Lectura: 2 Corintios 9:6-15.
"Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado" Proverbios 14:21
En su perspicaz libro The Forgotten Man (El hombre olvidado), Amity Shlaes ofrece fascinantes historias de cómo se vivió durante la gran depresión en los Estados Unidos. En medio de toda esa tragedia económica estaba «el hombre olvidado», un término usado para las incontables personas que eran despedidas de sus empleos.
Una popular canción de aquella época expresa conmovedoramente su historia:
Solían decirme que estaba construyendo un sueño, con paz y gloria por delante.
¿Por qué debo estar en una fila tan sólo por pan expectante?
Construí un ferrocarril una vez, lo hice funcionar, contra el tiempo corría.
Construí un ferrocarril una vez, que ahora está completo. Hermano, ¿diez centavos tendrías?
La letra nos recuerda que un bajón en la economía lo cambia todo para quienes pierden sus empleos. Cuando eso sucede, como cristianos debemos hacer lo que podamos por los necesitados. En Gálatas 2, Pablo y Bernabé fueron exhortados a evangelizar y a «acord[arse] de los pobres» (v.10). Podemos ver que Pablo hizo precisamente eso: predicar el evangelio y fomentar la ayuda financiera para aquellos que tenían necesidades (Hechos 11:29-30; 1 Corintios 16:1-3).
En tiempos económicamente difíciles, también debemos ayudar a las personas con necesidad espiritual y física. Diez centavos no hacen mucho en estos días, pero una actitud generosa sí.
Un buen ejercicio para el corazón es inclinarse para ayudar a que otra persona se levante.
"Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado" Proverbios 14:21
En su perspicaz libro The Forgotten Man (El hombre olvidado), Amity Shlaes ofrece fascinantes historias de cómo se vivió durante la gran depresión en los Estados Unidos. En medio de toda esa tragedia económica estaba «el hombre olvidado», un término usado para las incontables personas que eran despedidas de sus empleos.
Una popular canción de aquella época expresa conmovedoramente su historia:
Solían decirme que estaba construyendo un sueño, con paz y gloria por delante.
¿Por qué debo estar en una fila tan sólo por pan expectante?
Construí un ferrocarril una vez, lo hice funcionar, contra el tiempo corría.
Construí un ferrocarril una vez, que ahora está completo. Hermano, ¿diez centavos tendrías?
La letra nos recuerda que un bajón en la economía lo cambia todo para quienes pierden sus empleos. Cuando eso sucede, como cristianos debemos hacer lo que podamos por los necesitados. En Gálatas 2, Pablo y Bernabé fueron exhortados a evangelizar y a «acord[arse] de los pobres» (v.10). Podemos ver que Pablo hizo precisamente eso: predicar el evangelio y fomentar la ayuda financiera para aquellos que tenían necesidades (Hechos 11:29-30; 1 Corintios 16:1-3).
En tiempos económicamente difíciles, también debemos ayudar a las personas con necesidad espiritual y física. Diez centavos no hacen mucho en estos días, pero una actitud generosa sí.
Un buen ejercicio para el corazón es inclinarse para ayudar a que otra persona se levante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario