lunes, 17 de noviembre de 2008

¿EL MEJOR DEL ESPECTACULO?

Lectura: Mateo 23:1-12
El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. —1 Samuel 16:7
Disfruto viendo espectáculos de perros en la TV. Los dueños de los animales están impecablemente vestidos y trotan junto con sus perros con pedigrí que exhiben su belleza canina de carácter único. Los perros han sido entrenados para mantenerse confiadamente sobre sus patas traseras con sus rostros en alto, y su brillante pelaje cuidadosamente cepillado y peinado. Para mí, todos se parecen ganadores.
Pero algunas veces me pregunto, cuando sus espectadores se han ido, ¿cómo son estos perros en realidad? ¿Alguna vez se relajan y dejan que su pelo lacio y brillante se enmarañe tanto que los confundan con perros callejeros? ¿Acaso su aliento canino comienza a oler mal?
Más importante aún, ¿cómo somos nosotros en realidad cuando nadie nos mira? En Mateo 23:2-7, Jesús reprendió a aquellos que estaban más interesados en cómo se les veía en público que en cómo les veía Dios. Él quiere que seamos obedientes, fieles y comprometidos con Él —aun cuando nadie más ve. Los fariseos se centraban en la manera en que los percibían los demás. El enfoque de Dios se centra en cómo somos por dentro. Su deseo es que nos parezcamos a Su Hijo.
No estamos en competencia con otros cristianos. Dios nunca nos pedirá que compitamos por ser «el mejor del espectáculo». Él nos mide con la norma perfecta de Su Hijo (Ef. 4:13). Y en amor, Él ofrece la justicia que necesitamos para que podamos ser irreprensibles delante de Él (Col. 1:21-23).
Vivir para la aprobación de Dios es mejor que vivir para el aplauso de los hombres.

No hay comentarios: