domingo, 24 de mayo de 2009

HOY..RECORDARE QUIEN ME FORMO

“ Así dice el Señor: Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío a quien yo escogí” Isaias 44: 2.
Hoy, al abrir mis ojos luego de una agradable noche, me quedé pensando que no estoy aquí por accidente, más por la voluntad agradable del Señor. Fue él quién me formó y porque me formó en el vientre de mi madre es que puedo estar seguro que hay propósito para mi vida, porque el Señor no hace nada sin propósito, aun cuando las circunstancias parezcan muy difíciles.
Mientras meditaba en esto recordé lo que un día leí en el libro Dónde esta Dios cuando sufrimos? El autor Philip Yancey describe nuestros primeros sufrimientos con propósito de la manera siguiente: “Su mundo es oscuro, protegido, seguro.
Usted está bañado por un líquido de temperatura agradable; amortiguado contra el sobresalto. No hace nada por si mismo: lo alimentan automáticamente, y el suave latir de un corazón le asegura que alguien más grande que usted suple todas sus necesidades.
Su vida consisten simplemente en esperar; no sabe exactamente qué es lo que le espera, pero cualquier cambio le parece distante y no lo atemoriza. No choca con objetos puntiagudos, ni con el dolor, ni con aventuras inquietantes.
Usted lleva una existencia magnífica.
Cierto día siente un tirón, las paredes que lo rodean se desploman sobre usted. Esos suaves cojines que antes lo amortiguaban están ahora palpitando y lo golpean, aplastándolo hacía abajo.
Su cuerpo está doblado, sus miembros retorcidos y forzados; usted cae de cabeza. Por primera vez en su vida siente dolor, usted está en un mar de incomodidades.
Siente más presión, casi demasiado intensa para poder soportarla. Su cabeza es aplastada; usted se ve empujado cada vez con mayor fuerza hacía un negro túnel. Qué dolor. Luego oye ruido. Más presión. Le duele todo. Escucha un quejido y un miedo terrible se apodera de usted. Está sucediendo: su mundo se derrumba. Tiene la certeza de que ha llegado el fin.
Ve una luz penetrante y cegadora. Unas frías y ásperas manos tiran de usted; luego recibe un azote.
FELICIDADES, USTED ACABA DE NACER.

Gracias Señor, porque he nacido con propósito , el propósito de alabarte y servirte. Exaltar tu nombre para siempre.
Gracias Señor por tu misericordia. Tu palabra me dice que eres mi hacedor y quién me formo en el vientre de mi madre.
Tú me ayudarás a enfrentar la vida con gozo y plenitud.

LA MONTAÑA NEGRA

“¡Voy a irme a la Montaña Negra!”, gritó el pequeño Ricardo de cinco años.
“Muy bien, si eso es lo que quieres adelante”, le respondió su madre abriendo la puerta y acompañándolo hasta el pórtico.
Un manto de silencio cayó sobre él. Hacía rato que ya no había sol y la oscuridad de la noche cubría el paisaje. Por el resplandor de las estrellas, apenas veía la forma de la Montaña Negra en la distancia. En plena oscuridad, el niño escuchó el movimiento de un animal entre las plantas, y el aleteo de un ave en el cielo oscuro.
De pronto, el corazoncito del niño latía con más rapidez, y se le había acelerado la respiración. Ir a la Montaña Negra había sido una mala idea.
¿Por qué habría dicho eso?, pensó.
Se sentó en el pórtico abrazándose las rodillas contra el pecho, mientras una lágrima le rodaba por la mejilla al tratar de controlar el miedo.
Desde la cocina, escuchó que su padre le decía: “Ricardo ¿quieres venir a cenar con nosotros?”
A veces, cuando estamos enojados con nosotros mismos, con los demás, con las circunstancias, o hasta con Dios, queremos irnos. Nos enojamos y amenazamos. Nos sentamos en el pórtico y lloriqueamos. Aun así, Papá espera pacientemente y nos llama para reunirnos con el resto de la familia. El amor ahuyenta los temores y la restauración sana las heridas.
Tomado de En el Jardín con Dios.

Proverbios 19:21Muchos son los planes del hombre, más el consejo del Señor permanecerá.

OBTENIENDO LO QUE QUEREMOS

Lectura: Lucas 12:15,22-34.
"La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee" Lucas 12:15
Existe una idea popular que anda flotando acerca de cómo obtener lo que sea que queramos. Se la llama "la ley de la atracción". Tan sólo piensa en lo que quieres atraer y siéntelo, y "la ley usará a las personas, las circunstancias y los eventos para imantar lo que quieres para ti, y te imantara a ello". Esta filosofía de pensamiento positivo enseña que la "energía" de tus pensamientos dominantes "atrae" las circunstancias en las que te encuentras.
¡En ninguna parte de la Biblia encontrarás esa idea! Como creyentes, tenemos buenas razones para ser positivos en nuestro pensamiento, pero eso se debe a que nuestro Padre celestial entiende nuestras necesidades y las satisface.
Debido a que Él se preocupa por nosotros, no tenemos que estar angustiados (Lucas 12:29-30). La vida no consiste "en la abundancia de los bienes que [poseemos]" (v. 15), así que, en vez de ello, hacemos que nuestra meta sea ser "rico[s] para Dios" (v. 21). Lo hacemos buscando Su reino y propósito (v. 31) y acumulando tesoros en el cielo, no tesoros para nosotros en esta vida.
Jesús dijo: "Mirad, y guardaos de toda avaricia" (v. 15) porque un día, al igual que el rico insensato en la parábola en Lucas 12, lo dejaremos todo atrás. Allí es cuando tendremos más de lo que jamás hubiésemos soñado. Mientras tanto, Dios promete ocuparse de nuestras necesidades, sin importar cuáles sean las circunstancias. Y eso no es ningún secreto.
Dios ha prometido suplir todo lo que necesitamos, no todo lo que queremos.