sábado, 29 de noviembre de 2008

NO HAY OTRO NOMBRE

Un hombre ciego estaba leyendo su Biblia en braille. Mientras leía Hechos 4.12, se perdió en el texto con sus dedos. Sin ser consciente de las personas que lo rodeaban continuó pasando sus dedos sobre la misma frase: «No hay otro nombre… no hay otro nombre… no hay otro nombre». Las personas que se había reunido a su alrededor comenzaron a burlarse de él. Pero un hombre en el grupo no se burlaba, sino que escuchaba. Aquella noche ese hombre fue a su casa, cayó sobre sus rodillas e invitó a Jesucristo a entrar a su vida.Es sólo mediante la fe personal en Jesucristo que tú, yo o cualquiera puede entrar al reino de Dios. No podemos entrar por medio de nuestra emoción religiosa o de nuestros sentimientos santificados. Sólo a través de la sangre preciosa de Jesucristo.«Dios nuestro Salvador… el cual quiere que todos los hombres sean salvos» (1 Timoteo 2.4). Esa es la voluntad de Dios. Jesús dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí» (Juan 14.6). Esa es la voluntad de Dios. Cristo dice: «Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero» (Juan 6.40). En Juan 1.12 se afirma: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». La voluntad de Dios para ti es que recibas a Cristo como tu Señor y Salvador personal.No entrarás al reino por medio de la sinceridad, por medio de la religiosidad, por medio de la reforma, por medio de la benevolencia, por medio del servicio en la iglesia. Allí puede llegar sólo por medio de la confianza y la fe personal en Cristo, porque «sin fe es imposible agradar a Dios» (Hebreos 11.6).Tu responsabilidad y la mía como pueblo de Dios es advertir a los que no han recibido a Cristo, advertirles con amor, que están en peligro de perdición eterna. Cuando nos detenemos a pensar acerca del juicio venidero de Dios, nos ocupamos en testificar a otros acerca del evangelio de Jesucristo. Esta es nuestra labor.

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