martes, 11 de enero de 2011

Y EN EL PRINCIPIO

Inicio de año, de mes, de proyectos, de sueños… ¡Cuántas cosas se replantean durante estos tiempos!

Y meditando en esta situación que se da en esta época, recordé el inicio de todo, y por supuesto me tuve que remitir al libro de Génesis capítulo 1; el comienzo, la Creación de Dios.

Durante el transcurrir de este primer capítulo de la Biblia, podemos descubrir el camino recorrido por el mismo Dios en este proceso creador, cómo fue trabajando sobre cada aspecto a crear de manera ordenada, casi sistemática… ¡podríamos decir que hasta planificada! Así lo percibimos, incluso lo organizamos en tiempos, un día para cada cosa…

Pienso en la magnificencia del Creador, y no dudo en ningún momento que con sólo un chasquido de sus dedos ya podrí a haber creado todo de una sola vez. ¿Por qué lo haría como lo hizo entonces? Seguramente para enseñarnos también, de tapa a tapa, cada relato o historia, es un ejemplo para nosotros, un manual que no deja escapar en más mínimo aspecto de nuestra propia vida.

Primero prepara la escena y el tiempo, separa la tierra del cielo, las aguas de lo seco, el día de la noche. Siembra la tierra y la prepara con su vegetación, crea el Sol y la luna, las estrellas, las aves y los peces, los animales y finalmente, al hombre.

Mientras releo el relato bíblico, no deja de llamarme la atención una frase recurrente cada tantos versículos: “Y vio Dios que era bueno”… es decir, que no sólo se organiza en su trabajo, sino que se toma el tiempo para contemplarlo, para gozarse del producto terminado. Siendo Dios mismo, sabiendo su creación perfecta y única, la contempla y se alegra presenciándola.

Podemos aprender mucho de este primer capítulo del Génes is, y podemos aprender más allá del nuestro origen… se podría mencionar la inmensidad de Dios, su poder creador, su origen infinito, su detalle y delicadeza, su disposición a darnos lo mejor, su diseño perfecto, su obra inalcanzable para cualquier mente humana… y podemos aprender a organizarnos, a manejar nuestra agenda, a disfrutar del logro y agradecer ser parte de la obra.

En este inicio de año tenemos esta oportunidad, de crear nuestro “propio diseño”, contamos con su ayuda y dirección. Vayamos de manera ordenada, imaginando metas y llevándolas a cabo, trabajar en cada una, gozarse al final y agradecer al Señor por su guía, compañía y ayuda. Tomarse el tiempo de oración para hacerlo lo mejor posible, sin desgastar inútilmente energía, trabajo y tiempo.

Planificar no sólo la vida familiar y laboral, sino el crecimiento espiritual individual, anhelar ser cada día más parecido a Él, y estar cada día más en su presencia, logrando más comunicación y co munión con el Maestro.

Está bueno escribir estos anhelos, realizar una pequeña lista de los objetivos a lograr en este año, pedir la guía del Señor en cada uno de ellos, tenerlos escritos y a mano, releerlos durante el transcurso de los meses, e ir gozándonos mientras se van alcanzando.

Tomaré una licencia literaria con el texto bíblico citado; es mi deseo, (Y lo deseo para cada uno que lea este pensamiento), que al llegar el 31 de Diciembre de 2011, el Creador pueda exclamar de cada uno en particular, (aunque en esta ocasión lo escriba de mi persona):

“Y vio Dios todo lo que Noelia había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.”

Por el momento, trabajaré en ello, para que así sea…

¡¡¡Feliz 2011 para todos, y que el Señor nos encuentre con las manos en el arado!!!

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesia latina.org
noeliaescalzo

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