viernes, 30 de abril de 2010

!DEJA QUE ESTAS JOYAS ADORNEN TU VIDA!

Lo que el oxígeno es para los pulmones, es la esperanza para el significado de la vida. –Emil Brunner

Los hombres poco profundos creen en la suerte; los fuertes creen en la causa y el efecto. –Ralph Waldo Emerson

La ira nos enpequeñece, mientras que el perdón nos hace crecer más allá de donde estábamos. –Cherie Carter-Scott

El dar nos libera del familiar territorio de nuestras propias necesidades abriendo nuestra mente a los inexplicables mundos ocupados por las necesidades de los demás. –Barbara Bush

Hay una maravillosa y mítica ley de la naturaleza que plantea que las tres cosas que más codiciamos en la vida felicidad, libertad y paz mental siempre se obtienen al dárselas a otro. –Peyton Conway March

La aritmética más difícil de dominar es aquella que nos permite contar nuestras bendiciones. –Eric Hoffer

De alguna manera, no sólo en Navidad, pero durante todo el año, el gozo que damos a los demás es el gozo que nos viene de vuelta. Y entre más invertimos en bendecir a los pobres, solitarios y tristes, más gozosas posesiones del corazón nos son retribuidas. –John Greenleaf Whittier

Regale libros –religiosos o de otro tipo– para Navidad. Nunca engordan, pocas veces pecaminosos y permanentemente personales. –Lenore Hershey

Para lograr grandes cosas, no sólo debemos actuar sino también soñar; no sólo planear sino también creer. –Anatole France

Deja que estas joyas adornen tu vida hoy.

Y tuvo Ezequías riquezas y gloria, muchas en gran manera; y adquirió tesoros de plata y oro, piedras preciosas, perfumes, escudos, y toda clase de joyas 2 Crónicas 32:27

En gran manera me gozaré en el Señor, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas. Isaías 61:10

LAS ARENAS DE SLAPTON

Lectura: 1 Pedro 5:1-11.
"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" 1 Pedro 5:8
Las Arenas Slapton se encuentran en las costas del sur de Inglaterra. Esta bella playa acarrea un trágico recuerdo de su pasado.
El 28 de abril de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados aliados se dedicaron a la Operación Tigre, un ejercicio de entrenamiento para desembarques anfibios de playa, como preparación para la invasión de Normandía conocida como el Día D. De repente aparecieron cañoneras enemigas y mataron a más de 700 soldados norteamericanos en un ataque sorpresa. Hoy, un monumento se levanta en las Arenas Slapton para conmemorar el sacrificio de esos jóvenes que murieron mientras entrenaban para la batalla pero que jamás pudieron entrar en el conflicto.
Esta tragedia es la metáfora de una advertencia al creyente en Cristo. Nosotros también estamos involucrados en el combate con un enemigo que es poderoso y engañoso. Esa es la razón por la que el apóstol Pedro advirtió: «Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1 Pedro 5:8).
Al igual que los soldados de las Arenas Slapton, nos enfrentamos a un enemigo que desea nuestra perdición. Debemos estar alertas en el servicio a nuestro Rey. El llamado a ser efectivos en batalla (2 Timoteo 2:3-4) nos desafía a estar listos para los ataques sorpresa de nuestro enemigo espiritual —para que podamos resistir y servir un día más.
Los ardides de Satanás no pueden competir con el poder del Salvador.

miércoles, 28 de abril de 2010

EL DON DEL HIJO AL PADRE

El diagnóstico: leucemia. El pronóstico, no menos funesto: tal vez un año más de vida. Acababa de recibir esa terrible noticia Simón Bird, muchacho de catorce años, cuando salió del hospital acompañado por su padre. ¡Sólo un año más para vivir! En la flor de la adolescencia, vendría la muerte inexorable a segar su vida.

El valiente muchacho de Yeovil, Inglaterra encaró con firmeza su destino y aprovechó la oferta que le hizo una institución benéfica llamada «Los sueños se hacen realidad». Esa entidad ofrecía regalos a los adolescentes moribundos. Pero Simón no pidió nada para él mismo sino para su padre. Pidió que a su progenitor le regalaran un pequeño tractor de jardín para que éste pudiera ganarse la vida. Ese fue el supremo don del hijo al padre.

Esta tierna historia levanta el espíritu de quienes todos los días tienen que hacer la crónica de todo lo malo que ocurre en el mundo. El chico moribundo pudo haber pedido cualquier cosa para él mismo —un auto, una moto, un viaje, un equipo de sonido, un televisor—, pero cuando más razón tenía para pensar en sí mismo, pensó más bien en su padre.

Hay acciones generosas que debemos destacar. No todo en este mundo es drogadicción, narcotráfico, asalto, robo, asesinato, guerrilla y terrorismo. También hay gestos nobles, acciones generosas y sentido humanitario.

Simón pasó a la presencia de Dios. Cuando sus padres y hermanos contemplaron el espléndido tractor que les había conseguido como recurso económico para la familia, comentaron: «En la última hora de su vida, Simón pensó en nuestro bienestar. No vivió en vano ni murió en vano. En su corta existencia tuvo tiempo de dejarnos lo que nos ayudaría a vivir.»

La Biblia dice: «No son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos» (2 Corintios 12:14). Esa es la norma sana de vida. Los padres deben dejarles a sus hijos la mejor herencia. Pero en este caso se produjo la bendición a la inversa: el hijo le dejó una herencia al padre.

Dios, que inspiró al escritor del texto Bíblico anterior, hizo lo que ese texto manda. Nos dejó a nosotros los seres humanos la mejor, la más grande, pura y perfecta de las herencias: nada menos que a su propio Hijo Jesucristo. Y junto con Cristo nos dejó todo: el perdón, la regeneración, la paz y, para el final, la vida eterna. Hay, pues, un regalo, un don gratuito y grandioso, que Dios nos ofrece. Y nosotros no tenemos que hacer más que aceptarlo.

Hermano Pablo

martes, 27 de abril de 2010

EXTRAÑOS ENTRE FAMILIA

La familia se sentó a la mesa, una mesa grande, bien servida, para once personas. Era el día de Acción de Gracias en Aachen, Alemania, y el menú era el tradicional: pavo, mazorcas, camotes y pastel de calabaza.

De pronto, en medio de las conversaciones, de las risas y de los buenos augurios, sucedió algo extraño. A toda la familia le sobrevino una súbita amnesia. Ya no se reconocían unos a otros. Nadie sabía quién era ni por qué estaba allí. No recordaban nada de su pasado. De un momento a otro pasaron de ser una familia unida y feliz a ser un grupo de extraños que se miraban con espanto.

«La probabilidad de que ocurra un caso como este es uno en diez millones —dijo el Dr. Walter Michler, psiquiatra que enseñaba en una universidad—, pero ocurre.»

Sin lugar a dudas, es algo fuera de lo común que once personas, miembros de una sola familia, en medio de un festejo pierdan completamente la memoria, y que les suceda a todos al mismo tiempo. ¡Por lo mínimo habría que calificarlo como un caso superextraordinario! Pero lo que sí es común en muchas familias es que, sin sufrir de amnesia, de repente descubren que son extraños unos con otros dentro del hogar.

Hace algunos años los diarios publicaron el caso de una familia rica e influyente compuesta de padre, madre, dos hijos varones y una hija menor de quince años de edad. Desde el día en que se casaron los padres, dieron la impresión de ser una familia unida y feliz, y quizá lo fueron por un tiempo. Hasta el día en que el padre se enamoró de otra mujer. La madre despechada siguió su ejemplo, el hijo mayor se declaró homosexual, el segundo hijo se volvió drogadicto y la hija adolescente resultó embarazada.

