Dios porque parece lento («retarda») en cumplir Su promesa de regresar. No obstante, también señaló que Su aparente lentitud es algo bueno. En realidad, el Señor está demostrando Su paciencia al dar más tiempo para que la gente se arrepienta (2 Pedro 3:9), y también al ser coherente con Su carácter, que es paciente o tardo para la ira (Éxodo 34:6).
Nosotros también debemos ser lentos para enojarnos y para hablar (Santiago 1:19). Según
Santiago, la «prontitud» está reservada para nuestros oídos. Se supone que debemos ser rápidos para escuchar. Piensa cuantos problemas podríamos evitarnos si aprendiéramos a escuchar (escuchar en serio, no sólo para de hablar) antes de decir algo.
En nuestro apuro por alcanzar las metas y cumplir con los plazos, acordémonos de acelerar los oídos y desacelerar el carácter y la lengua.
Cuando estés a punto de perder la paciencia con alguien, recuerda lo paciente que ha sido Dios contigo.

CUANDO DE REPENTE SE PIERDE LA VISTA

A los nueve años de edad tenía vista de lince, gran aptitud para correr, e inteligencia sobresaliente. Pero a los diez, en un juego de cricket, recibió un terrible pelotazo en el ojo derecho, y a las pocas semanas Cyril Charles, un niño de la isla Trinidad, quedó casi totalmente ciego.

¿Qué hace un niño de diez años de edad que de repente pierde la vista? Hace lo que, por lo general, no hacen los adultos. En esto podríamos nosotros los adultos aprender de los niños.

Cyril Charles, sin amilanarse, comenzó de inmediato a aprender el braille y, mientras lo aprendía, continuó cursando sus estudios. Aunque lo muy poco que veía aparecía borroso, continuó también practicando el fútbol y el atletismo. Con el paso del tiempo Cyril no sólo se convirtió en un estudiante singular, sino que sobresalió en el deporte. Y a los veinte años ganó una maratón para minusválidos.

Al año de ganarse esa carrera, con los adelantos de la ciencia fue operado de la vista, y Cyril recuperó su visión. Había pasado muchos años en sombras, pero resurgió, por fin, a la luz y a esperanzas cumplidas.

Una desgracia física no es el fin de la vida. El mundo no se detiene porque uno haya sufrido un percance. Es cierto que hay que hacer ajustes. A veces es cuestión de enfrentar un nuevo régimen de acción, pero la vida sigue. Y la esperanza, la fuerza de voluntad, la férrea resolución, la tenacidad y la constancia traen, con el tiempo, el triunfo.

No perdamos la fe. La fe en uno mismo y la confianza en los semejantes producen una esperanza que trasciende toda tragedia humana. El cuerpo físico puede nacer contrahecho o débil. Puede deteriorarse. Puede, incluso, perder uno de sus miembros o uno de sus sentidos físicos. Pero si dentro del cuerpo tenemos el alma viva y pujante, triunfaremos porque ésta nos sostendrá.

No perdamos la fe. Creamos, más bien, en Dios. La fe en Dios nuestro Creador produce una fuerza en nosotros mil veces mayor que la fuerza humana. Las competencias deportivas para minusválidos que se realizan ya en casi todas partes del mundo están demostrando que cojos, mancos, paralíticos, ciegos y otros muchos impedidos pueden vencer obstáculos increíbles.

No perdamos la fe. Aferrémonos, más bien, a la mano de Dios. Creamos como creía el apóstol Pablo, que dijo: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13).

Hermano Pablo

REFRIGERIO PARA EL ALMA

Su Palabra es el refrigerio que necesita nuestra alma día a día para seguir adelante. Algunos bellos versículos que animarán nuestro corazón en el día de hoy.

Dios es Consuelo.

“Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques.” Salmos 84:5-6

“El oro tiene que ser metido en el fuego purificador, antes de que pueda ser moldeado o martillado en un ornamento de belleza para el Rey”

Dios es Descanso.

Podemos poner en El todo nuestro ser y descansar en que El tiene el control. Mateo 11:28
“echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 1°Pe. 5:7

Dios es Paz .

Filipenses 4:6-7
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.


La ansiedad... nos quita el descanso y hace bajar nuestra mirada del Señor. Y Dios, en su amor para con nosotros, nos da en Filipenses 4:6-7 la forma correcta para vencer.
La oración produce el mismo efecto, nos acerca tanto a nuestro Dios que podemos volar junto a Él, sobre aquellas cosas que nos producen ansiedad.

Dios es Bueno.

Nahum 1:7, Juan 10:11 Tito 3:4
“Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones” Salmos 100:5

El es el buen Pastor, es bueno…SIEMPRE!!!!

Dios es Protección.

“Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de las alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido” Salmos 63:7-8
“ Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano” Salmos 139: 5
Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
Salmos 40:17

Dios es Refugio. .

Salmos 91: 1-4 “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente, diré yo a Jehová: Esperanza mía y castillo mío; mi Dios, en quién confiaré”. “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad”.

No hay nada mejor que estar bajo sus alas y sentirme allí segura. Él está allí, Él está aquí, a mi lado, a tu lado. No tienes nada que temer…¡¡ está cubriéndote con Sus alas… hasta que pasen los quebrantos!!. Salmos 57:1

¿Se o lvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org