“Y tomad la espada del Espíritiu, que es la Palabra de Dios.”
Efesios 6: 17
Luego de meditar en la interesante lista de partes de la armadura que ha servido para reflexionar los últimos días, hoy encuentro que la única parte de la armadura que es ofensiva es La Espada del Espíritu. Las demás son totalmente defensivas.
Con la espada del Espíritu podemos abrirnos camino en el fragor intenso de la batalla diaria. Esta pieza de la armadura me indica que es un instrumento que para usarlo implicará un encuentro personal muy cercano…no es una arma como el revolver o la metralleta que se pueden usar a distancia…sino que esta arma implica un encuentro personal muy cercano con el enemigo.
Esta espada descrita por Pablo era una espada corta, no larga y esta espada es identificada precisamente con la Palabra de Dios.
Si la espada del Espíritu es La Palabra de Dios….a que se refiere con La palabra de Dios? Sin duda es la Palabra Escrita de Dios conocido como Las Escrituras, cuyo origen se atribuye repetidamente a la inspiración del Espíritu Santo. Aún hoy, las Escrituras es la espada del Espíritu por que el Señor la utiliza para quebrar las defensas de la gente, punzar sus conciencias y mantenerlas espiritualmente despiertas.
Hoy, no puedo ignorar el valor de la Palabra y el poder que tiene para la batalla diaria. Esa Palabra me anima y conforta pero, además me lleva a confrontar al enemigo con gran poder.
Hoy, el Señor pone nuevamente su espada en mis manos, para que pueda usarla tanto al resistir la tentación, como lo hizo el Señor en el desierto cuando tres veces fue tentado por el enemigo, más también en el evangelismo.
La Palabra de Dios es más cortante que toda espada de dos filos. Por ello hoy no debo avergonzarme de utilizarla, ni dejar de reconocer confiado que la Biblia es la espada del Espíritu. Cuando la tentación llegue necesito hoy citar con firmeza la poderosa palabra de Dios.
La Palabra de Dios es dinamita en acción para derribar las fortalezas del enemigo y levantar en su lugar el Reino inconmovible de Dios.
Señor, cuando tu palabra se proclama, las huestes tiemblan y cuando tu palabra se pronuncia mi fe aumenta. Si la prensa me trae cada mañana malas noticias, tu palabra me trae cada mañana buenas noticias. Mientras el mundo me hace temblar con sus anuncios, tú me haces temblar de alegría con tus promesas.
Hoy, quiero y necesito tomar la espada del Espíritu para enfrentar en un encuentro muy cercano al enemigo del alma y en un encuentro muy cercano a mis amigos, vecinos y familiares para compartirles el poder de tu palabra. Hoy, tome con fe la Espada del Espíritu. Amén
Efesios 6: 17
Luego de meditar en la interesante lista de partes de la armadura que ha servido para reflexionar los últimos días, hoy encuentro que la única parte de la armadura que es ofensiva es La Espada del Espíritu. Las demás son totalmente defensivas.
Con la espada del Espíritu podemos abrirnos camino en el fragor intenso de la batalla diaria. Esta pieza de la armadura me indica que es un instrumento que para usarlo implicará un encuentro personal muy cercano…no es una arma como el revolver o la metralleta que se pueden usar a distancia…sino que esta arma implica un encuentro personal muy cercano con el enemigo.
Esta espada descrita por Pablo era una espada corta, no larga y esta espada es identificada precisamente con la Palabra de Dios.
Si la espada del Espíritu es La Palabra de Dios….a que se refiere con La palabra de Dios? Sin duda es la Palabra Escrita de Dios conocido como Las Escrituras, cuyo origen se atribuye repetidamente a la inspiración del Espíritu Santo. Aún hoy, las Escrituras es la espada del Espíritu por que el Señor la utiliza para quebrar las defensas de la gente, punzar sus conciencias y mantenerlas espiritualmente despiertas.
Hoy, no puedo ignorar el valor de la Palabra y el poder que tiene para la batalla diaria. Esa Palabra me anima y conforta pero, además me lleva a confrontar al enemigo con gran poder.
Hoy, el Señor pone nuevamente su espada en mis manos, para que pueda usarla tanto al resistir la tentación, como lo hizo el Señor en el desierto cuando tres veces fue tentado por el enemigo, más también en el evangelismo.
La Palabra de Dios es más cortante que toda espada de dos filos. Por ello hoy no debo avergonzarme de utilizarla, ni dejar de reconocer confiado que la Biblia es la espada del Espíritu. Cuando la tentación llegue necesito hoy citar con firmeza la poderosa palabra de Dios.
La Palabra de Dios es dinamita en acción para derribar las fortalezas del enemigo y levantar en su lugar el Reino inconmovible de Dios.
Señor, cuando tu palabra se proclama, las huestes tiemblan y cuando tu palabra se pronuncia mi fe aumenta. Si la prensa me trae cada mañana malas noticias, tu palabra me trae cada mañana buenas noticias. Mientras el mundo me hace temblar con sus anuncios, tú me haces temblar de alegría con tus promesas.
Hoy, quiero y necesito tomar la espada del Espíritu para enfrentar en un encuentro muy cercano al enemigo del alma y en un encuentro muy cercano a mis amigos, vecinos y familiares para compartirles el poder de tu palabra. Hoy, tome con fe la Espada del Espíritu. Amén
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