lunes, 17 de noviembre de 2008

HOY..DESECHARE LAS FABULAS Y ME EJERCITARE EN LA PIEDAD

“Desecha las fábulas profanas y viejas. Ejercítate para la piedad”. I Tim 4:7..
En todas partes y cada persona habla. Hablan a tiempo y fuera de tiempo. Unos ríen, otros lloran, otros hablan en voz baja y en tono sarcástico. Hoy, me encontraré rodeado de gente que habla y yo mismo hablaré. Pero, que voy a hablar? . De la abundancia del corazón habla la boca. Hoy sabré de que está lleno mi corazón si presto un poco de atención a las palabras que salen de mi boca. Hoy, podré darme cuenta de que está lleno el corazón de familiares, vecinos, compañeros y amigos, si solo presto atención a lo que ellos hablan, porque realmente de la abundancia del corazón habla la boca.
Hoy, quiero seguir el consejo del apóstol Pablo a Timoteo. Desecha las fábulas profanas y de viejas. Si las conversaciones del mundo son profanas y de viejas. Pláticas profanas, sin sentido y sin orientación. La plática profana desvía, roba la tranquilidad y hace perder la fe. Tengo el derecho y la oportunidad de escoger tanto lo que hablo como lo que escucho. Y hoy decido renunciar a las fábulas profanas y que no tienen sentido. A las conversaciones materialistas y desabridas.
Ejercítate para la piedad. Si en lugar de las pláticas profanas y de fábulas decido ejercitarme en la piedad.
No puedo desechar algo inútil sino lo suplanto por algo de valor. Si dejo de hablar fábulas y platicas profanas y no suplanto eso por algo bueno y edificante, pronto muy pronto me encontraré haciendo nuevamente lo mismo y la mejor manera es ejercitarme en la piedad. La piedad se logra por el ejercicio. El ejercicio espiritual de la oración, la lectura de la palabra , el cultivar un pensamiento honesto y sobre todo la disciplina de una comunión diaria con el Padre celestial y la compañía de los hijos y las hijas de Dios, quienes al igual que yo, han tenido un encuentro verdadero con el Padre. Esa es mi decisión hoy.
Ejercitarme en la
piedad.
“Señor, cada día escucho voces conflictivas y muchas promesas contradictorias. A veces la confusión de las voces que escucho se incrementa tanto que se me hace difícil distinguir entre la verdad y la falsedad. Viejas mentiras se visten con ropajes nuevos y con términos muy sofisticados, al punto que se me hace difícil reconocerlas. Por eso decido hoy ejercitarme en la piedad pidiendo de esta manera que me des discernimiento para detectar las fábulas profanas y las viejas mentiras y no participar más de las obras infructuosas de las tinieblas. Gracias por tu ayuda. Amen.

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