El pecado había entrado en los miembros de una familia tradicional y los había enajenado a todos. Seguían viviendo en la misma casa y llevaban todavía el mismo apellido, pero cada uno se convirtió en un extraño para el otro.

A una familia no la une ni la casa, ni el apellido, ni la riqueza ni el asistir juntos a algunas reuniones sociales. Y tampoco la une el tener la misma ideología política ni el practicar la misma religión.

El único que une, que amalgama, que cimienta, que solidariza a una familia, es Jesucristo. Cuando hacemos de Cristo el Señor de nuestra vida y nos sometemos incondicionalmente a sus leyes, hay verdadera unidad y paz en nuestro hogar. Entreguémosle nuestra vida y nuestro hogar a Cristo.

Hermano Pablo

NO ME GUSTA

¿Cuál es la clave del éxito? ¿Qué distingue a las personas que triunfan de aquellas que fracasan? ¿Es posible alcanzar el éxito, y mantenerlo? Un sin número de respuestas posibles se agolpan frente a nosotros intentando señalarnos el camino seguro hacia la victoria personal.
Recuerdo la ocasión en que ingresé a mi primer trabajo. Tenía 14 años y estaba concluyendo el segundo año de la escuela secundaria, cuando de un día para el otro mi tío me propuso trabajar con él durante el verano. ¡Todo un desafío para un adolescente acostumbrado a ver televisión, practicar básket y asistir a clases! Sin embargo, acepté el reto y me lancé a la ‘aventura’
Los primeros días fueron facilísimos: todos me sonreían, los jefes me tenían paciencia y mal que bien sobrellevaba el horario matutino de entrada. Pero al pasar los días, la ‘comodidad’ se vistió de ‘normalidad’ y el asunto se tiñó de ‘sangre, sudor y lágrimas’. ¡Llegué a trabajar durante casi un mes desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche! ¡Quince horas diarias! Llegaba a mi casa, cenaba y caía desplomado sobre la cama, sólo para levantarme cinco horas después ¡y seguir con la rutina! Nada de televisión, nada de paseos, nada de nada. Sólo trabajar, y trabajar, y trabajar.
Pero algo “misterioso” sucedía cada dos semanas. Algo que me hacía “olvidar” el sacrificio y la abnegación de cada día: ¡finalmente cobraba mi salario! ¡Sí! ¡Por primera vez en mi vida podía disfrutar mi propio dinero, obtenido con mi propio trabajo! Por primera vez entendí, de manera muy práctica, el tremendo valor que tiene el esfuerzo personal con miras a la recompensa que implica lograr el éxito.
San Pablo escribió: “Ustedes saben que, en una carrera, no todos ganan el premio sino uno solo. Los que se preparan para competir en un deporte, dejan de hacer todo lo que pueda perjudicarles. ¡Y lo hacen para ganarse un premio que no dura mucho! Nosotros, en cambio, lo hacemos para recibir un premio que dura para siempre. Yo me esfuerzo por recibirlo, así que no lucho sin un propósito. Al contrario, vivo con mucha disciplina y trato de dominarme a mi mismo” (1 Corintios 9:24-27).
Me encanta cómo define el asunto un reconocido autor americano: “Todas las personas con éxito tienen el hábito de hacer cosas que a los fracasados no les gusta hacer. A ellos tampoco les gusta hacerlas. Pero su disgusto se ve subordinado a la fortaleza de sus propósitos”
“No me gusta” sacrificarme, ahorrar, hacer dieta, estudiar, ir al médico, ser amable, planificar, perdonar, arrepentirme, orar, leer la Biblia… ¡pero vaya diferencia que obtengo en mi calidad de vida cuando invierto mi atención y mi esfuerzo en estas y muchas cosas más!
Cristian Franco
Vale la pena vivir más allá de los gustos y vivir con propósito.
Génesis 5:29
Y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo.
Proverbios 24:10
Si fueres flojo en el día de trabajo, Tu fuerza será reducida.

PRIMERO LO PRIMERO

Lectura: Mateo 6:25-34.
"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" Mateo 6:33
El líder de un seminario quería explicar algo importante, así que tomó una jarra de boca ancha y la llenó de piedras. «¿Está la jarra llena?» preguntó. «Sí» fue la respuesta. «¿De veras?» volvió a preguntar. Luego echó guijarros más pequeños en la jarra para llenar los espacios entre las piedras. «¿Está llena ahora?» «Sí» dijo alguien más. «¿De veras?» Entonces llenó los espacios restantes entre las piedras y los guijarros con arena. «¿Está llena ahora?» preguntó. «Probablemente no», dijo otra voz, para diversión de los asistentes. Luego tomó un jarro de agua y lo vertió en la jarra.
«¿Cuál es la lección que aprendemos de esto?» preguntó. Un ansioso participante levantó la voz: «No importa cuán llena esté la jarra, siempre hay espacio para más». «No exactamente», dijo el líder. «La lección es: para hacer caber todo en la jarra, hay que poner las cosas grandes primero».
Jesús proclamó un principio similar en el Sermón del Monte. Él sabía que desperdiciamos tiempo preocupándonos por las pequeñeces que parecen muy urgentes y que no reparamos en las cosas grandes de valor eterno. «Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas», Jesús les recordó a Sus oyentes. «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6:32-33).
¿Qué estás poniendo primero en tu vida?
Aquellos que acumulan tesoros en el cielo son las personas más ricas en la tierra.

lunes, 26 de abril de 2010

EL AMOR ES ALGO MAS

Una maestra de Kinder trataba de explicar a los niñitos de su clase lo que es el amor; pero no podía, y por saber lo que decían sus pequeños alumnos, les preguntó qué es el amor.
Entonces una niñita de seis años de edad se levantó de la silla y fue hasta la maestra, la abrazó, la beso y le declaró: ” Esto es amor.”
En seguida la maestra dijo: “Esta bien; pero el amor es algo más. ¿Que es ese algo?”
La misma niña después de un rato de estar pensando, se levantó y comenzó a poner en orden las sillitas que estaban fuera de lugar que les correspondía, limpió bien el pizarrón levantó unos papeles que estaban en el suelo, arreglo los libros que estaban en desorden sobre una mesa; y en seguida, con aire de satisfacción, dijo a su maestra: “Amor es ayudar a otros”: La niñita tenía razón. –
Expositor Bíblico.
Amor es solo palabras. El genuino y verdadero amor se demuestra con hechos, acciones y gestos. Jesús demostró su amor por nosotros dando su vida en el Calvario.
El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas.
El que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él.
Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
1 Juan 2:9-10

SERVICIO DE LABIOS

Lectura: Marcos 7:5-15.
"Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí" Marcos 7:6
«Sonríe», me dijo Jay mientras conducíamos hacia la iglesia. «Pareces tan infeliz». No lo estaba; simplemente estaba pensando y no puedo hacer dos cosas a la vez. Pero, para hacerle feliz, sonreí. «No así —me dijo. Quiero una sonrisa de verdad».
Su comentario me hizo pensar con aún mayor atención. ¿Es razonable esperar una sonrisa de verdad de alguien a quien se le está dando una orden? Una sonrisa de verdad viene de adentro; es una expresión del corazón, no del rostro.
Nos conformamos con las sonrisas falsas en las fotografías. Estamos felices cuando todos cooperan en el estudio del fotógrafo y obtenemos al menos una foto con todos sonriendo. Después de todo, estamos creando un icono de felicidad, así que no tiene que ser auténtico.
Pero la falsedad delante de Dios es inaceptable. Ya sea que estemos felices o tristes o furiosos, la honestidad es esencial. Dios no quiere expresiones falsas de adoración de la misma forma que tampoco quiere declaraciones falsas acerca de personas o circunstancias (Marcos 7:6).
Cambiar nuestra expresión facial es más fácil que cambiar nuestra actitud, pero la verdadera adoración requiere que todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas estén de acuerdo en que Dios es digno de alabanza. Aun cuando las circunstancias que nos rodean sean tristes, podemos estar agradecidos por la misericordia y la compasión de Dios, las cuales son dignas de algo más que el «servicio de labios» de una sonrisa falsa.
Una canción en el corazón le pone una sonrisa al rostro.

domingo, 25 de abril de 2010

LA PESTE ROSA

Era un billete de cien dólares. Un billete nuevo, legítimo, que pasó de la mano de Eduardo Hasse Artog, ciudadano suizo, a la de una atractiva joven de Cajamarca, Perú. Un trato común callejero. Un negocio que suele hacerse en ciertas zonas de la ciudad. Relaciones sexuales por dinero, dinero por relaciones sexuales.

