Lectura: Marcos 7:5-15.
"Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí" Marcos 7:6
«Sonríe», me dijo Jay mientras conducíamos hacia la iglesia. «Pareces tan infeliz». No lo estaba; simplemente estaba pensando y no puedo hacer dos cosas a la vez. Pero, para hacerle feliz, sonreí. «No así —me dijo. Quiero una sonrisa de verdad».
Su comentario me hizo pensar con aún mayor atención. ¿Es razonable esperar una sonrisa de verdad de alguien a quien se le está dando una orden? Una sonrisa de verdad viene de adentro; es una expresión del corazón, no del rostro.
Nos conformamos con las sonrisas falsas en las fotografías. Estamos felices cuando todos cooperan en el estudio del fotógrafo y obtenemos al menos una foto con todos sonriendo. Después de todo, estamos creando un icono de felicidad, así que no tiene que ser auténtico.
Pero la falsedad delante de Dios es inaceptable. Ya sea que estemos felices o tristes o furiosos, la honestidad es esencial. Dios no quiere expresiones falsas de adoración de la misma forma que tampoco quiere declaraciones falsas acerca de personas o circunstancias (Marcos 7:6).
Cambiar nuestra expresión facial es más fácil que cambiar nuestra actitud, pero la verdadera adoración requiere que todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas estén de acuerdo en que Dios es digno de alabanza. Aun cuando las circunstancias que nos rodean sean tristes, podemos estar agradecidos por la misericordia y la compasión de Dios, las cuales son dignas de algo más que el «servicio de labios» de una sonrisa falsa.
Una canción en el corazón le pone una sonrisa al rostro.
"Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí" Marcos 7:6
«Sonríe», me dijo Jay mientras conducíamos hacia la iglesia. «Pareces tan infeliz». No lo estaba; simplemente estaba pensando y no puedo hacer dos cosas a la vez. Pero, para hacerle feliz, sonreí. «No así —me dijo. Quiero una sonrisa de verdad».
Su comentario me hizo pensar con aún mayor atención. ¿Es razonable esperar una sonrisa de verdad de alguien a quien se le está dando una orden? Una sonrisa de verdad viene de adentro; es una expresión del corazón, no del rostro.
Nos conformamos con las sonrisas falsas en las fotografías. Estamos felices cuando todos cooperan en el estudio del fotógrafo y obtenemos al menos una foto con todos sonriendo. Después de todo, estamos creando un icono de felicidad, así que no tiene que ser auténtico.
Pero la falsedad delante de Dios es inaceptable. Ya sea que estemos felices o tristes o furiosos, la honestidad es esencial. Dios no quiere expresiones falsas de adoración de la misma forma que tampoco quiere declaraciones falsas acerca de personas o circunstancias (Marcos 7:6).
Cambiar nuestra expresión facial es más fácil que cambiar nuestra actitud, pero la verdadera adoración requiere que todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas estén de acuerdo en que Dios es digno de alabanza. Aun cuando las circunstancias que nos rodean sean tristes, podemos estar agradecidos por la misericordia y la compasión de Dios, las cuales son dignas de algo más que el «servicio de labios» de una sonrisa falsa.
Una canción en el corazón le pone una sonrisa al rostro.
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