El claro sol sus rayos oscurece;
en el Templo se rompe el claro velo
hiere una piedra en otra con gran duelo;
la tierra con angustia se estremece.
Desmaya el día; la tiniebla crece;
de tristeza se cubre el ancho cielo.
Reina en todos piedad y desconsuelo
por su Hacedor inmenso que padece.
Aprende, ¡oh pecador! el sentimiento
debido a esta pasión, pues es causado
tal dolor por tu ciego atrevimiento.
Ablanda con llorar tu pecho helado;
mira en la cruz al Salvador sangriento
que te ha con su muerte libertado.
Gutiérrez de Cetina
(1520-1557 ?)
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