Pero algo más le pasó ese día el ciudadano suizo de treinta y dos años a la bella joven de Cajamarca. Le transmitió el temible, implacable y mortal virus del SIDA. El hombre, aquejado de violentos dolores estomacales, ingresó en una clínica poco después y, al hacerse los análisis, descubrieron el mal. Los diarios de Lima comentaban: «La Peste Rosa llegó a Cajamarca.»

Parece que las enfermedades tienen colores. Famosa es en los anales de Europa «la peste negra», que en el siglo catorce mató a la tercera parte de los habitantes de ese continente. Hizo estragos también «la peste roja», caracterizada por manchas rojizas en la piel. Conocemos además «la peste blanca», nombre que le dieron los polinesios a la sífilis, que fue llevada a sus islas paradisíacas por los blancos. Y también sabemos de la escarlatina, llamada así por el escarlata de la piel del enfermo. Ahora ha hecho su aparición, en este arco iris pavoroso, el SIDA, «la peste rosa».

El mundo está preñado de dolor, de agonía, de enfermedad, de peste, de destrucción y de muerte. ¿Habrá algo que pueda librarnos de esta pavorosa condición en la que vivimos? No parece haber solución humana que se vislumbre. Parece más bien que todo va de mal en peor. Y sin embargo hay esperanza en dos sentidos.

En el sentido individual, podemos estar en este mundo sin que nos contamine. Podemos estar en medio de la maleza moral sin contagiarnos ella. El que tiene a Jesucristo en su corazón tiene una salud espiritual maravillosa, que lo acompaña en las luchas de esta vida.

En el sentido colectivo, Cristo viene otra vez a esta tierra para establecer su reino de paz y bienestar. Si le entregamos nuestra vida, tendremos paz en este mundo y esperanza de salud eterna en su reino venidero.

Hermano Pablo

CONTRA LA PARED

Lectura: Romanos 8:31-39.
"¿Quién nos separará del amor de Cristo?" Romanos 8:35
El 25 de abril de 1915, soldados del Cuerpo del Ejército de Australia y Nueva Zelanda desembarcaron en la península de Gallipoli esperando una rápida victoria. Pero la feroz resistencia de parte de la defensa turca dio como resultado un punto muerto de ocho meses durante el cual miles de soldados en ambos bandos terminaron heridos o muertos.
Muchos de los soldados de las tropas australianas y neozelandesas que fueron evacuados a Egipto visitaron el campamento de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA, por sus siglas en inglés) en las afueras de El Cairo, donde el capellán Oswald Chambers ofreció hospitalidad y esperanza a estos hombres tan quebrantados y desilusionados por la Guerra. Con gran perspicacia y compasión, Chambers les dijo: «Ningún hombre es el mismo después de una agonía; o se vuelve mejor o se vuelve peor y la agonía de la experiencia de un hombre casi siempre es lo primero que abre su mente para entender la necesidad de la redención obrada por Jesucristo. Al final de la pared del mundo está Dios de pie con los brazos extendidos y todo hombre que es conducido hacia allí es llevado a los brazos de Dios. La cruz de Jesús es la evidencia suprema del amor de Dios».
Pablo preguntó: «¿Quién nos separará del amor de Cristo?» (Romanos 8:35). Su confiada respuesta fue que nada puede separarnos del amor de Dios en Cristo (vv. 38-39).
Cuando estamos contra la pared, Dios está allí con los brazos abiertos.
El amor de Dios sigue de pie cuando todo lo demás ha caído.

sábado, 24 de abril de 2010

VISION MENTAL

¿Usa usted lentes?
¿Qué también ve sin ellos?
¿Sabía que más importante que la visión física….es la visión mental?
¿Cómo es su visión mental? Hágase el siguiente análisis para averiguar cómo usted ve las cosas.
1. ¿Cuándo escucho una nueva idea por primera vez, ¿veo el potencial en ese nuevo pensamiento?
(a) La mayoría de las veces.
(b) Algunas veces.
(c) Pocas veces.
2. ¿Comparto nuevos pensamientos con otros la mayor parte del tiempo, o por lo general los demás son los que lo hacen?
(a) Comparto ideas nuevas la mayoría de las veces.
(b) Comparto y recibo por igual.
(c) Los demás habitualmente comparten ideas conmigo.3. ¿Cómo pienso cuando estoy en un grupo y se produce un nuevo problema que requiere decisión?
(a) Me uno a los demás.
(b) Me alegro de que no tengo que tomar decisiones.
(c) Soy responsable al alentar a los otros a tomar decisiones responsables.
4. En general, ¿cómo veo la vida?
(a) Difícil.
(b) Desafiante.
(c) Buena y mala, depende de la situación.
5. ¿Cómo reacciono ante las responsabilidades?
(a) Las acepto.
(b) Las dejo pasar.
(c) Las rechazo.
Si usted es líder y tiene visión mental a la distancia, sus respuestas fueron probablemente (1) a; (2) b; (3) a; (4) c; (5) b. Si usted es de visión mental corta, sus respuestas probablemente fueron (1) c; (2) c; (3) b; (4) a; (5) c.
Necesitamos enfocar nuestra vista mental para que no perdamos el camino en el transcurso de nuestra existencia. Recordemos, Jesús es la Luz de la vida.
Vale la pena tenerlo a él para que pueda guiarnos el resto del camino.
Salmos 119:18
Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.
Salmos 146:8
El Señor abre los ojos a los ciegos; levanta a los caídos; ama a los justos.

DE ACUERDO CON DIOS

Lectura: Mateo 15:1-9.
"Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí" Mateo 15:8
El oyente que había llamado al programa de radio mencionó la palabra religión, así que el presentador del programa de entrevistas comenzó a despotricar contra los hipócritas. «No puedo soportar a los hipócritas religiosos —dijo—.Hablan acerca de religión, pero no son mejores que yo. Esa es la razón por la que no me gusta todo este asunto de la religión».
Este hombre no se había dado cuenta, pero estaba de acuerdo con Dios. Dios ha manifestado claramente que tampoco puede soportar la hipocresía. Pero es una ironía que algunas personas usen algo a lo que Dios se opone como una excusa para no buscarle a Él.
Jesús dijo esto acerca de la hipocresía: «Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres» (Mateo 15:8-9).
Notemos lo que Jesús les dijo a los que tal vez eran los más grandes hipócritas de Su tiempo, los fariseos. En Mateo 23, les llamó hipócritas —¡no una, ni dos, sino siete veces! Eran religiosos que hacían un gran espectáculo, pero Dios conocía sus corazones. El Señor sabía que estaban lejos de Él.
Los no cristianos que señalan la hipocresía en nosotros cuando la ven tienen toda la razón al hacerlo. Están de acuerdo con Dios, quien también la desprecia. Nuestra tarea es asegurarnos de que nuestras vidas honran a Aquel que merece nuestra total dedicación.
El diablo está satisfecho con dejarnos profesar el cristianismo siempre que no lo practiquemos.

miércoles, 21 de abril de 2010

ARRASTRADOS POR TORRENTES IRRESISTIBLES

Fueron treinta kilómetros de carrera, treinta kilómetros en los que el convoy de carga corrió normalmente. Los maquinistas se limitaban a mirar de cuando en cuando los controles y atisbar las vías por rutina. De pronto les llegó el mensaje: «Detengan el tren. Hay un auto debajo de un vagón.»

