jueves, 22 de mayo de 2008

EL NOBLE Y EL CAMPESINO

Fleming era un agricultor pobre de Inglaterra. Un día, mientras trataba de ganarse la vida para proporcionar sustento a su familia, escuchó a alguien pidiendo ayuda desde un pantano cercano. Inmediatamente, soltó sus herramientas y corrió hacia la ciénaga. Allí, enterrado hasta la cintura en el lodo negro, estaba un niño aterrorizado, gritando, luchando con todas sus fuerzas por intentar liberarse del fango. El agricultor, sin pensárselo dos veces, salvó al niño de lo que pudo haber supuesto una lenta y agónica muerte.

Al día siguiente, un carruaje muy pomposo llegó hasta los predios del agricultor inglés. Un noble inglés, elegantemente vestido, descendió del vehículo y se presentó a sí mismo como el padre del niño que Fleming había salvado.
- Yo quiero recompensarle, dijo el noble inglés. Usted salvó la vida de mi hijo.
- No, yo no puedo aceptar una recompensa por lo que hice, respondió el campesino, rechazando la oferta. En ese momento, el propio hijo del agricultor salió a la puerta de la humilde casa familiar.
- ¿Es ése su hijo? preguntó el noble.
- Sí, respondió el agricultor lleno de orgullo.
- Le voy a proponer un trato: deje que me lleve a su hijo y le ofrezca una buena educación. Si él es parecido a su padre, crecerá hasta convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso.
El modesto labrador, agradecido, aceptó la propuesta.

Con el paso del tiempo, el hijo de Fleming, el agricultor, se graduó en la escuela de Medicina de St. Mary's Hospital en Londres y se convirtió en un personaje conocido en todo el mundo, el distinguido Sir Alexander Fleming, descubridor de la penicilina. Algunos años después, el hijo del noble inglés cayó enfermo de pulmonía. ¿Qué fue lo que le salvó? La penicilina. ¿El nombre del noble inglés? Randolph Churchill. ¿El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill, quien fuera primer ministro de Inglaterra.

Alguien dijo una vez: Siempre recibimos a cambio lo mismo que ofrecemos.
Trabaja como si no necesitaras el dinero.
Sonríe como si nunca te hubieran herido.
Ama como si nunca nadie te hubiese defraudado.

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