sábado, 7 de enero de 2012

FUERA DELCIIRCULO FAMIAR

Lectura: Juan 19:25-30.
"Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran" Romanos 12:15
Cuando Jesús vio a Su madre desde la cruz, el corazón se le conmovió por ella. Sabía que su dolor era más profundo que el de cualquier otra persona que estaba allí, y le prestó especial atención.
El dolor de los padres cuando ven a un hijo o a una hija sufrir y morir casi no puede describirse. He visto esto una y otra vez al tener que servir y ayudar a padres afligidos. Sufro con ellos, pero, al mismo tiempo, sé que mi dolor no se compara con lo que sentiría si la persona que estuviera sufriendo y muriendo fuera mi hijo, hija nieto.
Esto a veces me perturba. Aunque deseo ser una persona que se interesa auténticamente por los demás y quiero "llorar con los que lloran", también doy cuenta de que mi aflicción no es tan profunda como la de los miembros de la familia afectada. Pero el estar fuera del círculo familiar no me da excusa para que no me importe lo que les sucede.
Dios quiere que compartamos las tristezas de los demás (Romanos 12:15). En vez de ignorar su dolor, debemos tener parte en ello por medio de una oración ferviente, palabras amables y obras de amor.
Gracias a Dios por los lazos familiares. Es natural experimentar una profunda sensación de pérdida cuando alguien cercano a nosotros muere, pero también debemos buscar maneras de identificarnos con las tristezas de aquellos que están sufriendo.
Compasión significa que dos corazones llevan una misma carga.

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