Bajo las ruedas había un pequeño Volkswagen, enrollado como un pliego de papel; dentro del auto había dos jóvenes completamente destrozados. El tren los había arrastrado a lo largo de treinta kilómetros. Fue impresionante y conmovedor el hallazgo de los jóvenes.

Antes de llegar a ese triste final, ambos habían sido arrastrados en la vida por otros factores. Su muerte fue casi inevitable. Primero habían sido arrastrados del hogar a temprana edad por la corriente que arrastra a una buena parte de la juventud: la desobediencia a los padres y el ansia de una vida de libertinaje. Después los habían arrastrado el alcohol y las drogas, que también llevaban en el auto.

Al final los había arrastrado la locura de ganarle una carrera al tren. El tren llegó primero al cruce de las vías, y el pequeño auto se metió debajo de las ruedas de hierro. No fue necesario nada más. El auto y sus ocupantes fueron arrollados por el tren.

Al principio el licor y las drogas son un hilo de agua que corre mansamente, produciendo cierto placer y euforia. Pero poco después se convierten en un arroyo tumultuoso, hasta que se vuelven un torrente irresistible y terminan siendo un mar donde todo naufraga: la conciencia, la inteligencia, la moral y la vida misma.

¿Qué puede detener ese irresistible torrente? ¿Qué puede frenar esa loca carrera? Ha cobrado ya muchas víctimas jóvenes. ¿Quién sabe cuántas veces estos adolescentes no habrían hecho angustiosamente esas preguntas, y cuántas veces habrían rogado: «¡Detengan este mundo loco, que quiero bajarme!»? Por eso hay que volver a preguntar: ¿Qué puede librar a una persona de esa esclavitud del vicio, del alcohol, de las drogas?

En medio de esa furiosa corriente hay un remanso de paz y de calma. Ese remanso es Jesucristo. Él dijo: «La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden» (Juan 14:27). Quien encuentra a Cristo encuentra la paz. Él está a nuestro lado ahora mismo.

Hermano Pablo

UN NOMBRE NUEVO

En los tiempos antiguos era costumbre del pueblo bautizar a los niños con el nombre del abuelo o del santo del día. Por eso algunos nombres dados a niños en ese tiempo, hoy son: Adelvina, Agape, Bernardina, Belarmino, Cuasimara, Delfilia, Fulgencio, Krizia, Hildegarda, Onésimo, Petronila, Probo o Teodosia.
Hoy en los tiempos modernos de la gran tecnología, los nombres que se están colocando a los niños recién nacidos van por el mismo o peor camino. Ya hay hoy niños que llevan el nombre de: Excel, Eudora, Yahoo, Ford, Tsunami y Mitch. Aunque te parezca increíble, ya hay personas que así se llaman.
Los nombres más raros que existen acá en Latinoamérica son: Abellana, Actriz, All, América Linex, BLair, Candy, Confesora, Conmemoración, Elvys, Erpagita, Herculiana, Maybelline, Ofrenda, Peggy, Sony, Sostenes, Summer, Tecla. Tiburcia, Tilde, Ustreberta, Yuri y Zayonara para las niñas. Y muchos niños se llaman: Admin, Aval, Benjur, Edad, En alta mar, Everst, Faro, Primo, Procopio o Reegan.
Enviado por Angélica Avendaño.
Muchas personas han sufrido en la escuela o lugares públicos cuando tienen que pronunciar sus nombres colocados por sus padres. ¿Qué pueden hacer? Poco a menos que quiera pagar algunas monedas a algún abogado.
En la Biblia encontramos que los nombres colocados a las personas tenían un gran significado. Hay una promesa en la Biblia, Dios te dará un nuevo nombre cómo símbolo de una identidad celestial. De seguro que ese nombre jamás te avergonzarás. Mientras tanto, da gracias por el que tienes y vive para Dios, ya que tu verdadera identidad está en Él.
Apocalipsis 2:16
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe.
Exodo 10:15
Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.

PENSAMIENTOS TORMENTOSOS

Lectura: Mateo 8:23-27.
"Y el Dios de paz estará con vosotros" Filipenses 4:9
Me río cada vez que escucho un anuncio en la radio en el que una mujer le grita a su amiga mientras conversan. Ella está tratando de hacerse oír por encima de los ruidos de la tormenta eléctrica en su propia cabeza. Desde que una tormenta destruyó parte de su hogar, todo lo que la mujer escucha es la tormenta porque su compañía de seguros no atiende a sus reclamos.
Yo he escuchado tormentas en mi cabeza y tal vez tú también. Sucede cuando surge una tragedia que nos afecta a nosotros, a alguien cercano a nosotros, o a alguien de quien escuchamos en las noticias. Nuestras mentes se convierten en una tempestad de preguntas del tipo «¿qué pasaría si?». Nos centramos en todos los malos resultados posibles. Nuestro temor, nuestra preocupación y nuestra confianza en Dios se balancea mientras esperamos, oramos, lloramos por la pérdida y nos preguntamos qué hará el Señor.
Es natural que estemos temerosos en una tormenta (ya sea literal o figurativamente). Los discípulos tenían a Jesús justo allí en la barca con ellos, y sin embargo tuvieron miedo (Mateo 8:23-27). Él calmó la tormenta como una lección para mostrarles quién era —un Dios poderoso que también cuida de ellos.
Desearíamos que Jesús siempre calmara las tormentas de nuestra vida así como calmó la tormenta para los discípulos ese día. Pero podemos encontrar momentos de paz cuando estamos anclados a la verdad de que Él está en la barca con nosotros y que Le importamos.
Para darnos cuenta del valor del ancla, tenemos que sentir la fuerza de la tormenta.

lunes, 19 de abril de 2010

domingo, 18 de abril de 2010

NO PUEDO PERDONAR

Éste ha sido un flagelo en mi vida muchas veces. Qué difícil se torna hablar sobre el perdón sin que vengan a nuestra mente frases como “Perdono pero no olvido”, o “cuando me sienta mejor, perdono” o “aunque lo intento, no puedo perdonar…”

Numerosos ejemplos encontramos en la Biblia el acerca del perdón… ¡Cuántas veces perdonó Jehová al pueblo de Israel en el peregrinaje por el desierto! Sin olvidar el padre al hijo pródigo en el Nuevo Testamento. Varios ejemplos de Jesús perdonando pecados, previos a un milagro. Pero no podemos dejar de pensar, al mismo tiempo, “si, pero estamos hablando de Jesús mismo, Dios mismo, y yo nos soy Dios…”

Entonces con cuánta más razón deberíamos poder perdonar, si Dios mismo, en su perfección, en su magnificencia y en su bondad, pu ede hacer a un lado nuestro pecado, nuestra maldad, nuestra iniquidad y nos otorga el perdón, ¿Acaso somos nosotros superiores a Dios, que nuestra medida de valores sobrepasa a la de Dios mismo que no podemos perdonar? Obviamente la respuesta es no, y peor aún, tiene un agregado: es “no puedo”… ¿o no quiero?

