miércoles, 29 de agosto de 2012
SEPARACIÓN ENTRE IGLESIA Y ESTADO
martes, 28 de agosto de 2012
lunes, 27 de agosto de 2012
HASTA LA BASURA SIRVE PARA ALGO
jueves, 23 de agosto de 2012
PANTALONES MOJADOS
El niño de 8 años entró en el salón de clase para hacer su examen final. El se encontraba muy nervioso acerca de tal examen, su angustia creció tanto que sin poderse controlar se orinó en sus pantalones. Miró hacia abajo y vio como gotas caían suavemente al piso.
Para su sorpresa cuando levanta su vista y ve a su profesora nota que ella lo llama a su escritorio. Cómo podría moverse sin dejar al descubierto su situación? La profesora al notar que el niño esta como paralizado y no va hacia ella, lentamente se viene al pupitre del niño. Oh no!!, piensa él. Qué hacer? Ahora será avergonzado y sus compañeros se reirán de él.
En ese momento una niña compañera de clase viene hacia él con una pecera y al pasar frente a él se tropieza y derrama el agua de la pecera sobre la ropa de él, mojándole totalmente….
La Maestra apresuradamente toma al niño y lo lleva al baño para ayudarlo a sercarse su ropa, mientras el internamente decía: Gracias Dios, Gracias Dios. Si hay un Dios en el cielo. Que gran regalo me diste.
Para ocultar aún mas lo que vivió le grito a la niña.. “NO sabes donde caminas?..Idiota”
En el tiempo de receso ningún compañerito se quiso acercar a esta niña y ella estaba sola. Todos la miraban con menosprecio por haber mojado al compañero. Cuando terminó la clase, la niña iba caminando solita hacia su casa, ya que ninguno quiso estar con ella y el niño se acercó y le pregunto: Realmente te tropezaste? Fue un accidente? Y ella lo miró y le dijo.
No, yo vi lo que te paso, vi que te orinaste y la profesora venía a ti, por eso corrí y tomé la pecera para hacer que me tropezaba… porque no quería que fueras avergonzado. Ahora el niño estaba más paralizado de lo que se sintió en clase.
No puedo olvidar como Dios también muchas veces ha derramado la pecera sobre mi para protejerme. También yo muchas veces me he orinado en los pantalones… pero él con amor y cariño ha creado una situación que no he entendido en el momento….pero luego tengo que agradecerle por haberme mojado con la pecera de su amor.
Efesios 2:4-5
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo.
1 Crónicas 16:34
Celebrad á Dios, porque es bueno; Porque su misericordia es eterna.
Salmos 57:10
Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad
miércoles, 22 de agosto de 2012
lunes, 20 de agosto de 2012
TOMAR LA VIDA EN VERSO
LA INFLUENCIA DEL CRISTIANO
Si estudiamos las bienaventuranzas, obtenemos la descripción de la persona con el carácter “ideal” requerido por el Señor: los pobres, los mansos, los que lloran, los misericordiosos, los que buscan hacer la paz, los que anhelan justicia y los puros de corazón. ¿Acaso puede este “tipo de persona” ser de influencia en un mundo tan cruel, tan violento y tan incrédulo? Si Jesús lo solicita, entonces es que la respuesta es Sí… La nueva pregunta a formularse es: ¿Cómo?
Para responder a esta pregunta Jesús recurre a dos metáforas: la sal y la luz; ambas, para servir de influencia al mundo, a la tierra. Las propiedades de la sal son mayores que el mero sazonar de los alimentos; sirve para conservación y hasta en un tiempo fue la medida de valor económico para adquirir elementos. Las propiedades de la luz quizás sean las más obvias: iluminar, mostrar, dejar al descubierto, señalar.
¿Acaso puede el cristiano ayudar a preservar la tierra, como la sal? ¿Iluminar a un mundo tan extenso y tan oscuro? Yo creo que sí…
Lo primero que debemos distinguir, es la diferencia que Jesús hace entre “ustedes” y la tierra, entre “ustedes” y el mundo: la sal y la tierra, la luz y el mundo. Son dos comunidades diferentes entre sí pero que se relacionan, y esta relación depende justamente de saber distinguirlas. No son iguales.
Dios quiere que seamos diferentes y que esta diferencia se note. Al igual que el efecto de la sal en los alimentos, Dios nos predestinó para penetrar en el mundo y así colaborar en detener este proceso de descomposición al que la humanidad sin Cristo está condenada.
Estamos llamados a ser sal y a ser luz, por lo ta nto, asumir la responsabilidad de no perder “el efecto” que cada uno de estos elementos representa. Y para ellos es que la ayuda del Espíritu Santo es imprescindible.
La sal es el poder de Cristo a través nuestro; la luz es Cristo. Él es la esencia, nosotros las herramientas. Entonces; ¿Tenemos sal para expandir? ¿Tenemos luz en nuestro interior para alumbrar?
Para ser sal, tengo que tener autoridad, y para ser luz, valor. Ambas características, tremendamente ligadas al carácter del cristiano, no vienen de mi misma, sino del Espíritu Santo que vive en mí. Cuando actúo como sal, cuando penetro en este mundo en descomposición, para detener este efecto, debo tener el poder de hacerlo, de lograrlo. Y esto no viene de mi misma, sino del Espíritu que vive en mí.
Tenemos que marcar la diferencia, no por un hecho particular, sino como consecuencia de un testimonio diferente. Las personas tienen que ver a Cristo a través de nosotros, y esto incluye nuestros actos, nuestras palabras, nuestras decisiones.
Para que esta labor tenga éxito, tenemos que concientizarnos que esto no es de nosotros, sino de Cristo que esta en nuestro interior. Es SU obra la que lo logra a través nuestro. Es SU sangre, SU gracia, SU amor, el que todo lo puede. Inundemos nuestras vidas de esto, y podremos trabajar día a día en nuestro carácter como cristianos y en nuestra influencia en el mundo…
EL HACHERO
Había una vez un hachero que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún; así que el hachero se decidió a hacer buen papel.
El primer día se presentó al capataz, quien le dio un hacha y le designó una zona. El hombre entusiasmado salió al bosque a talar. En un solo día cortó 18 árboles.
-Te felicito, dijo el capataz, sigue así.
Animado por las palabras del capataz , el hachero se decidió a mejorar su propio desempeño al día siguiente ; así esa noche se acostó bien temprano.
A la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo el empeño , no consiguió cortar más que 15 árboles.
-Me debo haber cansado -pensó y decidió acostarse con la puesta del sol. Al amanecer se levantó y decidió batir su marca de 18 árboles.
Sin embargo ese día no llegó ni a la mitad. Al día siguiente fueron 7, luego 5 y el último día estuvo toda la tarde tratando de voltear su segundo árbol.
Inquieto por el pensamiento del capataz, el hachero se acercó a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de desfallecer. El capataz le preguntó :
-¿Cuándo afilaste tu hacha la última vez? – ¿Afilar? No tuve tiempo de afilar, estuve muy ocupado cortando árboles.
Cuántas veces estamos tan ocupados en lo que nos parece urgente, que le restamos tiempo a lo importante…. Te invito a pensar… ¿Cuál es el hacha de tu vida, que no estás afilando? ¿En qué estás ocupando tu tiempo, a qué le estás prestando atención? Tal vez estamos tan ocupados en querer llegar al destino, que nos olvidamos de mirar el paisaje…
Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”