jueves, 11 de diciembre de 2008

EL BARBERO

Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello, entabló una conversación con la persona que le atendió. De pronto, tocaron el tema de Dios.
El barbero dijo: Yo no creo que Dios exista, como usted dice. ¿Por qué dice usted eso? - preguntó el cliente.

Es muy fácil, al salir a la calle se da cuenta de que Dios no existe O…dígame, acaso si Dios existiera, ¿habría tantos enfermos? ¿Habría niños abandonados? Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. No puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.

El cliente se quedó pensando, y no quiso responder para evitar una discusión. Al terminar su trabajo, el cliente salió del negocio y vio a un hombre con la barba y el cabello largo.

Entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero. ¿Sabe una cosa? Los barberos no existen. ¿Cómo? Si aquí estoy yo.
¡No…! dijo el cliente, no existen, si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre.
Los barberos si existen, es que esas personas no vienen hacia mi.
¡Exacto…! dijo el cliente. Ese es el punto. Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y
miseria.

Si tu crees que Dios existe… envía este mensaje, pero si para ti no existe simplemente ignóralo. Envíalo a las personas que son algo para ti………y diles
“Busca primero a Dios, las demás cosas te serán dadas por
añadidura”.

Señor, te amo y te necesito, estás en mi corazón, bendíceme, a mi familia, mi casa, mis finanzas y a mis amigos, en nombre de Jesús.
Amen.

“No lo ignores y que DIOS te bendiga!!!

AULA QUIMICA

Si vuelvo la cabeza,
si abro os ojos, si
echo las manos al recuerdo,
hay una mesa de madera oscura,
y encima de la mesa, los papeles inmóviles del tiempo,
y detrás,
un hombre bueno y alto.

Tuvo el cabello blanco, muy hecho al yeso, tuvo
su corazón volcado en la pizarra,
cuando explicaba casi sin mirarnos,
de buena fe, con buenos ojos siempre,
la fórmula del agua.

Entonces, sí. Por las paredes,
como un hombre invisible, entraba la alegría,
nos echaba los brazos por los hombros,
soplaba en el cuaderno, duplicaba
las malas notas, nos traía en la mano
mil pájaros de agua, y de luz, y de gozo…

Y todo era sencillo.

El mercurio subía caliente hasta el fin,
estallaba de asombro el cristal de los tubos de ensayo,
se alzaban surtidores, taladraban el techo,
era el amanecer del amor puro,
irrumpían guitarras dichosamente vivas,
olvidábamos la hora de salida, veíamos
los inundados ojos azules de las mozas
saltando distraídos por en medio del agua.

Y os juro que la vida se hallaba con nosotros.

Pero, ¿cómo decir a los más sabios,
a los cuatro primeros de la clase,
que ya no era preciso saber nada,
que la sal era sal y la rosa era rosa,
por más que ellos les dieran nombres impuros?
¿Cómo decir: moveos,
que ya habrá tiempo de aprender,
decid conmigo: Vida, tocad
el agua, abrid los brazos
como para abrazar una cintura blanca,
romped los libros muertos?

Os juro que la vida se hallaba con nosotros.

Profesor, hasta el tiempo del agua químicamente pura
te espero.
De nuevo allí verás, veremos juntos
un porvenir abierto de muchachas
con los pechos de agua y de luz y de gozo…

EN EL ASIENTO DEL CONDUCTOR

Lectura: Mateo 5:13-16
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. -Mateo 5:16
Me encanta la historia de la mujer estresada que estaba conducien-do pegada al vehículo de adelante, mientras iban por un bulevar de mucho tráfico. Cuando el hombre que iba conduciendo adelante aminoró la marcha ante una luz amarilla para después detenerse, la mujer tocó la bocina, despotricando y gritando con frustración al tiempo que gesticulaba con ira. Mientras estaba echando pestes, escuchó un golpecito en su ventana y al levantar la vista se topó con el rostro de un oficial de policía, quien le ordenó salir del automóvil con las manos arriba. La llevó a la estación de policía y la colocó en una celda temporal.
Una hora después, el oficial regresó y dijo: «Lo siento señora. Éste ha sido un gran error. Cuando me detuve detrás de usted, noté el porta-placas de su matrícula que decía '¿Qué haría Jesús?' y la pegatina en su parachoques que decía 'Sígame a la escuela dominical'. ¡Asumí que el automóvil había sido robado!»
A Satanás no le importa demasiado si eres cristiano mientras que no actúes como uno. Si él puede hacer que vivas siguiendo sus señales, puede hacerte daño y desarmarte todo el tiempo y deshonrar el nombre de Cristo en el proceso.
En vez de ello, Jesús llama a los creyentes a ser «sal» y «a sí alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:16).
Con Jesús en el asiento del conductor de nuestras vidas, podemos hacer resaltar el amor y la gloria de Dios.
No dejes que Satanás maneje los detalles de tu vida.