Ahora bien, encuentro algo notablemente interesante en los ejemplos bíblicos acerca del perdón, y es que todos, tienen una base que no puede pasar inadvertida, y es el amor. Tanto en los ejemplos de Antiguo, como en los del Nuevo Testamento, observamos que previo al perdón, queda demostrado el amor del perdonador hacia el perdonado, hacia el ofensor. Entonces tengo que remitirme primeramente a mi situación de amor hacia la persona que me ofendió, me agredió, o lo que sea que me haya hecho.

¿Cómo está mi sentimiento hacia esa persona? Seguramente dañado, y el amor, está quebrado. Dos pasajes se vienen al instante a mi cabeza: Levítico 19:18 y 1 Corintios 13.

El 1º expresa: “… y amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El 2º, una antología del amor… “el amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta… el amor nunca deja de ser…” entonces, comienzo a pensar que el perdón, es casi una consecuencia de mi amor hacia el otro.

“Como a ti mismo”, pide el Señor en Levíticos… “Como a ti mismo”, retumba en mi cabeza… ¿realmente me amo lo suficiente a mi mismo como para poder amar al otro y recién afrontar el perdón? Entonces, encuentro algunas razones por las que vale la pena amarnos a nosotros mismos:

  1. Porque Dios nos hizo únicos y a su imagen y semejanza. (Génesis 1:26-27)
  2. Porque Dios me amó primero. (Juan 3:16)
  3. Porque somos privilegiados de ser escogidos hijos del Dios mismo. (Isaías 41:9)
  4. Porque tenemos un propósito en esta vida. (Efesios 2:10)
  5. Porque Dios mismo nos da el amor. (Gálatas 5:22)
  6. Porque tenemos otros a quienes amar. (1 Juan 4:7)

Cuando tengo en claro el porqué soy importante, el porqué debo amarme a mi mismo, entonces recién puedo comenzar a trabajar sobre la frase “ama a tu prójimo”, y allí entra en juego 1 Corintios 13

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser… Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”

Paso mi amor por el cedazo de este pasaje, ¿Cuánto queda de él? A medida que avanzamos en la lectura, seguramente va cayendo nuestro sentimiento hasta quedar con las manos vacías… Y es en este mome nto, cuando cobra valor la frase: “no puedo perdonarte, porque simplemente no puedo amarte”…

¿Cómo hago para amar? Tengo que mirar a mi hermano, a través de los ojos de Jesús, porque si lo hago a través de los míos, entonces lo más probable es que nunca pueda concretar el perdón.

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. “ (Filipenses 2:7-9)

Jesús siendo Dios mismo se humilló a sí mismo por amor, por mí y por mi hermano también. Entonces debo mirar a mi hermano a través de la cruz, no puedo ignorar que ambos estamos en igualdad de condiciones ante Dios.

Cuando haya “re parado” mi amor hacia el otro, entonces recién puedo retomar el trabajo del perdón. Tanto amar como perdonar, tienen que ser puestos en oración, imposible lograrlos solos, dependemos si o si de Dios para guiarnos.

No existe “no puedo perdonar” en realidad es “no quiero perdonar”, “cuando me sienta mejor, perdono” debe ser sustituido por “ahora comenzaré el proceso del perdón”, y “perdono pero no olvido”, por “perdono, de igual manera que Dios me perdono primero a mí.” Por supuesto que el proceso del perdón es extenso, y demanda mucho de nosotros, a veces no perdonamos porque es más fácil mantenernos igual, bajo la excusa del no poder por plena comodidad.

Tanto el amor, como el perdón, tienen 4 características que los vuelven más importantes y difíciles aún:

  1. No pueden lograrse solos, dependen de un tiempo de oración y búsqueda de Dios para poder llevarlos a cabo.
  2. Si no son logrados provocan lo que conocemos como raíces de amargura que dañan el corazón de múltiples maneras.
  3. Sólo los podemos dar por superados cuando son puestos a prueba.
  4. Una vez superados, son signos de crecimiento y madurez espiritual, y estaremos listos para nuevos desafíos en el camino del Señor.


Y en el punto número III quiero detenerme finalmente: Si tenemos que enfrentar la experiencia del amor y del perdón, el Señor va a ponerlos a prueba en alguna situación, si o si deberemos enfrentar a la persona que nos dañó, y tendremos que demostrarle nuestro amor, y nuestro perdón. No digo que será un momento fácil, pero si de victoria, en dos sentidos, hacia el otro y hacia mi mismo, y el lugar que ocupaba en nuestro corazón el mal sentimiento, será llenado por la bendición de haber perdonado. Es dar sanidad a nuestra propia vida, es dejar de tener el corazón enfermo y herido, es crecer como cristiano, como persona, co mo ejemplo a los demás. Es tener mas para dar y enseñar, es ser, cada día un poquito más parecido a Él, nuestro ejemplo, Jesús. Es morir a nuestra carne para que viva Él en nosotros, es para hacer realidad en nosotros Su Palabra:

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús… Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.” Filipenses 3:12-14,17.

Que este pasaje del Apóstol Pablo, sea una realidad en nosotros, ojala día a día, el Señor nos vaya perfeccionando en amor, para lograr el perdón que tanta sanidad espiritual brindará a nuestras vidas. ¡¡¡Amén!!!

Enviado por: Noelia Escalzo

CUANDO LA EVIDENCIA NO SE HUNDE

Un tripulante era francés; el otro, italiano. El barco era de matrícula yugoslava y el cargamento procedía de Egipto. El mar era el Adriático y la lancha patrullera era de Italia. Y el reflector de la lancha patrullera apuntó al barco, y el francés y el italiano decidieron hundirlo. Llevaban dos toneladas de hachís, en setenta y nueve bolsas plásticas.

Los dos hombres se lanzaron al mar, con la esperanza de que el hundimiento borrara toda evidencia. Sin embargo, para su sorpresa, todas las bolsas flotaron. La lancha patrullera los rescató del mar a ellos y a cada una de las bolsas. Fueron condenados por contrabando de drogas.

Es algo terrible cuando se comete un delito pensando que pueden borrarse todas las pruebas, y éstas aparecen al poco tiempo brillando como luceros. El asesino queda anonadado; el ladrón queda estupefacto; el estafador queda confundido. ¿Y qué del marido?

Hay esposos que piensan que pueden engañar impunemente a su esposa, y quizá lo hagan varias veces sin ser descubiertos. Pero a la postre los delata un cabello rubio en la solapa, o una carta que queda olvidada en un bolsillo, o una factura por joyas que no han sido regalo para la esposa, o una llamada telefónica anónima. Y comienza la tragedia familiar.

Un antiguo proverbio español dice: «El diablo hace las ollas, pero no las tapas.» Tarde o temprano, el delito se descubre; la falta se evidencia; el pecado se delata solo. Y entonces vienen la confusión, la vergüenza, el hundimiento del prestigio, la ruina de la felicidad.

Antes de que las bolsas de evidencia salgan a flote en la superficie, dejemos de hacer lo malo. Esos votos de amor y de fidelidad que se hicieron ante los testigos, ante el clérigo, ante la novia y ante Dios todavía están vigentes. Además, nadie puede detener el reloj del tiempo, y de aquí a veinte o treinta años será cuando más necesidad habrá del refugio de una compañera que haya sido el deleite de la vida desde el día del matrimonio. No echemos a perder esos últimos años por descuidar los primeros.

Ahora es el tiempo de edificar un hogar sólido. Todo matrimonio puede lograrlo. Sólo hay que dedicar algún tiempo del día para hablar los dos con Dios, haciendo de Él el huésped permanente del hogar.

Hermano Pablo

¿QUE SIGUE?


