Valoremos y apreciemos las citas que nos envían de la manera que sea. Mucha gente las desestima y las considera meras citas. Si tan solo pudieran darse cuenta de que una mera cita puede ser mucho más. Aquí les presento algunas observaciones desde mi punto de vista:
Las citas son creadas por sus autores porque algo les tocó y desean que sintamos el mismo efecto.
Las citas pueden resumir una lección aprendida. No vivimos una vida para aprender todas las lecciones; permitamos que las lecciones de los demás sean nuestras también.
Las palabras tienen poder. Una cita ponderosa puede hacer la diferencia, cambiar una vida, levantar nuestro espíritu y animarnos con positivismo.
Una cita es también una forma de recordarnos que quien la envió nos valora y ama y que se preocupa por nosotros.
No se trata de una cita no más. Si podemos leer entre líneas e intentamos descifrarla, palabra por palabra, nos daremos cuenta de la brillantez del mensaje que intenta comunicar.
Una cita puede definir una experiencia sentida por otros, ya sea triste o jovial, momentos de dolor, momentos para recordar nuestro espíritu.
Estas son solo unas pocas razones y estamos seguros de que hay muchas más. Así que, la próxima vez que recibamos una cita, hallemos tiempo para leerla, reflexionar sobre ella y abrazar su sabiduría. Porque tarde o temprano, esa cita nos será útil de alguna manera y podrá ayudarnos a ser una mejor persona.
Intercambiemos pensamientos y sabiduría… manteniéndolos para nosotros no ayuda a nadie, ya que es al compartir con los demás que nuestra vida adquiere significado.
James Padilla, copyright 2005
Fuente: www.motivateus.com
El mejor libro que nos presenta cada día citas citables es sin duda la Biblia. La Palabra de Dios nos da la oportunidad cada día de encontranos cara a cara con las citas de la misma boca de Dios. Puedes imaginar ese gran milagro? Dios, el creador de todo cuanto existe nos comparte su palabra en forma de citas y ellas pyeden aún cambiar una vida entera. Ya lo has oido hoy?
Confirma a tu siervo tu palabra, que inspira reverencia por ti. Salmo 119:38
Este es mi consuelo en la aflicción: que tu palabra me ha vivificado. Salmo 119:50