miércoles, 18 de febrero de 2009
CAMINOS
¿No ves? Me estoy hundiendo
en el cieno del pecado.
Llegué tarde, lo sé, me entretuve
por ese camino andando.
Camino, mejor caminos,
¡hay Señor, anduve tantos!
Anduve por aquel que parecia lucir,
lienzo de nubes de color blanco
y eran nubes de polvo, polvos sucios.
Los ojos de la carne me han engañado.
Caminé con pie firme en el otro,
altiva la cabeza, y encumbrado.
Pero cedio a mis pies todo el camino.
Era Señor, mi orgullo tan pesado,
y el otro iluminado por las velas, los lirios,
las liturgias y los cantos.
Cuando pasé por él, no hubo mas voces.
Las velas y los lirios se apagaron.
¡Como engañan los hombres, Señor mio!
¡Cuantos falsos caminos me indicaron!
Caminé lejos y conté mis pasos.
Miro a mis pies y estoy desalentado.
No moví un paso en este lodo inmundo.
¡Señor, Señor, estoy hundido en el pecado.
Y que será de mí cuando ya sienta
que el fango va subiendo despiadado,
me cubra el pecho y entre en mi garganta,
y se apague mi voz y el fin haya llegado.
¡Hay que será de mí, Señor, Señor!
¿Me escuchas?, perdido estoy
si no me das la mano. Quizas tampoco tú
sacarme puedas. Quizas soy yo que tarde
te he buscado.
¡Pero mira Señor, mira!, ¿no ves?
¿No ves mis ojos? Estan humedos.
¿Ves?, se han mojado. ¿Ves como golpean
aqui dentro? Mi corazón tambien está llorando.
¡Soy yo, Señor!, yo soy que me arrepiento,
del lodo en que yo mismo me he ensuciado,
de andar por los caminos que me han dicho,
de volverte la espalda Dios amado!
Te dije.... Te dije, Amado. ¿Ves Señor?
Te quiero, te dije Amado. ¿Ves Señor?
Te amo, y lo dije con voz que era un sollozo.
Lo dije de rodillas y temblando.
Quiero estar junto a ti, no quiero lodo.
Quiero tu firme amor, no quiero fango.
No tengo nada, ni me quedan fuerzas.
Mas viviré si tu me das la mano.
¡Señor, Señor! ¿no me respondes?
Mas presiento que ocurrira tal vez
algún milagro. Las lagrimas dejaron ya
mis ojos, mi corazón cesó con su quebranto.
¡Señor, Señor! ¿no me respondes?
Y parece como si un viento suave
y perfumado, acariciara con amor mi rostro.
¡¡Señor!! ¡Mira, Señor!, ya no hay mas barro!
Ya puedo caminar con paso firme.
Ya no se mueve el suelo con mis pasos.
Ya no hay lodo que ensucie mas mi vida.
Tú solo me sacaste de este fango.
¡Señor, me diste la mano! ¿no ves?
Jamás he de hundirme en el cieno del pecado.
Porque, limpiaste con sangre,
ese camino de barro.
EL REY Y EL MENDIGO
El rey movido a misericordia se acercó a auxiliar a aquel mendigo, pero sabiamente le preguntó, qué tenía él para ofrecerle a su rey; el mendigo sorprendido notó que cargaba un saco de mazorcas que había recogido en el campo, y solamente sacó dos mazorcas de todas las que tenía, para dárselas al rey, pues pensaba que este no tendría necesidad de sus dádivas, pues era un rey y vivía cómodamente en el palacio, saciándose de los mejores manjares.
El Rey ante la actitud miserable del mendigo y para darle una lección por ser tan duro de corazón, mandó a sus sirvientes que le trajesen un saco de monedas de oro e igualmente sacó sólo dos monedas de oro y se las diò al mendigo.
La moraleja de esta historia nos hace reflexionar. “Si el mendigo le hubiese dado, mas mazorcas ò todo el saco de mazorcas al rey, hubiese recibido de la misma manera, mas monedas de oro ò todo el saco de monedas”
Así, nos pasa muchas veces en nuestra relación con Dios, pues el rey de esta historia se puede comparar al Rey de la plata y del oro, que es Dios Nuestro Padre, el cual exige a sus hijos dar de la misma manera que reciben; ya que muchas veces asistimos a la iglesia y nos duele sacar dádivas para Dios, y sólo damos “pequeñeces”, pues pensamos que Dios no necesita de nuestro dinero, y luego nos quejamos porque lo que nosotros recibimos no nos alcanza para nada, y terminamos insatisfechos por lo que Dios nos da; pero no debemos olvidar nunca una ley que Dios mismo dijo en su palabra, y que es la regla de oro de la bendición: “Dad y se os dará”.
Por eso, la próxima vez que vayas a darle algo a Dios, con tu diezmo, ofrenda, ò primicia, hazlo de todo corazón, dándole lo mejor a Dios, como hizo Abel, y Dios mismo mirará tu ofrenda con agrado, y te bendecirá de la misma forma.
“Por esto os digo: el que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”
I Corintios 9: 6 -7
Dad, y os será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis, se os volverá a medir. Luc 6:38
Reflexión enviada por Julie Pauline.
HOY..ESTARE FIRME MIENTRAS CAMBIO
Para Pablo los hermanos de Filipos eran amados, su gozo y su corona, sin embargo los anima seguir firmes. Hoy quiero estar firme y mientras estoy firme quiero seguir cambiando porque día a día me doy cuenta que aún hay cosas que necesito corregir y mejorar para llegar a ser gozo y corona de otros, especialmente de aquellos que invirtieron parte de su vida en mi.
Cerca de cada uno de nosotros ha estado un Pablo, el cual invirtió mucho de su vida. Yo quiero un día ser gozo y corona de ese Pablo mientras aún permanezco firme. En las manos de Dios mi vida siempre evoluciona y a la vez él me hace estar firme.
Las siguientes palabras fueron escritas en la tumba de un obispo Anglicano de Westminister. “ Cuando yo fui joven y libre en mi imaginación, sin límites para soñar, yo quise cambiar el mundo. Cuando crecí y me hice mas sabio, yo descubrí que era difícil cambiar el mundo, de manera que cambie mis sueños y decidí solo cambiar mi país. Al pasar el tiempo, esto también me pareció muy grande.
Cuando crecí aun un poco más, mi último intento ya no fue cambiar mi país, sino cambiar mi familia, que era lo más cerca que tenía de mi. Ahora, ya estoy en esta tumba y súbitamente he entendido, que si solo me hubiera concentrado en cambiarme a mi mismo, eso hubiese cambiado mi familia y de la inspiración y animo de mi familia se hubiera cambiado el país y al cambiar mi país, cambiaría el mundo.
Hoy es el día para entender que mientras estoy firme en lo que Dios me ha dado, puedo contemplar aún las cosas que dentro de mi pueden y deben cambiar para afectar positivamente a los que estas a mi alrededor. Se que mientras más cambio no solamente otros serán afectados, sino que llegaré a ser gozo y corona de los que me antecedieron e invirtieron su vida en mi.
Es fácil esperar que los demás cambien, pero es más placentero cuando nosotros mismos cambiamos y mientras más cambio más firme me siento en el camino de la vida cristiana, porque precisamente, la vida cristiana es continuo cambio y en ese cambio yo quiero vivir.
Señor, Gracias por las personas que antes de mi invirtieron sus vidas para llegar hoy a ser lo que soy y estar donde estoy. Hoy quiero permanecer firme en tus caminos y agradarte. Pero hoy, mientras estoy firme, quiero seguir cambiando dentro de mi para llegar a ser tu gozo y tu corona y a la vez gozo y corona de los que un día se dieron por mi.
Gracias por los Pablos que me han rodeado. Gracias por darme la oportunidad de hoy ver tu gracia y contemplar tu gloria. Ante ti me doblego y solo en ti espero. Hoy quiero ser fiel en tus caminos y vivir para tu gloria y honra. Amén.
HACIA DONDE TE DIRIGES
Tenemos a veces una imagen distorsionada de nosotros mismos y nos olvidamos que somos el producto de la mano de Dios. Cuando comenzamos a caminar en el sendero de lo expresado por Dios, todas las otras mentiras que gente significativa nos ha dicho comienza a derrumbarse.
Nunca dejes que el heroe que Dios creó en tí, se ahogue en las corrientes tumultuosas de quienes te quieren inundar.
Efesios 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas.
Salmos 92:5 ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos.
Pr 23:7Porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él.
ELIGIENDO LO DIFCIL
Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados. —2 Corintios 4:8
El 12 de septiembre de 1962, el Presidente John F. Kennedy dio un discurso en la Universidad Rice, en Houston, Texas, acerca de los difíciles desafíos que enfrentaba la nación. También compartió su deseo de que los Estados Unidos colocaran a un hombre en la luna.
Al equilibrar las necesidades de su pueblo con el deseo de conquistar el espacio, Kennedy dijo: «Elegimos ir a la luna esta década. Elegimos ir a la luna y hacer lo demás, no porque sean fáciles, sino porque son difíciles». La nación respondió. Siete años después, Neil Armstrong dio un «gran salto para la humanidad» en julio de 1969, al caminar sobre la luna.
El mundo de hoy está lleno de dispositivos ahorradores de energía que facilitan la vida, pero hay algo que decir en cuanto a aceptar los desafíos de la vida. El apóstol Pablo encontró difícil el servicio a Cristo, pero no lo vio como una causa para el desaliento. Continuó centrándose en Cristo y escribió: «Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados» (2 Corintios 4:8). Pablo sabía que «el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros» (v. 14). Valía la pena la meta.
Por la gracia de Dios, comprometámonos a servir a Jesús; no sólo cuando sea fácil hacerlo, sino cuando sea difícil.
Jesús dio todo de Sí para salvarnos; ¿Le estamos dando todo de nuestra parte para servirle?