Lectura: Filipenses 3:7-16.
"Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" Filipenses 3:14
En la serie de televisión The West Wing (El Ala Oeste), el presidente en la ficción, Josiah Bartlet, frecuentemente terminaba las reuniones con su personal con dos palabras. «¿Qué sigue?» Era su manera de señalar que había dado el asunto que estaba tratando por terminado, y que estaba listo para seguir hacia otros asuntos de preocupación. Las presiones y las responsabilidades de la vida en la Casa Blanca exigían que él no se centrara en lo que estaba en el espejo retrovisor; tenía que mantener su mirada al frente, avanzando hacia lo que seguía.
En un sentido, el apóstol Pablo tenía una perspectiva similar de la vida. Él sabía que espiritualmente todavía no había «llegado» y que le quedaba un largo camino por recorrer para llegar a ser como Cristo. ¿Qué podía hacer? Podía obsesionarse con el pasado, con sus fracasos, decepciones, luchas y disputas, o podía aprender de aquellas cosas y proseguir hacia «lo que sigue».
En Filipenses 3, Pablo nos dice cómo eligió vivir su vida: «Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (vv. 13-14). Es una perspectiva que habla acerca de proseguir, de adoptar lo que sigue. También es donde debemos centrarnos al buscar ser formados en la imagen del Salvador mientras esperamos la eternidad con Él.__
Mantén tus ojos fijos en el premio.

PREOCUPACION PRODUCE OLVIDO

La preocupación hace que uno se olvide de quién es el que manda.
Y cuando te enfocas a ti mismo… te preocupas.
Te pones ansioso por muchas cosas.
Te preocupas porque tus compañeros de trabajo no te aprecian, tus líderes te hacen trabajar en exceso, tu superintendente no te comprende, o tu congregación no te apoya.
Con el paso del tiempo tu agenda llega a ser más importante que la de Dios.
Estás más preocupado en presentarte a ti mismo que en agradarle a Él.
Y puede que cuando vengas a ver estés dudando del discernimiento de Dios.
Dios te ha bendecido con talento. Ha hecho lo mismo con tu prójimo.
Si te preocupas por los talentos de tu prójimo, descuidarás los tuyos. Pero si te preocupas por los tuyos, podrás ser de inspiración para ambos.
Lucado, M., & Gibbs, T. A. (2001). Promesas inspiradoras de Dios (Page 57). Nashville, TN: Caribe-Betania Editores.
Preocuparse significa ocuparse antes de tiempo. Entonces lo mejor es que hoy descanses en la manos de aquel quien tiene control de todo en tu vida. Asegúrate, de que El realmente está en control de todo.
1 Pedro 5.7
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Juan 14.1
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

sábado, 17 de abril de 2010

EL CONDUCTOR DE AUTOBUS

Lectura: 1 Juan 4:7-12.
"Sed, pues, imitadores de Dios… y andad en amor" Efesios 5:1-2
Es fácil que en medio del acarreo de 70 piezas de equipaje, un piano electrónico y otros equipos de un aeropuerto a otro y de un autobús a otro, nos preguntemos: «¿Por qué estamos haciendo esto?»
No es fácil llevar a 28 adolescentes en un viaje ministerial de once días a un país al otro lado del océano. Pero, al final del viaje, nuestro conductor de autobús, quien nos había llevado por toda Inglaterra y Escocia, tomó el micrófono del vehículo y con lágrimas les agradeció a los muchachos y a las muchachas por lo maravillosos que habían sido. Más tarde, cuando llegamos a casa, él nos escribió un correo electrónico para decirnos lo mucho que apreció las tarjetas de agradecimiento que los jóvenes le habían escrito —muchas de las cuales contenían el Evangelio.
Aunque los estudiantes ministraron a cientos por medio de canciones durante el viaje, tal vez fue el conductor del autobús quien recibió el mayor beneficio de la actitud de los jóvenes que imitaban a Cristo. En Efesios se nos dice que seamos imitadores de Dios y que andemos en amor (Efesios 5:1-2). Los demás ven a Dios en nosotros cuando nos mostramos amor unos a otros (1 Juan 4:12). El conductor de autobús vio a Jesús en los estudiantes y les dijo que ellos podían perfectamente convertirle a la fe en Cristo. Tal vez fue por este hombre que hicimos ese viaje.
¿Por qué haces lo que haces? ¿En la vida de quién estás causando efecto? Algunas veces no es a la audiencia a la que nos dirigimos a la que le causamos el mayor impacto. Algunas veces es a los conductores de autobús del mundo.
Dar testimonio no es simplemente lo que un cristiano dice, sino lo que hace.

COMO MANTENER EL BARCO A FLOTE

Un día en una visita al capitán del barco, sonó una alarma estridente, seguida por extraños ruidos como de algo que rechinaba y chocaba ruidosamente debajo del puente.
«Son nuestros compartimentos herméticos que se cierran», explicó el capitán. «Es una parte importante de nuestros ejercicios de seguridad.
En caso de un verdadero problema, el agua que se filtra en un compartimiento no afecta al resto del barco. Aun al chocar con un témpano de hielo, como el Titanic, el agua sólo penetraría en el compartimiento roto. Sin embargo, el barco seguiría a flote».
Cuando habló a los estudiantes de Yale, Osler recordó la descripción que el capitán hizo del barco:
Cada uno de ustedes es una organización más maravillosa que ese gran trasatlántico, y han emprendido un viaje mucho más largo.
Les exhorto a que aprendan a tener bajo sujeción su vida y a vivir cada día en un compartimiento hermético para ese día.
Esto garantizará su seguridad en todo el viaje de la vida. Toquen un botón y escuchen, en todo ámbito de su vida, las puertas de hierro que dejan fuera el pasado, los días de ayer que ya han muerto.
Toquen otro botón y cierren, con una pared metálica, el futuro, los mañanas que aún no nacen. Así estarán a salvo; a salvo por ese día.
No piensen en la cantidad que hay que lograr, ni en las dificultades que hay que vencer, sino empéñense seriamente en la tarea menuda que tienen a la mano, y dejen que sea suficiente para el día; porque nuestro claro deber no es ver lo que apenas se ve en la distancia, sino hacer lo que tenemos al alcance de la mano.
Lucado, M. (2001). Aligere su equipaje (Page 65). Nashville: Caribe-Betania Editores.
Muchos barcos personales están sosobrando hoy porque no aprendieron a cerrar el compartimento de abajo. Aprendamos la lección para mantener flotanto el barco de nuestra existencia.
Mateo 6.34.
No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
1 Pedro 5:7
Echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado de vosotros.

viernes, 16 de abril de 2010

VERIFICA TU ACTITUD



Lectura: Juan 3:22-36.
"Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe" Juan 3:30
Un profesor de música con una voz bien entrenada era quien generalmente cantaba las principales partes para solista masculino en el coro de una gran iglesia. Algunas veces un joven llamado Beto, quien carecía de formación musical, cantaba unos cuantos solos más cortos. Cuando la directora del coro comenzó las preparaciones para la cantata navideña, tuvo la idea de que la voz y el estilo de Beto eran la elección natural para el principal papel de solista. Sin embargo, no sabía cómo decírselo a Beto sin ofender al otro solista, quien era un hombre mayor.
Su angustia fue innecesaria. El profesor pensaba lo mismo que ella, y le dijo que Beto debía cantar como solista. Él siguió cantando fielmente en el coro y fue una fuente de mucho aliento para Beto.
Las personas que pueden poner a un lado sus ambiciones egoístas y buscan de todo corazón el bien de los demás tienen una actitud que agrada a Dios. ¿Recuerdas cómo reaccionó Juan el Bautista cuando las multitudes le dejaron y comenzaron a seguir a Jesús? Él dijo: «Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe» (Juan 3:30).
¿Qué tienen en común Juan el Bautista y el profesor de música? Pudieron poner a un lado sus «ambiciones egoístas». Estuvieron felices de ver a los demás elevarse por encima de ellos cuando era para un bien común. ¿Se puede decir lo mismo acerca de nosotros?
Cuando nos olvidamos de nosotros mismos, hacemos cosas que los demás recordarán.

