Lectura: Colosenses 1:19-29
Y con este fin también trabajo, esforzándome según su poder que obra poderosamente en mí. --Colosenses 1:29.
Cuando hace años Juan se hizo vendedor de una compañía de seguros bien conocida, su objetivo era trabajar eficazmente en su firma sin transigir en su integridad cristiana. Pero había quienes lo consideraban ingenuo. Desde su punto de vista, uno podía tener seguridad de empleo o integridad cristiana, no ambas cosas.
Sin embargo, Juan no flaqueó en su compromiso de ser un testigo piadoso en el mundo de los negocios. Aunque tenía un empleo que requería cálculos precisos, tenía una debilidad cuando se trataba de aritmética simple. Esto lo obligaba a depender más de Cristo en todo, lo cual mejoró su testimonio.
Con el tiempo, Juan se convirtió en el vendedor número uno de la compañía, y Dios lo usó para ganar a muchos colegas para Cristo. Posteriormente, en su calidad de gerente de sucursal, Juan y su equipo llegaron a ser la sucursal más grande de la compañía en todo el mundo, todo sin transigir en su integridad cristiana.
¿Te estás esforzando para vivir y trabajar sin transigir en un lugar difícil? ¿Estás haciendo lo mejor que puedes, pero tu mejor esfuerzo no es suficiente? Colosenses 1:29 nos recuerda que la dependencia en el gran poder de Dios que tenemos dentro es lo que nos hace eficaces. Juan, el hombre de negocios, lo resumió de esta forma: "Dios me ayuda a trabajar mejor de lo que puedo."
Dios hará lo mismo por ti.
NO TE GLORÍES EN LO QUE TÚ HACES POR CRISTO, SINO EN LO QUE CRISTO HACE POR TI.
Y con este fin también trabajo, esforzándome según su poder que obra poderosamente en mí. --Colosenses 1:29.
Cuando hace años Juan se hizo vendedor de una compañía de seguros bien conocida, su objetivo era trabajar eficazmente en su firma sin transigir en su integridad cristiana. Pero había quienes lo consideraban ingenuo. Desde su punto de vista, uno podía tener seguridad de empleo o integridad cristiana, no ambas cosas.
Sin embargo, Juan no flaqueó en su compromiso de ser un testigo piadoso en el mundo de los negocios. Aunque tenía un empleo que requería cálculos precisos, tenía una debilidad cuando se trataba de aritmética simple. Esto lo obligaba a depender más de Cristo en todo, lo cual mejoró su testimonio.
Con el tiempo, Juan se convirtió en el vendedor número uno de la compañía, y Dios lo usó para ganar a muchos colegas para Cristo. Posteriormente, en su calidad de gerente de sucursal, Juan y su equipo llegaron a ser la sucursal más grande de la compañía en todo el mundo, todo sin transigir en su integridad cristiana.
¿Te estás esforzando para vivir y trabajar sin transigir en un lugar difícil? ¿Estás haciendo lo mejor que puedes, pero tu mejor esfuerzo no es suficiente? Colosenses 1:29 nos recuerda que la dependencia en el gran poder de Dios que tenemos dentro es lo que nos hace eficaces. Juan, el hombre de negocios, lo resumió de esta forma: "Dios me ayuda a trabajar mejor de lo que puedo."
Dios hará lo mismo por ti.
NO TE GLORÍES EN LO QUE TÚ HACES POR CRISTO, SINO EN LO QUE CRISTO HACE POR TI.
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