A CORRER COMO LOCOS

Una vez escuché la historia de un ministro que salió un día a caminar por una hilera de casas muy suntuosas de estilo victoriano.
Mientras paseaba por allí divisó un muchachito saltando en el portal de una de ellas, bella y antigua.
Estaba tratando de alcanzar el timbre que se hallaba en un lugar alto al lado de la puerta, pero era muy pequeño para llegar.
Sintiendo pena por el muchacho, el ministro se llegó hasta allí, entró en el portal y tocó el timbre con fuerza por él.
Entonces sonrió y le dijo: «¿Y ahora qué, jovencito?»
«Ahora», exclamó el muchacho, «¡a correr como locos!»
El hombre juzgó mal los motivos del muchacho en la historia, pero Dios no comete errores en cuanto a nuestros motivos. Cuando estos no son buenos, nuestras oraciones carecen de poder.
Santiago 4.3 dice: «Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites».
A veces incluso puede ser difícil conocer nuestros motivos.
Maxwell, J. C. (1998; 2003). Compañeros De Oración. Thomas Nelson, Inc.
No podemos leer las motivaciones de los demás, pero Dios si ve nuestras motivaciones. Necesitamos continuamente preguntarnos cuales son nuestras motivaciones en todo lo que hacemos.
Salmo 78:37.
Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto.
Proverbios 17:3.
El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; Pero el Señor prueba los corazones.

miércoles, 14 de abril de 2010

BORBOTEA EN MI ALMA

Lectura: Juan 7:33-39.
"Si alguno tiene sed, venga a mí y beba… de su interior correrán ríos de agua viva" Juan 7:37-38
Hace décadas, visité un centro ministerial en el África Occidental y vi a una niñita trepar a un camión que tenía un sistema de altavoces para dirigirse al público. Sonriendo, comenzó a cantar por el micrófono:
¡Borbotea, borbotea,borbotea en mi alma; canto y río pues Jesús me restauró. Pues Jesús entró en mi vida, y limpió mi corazón de pecado, borbotea, borbotea, borbotea, borbotea, borbotea en mi alma!
Sólo la escuché cantar esa canción una vez. Pero el gozo en su voz era tan evidente y poderoso que hasta hoy recuerdo la letra y la tonada.
El paralelo en la canción entre el agua y el refrigerio espiritual es bíblico. Durante la Fiesta de los Tabernáculos, un sacerdote levita vertía agua como símbolo de que Dios proveyó de agua a Israel en el desierto. Durante esa fiesta, «Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva» (Juan 7:37-38). Jesús estaba hablando acerca de la promesa del Espíritu Santo para aquellos que creyeran en Él (v. 39). El agua que sacia la sed es una ilustración de la satisfacción espiritual que sólo Él puede proveer.
Tal vez has perdido ese gozo que experimentaste por primera vez en el momento de tu salvación. Confiesa todo pecado conocido en este momento (1 Juan 1:9). Se llenó del Espíritu Santo de Dios (Efesios 5:18) y deja que Él te provea de eso que «borbotea en tu alma».
Fue necesario que Cristo se fuera para que el Espíritu Santo viniera.

EL SENBRADOR DE BELLOTAS

En 1930 un joven viajero exploraba los Alpes Franceses. Llegó a una vasta extensión de tierra estéril. Estaba desolada. Era amenazante. Era horrible. Era el tipo de lugar del que uno sale huyendo de prisa.
Entonces, de repente, el joven viajero se detuvo sobre sus talones. En medio de este vasto desierto había un anciano encorvado. Sobre su espalda cargaba un saco de bellotas. En su mano había un trozo de tubo de hierro de metro y medio.
El hombre usaba el tubo de hierro para abrir agujeros en la tierra. Entonces, sacaba del saco que traía una bellota y la colocaba en el agujero. Luego, el anciano le dijo al viajero: “He sembrado más de 100,000 bellotas. Quizás tan solo una décima parte de ellas crecerán”. La esposa e hijo del anciano habían muerto, y esta era la manera como él había decidido invertir sus últimos años. “Quiero hacer algo útil”, dijo él.
Veinticinco años después, el ahora no tan joven viajero regresó al mismo paraje desolado. Lo que vio lo sorprendió. No podía creer lo que veían sus propios ojos. La tierra estaba cubierta con un hermoso bosque de tres kilómetros de ancho y ocho de largo. Las aves cantaban y los animales jugaban y las flores silvestres perfumaban el ambiente.
El viajero se quedó contemplándolo, recordando la desolación que alguna vez estuviese en su lugar; un hermoso bosque de robles ahora se levantaba allí –sólo porque alguien se interesó.
Brian Cavanaugh, T.O.R., The Sower’s Seeds
El Pensamiento del Capellán.

Nunca te canses de sembrar, lo que ahora parece que no germina un día brotará. Quizá no lo veas tú, pero lo verán tus hijos o tus nietos y tú sonreirás desde los cielos. La vida es un campo y tú eres el sembrador.

Genésis 47:23.
Y José dijo al pueblo: He aquí os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón; ved aquí semilla, y sembraréis la tierra.

Eclesiastés 11:4.
El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.

ENCERRADO CON TIGRES

El muchacho, de veinte años de edad, levantó el auricular del teléfono. No era una llamada inocente que hacía desde su casa. Era una llamada que le hacía a un grupo de periodistas desde una cárcel. «Quiero que me condenen a muerte. No soportaría estar preso toda la vida.»

Se trataba de Mark Scott, que había sido condenado a cadena perpetua por homicidio. El sólo pensar en permanecer toda la vida tras las rejas de una cárcel era más de lo que podía soportar. Por eso llamó a los periodistas, y posteriormente se le concedió su petición. Fue así como Mark Scott llegó a ser el condenado a muerte más joven de la prisión de San Quintín. Sólo tenía veinte años.

He aquí a un joven que quería morir. No quería cadena perpetua. «Para mí —dijo él—, estar preso toda la vida es como si me encerraran en un cuarto con tigres que, bocado a bocado, me fueran comiendo.»

Pero ¿cómo había llegado este estudiante inteligente a cometer dos años antes, teniendo apenas dieciocho años, un homicidio por el que lo condenarían a cadena perpetua? Precisamente al permitir, empleando su propia analogía, que un «tigre» le fuera comiendo pedazo a pedazo la moral y la conciencia.

Primero fue el «tigre» del egoísmo, el deseo insano de las satisfacciones egoístas, de vivir sólo para sí. Luego fue el «tigre» del cine y de la televisión, que fueron comiendo su conciencia pedazo a pedazo.

Después fue el «tigre» feroz de la drogadicción, que minó y desmenuzó su raciocinio. Por último fue el «tigre» de la codicia. Aquel joven, de sólo dieciocho años de edad, secuestró a Kelly Sullivan, enfermera de treinta y tres años, y la mató de tres balazos para robarle lo poco que llevaba en la cartera.

Hay muchos como Mark Scott, que permiten que los «tigres» les vayan comiendo el alma, pedazo a pedazo. Cada día se someten a los mordiscos del «tigre» hasta que son consumidos por completo. Son los que se abandonan a las pasiones, a los vicios, a la codicia y a la lujuria.

¿Hay alguien que pueda dominar estas fieras destructivas que parecen ensañarse con los seres humanos? Sí, lo hay. Jesucristo, el Señor que vive con plenitud de vida, tiene poder para venir en ayuda de cualquier víctima del pecado que clama desesperada.

Sólo Jesucristo nos libra de los «tigres» que nos consumen. Sólo Cristo tiene compasión y buena voluntad para librarnos. Sólo Él puede salvarnos.

CANCIÓN DEL CORO DE LA PAZ

CANCIÓN DEL CORO DE LA PAZ

martes, 13 de abril de 2010

HUMILDAD Y GRANDEZA


Lectura: Mateo 20:20-28.
"El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor" Mateo 20:26
Cuando tenía siete años, Richard Bernstein admiraba la habilidad atlética y la valentía de Jackie Robinson porque era el primer afro-americano que jugó en las ligas mayores de béisbol de la era moderna. Unos cuantos años después, mientras trabajaba en el campo de golf de una ciudad pequeña, Bernstein quedó atónito al encontrarse cargando la bolsa de su héroe, Jackie Robinson. Mientras la lluvia demoraba el partido, Robinson sostenía un paraguas sobre las cabezas de ambos y compartió su barra de chocolate con el joven cargador de palos de golf. Ya como escritor de un importante periódico, Bernstein citó ese humilde acto de amabilidad como una marca de grandeza que jamás olvidó.
La verdadera grandeza se muestra por medio de la humildad, no por el orgullo. Jesucristo demostró y enseñó esto de manera poderosa, al decirles a Sus ambiciosos discípulos: «Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Mateo 20:26-28).
Cuando Dios mismo caminó sobre la tierra como un hombre, lavó pies, recibió niños y voluntariamente entregó Su vida para librarnos de la tiranía egocéntrica del pecado. Su ejemplo hace que Su mandato tenga validez.
Nosotros podemos hacer grandes cosas para el Señor , si estamos dispuesto a hacer pequeñas cosas por los otros.

PERFIL DE UNA GRAN PERSONA

Éste es el Perfil de una gran Persona.
Mantiene su modo de pensar independientemente de la opinión pública.
Es tranquilo, paciente; ni grita, ni se desespera.
Piensa con claridad, habla con inteligencia, vive con sencillez.
Es del futuro, no del pasado.
Siempre tiene tiempo.
No desprecia a ningún ser humano.
Capta la impresión de los vastos silencios de la naturaleza: el cielo, el océano, el desierto.
No siente vanidad. Como no busca alabanza, no se le puede ofender. Siempre tiene más de lo que cree que merece.
Está siempre dispuesto a aprender aun de los niños.
Trabaja por el placer del trabajo no por la recompensa material.
Vive cierto aislamiento espiritual a donde no llega ni la alabanza ni la censura. Sin embargo, su aislamiento no es frío: ama, sufre, piensa, comprende.
Lo que usted tiene, dinero o posición social, no significa nada para él.
Le importa sólo lo que usted es.
Cambia su opinión fácilmente en cuanto ve su error.
No respeta la consistencia venerada por los espíritus pequeños.
Respeta sólo la verdad.
Tiene mente de adulto y corazón de niño.
Se conoce a sí mismo tal cual es y conoce a Dios.—
“Luz y Verdad”. Lerı́n, A. 500 ilustraciones .
No se conforme con ser una persona mas. Sea uno grande. La Grandeza no se compra se obtiene con un corazón pequeño ante Dios.
Genésis 12:2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Mateo 20:26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor.

lunes, 12 de abril de 2010

EL VIAJE A CASA

Lectura: Hebreos 11:1-10.
"Porque [Abraham] esperaba la ciudad… cuyo arquitecto y constructor es Dios" Hebreos 11:10
A Bill Bright, el fundador de Cruzada Estudiantil para Cristo, le diagnosticaron hace años fibrosis pulmonar, la cual es una enfermedad mortal. En su última época tenía que guardar cama. Bright usó este tiempo de callada reflexión para escribir un libro llamado The Journey Home (El viaje a casa).
En su libro, cita a Charles Haddon Spurgeon, quien dijo: «Vivamos aquí como extranjeros y hagamos del mundo no un hogar, sino una posada, en la que comemos y nos alojamos, esperando reanudar nuestro viaje mañana».
Impresionado por la perspectiva de Spurgeon en lo concerniente a su propio pronóstico mortal, Bright comentó: «Saber que el cielo es nuestro verdadero hogar nos hace más fácil pasar por los duros momentos aquí en la tierra. A menudo, he encontrado consuelo en el conocimiento de que los peligros de un viaje en la tierra no serán nada comparados con las glorias del cielo».
Abraham, el amigo de Dios, ilustra esta misma orientación hacia el otro mundo: «Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena… porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (Hebreos 11:9-10). Su estancia era la de un extranjero de viaje, quien por fe buscaba una ciudad eternal construida por Dios.
Ya sea que la muerte esté cerca o lejos, mostremos una fe que se centre en nuestro hogar eterno.
Aunque andemos por desiertos caminos, el final de nuestra jornada es el Jardín de Dios.

CINCO MUERTES YA SON DEMASIADAS

Súbitamente, en medio de la noche, el bebé dejó de respirar. No tenía ninguna enfermedad. No había ingerido ningún veneno. No había monóxido de carbono en la habitación. Simplemente, cesó de respirar. El diagnóstico fue: Síndrome de Súbita Muerte Infantil. Nadie sabe su causa.

Lo peor del caso es que el mal no cesó con la primera criatura. Uno tras otro murieron, con el mismo diagnóstico, cinco bebés de Waneta Hoyt, que tenía cuarenta y siete años de edad cuando murió el quinto. Bebé que le nacía, bebé que moría antes de cumplir los tres meses.

Que muera del síndrome un bebé en una familia, podrá pasar. Pero que mueran cinco en una sola familia, ya son demasiados. Así que la policía comenzó a investigar.

Resultó otro caso revelador de lo compleja que es el alma humana. Waneta era una buena mujer, según decían todos. Buena esposa, buena vecina, buena parienta y fiel asistente a su iglesia. Hasta adoptó a un niño que ya estaba en la secundaria.

Sin embargo, apremiada por los interrogatorios, confesó haber matado a sus hijitos. El primero sí había muerto del síndrome, pero ella misma había sofocado a los otros. A uno de ellos lo había apretado con el pecho. ¿Y por qué los mató? Porque recibió tantas condolencias por el primero que se aficionó a las conmiseraciones, y quiso seguir recibiéndolas. ¡Complejidades enigmáticas del alma, impulsos tenebrosos que yacen en lo más recóndito del ser humano!

Sin tener que hacer psicología barata, en la raza humana hay un solo síndrome. Es el de la culpa. Para Waneta, las condolencias mitigaban su culpa.

De ese complejo de culpa devienen todos los males físicos y psiquiátricos de la humanidad. Es un complejo que empezó con Adán y Eva. Después de haber infringido el mandamiento de Dios, trataron de ocultarse en la maraña y cubrir su desnudez con hojas de higuera.

No obstante, nada ni nadie puede quitarnos ese complejo de culpa. En el transcurso de los siglos el hombre ha inventado de todo para librarse de él. Ha inventado sistemas filosóficos, ha buscado religiones, y hasta ha querido hacerse ateo. Pero no hay caso. No ha podido quitarse de encima ese complejo.

Es que sólo Jesucristo puede quitar la culpa del alma humana. Sólo Él puede limpiarnos del complejo de culpa y todos sus derivados. Cristo cargó en la cruz la culpa de toda la raza humana. Él pagó el precio de nuestra liberación. Él nos redimió. Sólo Cristo limpia el alma dejándola pura.